NOTA DE TAPA
El conductor hace un balance de la Copa América, habla de su dualidad entre Vamo Arriba y el noticiero, y destaca el apoyo del público y de su equipo de trabajo tras la partida de su hermano Alfonso.

Una semana después de la final de la Copa América, Federico Paz hace su balance: elogia a la selección argentina, critica a los jugadores de Uruguay y defiende el proceso de Óscar W. Tabárez. Pese a que es uno de los periodistas deportivos de mayor trayectoria en Canal 4, advierte que cada vez más cantidad de público lo reconoce por los programas de entretenimientos. Es que en 2013 su carrera dio un giro cuando se probó como conductor de magazine, un desafío que volvió a tomar cinco años después al frente de Vamo Arriba. En este último puede pasar de anunciar la noticia política del día a disfrazarse o cocinar una torta de un momento para el otro. “Me permite mostrar una faceta más histriónica”, considera sobre su rol. En un diálogo sobre fútbol, trabajo y familia, el conductor también se refiere a la temprana pérdida de su hermano Alfonso, que sufrió el pasado 10 de junio. “El equipo de Vamo Arriba fue un sostén extraordinario”, destaca.
-¿Qué creés que dejó la Copa América?
-Dejó una linda final, con Argentina como un justo campeón. Tuvo una actitud que por momentos me hizo acordar a la selección uruguaya con mucho compromiso mordiendo cada pelota. Por otro lado, la Copa dejó dudas con respecto a cómo se trabaja el VAR en Sudamérica, demostró la vigencia de figuras como Messi y Neymar, y dejó claro que van a haber recambios en algunas figuras de la selección. También dejó esa grieta enorme sobre si “Tabárez sí” o “Tabárez no”. Para mí es una discusión absurda.
-¿Por qué?
-Porque va a lo subjetivo de “me gusta” o “no me gusta”, sin elevar la mira para ver todo lo que le aportó Tabárez al fútbol uruguayo. Puso orden, generó inversión, le dio prestigio a la selección, posicionó a Uruguay a nivel internacional. Y en cuanto a los resultados, antes era una lotería saber si íbamos a los mundiales, y ahora vamos a todos y haciendo buenos papeles. Cuestionar el proceso de Tabárez es absurdo. Esa grieta es producto de una manija que viene de algún sector y de gente que solo se fija en si la pelota entró o no.
-¿Te gustó cómo jugó Uruguay en esta Copa?
-No me gustó. Teniendo en cuenta los jugadores que tiene en Uruguay, está claro que algo no anduvo bien. Pero es complicado adjudicarle la responsabilidad solo al técnico. Hubo jugadores clave que no hicieron una buena Copa. (Diego) Godín no estuvo a la altura de lo que puede dar, (Luis) Suárez tampoco, (Edinson) Cavani tuvo más sacrifico que otra cosa. Los del medio tampoco estuvieron a la altura de sus antecedentes, como (Federico) Valverde o (Rodrigo) Bentancur que fueron erráticos y no trascendieron demasiado.
-¿Te hubiese gustado ir a cubrir la Copa?
-Sí, a pesar del COVID. Era una Copa complicada para cubrir porque no se podía ir a los entrenamientos, no había conferencias de prensa, no se podían hacer notas de color porque no había hinchas. Viajar capaz que representaba una inversión que a la hora del lucimiento en la pantalla no valía la pena, entonces entiendo la valoración que hicieron la mayoría de los medios. Pero son eventos en los que a mí me gusta estar.

-A esta altura de tu carrera, ¿creés que el público te conoce más como conductor de programas de entretenimientos que como periodista deportivo?
-Sí, me pasa. Sobre todo las señoras me identifican más con el magazine o el entretenimiento que con el periodismo deportivo. Desde el 2013, cuando empecé en Buen Día Uruguay con Sole (Ortega) y Christian (Font), el canal me fue dando más responsabilidades y fui llegando a otros públicos por fuera del nicho del periodismo deportivo.
-¿Bajo cuál formato sentís más que sos vos?
-Mi vocación pasa por lo periodístico. Con eso soñé y para eso me preparé. Vamo Arriba me permite divertirme un poco más y mostrar una faceta más histriónica. Es un desafío porque hay que comunicar las cosas de manera distinta, sin olvidarse que después hay que sostener esa credibilidad a la hora de ponerse el saco y la corbata para dar una noticia.
-¿Nunca estuvieron en conflicto esos dos perfiles?
-No, cuando acepté sabía lo que tenía que aportarle al programa. Tampoco iba a colgarme con un arnés vestido de angelito como hizo el Ruso, pero sí me he disfrazado y me tocó hacer de Maradona, por ejemplo. Hubo alguna vez en la que me pidieron que me disfrazara de momia y les dije que en todo caso prefería ponerme una de esas hachas de cotillón que van en la cabeza. Hay un buen entendimiento con la producción y la mayoría de veces no hay ni que aclarar cosas que están implícitas.
-En Vamo Arriba siempre se destaca el compañerismo entre el elenco, ¿cuál fue el rol que ocupó el equipo en tu vida en el último tramo de la lucha de tu hermano Foncho contra su enfermedad?
-El equipo fue un sostén extraordinario, a nivel laboral pero fundamentalmente emocional. Estuvieron siempre al firme para escucharme y acompañarme en los momentos más difíciles. También me hicieron sentir con la total libertad para decir “hoy puedo” u “hoy no puedo” poner la cara en una pantalla. Fue muy complejo desde el desgaste emocional que representó tener la cabeza y el corazón en otro lado, y tratar de que eso no se note cuando se prendía la cámara. Si lo pude hacer fue gracias a mis compañeros delante y detrás de cámara. Les voy a tener un sentimiento de gratitud por siempre y de afecto por cómo sentí que me acompañaron de corazón y no por compromiso. En un momento límite de lo que pasó con mi hermano, en las últimas horas, estuvieron Andy (Vila), Marcelo (Bornio) y el Ruso (González) acompañándome en el sanatorio por horas. Y cuando pasó lo que pasó me acompañaron, me bancaron y me mandaron mensajes permanentemente. Pusieron su corazón para que lo abrace.
-Se vieron muchos mensajes de apoyo hacia vos en las redes tras su partida, ¿hubo algún gesto que te haya conmovido especialmente?
-¿Te comunicás con él de alguna forma?
-Quiero y todavía no encuentro cómo. Es muy reciente. Pasó un mes. Yo me llevaba 10 meses con mi hermano y era mi amigo de toda la vida. Hoy lo extraño pero todavía no llegué a eso. Lo tengo en mi corazón, pero me falta sentir esa presencia que dicen que se siente con una pérdida de estas características. Mi hermano dio una batalla conmovedora durante un año y medio, y nunca se quejó ni bajó los brazos. Le preguntabas cómo estaba y decía “mejor que ayer” aunque todos sabíamos que estaba peor. Todavía no logro entender, aceptar y me parece mentira. Todavía me suena el teléfono y por menos de un segundo todavía pienso que es él. Es la primera vez que siento la angustia como un dolor físico. Pero hay que seguir adelante por mis papás, mis sobrinas. Estoy seguro de que él nos quiere ver así.
-Vos sos muy familiero, ¿cómo te definís en tu rol como papá?
-Una de ellas ya es adolescente, ¿cómo te llevás con esa etapa?
-Sí, Belén está por cumplir 14, y Paulina tiene 8. Yo trato de no invadir y respetar los espacios, pero con la claridad de que los límites y las reglas las ponemos los adultos. Yo confío mucho en la madurez de Belén, pero todavía tiene determinada edad y no puede hacer cosas que no son acordes a su edad. Seguramente en algún momento se vendrá algún novio y me preparo para recibirlo.
-¿Te ha bloqueado en las redes?
-La chica es más cómplice conmigo en las redes, pero ella está en una etapa en la que no quiere saber de nada con mis redes. No me bloqueó, pero oculta algunas historias (risas). Y no le gusta que suba muchas fotos con ella. Al principio me molestaba un poco, pero después entendí que son etapas de la vida. Cuando mi abuelo me llevaba al liceo a mí me daba vergüenza y hoy pienso que era una pavada.