La vida de Giannina Silva dio un vuelco de 180 grados el último año. A esta altura del 2024 nunca hubiera imaginado que hoy estaría felizmente en pareja y por dar a luz a su primer bebé. Todo ocurrió de forma vertiginosa: conoció a Gonzalo Zaugg en la temporada baja de Punta del Este, a los días estaba iniciando una relación y cuando el noviazgo se consolidaba recibieron la noticia de que estaban esperando un hijo. “Enseguida nos encontramos en ese rol con mucha felicidad”, recuerda la conductora sobre ese momento. Ahora, a sus 40 años, se encuentra en la cuenta regresiva y con el bolso listo para recibir a Isabella, que lleva el nombre que ella soñó para su hija desde que era chica. “Siento mucho amor; quiero estar a la altura y estoy segura de que así va a ser”, expresa con los ojos humedecidos por la emoción.
-¿Cómo estás transitando estos últimos días de embarazo?
-Estoy feliz, tranquila e increíblemente cómoda para el momento que me encuentro que es muy próximo al nacimiento. No puedo creer que a esta altura todavía me sienta tan bien y que pueda seguir trabajando.
-¿Cómo te preparás para el parto?
-No estoy ansiosa. Trato de soltar la idea hasta que llegue el momento. Tengo armado mi bolso y el de la bebé. Llego a tiempo con todas las preparaciones.
-¿Qué pusiste en tu bolso?
-Camisones, batas y pantuflas para los días de internación que sean necesarios. Está armado como si me fuera de viaje. También me llevo un poco de maquillaje por las dudas para verme bien. Soy coqueta.
-¿Cómo te gustaría que sea el parto?
-Siempre quise que sea parto natural con analgesia, no quiero pasar por los dolores del parto. Si se atrasa ya hablamos de programar una cesárea.
-¿Hay algo de este momento que te preocupe especialmente?
-Todo. Una empieza a conectar con las preocupaciones que toda madre dice que tiene: si se mueve, si no se mueve, que todo salga bien. Cuando se vive la maternidad en carne propia se entienden todos los miedos que una siempre escuchó. Visto de afuera parece un trámite, pero traer vida al mundo es todo un tema.
-¿Cómo imaginás el día después, siendo madre de una bebé recién nacida?
-Me imagino muy enamorada de mi bebé, muy babosa, emocionada, enternecida, dedicada a su bienestar. Quiero estar a la altura y estoy segura de que así va a ser. Ya siento mucho amor y me dicen que el momento de conexión cuando una ve al bebé por primera vez es maravilloso. A su vez me siento muy acompañada por su papá.
-¿Qué sentiste cuando la viste por primera vez en pantalla?
-Cuando le escuché latir el corazón mi mente fue como un lugar de protección: me nació el instinto de decir “yo quiero cuidar de este ser”. Me surgió ser la madre protectora.

-¿Cómo imaginás el rol de Gonzalo, el papá?
-Él siempre dijo que quería estar en el parto y los dos tomamos clase con una educadora neonatal. Hicimos todo juntos.
-¿Son novios o definís el vínculo de otra forma?
-Sí, somos novios.
-¿Por qué elegiste preservar su identidad?
-He aprendido con el tiempo que hay ciertas cosas que es mejor mantenerlas privadas. Él siempre estuvo de acuerdo con eso porque no es una persona pública. Me gusta su perfil bajo y estoy cómoda así. Funcionamos de esta manera. Igualmente nos ven en todos lados juntos y en mis redes aparece. No es que no se sepa quién es.
-¿Qué te incomoda de la exposición?
-No sé porque ahora no lo estoy viviendo y no quiero traer cosas del pasado que no vienen al caso. Con él las cosas fluyeron de esta manera.
-¿Qué se puede saber de él?, ¿a qué se dedica, por ejemplo?
-Se llama Gonzalo Zaugg y trabaja en una empresa de Zonamérica.
-Es más chico que vos.
-Es más de diez años más joven que yo, pero es un hombre absolutamente maduro. Desde que lo conocí me ha estado enseñando cosas a mí, que me considero madura, independiente y decidida. Al principio yo tenía un prejuicio con el tema de la edad, pero él me sorprendió por completo en todos los aspectos de la vida. La madurez no va de la mano de la edad. Él es maduro, contenedor, me cuida, me protege y me hace sentir segura. Si bien todavía no tenemos a nuestra hija en los brazos, ya te puedo decir a partir de este proceso que es un papá maravilloso.
-¿Pero todavía la diferencia de edad es algo que pesa?, ¿es más difícil proyectarse cuando se da esa situación?
-No, yo puedo pensar a futuro con él. Nosotros hablamos como una familia con futuro. Hoy estoy tan feliz, tan plena, tan concentrada en lo que estoy viviendo y tan satisfecha con el papá que va a tener mi hija que no tengo objeciones con respecto al tema. Además conozco parejas con esta diferencia de edad que han durado mucho más que otras de la misma edad. Aprendí a desprenderme de ese prejuicio gracias a todo lo que él me ha demostrado.
-¿El vínculo se terminó de conformar con la aparición de Isabella?
-Nosotros nos enamoramos antes de la aparición de Isabella. Vino especialmente rápido, pero cuando nos enteramos lo procesamos también muy rápido. Nosotros veníamos bien, estábamos en una relación que era exclusiva, llegó la hermosa sorpresa y enseguida quisimos seguir adelante con este proyecto de familia. Fue todo muy lindo.
-¿La noticia la recibiste enseguida con alegría o al comienzo con algo de dudas por lo incipiente de la relación?
-Para lo sorpresivo que fue, enseguida nos encontramos en ese rol con mucha felicidad. A veces el tiempo es importante y a veces no. Yo sentía que a Gonza lo conocía de toda la vida. Por eso los dos nos embarcamos en este proyecto con tanta naturalidad. Claro que hay miedos, pero son los que imagino que debe tener cualquiera cuando recibe esa noticia. Uno tiene que hacer el duelo de su ser de ese momento porque ya no va a ser más ese esa persona. Ese tipo de miedos, dudas e incertidumbres aparecieron.
-¿Cómo transitaste los nueve meses de embarazo?, ¿tuviste altibajos?
-Los transité mejor de lo que hubiera imaginado. He tenido altibajos emocionales por las hormonas. Yo antes no estaba tan conectada con la sensibilidad y el llanto. Todo eso afloró en mí durante el embarazo. Lloro de emoción, alegría y felicidad, o de repente hay algo que en otro momento de mi vida hubiera sido ínfimo pero ahora me hace llorar. En cuanto a la salud, fue un embarazo hermoso, sin mareos, náuseas ni vómitos. Tuve algún dolor que me preocupó pero que al final no era nada. Cada vez que voy a los controles voy con cierto temor pero siempre hubo buenas noticias.
-¿Es cierto que aumenta el deseo sexual durante el embarazo?
-Sí, absolutamente. Muchísimo. Y a nosotros nunca se nos hizo más difícil por el embarazo, ni siquiera en esta última etapa. Hay mucho amor y eso tiene mucho que ver porque es el mayor afrodisíaco. A eso se le suma el tema hormonal de estar embarazada.
-¿Por qué eligieron el nombre Isabella?
-Es un nombre que me gustó desde siempre. Gonzalo tenía elegido un nombre para varón y yo uno en caso de que fuera nena, que era Isabella. A él le encantó el nombre de nena que yo propuse y a mí también me encantó el que propuso él en caso de que fuera varón, que era Noah.
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