Redacción El País.
El comunicador Henry Navarro está al frente de la propuesta vespertina de Radio Oriental, de 15:00 a 17:00 y que además va por streaming. A cinco años de sus inicios, La Supertarde se consolida en su horario y ofrece una receta de compañía entre el entretenimiento y la información, con una pizca de humor.

—Junto a Jorge Marfetán y Alejandro Pachón, están al frente de La Supertarde (Radio Oriental), que cumple cinco años. ¿Cómo surgió el proyecto?

—En agosto de 2019 que fue un momento trágico para la radio. De forma imprevista, enfermó y falleció Abel Duarte. Él era amo y señor de las tardes con Musicalísimo. Nosotros habíamos armado un proyecto para la mañana y cuando se dio la ausencia de Abel, la radio nos propone adaptar el formato para la tarde. No hemos querido “copiar” en ningún sentido a Abel, pero tomamos un poco de su impronta y de la impronta histórica de la radio, de los temas populares, el lenguaje sencillo. No nos interesa abordar temas demasiado elaborados o muy de nicho. Tratamos de tener un lenguaje que se pueda escuchar en cualquier parte del país y que sea llano y cercano. Eso no quita que no seamos rigurosos cuando abordamos asuntos médicos o científicos pero al mismo tiempo buscamos la mayor sencillez y el entretenimiento y humor en caso de que sea posible.

—¿Cómo definirías el formato?

—Imposible de definir. Para mí es entretenimiento mezclado con información y compañía. Tiene una pizca humor, que a mí me gusta para darle. Se presta mucho la hora de la tarde para ese contenido que el oyente puede disfrutar con tiempo. Abordamos todo tipo de temas, incluidos los políticos por ejemplo, pero con nuestra impronta descontracturada.

—¿Cuáles fueron tus inicios como comunicador?

—Empecé siendo adolescente en Artigas. Soy oriundo de la localidad artíguense de Paso de las Tropas, pero fue a la capital departamental a vivir. Comencé a trabajar en una radio llamada Aquarius (hoy desaparecida) en un programa básicamente para gente joven: nos fue muy bien, se escuchaba mucho en aqueños años (2002 - 2003) y luego tomé la decisión de venirme a Montevideo a formarme en periodismo. Estudié dos años y la primera oportunidad que tuve en Radio Oriental me la dio Julio Frade, que entonces era gerente de la emisora, que me seleccionó como locutor. Mis primeras salidas al aire eran para leer los avisos necrológicos todas mañanas. Luego fui pasando por distintas áreas, como una escalera, y sigo siendo locutor de la radio desde hace 18 años.

—¿Cómo tomaron el desafío de ocupar gran parte del horario que tenía Abel Duarte?

—Es una responsabilidad muy grande. Mucha gente hizo la comparativa pero desde el comienzo dejamos en claro que queríamos hacer una propuesta distinta a Musicalisímo. Primero porque sin Abel es imposible hacer Musicalísimo, más allá de que con nosotros está Jorge (Marfetán) que lo acompañó mucho tiempo. Y segundo, porque teníamos una apuesta por la renovación.

—¿En qué sentido se expresa esa renovación?

—Durante la pandemia, el programa explotó en audiencia. Con mucha gente en la casa, había más tiempo y espacio para llegar a la gente. Además, nosotros tomamos una política que fue no hablar de la pandemia, del virus, de la vacuna… nada de eso. Pensamos que había abundancia de información en todos los demás horarios, con los informativos de tres horas y todos los periodistas hablando del tema, entonces nosotros fuimos por otro camino. Porque la vida sigue más allá del Covid. Eso fue valorado por la gente. Empezamos en ese momento a transmitir por streaming y hoy seguimos por ese camino.

—Así que también implica una propuesta audiovisual…

—Sí. Adaptamos el estudio, lo decoramos. Cuando volvió el fútbol, me acuerdo que había partidos a toda hora y eso nos generó que no saliéramos por la radio, pero sí estábamos en You Tube. Nos dio otra cara el programa y de a poco hemos ido mejorando las cámaras, la decoración, que tiene que ver con la propia gente o cosas que traen los invitados y van quedando. Quedan en el programa.