El periodista Gustavo Vaneskahian celebra dos décadas con el programa de entrevistas políticas en Canal 5, que se ha convertido en el de mayor permanencia de la TV. “La permanencia (de ¿Quién es quién?) se explica, me parece, en que hemos logrado transmitir esas inquietudes de la gente. En estos años, el mejor elogio me lo hizo una ama de casa después de una entrevista con un ministro de Economía. Me dijo: “Te quería agradecer por la nota el otro día. Porque hiciste las mismas preguntas que yo hubiera hecho”, asegura en entrevista.
Cuestiona el rol de periodista - protagonista y da cuenta de la evaluación de las campañas políticas con alta participación de los asesores. “He visto desfigurar a candidatos”, dice.
-¿Quién es quién? es el programa periodístico de mayor permanencia en Canal 5. ¿Cuál dirías que es la clave?
-El programa empezó en marzo de 1996 en radio (Diamante FM); tuvo luego un pasaje por TVC y en 2004 comenzó la historia en Canal 5, donde estamos hasta la actualidad. El camino ha sido el de hacer las cosas profesionalmente sin bandería política, manteniendo la equidistancia en todo momento. Es difícil ser objetivo, pero se puede lograr objetividad y una premisa muy importante que he mantenido siempre es: entiendo al periodismo como un nexo entre los protagonistas y la gente. No creo en un rol del periodista - protagonista. En ¿Quién es quién? buscamos trasladar las preguntas que hace la gente a esos actores que tienen las respuestas, desde el ámbito político, económico o el que sea. La permanencia se explica, me parece, en que hemos logrado transmitir esas inquietudes de la gente. En estos años, el mejor elogio me lo hizo una ama de casa después de una entrevista con un ministro de Economía. Me dijo: “Te quería agradecer por la nota el otro día. Porque hiciste las mismas preguntas que yo hubiera hecho”.
-¿Disentís con el rol del periodista que opina y se vuelve protagonista?
-Es un camino respetable. Algunos colegas lo toman y me parece una opción válida. Pero en lo personal considero que cuando el periodista se vuelve muy protagonista, divide, se generan adeptos y detractores, y al final puede cansar. Porque una vez que la gente conoce las posiciones del periodista se vuelve repetitivo.
-Coincide este aniversario con el año electoral. ¿Sos de los periodistas que disfruta o que padece estos tiempos?
-Es el mundial para los periodistas. Lo disfruto. En estos 20 años he visto que cambiaron muchas cosas de las campañas políticas. Antes no había tantos asesores alrededor de los candidatos. El candidato llegaba con su impronta personal y en el marco de su partido o grupo, defendía sus ideas y una actitud política. Hoy, ha crecido mucho el peso de los asesores: he visto hasta tres equipos de asesores por un mismo candidato, por lo que llega un momento en que lo desfiguran y el postulante deja de ser lo que es. Para mí, resulta contraproducente porque lo que la gente más quiere descubrir es quién es la persona a la que piensa votar. Pero hoy estamos en tiempos de una campaña electoral muy organizada y guionada. Muchas veces el candidato llega a las entrevistas muy formateado. Son las reglas de juego y nos adaptamos pero el desafío nuestro como periodistas es sacarlo de ese lugar y descubrir, justamente, quién es quién. No es ningún drama, además. Nadie va a perder votos por mostrarse genuinamente. Me parece más peligroso lo contrario: porque la gente se da cuenta que no está siendo él mismo. No estoy hablando de ningún candidato en particular; es un fenómeno bastante generalizado y global.
-¿Qué te pareció la campaña hasta el momento? ¿Algo sorpresivo?
-No me sorprendió nada de los resultados. Todo se dio de acuerdo más o menos a lo previsible. Quizás fue una campaña distinta en la gente. Algunos dicen que se vivió con cierta frialdad y es probable que haya sido así. No compiten los grandes líderes partidarios y eso pudo haber influido.
-Algunos candidatos, en especial Yamandú Orsi, tuvo algunos reparos a la hora de aceptar entrevistas. ¿Vino a Quién es quién?
-Sí, nosotros los tuvimos a todos. Está bueno que se escuchen todas las propuestas, no importa el tamaño electoral del partido, pero sí podemos decir que todo lo que tuvieron y tienen chance vinieron y eso es algo muy bueno de destacar. A todos se los trató exactamente igual. Se les hizo la entrevista con el mismo rigor periodístico y profesionalismo a la hora preguntar. No hubo condicionamientos para ninguna entrevista y eso habla muy bien del sistema político. Ninguno me consultó previamente qué le iba a preguntar o puso alguna condición.
-También hubo entrevistas de cara al balotaje…
-Sí, entrevistamos a Álvaro Delgado y a Yamandú Orsi. En este tramo final, centramos las preguntas en las propuestas de gobierno. Ante cada uno, yo hice el ejercicio mental de hacer de cuenta de que estaba hablando con el presidente de la república, porque uno de ellos lo será. Creo que es un contenido que la gente valora a pocos días de tomar la decisión. Si uno mira las dos entrevistas que están en You Tube, las preguntas son similares para que la gente compare.
-Tenés un estilo de llevar las entrevistas muy directo e informado, lo que ha menudo genera respuestas pertinentes, que son contenido de otros medios. ¿En algún caso un invitado se quejó de incomodidad?
-Una vez un entrevistado, no importa quién, me dijo: “Ah, pero acá hay que venir preparado”. Y la verdad que sí. Yo preparo mucho las entrevistas, si bien no tengo un papel adelante ni nada, estudio todo el tiempo y cuando voy a hacer una entrevista, tengo muy claro la trayectoria de la persona. La única manera de pasar incómodo en ¿Quién es quién? es no venir preparado y talentear, porque yo voy a confrontar con la información y los datos. Por suerte los políticos son cada vez más profesionales y ya no vienen tanto a talentear a las entrevistas.
-¿Cuál es tu visión que últimamente hubo muchos casos de de profesionales de comunicación, como Blanca Rodríguez, Gerardo Sotelo y otros, que se identificaron políticamente y estarán en el Parlamento?
-Me parece bien que los periodistas estén en la actividad política, como también me parece bien que lo hagan las ama de casa, los ingenieros, los carpinteros … todos las profesionales que se interesen por la actividad política tienen su derecho y para mí enriquece. No me gustaría que al Parlamento entren solo profesionales de carrera política. Me gusta que entren personas de la vida real para que nutran el debate. Tenemos un Parlamento grande en número, con 99 diputados y 30 senadores. Es un montón de gente y es válido y deseable que todos estemos representados.
-En el marco de la famosa “grieta” que algunos dicen que atraviesa Uruguay en términos ideológicos, ¿te ha pasado que te etiqueten como a otros periodistas?
-Que hablen de uno, es, para empezar, una condición en este rubro. Pasar desapercibido en esto del periodismo es un problema, porque significa que no hay nadie del otro lado del televisor o del dispositivo. Dicho esto, con los comentarios en redes sociales hay que tener cuidado. Porque en el anonimato se amparan cosas que podrían pensarse como genuinas y en realidad se trata de campañas orquestadas. En mi caso, hace no mucho un entrevistado me comentó algo que considero un halago: “”Hay semanas que pienso que sos de los nuestros y otras pienso que sos de los otros”, me dijo. Eso significa que estoy haciendo bien mi trabajo. Por más que me traten de encasillar, yo hago mi trabajo profesionalmente.
-¿Tenés definido el voto en el balotaje?
-Sí, pero yo no tengo simpatías ideológicas. Voto por factores que analizo caso a caso. Si tuviera una bandera política, lo diría. Creo que los periodistas tenemos un aporte que hacer para que no haya grieta. Y se trata de ser muy honesto y decir a quién se vota, en caso de que haya una inclinación clara. No es mi caso. No voto en blanco ni anulado, porque me gusta honrar el derecho que tenemos como ciudadanos de elegir gobierno. Me parece que es un privilegio y hay que aprovecharlo. Me tomo el trabajo de tener información para elegir lo que considero la mejor opción elección a elección. Pero no hay en mi caso ninguna simpatía. Si un día la tuviera, lo diría para ser honesto con la gente.
-En algunos temas, como la causa armenia, sí has militado…
-Sí, ese es un tema que me toca personal y familiarmente. Lo he dicho explícitamente, más allá de que es inocultable por mi apellido. Pero yo lo digo, lo explicito. Hace poco salió una ley que fue aprobada por unanimidad de senadores y diputados y que fue redactada por mí para reconocer el Genocidio Armenio y autorizar una cadena de radio y TV cada 24 de abril. Eso generó que el embajador turco salga a hablar mal de mí, inclusive en Canal 5. Está bien. Es parte de las reglas de juego que yo asumo al tomar una posición.
-Estás en Canal 5 hace 20 años, o sea que hubo varias gestiones en este tiempo. ¿Como definirías la relación con el canal público?
-Nosotros somos una coproducción de arrendamiento del espacio. Comencé con un gobierno colorado, estuvimos en los 15 años del Frente Amplio y ahora en este gobierno de coalición encabezada por el Partido Nacional. En ningún caso tuve un condicionamiento: nunca un director o político me llamó para censurar o poner condiciones. Si eso hubiera pasado, me habría ido. Lo único curioso que pasó fue en 2013, durante una gestión del Frente Amplio, cuando tuvimos que concursar. El programa ya estaba al aire, pero aún así hicimos un piloto y lo presentamos. Y ganamos. Así que tuvimos ese mérito adicional que un jurado internacional, convocado en ese momento, evaluó favorablemente al programa.