Fito Galli contra la grieta: "Mi amiga del alma es Beatriz Argimón y tratamos de hablar de lo que estamos de acuerdo"

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Fito Galli. Foto: Estefanía Leal

ENTREVISTA

El comunicador festeja los 15 años del magazine Día a día que se emite por VTV y habla de su equipo, las redes sociales y los prejuicios

Con 15 años al frente del magazine Día a día (lunes a viernes a las 16.30 por VTV), Fito Galli dice que nunca ha tenido una entrevista tensa. Conocido desde hace varias décadas gracias a la obra ¿Quién le teme a Italia Fausta?, Galli habló con Sábado Show sobre la permanencia del programa, sus prejuicios, sobre el formato y su relación con las redes sociales.

—Saliste de la EMAD y te sumaste a Italia Fausta. ¿Sentiste prejuicios por estar en una obra tan importante y exitosa?

—Siempre que hacés algo diferente o vanguardista, obviamente vas a tener gente con una visión positiva y negativa. En este caso el tema fue que tanto la crítica de los intelectuales que escribían en los diarios nos deshicieron; y mucha gente del teatro también. No miraban con buenos ojos lo que estábamos haciendo, porque además, era un éxito y lo veían como un producto comercial y vacío de contenido. Sobrevivimos a todo. Cuando salió ¿Quién le teme a Italia Fausta?, el público que mantuvo la sala llena todo el primer tiempo fue la comunidad judía y la comunidad gay. Fueron los dos públicos que enseguida aceptaron la propuesta y les encantó.

—Cuando llegaste a Día a día y comenzaste a desarrollar esta faceta de comunicador en un magazine, ¿sentiste prejuicios?

—Sí, los míos. En ese entonces estábamos haciendo Dos por noche, y cuando me plantea la directiva del canal en una reunión que íbamos a parar con las Coito porque Petru se iba a Canal 10 y me dicen: queremos que vos con Victoria Zangaro conduzcan la revista de la mañana que la estaba haciendo Victoria, pero de tarde.

Fito Galli. Foto: Estefanía Leal
Fito Galli. Foto: Estefanía Leal

—¿Qué pensaste en ese entonces?

—Lo que tenía en mente era lo que conocía y me imaginaba enseñando a coser, a bordar, y pensaba: no doy con ese perfil. “Les diría que no”, les dije a los directivos, “pero ustedes son los que saben”. Y así arranqué con Victoria y me empecé a copar y Día a día se transformó en algo que adoro.

—Para estos 15 años al aire tenés un elenco de lujo en Día a día.

—Sí. Para mí fue como un regalo. Tengo a Rosario Rodríguez que es la informativista y vive entre noticias; JC en deportes; Jesús Graña en la cocina que es impresionante; este año se sumó Diego Porcile y el hijo; tenemos a la mejor astróloga que hay; un meteorólogo; es un lujo hacer el programa y lo tomo como un regalo de quince. Producción nueva, todo nuevo y divino.

—En estos 15 años que el programa lleva al aire has metido bocado, comentado y criticado las noticias, sin importar el partido político. ¿Eso te ha generado problemas?

—En el canal, no. La consecuencia más grave que he tenido de eso es la violencia de la gente en las redes sociales, tanto de izquierda como de derecha. La extrema derecha, y la extrema izquierda son muy críticas y radicales. Pero yo me sigo codeando y trabajando con políticos de todos los partidos. Todos entienden el humor con el que lo hago y nunca dije algo que no sea coherente. Considero que las cosas que están mal, están mal y no importa de dónde provengan; y lo mismo con las cosas que están bien. Eso es algo que no suele pasar en los partidos políticos. Además, lo que voto no lo digo nunca, porque me parece que no interesa y porque el voto es personal de cada uno; y como comunicador, más allá que sepan mis tendencias, está muy bueno que noten que critico a todos los que hagan algo malo, vengan de la línea que vengan. A veces me sorprendo cuando estoy de acuerdo con personajes políticos que están en las antípodas de lo que pienso, pero también lo reconozco.

—Trabajaste en el INAU y cuando surgían noticias relacionadas a esa Institución, lo hacías con conocimiento de causa.

—Sí, cuando opino trato de decir algo pensado y coherente. Considero que la persona que está expuesta públicamente, sea lo que sea, un comunicador, un político, un informativista, un locutor, un jugador de fútbol o un artista, tenemos una responsabilidad. Tenemos que pensar muy bien lo que decimos y por qué lo decimos, porque eso replica en la gente. No digo que soy formador de opinión porque no me gusta ese término, pero mucha gente escucha y reacciona a lo que uno dice. Creo que tenemos una responsabilidad de comportamiento público todos los que estamos expuestos públicamente, y eso es una responsabilidad linda pero que implica que hay cosas que no podés decir o hacer. Te tenés que cuidar. De repente no digo todo lo que pienso, porque soy un ser humano común y corriente; y ante un caso aberrante puedo pensar algo malo hacia los responsables, pero no voy a decir eso en un medio de comunicación que está llegando a un montón de gente. Eso tampoco quiere decir que me censure, es que no puedo decir lo primero que me venga a la cabeza, como cualquier ser humano.

Fito Galli. Foto: Leonardo Carreño
Fito Galli. Foto: Leonardo Carreño

—¿Cuál es el secreto para mantener un programa al aire por 15 años?

—El secreto es que te siguen contratando los dueños del canal. A eso se llega con trabajo, imagen, respeto, dedicación. Yo cuando preparo una entrevista para un expresidente de la República lo hago con la misma dedicación y profesionalismo que con un gurí que encontré tocando en un ómnibus. A todos hay que tratarlos por igual, hay que dedicarles el tiempo a todos para que sientan que uno se tomó el tiempo y preparó esta entrevista. Cuando tengo que presentar un libro, trato antes de haberlo leído, si va un músico la noche anterior me escuché toda la discografía, me guste o no me guste el género. El secreto es ser perseverante y coherente con lo que uno piensa y actúa.

—En estos años estuviste con Victoria, también estuviste solo y ahora con Anahí Lange. ¿Cómo te amoldás a los compañeros que te toca tener?

—Primero tengo que aclarar que soy un tipo muy privilegiado porque todas las parejas con las que me han tocado trabajar, en el teatro como en televisión han sido espectaculares. Han sido personas divinas y hermosas. Por eso siento que tengo un Dios aparte. Aparte, es riquísimo encontrarte con gente diversa, que piensa distinto. Poder dar un panorama de opiniones variado, siempre que sean coherentes, porque no me agradaría trabajar con un fascista, un nazi o un extremista. Y es hermoso aprender de los compañeros que tengo y trato de que lo que sé, ideas o conocimiento que le sirva al otro. Además, es hermoso ir creciendo juntos; tal vez Victoria Zangaro era la que era conocida, pero a Anahí no la conocía y es una persona espectacular. Estuvo la Cata Ferrand, Miguel Nogueira, Mario Padrón, he ligado oro. Ahora con Jesús Graña, el cocinero de ahora, Rosario Rodríguez que tenerla es un lujete, para mí son personas hermosísimas. Por eso digo que he tenido mucha suerte. Imaginate un teatro con Petru, ¿qué más puedo pedir, si es un pan de Dios?

—Así que más allá de buenos colegas, te interesa que sean buenas personas.

—Exacto. Además, tienen una sensibilidad especial. Yo trabajo con un montón de colectivos y minorías sociales y todos los que han trabajado conmigo se han contagiado de ese cariño por defender y darle el micrófono a quien no lo tiene nunca. Creo que si tenés un segundo un micrófono o una pantalla, hay que aprovecharlo para enseñar, para que las cabezas crezcan y seamos mejores seres humanos.

—Imagino que ha de ser un tema complicado hoy, cuando en las redes sociales estás acotado al universo de personas que piensan más o menos como vos.

—Claro. Yo no le doy mucha bola a las redes sociales. Publico las cosas que me interesa publicar para que la gente vea pero es raro que lea comentarios. Creo, además, que es gente que no puede ver más allá y no es tan grande el grupo de personas que está viviendo en las redes sociales. Hay mucha más gente a la que no le interesa las redes sociales, que no entra en esa violencia, en ese juego de insultos.

—¿Te gustaría darles un correctivo a ese tipo de personas?

—Lo que hacía mucho es bloquear. Veo gente violenta con comentarios violentos, sean del lado que sean, yo los bloqueo. No me interesa que gente así esté leyendo lo que publico, ni yo estar viendo lo que publican ellos. Pero como las redes sociales tiene eso que decías, se contactan personas que piensan igual, es como un engaña pichanga. Cuando las redes sociales surgen ya trabajaba públicamente, entonces nunca tuve una red personal mía donde pongo lo que siento, mi familia y mis cosas y lo que hago. Nunca tuve una red personal, siempre tuve la red de Fito como personaje público.

—¿Has tenido alguna entrevista tensa en estos años?

—En la jerga decimos: los que hay que remar. He tenido figuras divinas, riquísimas, con un talento y conocimiento brutal que te contestan con monosílabos, y te querés matar. Pero después, tensa, nunca.

—Tampoco es el espíritu del programa.

—Ese es el otro tema. De repente viene alguien que está en las antípodas, como Larrañaga cuando sacó la reforma de bajar la edad de imputabilidad. Yo estaba militando en contra de ese plebiscito, sin embargo al programa fue todas las veces que quiso a hablar y dialogar, y jamás le retrucaba negativamente. Tratamos de darle el espacio de comunicación a todos, más allá de lo que piense.

—En ese entonces Petru firmó por la reforma.

—Sí. Me pasa que mi amiga del alma es Beatríz Argimón que hoy es Vicepresidenta. Y la gente me dice: ¿cómo hacés? Es que yo no hablo de lo que no estoy de acuerdo con ella. Tratamos de destacar en lo que coincidimos. En las antípodas de mi forma de vida podría estar Laetitia D'Arenberg, pero ella fue la que me pagó durante años el festejo del 6 de enero en la mitad del cante con Graciela Rompani y estaban allí embarrándose con nosotros. A la vez, Glenda Rondán también, cuando estaba en el Partido Colorado peleando por la ley de aborto con todos nosotros. Ni que hablar de gente divina como Margarita Percovich o Daisy Tourné con quienes peleamos todas las leyes y Beatriz es blanca. Pasa que yo trabajo con la gente que trabaja, sea del color que sea. Eso es algo que la gente no entiende. Esa es mi forma de vivir, es disfrutar de la diversidad.

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