Historias de boliche: "Vértigo", la megadiscoteca de Piriápolis que fue récord de permanencia

El local bailable funcionó entre 1988 y 2011 en varias locaciones, aunque la más recordada fue en la rambla de Playa Grande. En la actualidad, el local se reconvirtió en complejo de apartamentos de uso vacacional.

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Vértigo tenìa capacidad para 3.500 personas en cuatro pistas.
Foto: Gentileza José Luis Casal.

Redacción El País.
La discoteca Vértigo, en la rambla de Playa Grande (cercanías de Piriápolis) fue un clásico de los veranos entre 1988 y 2011: tres generaciones de jóvenes lugareños o veraneantes de la zona bailaron en alguna de sus pistas o se tomaron el ómnibus que iba y venía con rumbo hacia el centro del balneario a los pies del cerro San Antonio.

La historia de Vértigo se inició en 1988. Cuando José Luis Casal y Alejandro Sánchez, sus fundadores, tuvieron la idea de hacer bailes en el Country de Piriápolis. Esa fue la primera locación y el nombre ya estaba definido de 10 años atrás. Lo cuenta Casal, quien en ese entonces ya tenía recorrido como DJ y era responsable de multitudinarios bailes en el Club Náutico de Carrasco - Punta Gorda.

“En 1978 recibí un disco de la banda holandesa Kayak y me llamó la atención el nombre del sello: Vértigo. Era un vinilo que al ponerlo a girar, el diseño en forma de espiral, formaba una especie de túnel infinito”, recuerda.

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Cuando junto a Sánchez empezaron a planificar la discoteca, Casal sugirió el nombre que tenía pensado de 10 años atrás.

Luego de los primeros veranos en el Country de Piriápolis, Vértigo se mudó a un quincho en la rambla de Playa Grande. Allí funcionó de 1990 a 1996 y pudo dar sus primeros pasos para convertirse en una megadiscoteca, como era el estilo de aquellos años. Desarrolló dos pistas y amplió su capacidad.

Pero el gran salto lo dio en 1997, la mudarse al terreno lindero al quincho. “Hicimos cuatro pistas y tenía una capacidad para 3.500 personas”, recuerda Casal.

La música de Vértigo era variada: había pistas de “marcha” (lo que hoy se conoce como electrónica), de rock y pop y otros géneros bailables. Un ómnibus iba y venía desde y hacia el centro de Piriápolisis como servicio sin costo para los asistentes a la discoteca o cualquiera de los vecinos que necesitara el traslado.

“Primero tuvimos dos ómnibus de Cutcsa. Luego importamos un ómnibus inglés de dos pisos”, recuerda Casal.

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El ómnibus de "Vértigo" iba y venía toda la noche de la discoteca hacia el centro.

Vértigo también tenía matiné para menores de 14 años, un baile que se extendía hasta la medianoche. Luego, la discoteca abría pistas para menores (entre 14 y 18 años) y otra para mayores, con barra con alcohol. Si bien la mayoría de los asistentes a Vértigo eran veraneantes uruguayos y argentinos (en especial de las provincias), también acudían los empleados que trabajaban la temporada en Piriápolisis o lugares cercanos.

“Ese tipo de boliche generalista, donde convivían de todas las edades y clases sociales, ya no existe más”, asegura el DJ.

En los años 2000, las preferencias de jóvenes y adolescentes comenzaron a cambiar: muchas veces se preferían fiestas en casas o acudir a boliches más pequeños. La era de las discotecas grandes discotecas llegaba a su final y el clásico de Piriápolisis no fue la excepción. En sus mejores épocas, abría todas las noches de verano pero ya en los 2000 empezó a perder clientela y recibía a los jóvenes los fines de semana. Su último verano fue el de 2011.

En la actualidad, el lugar se dividió en apartamentos para alquilar durante la temporada y mantiene el nombre: se llama Vértigo Beach Club.

En cuanto a Casal, su creador y director, se dedica a un rubro similar: tiene una empresa de ambientación, organización y producción fiestas de todo tipo. Cada tanto despunta su vicio como DJ. Mantiene el legado de Vértigo en fiestas puntuales, como en algún 24 de agosto, que reúne a los seguidores de la discoteca.

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José Luis Casal y Alejandro Sánchez fundaron "Vértigo".

El día que se durmió Diego Forlán o casi desfila Natalia Oreiro en Vértigo

La discoteca Vértigo, que funcionó entre 1988 y 2011 en Playa Grande (Piriápolis) fue escenario de miles de anécdotas. En su adolescencia, allí tocó Ignacio Álvarez, por ejemplo, con la banda musical que integró en compañía de su hermano y su novia de aquel entonces y que se hacían llamar Cuca and Brothers. Una noche Diego Forlán se quedó dormido en Vértigo al finalizar la noche y fue el ómnibus clásico de la discoteca el que lo devolvió en su casa. En ese momento, Forlán no había explotado todavía como futbolista.

Natalia Oreiro casi desfila en la discoteca. El director de Vértigo, José Luis Casal, se había comunicado con la agencia Valentino Bookings para organizar un desfile y ella prometió su presencia pero había viajado a Buenos Aires a probarse como actriz. “Si no quedó en el casting, con gusto voy”. La historia dictó que tomara un papel en la telenovela Ricos y famosos e iniciara su carrera en Argentina.

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En la actualidad, "Vértigo" es un club de playa.

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