ENTREVISTA
El reconocido productor argentino está detrás de las temporadas de Cabaret y El método Moldavsky en Enjoy Punta del Este. Revela que eligió Uruguay para vivir.
—Al ser uno de los productores más importantes de la historia de la historia de la televisión argentina, ¿por qué decidiste hace unos años dedicarte especialmente a la producción teatral?
—Fue hace 11 años. Yo estaba en París, y ya había tenido experiencia en teatro haciendo las obras de programas de televisión como Chiquititas, Casi Ángeles, Floricienta y Bandana, pero nunca había comprado los derechos de una obra. Allí me hablaron de una comedia que se llamaba Le Prenom; la compré y la hice. Al otro año fueron dos obras, al siguiente tres y para este año tengo seis, sin contar las dos de Punta del Este y otra que tengo comprometida en España para setiembre. Estoy completamente dedicado a mis tiempos de teatro, amo lo que hago y le pongo la misma pasión que le puse a Telefé durante tantos años. Me interesa el camino que tomo para elegir la obra, el elenco, el director y trabajar con ellos.
—¿Cómo surgió la posibilidad de llevar adelante Cabaret Concert y El Método Moldavsky en Enjoy Punta del Este?
—Cabaret es un drama musical situado en los cabaret de los años 30, y es sobre el que se hizo la película de Liza Minnelli. Nos había encantado hacerla en Argentina junto al equipo encabezado por el director Alberto Negrín. Cuando la gente de Enjoy nos dijo que le gustaría que hiciéramos teatro en el hotel, enseguida con Alberto dijimos de hacer Cabaret. Armamos un show más internacional por el turismo que hay en Punta del Este, así que la hicimos tomando los cuadros musicales que todos tenemos en el oído y en la cabeza por tantos años, sin lo dramático ni el texto, solo musical. Después acordamos en traer una figura que ya había tenido mucho éxito en Punta del Este como Roberto Moldavksy y me dijeron que les encantaría tenerlo por una temporada entera. Así se concretaron los dos espectáculos: el de Cabaret que está donde funcionaba Ovo Night y el de Moldavsky en el salón Montecarlo.
—¿Sos tan meticuloso en el teatro como lo eras en tu trabajo en televisión o te permitís relajarte más?
—Recién pasé por la boletería, y la gente estaba parada haciendo cola. Me puse contento por la venta de entradas, pero cuando vi que la cola no avanzaba me metí en la boletería para ayudar a vender entradas yo mismo. Si eso no contesta tu pregunta...
—Veraneás en Punta del Este desde que eras niño, ¿cómo definirías tu vínculo con el balneario?
—Cuando era chico venía durante dos meses y medio: desde el día después de que terminaba las clases hasta dos días antes de volver a empezar. A mis 30 y pico pensaba que a cierta edad me iba a venir a vivir acá. Y vine. Estoy viviendo en Uruguay desde hace dos años y medio. Amo este lugar, amo a los uruguayos. Amaba bajar del barco en Colonia, prender la radio y ya sentir que estaba en otro planeta. Me encantaba venir por la ruta escuchando las publicidades de la radio. Era tan cerca de Buenos Aires, pero todo tan diferente: los comerciales, los programas, la acentuación del locutor. Ahora estoy en Punta del Este, pero no veraneando sino dedicado a dos grandes espectáculos de verdad. Y si bien nos interesa el turismo, estamos gratamente sorprendidos por la gran aceptación que tuvieron los espectáculos en el público uruguayo.
—¿Extrañás algo del ritmo frenético de una ciudad como Buenos Aires?
—Es que mi ritmo de trabajo lo sigo teniendo. Con la computadora y el teléfono estoy al alcance de todos. Estoy armando una comedia musical para Madrid y si me llama el dueño de la sala ni sabe desde dónde le contesto.
—Se sabe que sos amigo de Susana Giménez, ¿te encontrás con ella seguido en la rutina de Punta del Este?
—Soy familia con Susana, es más que mi amiga. Tengo una historia divina con ella. Nos juntamos y hablamos muy seguido. Pensamos hacer algo juntos a futuro.
—¿Cómo recordás el nivel de exigencia de la época en la que eras gerente de programación de Telefé durante la década de los 90?
—Yo vivía dentro del canal. Muchas veces salía tan tarde que paraba en una estación de servicio para comer un pancho de parado y seguir a mi casa para dormir, y al otro día me daba una ducha, llevaba a los chicos al colegio y volvía al canal. También iba los sábados y domingos para mirar las promociones, porque no es como hoy que te las pueden mandar al celular. Por mis manos pasaban los guiones de todos los programas que salían al aire, no solo de las ficciones. Recuerdo que muchas veces me sentía como sumergido dentro de un submarino, mirando la pantalla.
—Siendo que ese trabajo era tan importante en tu vida, ¿cómo recordás la instancia en la que resolviste dar un paso al costado, en 1999?
—La televisión es mi vida, pero después de diez años de dirigir Telefé y hacer tantos éxitos hubo un momento en el que me di cuenta de que el canal había liderado durante todo el período y que nuestros programas estaban llegando a todo el mundo, así que más satisfacciones no podía tener. Sentí que no tenía más motivaciones para seguir. Mi hija estaba embarazada de Franco, mi primer nieto, y dije “llegó el tiempo de los afectos”.
—¿Sentís que de alguna forma durante esos años cargaste a Telefé de una identidad que mantiene hasta hoy?
—Sí, aunque si lo digo puede sonar soberbio. Cuando me fui elegí como sucesor a Claudio Villarruel, que estuvo muchos años, después hubo una transición con Marisa Badía, la sucedió Tomás (Yankelevich), que estuvo seis años liderando, y en la actualidad Telefé sigue liderando con Darío Turovelzky, que es el actual CEO del canal. Con Darío trabajamos juntos durante 12 años. No digo que se formaron conmigo porque tienen más capacidad y estudios que yo, pero nos conocemos mucho.
—¿Cuál es el rol que ocupa hoy la televisión abierta ante el avance de las plataformas on demand?
—Yo amo la televisión abierta. Pienso que de ninguna manera las plataformas son enemigas de la televisión abierta. Son más enemigas del cable o del cine, sobre todo con la pandemia, cuando la gente se acostumbró a ver las películas en su casa.
—Pero hay cambios en los hábitos de consumo de la televisión abierta como tal; es excepcional que alguien acomode su rutina en función del horario de un programa de televisión como antes...
—Eso es verdad, pero lo terminás viendo igual. Lo grabás y lo ves más tarde, lo ves parando o en una velocidad más rápida. Pero lo ves. También siento que hay un volumen de gente muy importante que ve los programas en sus horarios. Es una compañía para la gente que está en su casa por distintos motivos. Y además la televisión de aire sigue vendiendo.
—¿Y en términos de ficción?, ¿no están en desventaja las ficciones de los canales de aire frente a las que se realizan para las plataformas?
—Eso sí cambió a favor de las plataformas, pero tiene mucho que ver con la situación económica de un país. Hoy por hoy en Argentina cuesta armar una ficción. Telefé hace una, El Trece otra, y en total hay un par de ficciones por año. En la época en la que yo dirigía Telefé se hacían muchos unitarios, y todos los días había una ficción diferente en el canal, además de las novelas.
—Durante tu gestión en Telefé se consolidó la carrera de Marcelo Tinelli, ¿cuál es la lectura que hacés de su último año en el que no logró mantener el liderazgo de temporadas anteriores?
—Yo se lo digo a él: es un gladiador que siempre se reinventa. Para él no existe la palabra “no”. Hoy tal vez se ve que no le fue tan bien el último año, pero hace 30 que viene haciendo éxitos. Me da la sensación de que es injusto caerle encima diciendo que hizo un fracaso, cuando es un tipo exitosísimo al que le ha ido muy bien independientemente de que a uno le guste o no, o que él mismo haya reconocido que mucho de lo que hizo en su momento no es lo mismo que haría hoy. Estoy seguro de que va a seguir con su carrera de éxito.
—¿Te pide consejos?
—Nos vemos de vez en cuando, por supuesto que siempre estoy para darle mi opinión a él o a todos los que me la piden. Cuando me venís a pedir un consejo, yo te lo doy, pero si tomás otro camino, no te fue bien y volvés a pedírmelo…ahí ya no estoy. Mi tiempo vale.
—Antes de la pandemia estaba avanzado el proyecto de llevar Casados con Hijos al teatro, ¿se va a retomar?
—Estamos trabajando mucho con Guillermo Francella, que va a dirigir la obra. Se va a hacer en 2023. En 2022 Guillermo y Luisana (Lopilato) estaban comprometidos.
—¿Te afectó la polémica en torno a la salida de Érica Rivas del elenco?
—Es algo que a veces pasa y pasó. No quiero entrar en esa polémica porque no tiene sentido. Todo el mundo reconoce lo que significa Érica como actriz. Hay que respetar los pensamientos de ella. De alguna manera parecía como que ella no coincidía con lo que era el Casados con Hijos que se vio en la televisión.
—Pasaron 11 años de la partida física de Romina Yan, ¿te puedo preguntar cómo es hoy tu conexión con ella?
—Mi hija está conmigo y está con todos nosotros. Me encantaría que si hay alguna persona que tuvo una pérdida tan grande como la que tuvimos los que perdimos físicamente a Romina, puedan tener la posibilidad de creer y de tener fe de que esto no termina acá, sigue en otro plano y nos vamos a volver a encontrar.
—¿Creés que tus nietos van a continuar el legado familiar en los medios?
—Mi nieto mayor, Franco, está estudiando la carrera de actuación en una de las academias más importantes de Londres. Fue el único latino que entró entre 330 aspirantes. Le tengo mucha fe. Mi segundo nieto, Valentín, está trabajando conmigo y es muy bueno para los deportes. A Azul, la tercera, le gusta la idea de dirigir. Hizo unos clips caseros y me gustó mucho cómo los editó. Los hijos de Tomás son más chicos y están estudiando. Seguramente alguno de ellos va a seguir adelante con la pasión que llevamos tantos.