Le bastaron menos de cinco segundos para que todos los jurados de La Voz se dieran vuelta y el mundo escuchara a Cinzia Zabala. Quedó en el tercer puesto en esa edición y lejos de bajar los brazos, continuó: hizo una colaboración con Rada y hace pocas semanas lanzó “Condenada”. Sobre el primer sencillo de una carrera en ciernes, Cinzia charló con Sábado Show.

La música siempre estuvo en la vida de Cinzia Zabala. Antes de presentarse en La Voz, la joven ya se dedicaba, con estudio y experimentación, a la música. Tuvo una banda con la que se presentó en varios lados, aunque en una banda, el nombre de la vocalista no se sabe. “Gracias a La Voz tuve una exposición de gran magnitud, e hice saber quién era”, comenta la cantante que el año pasado se recibió de Socióloga.

—En tu audición, te mostraste supersegura, ¿sos así?
—Estaba muy nerviosa. Impresionante. Cuando uno ve los videos de otros concursantes piensa: “bueno, se giraron, ya está”, y yo estaba alteradísima. Porque antes de que pudiese procesar que estaba ahí arriba cantando, ya se habían dado vuelta todos y me estaban mirando. Ahí me dije: “ya está, procesalo rápido así te gozás, y así fue”. Te juro que pensé todo eso. Entonces mientras parecía suelta, estaba muerta de miedo y nervios. Igual feliz, porque fue uno de los mejores días de mi vida.

—De La Voz sos la que firmó con un sello y ha lanzando canciones.
—Creo que uno tiene que aprovechar ese escalón en donde está parado. No arrancar de cero de nuevo, sino aprovechar la posición en donde uno quedó para seguir avanzando. Después ya está en el laburo de uno y la voluntad de cuánto sigue vigente y cuánto alimenta a esa carrera musical.

—La Voz no es como Masterchef donde vos podés ganar pero no es que vas a abrir un restaurante al otro día, pero en la música es un paso, es hacer canciones y publicarlas.
—Claro. Ya tenés la vidriera, y a nivel mundial porque La Voz es universal, y a veces te ponen en categorías de videos virales de YouTube de todo el mundo, en el de las mejores audiciones de La Voz a nivel mundial. Una vez aparecí en un video de esos y lloraba de la emoción. Me acuerdo que se me acercó alguien de la producción y me dijo: “estás en un video de lo mejor de la semana en La Voz en el mundo”. Casi me desmayo.

Foto: Difusión.

—Las redes sociales dan una visibilidad impresionante, lo que no siempre es positivo.
—Sí, he tenido altibajos emocionales, porque junto con la popularidad venía el hate, venía mucha cosa.

—¿Y de ahí sale “Condenada”?
—Sí. Porque me quisieron crear una etiqueta, y es bravo. Más que nada por el estigma de la gente, el prejuicio y las etiquetas que crean. Por eso la canción la quise mostrar desde una posición empoderada, más power, como diciendo “vamos para adelante, vamos a seguir”, en la canción digo “no escuches a esos bobos”, para que se entienda realmente de lo que estoy hablando y para donde voy. Obvio que apoyo el cariño de las ciudades, pero soy grande para darme cuenta que había cierto rechazo. Y bueno, uno no es profeta en su tierra, les gusta verte bien, pero no mejor. Eso es algo que sentí con mi gente, lo recibí así. Igual siempre voy a estar con la mejor y agradecida.

—Y te metiste a hacer un género que no es el más uruguayo.
—Sí, por eso quiero expandirme y abrir horizontes, porque entiendo que en mi género también es un desafío. Acá si no es cumbia o cumbia del interior, es bravo.

—Sí, sobre todo cuando hacés una propuesta pop que incluye un cuidado video y un estilo musical que va desde Lali a Tini, con todos matices intermedios.
—Sí, porque quiero mostrar un concepto completo. Que no solo sea musical, también visual, artístico. La canción tiene un grado latino, tiene función pero dentro de un pop que también tiene urbano. Es como una mezcla de todo eso.

—Además de música, tu año empezó de viaje, ¿estuviste por Italia?
—Estuve por Italia. Con mi tío que es bandoneonista, Ulises Passarella, cantamos en un evento privado. Fue maravilloso. Con él siempre me gusta compartir porque es como mi mentor, mi maestro musical.

—Él se dedica al tango, y vos tenés una voz que no parece para el tango.
—Sí, rompo toda la estructura del tango. He hecho cosas con él de tango, pero alejado al tango tradicional o el que se suele escuchar. Estuve en el Sodre con él, y mi padre me contaba que algunas señoras salían de la sala y decían: “es una voz rara, diferente”. Y es verdad, porque están acostumbradas a escuchar otra cosa. Y me gustó romper con eso, con esos paradigmas y estructuras.