El año de Florencia Infante comenzó con el primer premio de Carnaval en la categoría Revista de la mano de Tabú, también con su debut como conductora del primer reality de gastronomía de TVCiudad, Cocina Uruguay, y también con su regreso a los escenarios junto a un elenco con las obras Segundo tiempo y Veo a Umberto, después de ocho años. Además, Infante, quien regresa esta noche al Undermovie con su cuarto unipersonal, Eugenio, y conduce el magazine Ciudad Viva, dice estar “enamoradísima”, viviendo el presente, que luego de varias sesiones de terapia aprendió a decir que “no”, y que pronto se va de viaje con Gonzalo Cammarota para hacer Justicia Infinita.

—Estás el magazine Ciudad viva, en la obra Veo a Umberto, y esta noche regresás con Eugenio al Undermovie, además de Carnaval y Cocina Uruguay que ya terminó. ¿No sentís que estás haciendo muchas cosas?
—Me llama la atención que la gente me dice eso mismo: “pah estás haciendo pila de cosas”, y yo tengo la sensación de que estoy haciendo mucho menos que en otros años.

—¿Y a qué se debe eso?
—No sé si es que en ciertas cosas me tranquilicé o me cansé, pero de verdad miro para atrás y tengo la sensación de que hice mucho más de lo que estoy haciendo ahora. En eso me ayudó mucho terapia y las redes sociales, porque te permiten recordar. Mi psicóloga me dijo “por qué no haces un carrusel de fotos de cosas que hiciste el primer semestre”. Lo hice con los hitos de estos meses y me pareció rezarpado. Y al año todavía le falta bastante para que se termine. Es mucho, pero creo que por primera vez en mucho tiempo estoy en el presente, ni pensando para atrás ni para adelante. Igual no tengo demasiada conciencia, no siento “todo lo que hice”, siento que hice mucho más.

Foto: Difusión.

—¿Y qué más has aprendido?
—A lo que le he dicho “no” este año, no se sabe. Esa es otra de las grandes cosas que ha pasado: aprender a decir No, lo que es todo un ejercicio. Y cualquier persona que habita el mundo artístico, en la fotografía, pintura, actuación, danza, como que una vez que se te empiezan a abrir las puertas, cuesta decir que no. Y a mí me viene como una cosa de pobreza de la cabeza que es habitar desde la carencia, no de la abundancia: “Voy a decir que sí por si después no hay”, es una cosa reuruguaya. Y empecé a pensar que de un tiempo a esta parte he ido mostrando cada vez más cuidado y cariño a las propuestas tanto televisivas como escénicas, así como el quién soy, cómo trabajo, cómo comunico. Entonces, ahora no tengo tanto miedo de decir que no, porque, capaz que inocente, ya no pienso que no va a haber trabajo.

—También estás en otro momento de tu vida y carrera.
—Sí, me agarra en otro momento, más más grande, con hijos más grandes y con algunas urgencias resueltas. Y si el día de mañana la vida decide que yo no continúe en este camino artístico o de la comunicación, no tengo problema en trabajar de otra cosa. Hay que sacarle el susto. Porque el sueño era llegar a algo que ya saboree y alcancé. Porque el sueño de esa chiquilina que iba a la EMAD, era llenar teatros y trabajar de ser actriz. Yo llené salas, las más emblemáticas de país, y tengo la suerte de poder pagar mis cuentas con trabajos que me gustan. Entonces, cuando haya que pasar raya, estoy satisfecha con la vida que tuve. Por eso no tendría problema ir a trabajar de otra cosa. Ya no estoy como loca atrás de una zanahoria que todavía no llegó. La zanahoria la estoy comiendo ahora.

—Claro, hoy estás saboreando el esfuerzo porque ¿para qué dejarla para mañana?
—Claro, por eso. Ese pensamiento me hizo sacar la pata de la urgencia. Eso no quiere decir que tenga una vida llena de opulencias, no. Ando en omnibus, hay que seguir generando y trabajando, pero con la tranquilidad de que todos los días me levanto y puedo trabajar de lo que me gusta, tengo la suerte de poder hacer funciones con elencos increíbles, y también sola. Tengo esa sensación de: estamos bien, todo está sucediendo bien, así que calma.

—Otro diferencial de este año es que has vuelto a trabajar con elencos. ¿Hace cuánto que no lo hacías?
—Hace 8 años que no trabajaba con elenco, más allá de las experiencias de Carnaval que son pasadas muy breves de texto. Hacía 8 años que no pasaba letra y alguien me respondía. Eso es fuertísimo, porque cuando empezamos con Segundo tiempo, vamos a hacer una función más el 26 de octubre, me acuerdo que el Rusito, Manu o Pacella me pasaban letra yo tenía un miedo horrible de no darles el pie. Yo soy muy estricta conmigo, estudio el texto para saberlo del derecho al revés y cuando estoy sola, si me voy del texto puedo volver, y si la cago, la arreglo. Pero cuando le podes matar el pie al otro o cortar media obra porque te adelantás, es otra responsabilidad.

Foto: Difusión.

—También estás con la obra Veo a Umberto con Danna Liberman, Christian Font y Pablo Oyhenart.
—Sí, pero cuando llegué a esa obra ya estaba más ducha en esto de dar y esperar el pie, porque me había olvidado. Ocho años es mucho tiempo.

—¿Cuando estudiabas actuación ya pensabas perfilarte para la comedia?
—-No. Cuando empecé a hacer teatro, la comedia era un universo que no existía. Después fue mi único canal de comunicación con el unipersonal, y ahora que estoy volviendo a esa Flor actriz egresada de la Escuela de Arte Dramático, como que valoro todos los escenarios. Porque es muy difícil, tanto la movida en grupo como la movida individual. Capaz que es un año de reconciliarme conmigo y decir: estuvieron buenas todas las decisiones que tomaste, no te olvides que sos esto, no te olvides de descansar, no te olvides de decir que no”. Siento que es un año divino.

—Tambien en tu vida personal estas en un buen momento, en pareja con “Coqui” Pazos.
—Estoy recontenta. Enamoradísima. Me gusta tener un perfil bajo, no porque sea secreto ni mucho menos, es simplemente por cuidado. Pero estoy reenamorada y no tengo problemas en decirlo. Es un amor muy sano, de compañeros, un amor adulto sin histeria.

—Ya te separaste, tenés hijos grandes, y esto es encontrarse con una persona que te hace bien.
—Claro, es estar. No hay que ponerle tanto mambo como cuando uno era más chica que proyectaba. Esto es hoy y vamos viendo.

—¿Cuéntame cuántos años de terapia tuviste para llegar para ese “es hoy y vamos viendo”?
—Te diría que voy desde los 15 años, pero para que soy de la escuela de que para poder estar con alguien primero tenés que saber andar contigo. Si no sabes estar contigo, no podés estar con nadie. No solo en lo amoroso, en lo laboral, también en lo profesional. Y cuando aprendí a andar conmigo pude también tener una mirada más amorosa hacia cualquier ser humano. Ya sé andar conmigo, gusto de mí, y con eso todo se vuelve más fácil. Siento que cuanto más sola estuve, más cerca de mi honestidad anduve. Y después que te mirás a la cara con la honestidad, es muy difícil dar marcha atrás. Por eso me copa este momento de la vida. Tengo casi 42 años y puedo contemplar las perdidas, las ganadas, está bueno hacer ese ejercicio.

Foto: Difusión

—Como te decía al principio, este año empezó con premio en Carnaval, ¿volvés en 2025?
—No, no voy a hacer Carnaval porque tenía muchas ganas de pasar las noches de verano con mis hijos. El pasado Carnaval fue espectacular por el grupo, los compañeros, la propuesta y lo que generó la propuesta. No me puedo quejar. Pero por primera vez me pasó algo que no me había pasado nunca: estaba de tarde con mis hijos jugando porque siempre intentaba hacer planazos hasta la hora de irme al club y cuando llegaba el momento de irme ellos se armaban algún plan como vamos a comer un asadito, o vamos a tal tablado”, y yo también quería hacer eso con ellos. No por no querer ir al otro lado, era por querer ir por ellos. Por eso este verano, nuestro gran proyecto es ir a muchos taablados, probar muchas pizzas y papas fritas y hacer la penca con absoluto conocimiento de todos los conjuntos participantes.

—Sos una de las conductoras de Ciudad viva de TV Ciudad, el canal de la Intendencia, ¿sentís que hay una bajada de línea?
—No, nunca. Voy a cumplir 42 y debo estar en los medios desde los 23. Empecé en radio con Gustavo Rey, y siempre fui muy transparente sobre mi orientación política. Siempre expresé libremente las cosas que me gustan y las que no. Nunca tuve, jamás, una censura en ningún lado, y mirá que trabajé con todo el mundo, y no solo en los canales, tambiuén con empresas, he moderado charlas de todos los partidos y colores. Y nunca sentí que eso fuera una presión para mí. En TV Ciudad, trabajo con mucha libertad y mucho respeto. No por lo político, por respeto a mis compañeros, porque mi rol en el canal es entretener. Ya sea en un reality como en un magazine, lo que es difícil, porque tenés que llevar alegría a la gente en su casa para que prendan la tele de mañana y que se vayan con una sonrisa a estudiar, a trabajar, a cuidar a alguien. Para mí la tele es eso, entonces no lo vivencio desde un lado de militancia, hay otros espacios para militar. A mí lo que me gusta es hacer televisión y sacarle una sonrisa a la gente en el teatro, en la tele, en la radio. En ese sentido soy fiel a mí y la gente sabe que soy muy coherente en esto. No digo nada que no piense y tampoco digo nada que me manden a decir.

—Decías que este año te vas de viaje, ¿para dónde vas con Cammarota?
—Nos vamos los primeros días de octubre para Costa Rica para hacer Justicia infinita desde allá. Cuando me llamó me dice: ¿estás para que nos vayamos de viaje? Le digo, no sé a dónde, pero claro que sí. Si un amigo te llama para invitarte a que te vayas de viaje, ¿qué le decís? No hay nada que pensar.