NOTA DE TAPA

nicolás lauber

Luego de cinco años ausente de los escenarios locales, Fer Vázquez, vocalista y líder de Rombai prepara su regreso que será con un gran show a celebrarse en el Antel Arena. Será el 28 de octubre a las 21.00 y las entradas, quedan pocas, se adquieren por Tickantel.

En estos años alejado de los escenarios, Vázquez ha sido noticia por el vínculo laboral con Márama que ya fue resuelto, también se accidentó (todavía tiene una cicatriz en el brazo), se cayó y volvió a levantarse. De ahí el nombre del tour: Resiliencia.

En esta entrevista con Sábado Show, Vázquez habla de su presente, de los shows que está preparando para Montevideo y Buenos Aires, los lugares impensados a los que lo ha llevado su música, de la meditación y cómo lo ha ayudado a sobrellevar los golpes personales y laborales. También habla de su vínculo artístico con Casanova y responde si siente que la gente lo vio como el malo de la película.

—Con la canción Vamo a tomar una, ¿Sentís que volviste al ruedo?

—Sí, estoy muy activo en eso, sacando asiduamente más música para conectar más con el público y buscar líneas nuevas.

—¿Crees que por la pandemia hubo un alejamiento del público contigo?

—Creo que le pasó a todo el mundo, todo se volvió digital y ahora se está volviendo a la conexión física, personal y eso está buenísimo. Los artistas extrañábamos eso y la gente también extrañaba estar de fiesta e ir a cantar las canciones en vivo con la gente. Faltó ese tema social.

—Tus canciones invitan a salir, a festejar y pasarla bien.

—Sí, es para eso. Nuestra música es de amigos, joda y era esa la parte que estaba faltando.

—¿Dónde estás viviendo?

—Un poco en Miami, Buenos Aires y un poco acá. Me estoy moviendo en esos lugares como base y después ando de gira. Hace unas semanas volví de estar 20 días en Perú donde hice cuatro shows y fue espectacular. Conocí lugares mágicos como Machu Picchu que son alucinantes. Estoy feliz de estar de nuevo en el ruedo, por eso me muevo bastante para sentirme activo y productivo.

—¿Te ponés una presión por sentirte productivo?

—Cuando uno labura para uno mismo, te ponés vos los límites de lo que querés hacer y lo que no, cuánto te querés exigir. No hay nadie que me presione y diga: “Fer, tenemos que sacar música o tenemos que hacer shows”. No. Soy yo el que decido lo que quiero hacer y cómo, y eso está buenísimo porque ha sido algo que gané como experiencia y estoy súper feliz de poder manejar así mi carrera.

—Es una libertad el elegir qué hacer y dónde presentarte.

—Sí porque el proceso creativo tiene que ser algo libre. Tenés que meterte en el estudio estando relajado porque a lo que no le podés poner presión es a la creatividad. Tenés que estar en el momento tranquilo para tomártelo con calma y ahí surge la creatividad.

—Hace cinco años que no te presentás en un escenario uruguayo. ¿A qué se debió tu ausencia?

—Sí, hace cinco años. En 2017 fue la última vez que toqué acá. Es reloco y todavía me pregunto cómo pasaron cinco años. No lo entiendo. Estuvieron los años de pandemia y también pasó que me fui a vivir afuera, estuve haciendo música allá y no encontré el momento exacto. Pasa que también me pongo una presión de decir: quiero hacer un show increíble porque es mi lugar, y se demora construir un show que uno sienta que está buenísimo. Un poco pasó eso.

—¿Cómo se prepara este show que armás en paralelo con el que vas a hacer en Buenos Aires?

—Sé que el de Montevideo va a estar mejor y más grande. El otro día fui a conocer el Antel Arena y se suena todo, se ve bien de todos lados, es impactante y visualmente es lindo. Lo vamos a armar muy lindo con lo que es pantalla y luces, y el show es algo que vengo laburando desde hace tiempo pero específicamente para el Antel Arena, hace dos meses que estamos trabajando. En la selección de canciones vamos a hacer todos los hits de Rombai y canciones nuevas, algunas reversionadas en otros estilos. Lo que quiero es sorprender a la gente y que se vaya diciendo: “wow, no me lo esperaba”. Eso es lo que me gustaría, ahora hay que ver si sale.

—Mantenés el nombre de la banda, ¿costó la decisión de asumir que Fer Vázquez es Rombai?

—No, son etapas. Siento que aprendí muchísimo de las personas que pasaron, no solo por Rombai, también por ser productor de Márama, de Dame5. Aprendí un montón de todos y después cada uno siguió construyendo su carrera. Creo que todos nos retroalimentamos a nivel personal y profesional. Cada uno se sintió preparado como para poder seguir su propio camino. Por eso no me costó sino que se sintió como un proceso natural.

—Después de lo que pasó con Camila, Emilia y Márama, ¿sentís que la gente te vio como el malo de la película?

—En un momento sentí que se malinterpretaba todo. Creo que el tiempo va a poner las cosas en su lugar. Yo me siento tranquilo conmigo mismo porque siempre hice lo mejor que pude y brindé las oportunidades que podía dar. Como todos tuve mis errores y sé que ellos también pusieron lo mejor de ellos y también tuvieron sus errores, como pasa en cualquier trabajo en equipo. Sí siento que no tenía por qué quedar como el malo de la película, porque no lo fui. Siento que fui parte de ese equipo y que mi parte la hacía bien. Sí siento que hubo otras áreas que sí afectaron mucho al equipo que no era mi área, era más el managment que hizo que se arruinara el equipo. No era mi función, yo era el creativo tanto de Rombai como de Márama, el que creaba las canciones y armaba la parte creativa de los shows y siento que esa tarea la hice bien y que aportaba.

—Te lo preguntaba porque en un momento pasaste de ser el que le dio una mano a Emilia y a Agustín Casanova, al que los explotaba.

—Con Agustín éramos socios, no era mi lugar el decirle que eran mis empleados o que los explotaba porque no era así. Si se tuvo esa mirada, es errónea. De todo se aprende, fue una situación delicada y que nos hizo sentir mal a todos, pero logramos salir adelante y gracias a Dios nos va bien a todos. A cada uno le habrá quedado un aprendizaje de aquella historia.

—Durante la pandemia sacaste la canción “Japón” que reflejaba tu viaje por ese país. ¿Qué te dejó estar en una cultura tan distinta?

—Son muy ordenados y tienen detalles que me asombraron. Venía caminando en la calle y un japonés vio un papel tirado en el piso que no era de él y lo tiraba a la basura, ese tipo de cosas. Todo es súper tecnológico, pero lo más loco es que fui a hacer un show además de hacer el video. Me contrató una empresa para hacer un concierto y fui con muy pocas expectativas porque es un lugar que queda muy lejos y en mi gráfica de seguidores no aparecen muchos japoneses. Hicimos un concierto y fueron más de 15.000 personas, estaba lleno el lugar y algunos temas los cantaban, otros los bailaban pero estaban felices. También hicimos un Meet & Greet y me saqué fotos con un montón de japoneses que decían ser fans míos. Habrá que confirmarlo. Yo estoy convencido que me pedían una foto por estar en el escenario y si me veían en el supermercado no me reconocían. Eso fue reloco, porque se sabían algunos clásicos de Rombai. Son un país más consumista de lo que se piensa, les gusta la música latina y el show estuvo espectacular.

—Además de Japón, ¿te ha pasado de estar en un lugar impensado para vos?

—Sí, en Wisconsin, Estados Unidos. Fuimos por un festival y estaba lleno de gente cantando. Eran todos pelirrojos, tenían el chaleco de pescador y el gorro con anzuelos, y se conocían las canciones. Yo no entendía nada porque además éramos los únicos latinos entre bandas de rock americanas. Eso fue en 2019, fue cuando también fui a Japón. Fue un año raro, de experiencias nuevas. Está bueno porque uno no imagina a dónde puede llegar la música, a lugares donde no conozcan tu lenguaje, tu cara, nada. Y yo estaba muy preocupado pensando que no iban a saber ninguna canción.

—En este tiempo también has hablado de salud mental, temas que en ese entonces nadie estaba hablando. ¿Sentís que ha ayudado a que la gente más?

—No sé si habré ayudado, creo que van aumentando los problemas de salud mental, o al menos se le va prestando más atención porque pareciera que si es un tema de salud mental la gente no lo toma en serio porque no es algo físico que uno pueda ver o tocar. Por eso siempre hablé de la prevención, de lo que ayuda la meditación que creo que te descomprime la cabeza, te saca de ese ruido constante que tenemos para llevarte a un momento de paz y que ayuda al funcionamiento del cerebro y la estabilidad emocional. Lo recomiendo porque es algo que me hace muy bien. Yo vivo en un mundo que es mucha euforia durante los conciertos y después puedo estar solo en un hotel porque viajo mucho por trabajo. Siempre me ha ayudado a mantener ese equilibrio la meditación y por eso la recomiendo.

—¿Por qué no refjelás eso en tus canciones?

—Porque no siento que pueda llegar a capturar la atención con una canción y no me gusta hablarle a esto si no tiene la creencia, o si piensa que no es importante. Prefiero hablar de otras cosas porque es algo muy especial para mí como para banalizarlo. Igualmente en mi disco Positivo hablo de esto, tiene palabras que están buenísimas. Así que no lo pongo en una canción pero lo pongo como hablado. Me gusta dar el mensaje, transmitirlo, ya sea en el título del disco o del tour: Resiliencia que habla de los momentos malos, de esas grandes barreras para poder atravesarlas y salir más fuerte. Me gusta darle ese apoyo y vibra a quienes están pasando por malos momentos, para que no sientan que es algo personal, que la vida es hostil con ellos. La vida es hermosa, solo hay que entender que los obstáculos llegan para hacernos ver otras opciones que te van a hacer crecer. Hay que verlo así para que así sea. Entonces, el mensaje lo doy, no exclusivamente en la música, pero lo transmito.

—El tour se llama Resiliencia. ¿Cuál fue tu momento resiliente?

—Me han pasado varias cositas. Creo que cuando tuve el accidente fue el momento más difícil para mí. Fue el momento mental más fuerte porque estaba hecho pomada y mi cabeza me proyectaba cosas positivas a futuro. Y si me venía un ataque de ansiedad, lo trabajaba para que no pasara. Es bravo estar durito durante dos meses. Me siento orgulloso de haberme podido mantener en paz que era mi objetivo de ese entonces. Ese fue mi momento de resiliencia a nivel personal. Después como sociedad vivimos la pandemia, pero además el nombre va porque cada uno tiene sus problemas. Uno se dice cosas como: “por qué a mí”, o “de esta no salgo más”; y son frases que para mí no sirven que te las digas. Resiliencia es esa actitud de salir adelante más allá del problema, y teniendo la actitud positiva podemos salir de cualquier situación.