Germán Bernárdez: el gran año del comediante que se mueve entre la televisión y teatro

El humorista estuvo en "¿Quién es la máscara?" y "El gran juego de la oca", estrenó obra y escribió para el Gaucho Influencer y Florencia Infante

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Germán Bernárdez
Germán Bernárdez.
Foto: Difusión

Fue analista de calidad de software, trabajó en un instituto de idiomas y hoy tiene un gran presente entre televisión y teatro. Germán Bernárdez vive en El Pinar y tuvo un año maravilñoso. Llegó a la televisión con El gran juego de la Oca y ¿Quién es la máscara?, y ayudó a la creación los espectáculos El gurú del interior y Yo soy la tormenta. De todo eso habló Bernárdez con Sábado Show.

—Entre tu trabajo en teatro y televisión, has tenido un año para enmarcar.
—Totalmente, pero sobre todo por cómo se dieron las cosas. Es un año histórico para mí porque hice de todo y cumplí algunos sueños.

—¿Hacer televisión?
—Sí, cuando era chico, tendría cuatro o cinco años, ya decía que quería trabajar en la televisión. A los cinco años emigro con mis padres a vivir a Málaga, donde cursé toda la primaria, pero antes de irme fui con mi madre a Cacho Bochinche. Ahí me preguntaron qué querías hacer cuando sea grande: y le dije a Cacho que quería trabajar ahí, en Canal 12. El primer día de rodaje en el estudio grande de Canal 12 para ¿Quién es la máscara? fue como un viaje mental. Se me erizaban los brazos, porque hace treinta y pico de años estuve parado ahí diciendo que quería trabajar en ese lugar, y se cumplió. No había trabajado antes en televisión. Había hecho participaciones pero algo puntual haciendo humor en TV Ciudad por ejemplo, pero no tiene nada que ver con ser parte de un programa durante todo el proceso.

Germán Bernárdez|
Germán Bernárdez.
Foto: Difusión

—Si bien sos comediante desde hace tiempo, tuviste un cambio de vida hace unos años. ¿A qué se debió?
—Sí, en 2015 decidí dejar lo que hasta ese momento era mi trabajo formal. Soy analista de calidad de software, trabajé más de una década en varias empresas importantes.

—¿Qué te hizo cambiar?
—Me enteré que iba a ser padre, y decidí dedicarme a mi faceta artística que es la que de verdad disfruto. Me mantuve con un trabajo de los que la gente te dice que tenés que tener por ser padre, y estaba a cargo de la comunicación de un instituto de idiomas. El 28 de febrero renuncié.

—¿Por qué?
—Porque me dije: me tengo que dedicar a lo mío. Tengo 38 años y si no lo hago ahora, no va a llegar nunca el momento de dedicarme de lleno a actuar, hacer humor y comedia.

—¿Por cuánto tiempo fuiste desempleado?
—Cuatro días. Increíble. El 4 de marzo me manda un mensaje Pablo Oyhenart para decirme que estaba trabajando con Canal 12, precisaban un comediante y por el perfil que buscaban, era para mí. Me dijo: si aceptás, el lunes te vas a Buenos Aires para ser el humorista de El gran juego de la Oca. Estaba en la cocina de mi casa y me apoyé en la mesada. Debo de haber escuchado el audio unas cinco veces porque no lo podía creer. Imagino que ha de ser lo que siente un jugador de fútbol cuando lo citan para la Selección y soñó 5.000 veces el momento. Además, El juego de la Oca era el programa que miraba siendo niño en España. Así que una semana después de haber renunciado al trabajo para dedicarme a lo mío, estaba con el Rafa Villanueva en Buenos Aires, en un estudio de televisión inmenso y con la libertad para hacer los chistes que quiera. Escribí todo el humor de los 13 programas.

Germán Bernárdez
Germán Bernárdez como "La parca" en "El gran juego de la Oca".
Foto: Difusión

—¿Cuál era tu función en ¿Quién es la máscara?
—Trabajé con los cuatro investigadores. Vemos las pistas juntos en el estudio y le damos contexto y sostén a la teoría que cada uno tenga.

—Este año también hiciste teatro, escribiste con el Gaucho Influencer y con Flor Infante.
—Sí. El Gaucho y yo somos amigos desde hace muchos años. La comedia nos hizo hermanos porque fuimos compañeros en el primer concurso nacional de stand up que hizo Maroñas en 2015. Él ganó y yo llegué hasta la semifinal pero nos hicimos muy amigos. Incluso estuvo viviendo en casa en 2018. El año pasado me dijo que necesitaba buscarle más vueltas al personaje del Gaucho Influencer, y para mí era un placer ya por trabajar con él. Encontramos hacer El Gurú del interior durante un zoom porque cuando me mudé a El Pinar hice el personaje de un montevideano que se muda afuera de la capital y de todas las cosas que le empiezan a pasar. El tener que explicarle a alguien cómo llegar a tu casa, porque no es una calle y un número de puerta sino que tenés que decir: en frente a la leñera, al lado de una palmera o frente al poste rojo. Le propuse al Gaucho dar vuelta eso y que en vez de que sea un montevideano que busca ayuda, que fuera el Gaucho Influencer que presta un servicio de ayuda a los montevideanos que se van a vivir al interior. Y ahí nació el espectáculo. En enero se estrenó en el Movie y metimos 32 funciones, lo que es una demencia para el medio uruguayo. La experiencia fue divina. También soy parte del equipo de Florencia Infante y el trabajar con los dos me dio una madurez que no había tenido hasta ahora. Lo mismo haciendo ¿Quién es la máscara?. Sentí que me desbloqueó, como si fuera un videojuego, me permitió llegar a niveles nuevos del cerebro que no sabía ni que los tenía.

—Y en agosto estrenaste Pasajero en tránsito.
—Sí. De todo lo que he hecho en comedia, fue la primera vez que me bajo del escenario con la sensación de que hice lo que tenía ganas de hacer. Con Ernesto Muniz a la cabeza como director, el Gaucho me dio una mano también y tuvimos una escenografía preciosa. De todo lo que pasó en el año, la televisión, laburar con el Gaucho y con Florencia, me permitieron volcarlo a mi material y hacer un espectáculo con el que estoy fascinado. Quiero mostrarlo a todos lados, al interior, a Argentina, Chile, España, a donde pueda. Porque hay una cosa que es como la espina dorsal del humor que hasta ahora no lo había logrado encontrar: los límites del humor. Es una discusión y hay quienes dicen que ya no se puede hacer humor de nada. Unos humoristas españoles decían que el humor tiene límites o no, dependiendo del contexto; pero que son inherentes a la persona, la sociedad y al momento.

Germán Bernárdez. Foto: Difusión
Germán Bernárdez. Foto: Difusión

—Dame un ejemplo.
—El personaje de La Parca que hice en El gran juego de la Oca. En el programa puedo hacer determinados chistes, y los límites me los va a poner el programa, el horario en el que va a salir al aire y el público que va a mirarlo.

—Se dice que el humor es tragedia más tiempo. ¿Lo sentís así?
—Sí, absolutamente. En Pasajero en tránsito logré transitar esa ecuación desde mi experiencia personal. En 2007 estuve en un accidente de tránsito en España, espantoso del que al día de hoy no sé cómo salimos vivos los que fuimos parte. Los dos vehículos que estuvieron en el accidente, el que iba yo y el que nos chocó quedaron para el desguace, no servían para nada. Y a mí me llevó cinco años atravesar esa tragedia por el tiempo y en Pasajero en tránsito, el bloque central convertí ese accidente en comedia. Porque la comedia también es sanar tragedias, y sentí la madurez de lo que contaba antes, por primera vez arriba del escenario. Sentí que no solo subía a hacer chistes sino que me estoy abriendo las entrañas y te invito a reírte conmigo de algo que podría haber sido una catástrofe y ahora es algo de lo que nos podemos reír.

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