Horacio Rubino, TV, "El tren" y Carnaval: "Hay grupos que dan palo para un lado y sobre el otro, no dicen nada"

En abril regresó “El Tren de la Noche”, el clásico que se emite en las madrugadas de Radio Monte Carlo. Horacio Rubino, su conductor, habla de esta segunda vuelta en El Tren, Carnaval, humor y TV.

Compartir esta noticia
Horacio Rubino.
Horacio Rubino.
Foto: Gentileza.

Hay pocos artistas como Horacio Rubino. Ha estado en todos los canales, hasta en cable, es una figura del Carnaval asociada al humor y la parodia, ha hecho radio, trabajó en líneas humorísticas telefónicas y hasta hizo teatro y televisión en Argentina. Desde hace cinco años está al frente de El Tren de la Noche, un clásico de las madrugadas de Radio Monte Carlo que cuenta con un público fiel, y una gran audiencia. Por el programa, ya tiene 47 años, han pasado muchos conductores y para Rubino es su segunda vez al frente, ahora junto a Paul Fernández. De su carrera, el humor, Carnaval y El Tren es esta charla.

—¿Cómo es hacer un programa que empieza a la medianoche y va hasta entrada la madrugada? ¿Hay un público fiel?
—Pasan varias cosas. Cuando uno piensa en un programa de la madrugada, imagina una cosa más calma, gente hablando tranquilo. ¿Te imaginas eso? Nosotros quisimos darle totalmente lo contrario a eso. Hacemos un programa con una dinámica que es el de las 14.00 o de la mañana. Lo hacemos muy activo, hablando con mucha energía, mucha buena onda, para que la gente termine la jornada con una sonrisa. Y al que tiene que seguir un rato más, le alegramos y acortamos la madrugada. Eso nos lo dicen varios, y al que vive solo le llevamos un poquito de humor y entretenimiento. Esa es un poco la tónica, que no sea algo tranquilo o aburrido. La intención es esa que a la gente se le acorte la madrugada y le podamos sacar una sonrisa.

Horacio Rubino y Paul Fernández en los estudios de CX20 Monte Carlo, donde conducen "El tren de la noche" cada madrugada.
Horacio Rubino y Paul Fernández en los estudios de Monte Carlo. Foto: Archivo.
Foto: Juan Manuel Ramos.

—Y para eso aprovechás tus años de Carnaval y televisión.
—Sí, tenemos entretenimiento, juegos, damos premios, comentamos las noticias de actualidad con humor. De lo único que no hablamos es de política y religión. Incluso cuando hablamos de fútbol y alguien quiere hacer un chiste, pedimos que sea con ingenio, con respeto.

—Y los oyentes se han acostumbrado a ese mecanismo.
—Sí, y si alguno “se descarrila”, hablando en lenguaje ferroviario, lo llaman al orden, enseguida, los propios oyentes.

—Has tenido una carrera en la que has hecho de todo, Carnaval, televisión, incluso en Argentina. ¿Cómo llegaste, esta segunda vez, al Tren?
—He hecho radio desde hace muchísimos años, y cuando estábamos haciendo Pizza a Carballo en Canal 4 surgió la posibilidad de hacernos cargo del Tren de la noche, que entonces estaba sin conductores. Tomamos esa responsabilidad, junto a Luis Alberto Carballo, y años después de ese ciclo, y habiendo pasado otros conductores por el tren, vuelve a quedar acéfalo. Me llamó Fernando Juárez, un amigo bárbaro que tuvimos ahí en la radio, falleció en 2018, diciendo: “el tren está sin conductor, ¿no quieres volver?”; le dije “Sí, por supuesto”. Fue así. Además, estamos hablando de la radio más escuchada del país. Bueno, nos contactamos con el entonces director de la radio y empezamos esta nueva época, como decimos. Ya van cinco años al aire y con muy buen resultado. “El Tren” es el programa más escuchado en la madrugada, y los niveles de audiencia son incluso mayores a otras radios en las tardes, o las mañanas. Incluso radios reconocidas. Es un mundo de gente que nos escucha en ese horario.

Horacio Rubino.
Horacio Rubino.
Foto: Gentileza.

—Decías que los oyentes moderaban los comentarios, pero la interacción no termina ahí, también mandan chistes.
—Sí, colaboran, nos mandan construcciones humorísticas con lo que estamos hablando. Hay un muy buen ida y vuelta con la audiencia porque somos de los pocos programas que leemos todo lo que nos mandan, que es mucho. A veces no nos da el programa, por más que tiene tres horas, pero tratamos de leer todo lo que nos llega por WhatsApp, o los viejos SMS, leemos todo. Muchos incluso escriben varias veces la misma noche.

—Te cambio de tema , ¿hace ya dos años que no salís en Carnaval?
—Sí, el retiro de Carnaval viene por varios motivos. La salud es uno, y uno ya no anda con los niveles de energía de hace 10 o 15 años. Por eso bajé mi presencia sobre el escenario. La sigo teniendo debajo como director y escritor del grupo. Y hacer un programa de madrugada, sin duda, trastoca lo que es el horario normal de cualquier trabajador. Hacemos el programa hasta las tres, y aprovecho la madrugada para armar cosas para el día siguiente, como el micro diario de humor de Monte Carlo a sus órdenes. Entonces la madrugada trabajo y me acuesto entre las 5 y las 6 de la mañana.

—Complicado para hacer trámites.
—Sí. Si tengo que hacer alguno se hace, pero sino la mañana la uso para dormir. Y mi día arranca al mediodía y cuando la mayoría, no así la audiencia del tren, está trabajando. Y mientras están durmiendo, nosotros estamos en plena actividad.

El tren de la noche
Horacio Rubino y Paul Fernández. Foto: Archivo.
Juan Manuel Ramos/Archivo El Pais

—Comentaba que has hecho de todo. ¿Qué te ha faltado hacer?
—Si algo me ha faltado hacer, es cine. Después he hecho todo. Me gustaría incursionar en el cine aunque en este mercado no abunde tanto. Después he hecho lo que se te ocurra, stand-up, monólogos.

—Hasta programas infantiles.
—Sí, tuve ese honor, y lo digo hoy porque en ese momento no éramos muy conscientes que hacíamos el programa infantil que batió récords en los cuatro años que estuvo en Canal 4. Lideramos el ráting absoluto en la rama infantil que lo venía trayendo, desde hacía años el que quizás sea el más longevo actor que condujo un programa infantil, Cacho de la Cruz con Cacho Bochinche. Ese era el programa imbatible, y nosotros, los cuatro años que estuvimos al aire, estuvimos liderando el ráting infantil, fuimos los únicos que pudimos superar a Cacho de la Cruz. Ya he contado, pero en el Mundial del 90 los partidos eran de tarde y él tiene que cambiar el horario, y se pone los sábados a la misma hora que Requete Sábados, que era nuestro programa. En julio de 1990 nosotros tuvimos 14 puntos de ráting y Cacho uno. Fue una cosa extraordinaria, no sé si se va a poder repetir, desbancar a alguien que lideraba en forma absoluta; nosotros pudimos hacerlo.

—Fue un programa que marcó a mucha gente.
—Sí, hasta el día de hoy, y hace unos cuantos años que dejamos de hacerlo, la gente me para en la calle y me saludan: “yo te veía”, o me cantan pedacitos de canciones desde un auto; así es todos los días. Y eso habla que, alguna huella dejamos, porque te recuerden hasta el día de hoy.

—Donde has estado, has dejado huella, como Requete Sábados, Momosapiens, Los Gaby’s o Videomatch de Tinelli. ¿Te costó mucho mantenerte fiel a vos mismo? Porque imagino que, acá o en Argentina, te habrán tentado con algún proyecto que no era de tu estilo.
—Obviamente si vos querés hacer dinero, mucho dinero, por ahí no podés ser tan selectivo, sobre todo en otros lugares del mundo; a mí me pasó eso que decís. En Argentina tuve propuestas que deseché porque pasaban por caminos que no estaba acostumbrado.

Horacio Rubino. Foto: Archivo El País
Horacio Rubino. Foto: Archivo.

—¿Algún ejemplo?
—A un grupo teatral que le estuve escribiendo, hacían un humor muy verde, ese estilo porteño de decir muchas malas palabras; y no es para mí. Capaz eso fue lo que no me entusiasmó de Argentina. También en el breve pasaje que tuve por Videomatch escribiendo, me tocó el equipo de Pachu y Pablo donde hacían “Grandes poemas de pequeños autores” y siempre terminaban con alguna grosería. No era el humor que estaba acostumbrado, ni el que me gustaba hacer. Capaz que si hubiera dicho: “bueno, lo hago igual”, podría seguir trabajando en Argentina, o hecho mucho dinero.

—Pero también sos autor de obras, ¿se gana con eso?
—En Argentina tuve una obra de teatro infantil que incluso estuvo ternada a los premios ACE, que son como los Florencio pero de allá. La obra estuvo tres meses en el teatro Metropolitan con un elenco bárbaro y en esos tres meses por los derechos de autor, más allá que por ser extranjero me descontaba la DGI, y Argentor, y acá Agadu, me pude comprar un auto. Si hubiera querido hacer plata capaz podría haber descartado el hacer solo lo que a mí me gusta, pero no lo hice. Más o menos siempre me mantuve fiel al tipo de humor que me gusta hacer: el humor más sano, sin demasiado doble sentido, nada de humor verde.

—Es un humor que hasta tiene su propio nombre.
—Si, eso me gusta mucho. También considero honorable que la gente le haya puesto a un estilo de humor, mi apellido. Dicen “es humor rubinesco” y en el fondo uno se llena de orgullo. Es como el que descubre una pieza arqueológica de un dinosaurio y después le ponen su nombre.

—En televisión hiciste programas infantiles y de humor, ¿por qué esos géneros faltan hoy en la pantalla?
—La televisión ha cambiado mucho, porque todo va cambiando, mutando. Creo que lo que nos pasó a nosotros, en otro momento no se hubiera podido dar hoy. En aquel entonces había sólo cuatro canales de aire, no existía todavía el cable cuando empezamos y menos la oferta infinita del streaming, internet y las redes sociales. Nosotros no tuvimos esa competencia, lo que había para ver era lo que estaba en esos cuatro canales de aire. Hoy es muy difícil poder realizar un programa televisivo que logre grandes niveles de rating, porque ahora competís contra todos esos medios que han venido con la tecnología. Además han salido algunas leyes que, por ejemplo, prohíben promocionar ciertos productos en programas infantiles. Todo eso va limitando, y aparte competí contra monstruos como Disney Channel, Nickelodeon o Cartoon Network.

El tren de la noche
Rubino y Fernández en "El tren de la noche". Foto: Archivo.
Juan Manuel Ramos/Archivo El Pais

—¿Lo mismo pasa con el humor?
—Sí, es lo mismo con los programas de humor con esos elencos enormes de 12 o 14 actores y escenografías que se cambiaban. Hoy la cosa apunta para otro lado, y además, el humor lo ha invadido todo. Hoy todos los programas tienen humor, hasta en un informativo en un momento se distienden y hacen algún chiste; lo mismo en los periodísticos de la mañana. Creo que la imposibilidad de hacer producciones caras ha hecho que no se realicen esos programas.

—En Carnaval has hecho humor y parodias ante todos los partidos. ¿Sentís que ha habido un cambio sobre los temas políticos? ¿O ha sido siempre igual y hay gente que lo descubrió ahora?
—El carnaval históricamente tuvo política adentro, y siempre fue crítico. Las murgas critican, y esa crítica debería ser para todo lo criticable. Capaz que hay algunos grupos que optan por hacer una crítica direccionada para un lado solo. Creo que cuando hay alguien que dice “el carnaval está muy politizado” me parece que se refiere a eso. Hay grupos que dan palo para un lado y sobre el otro lado, no dicen nada.

—Eso es politizar para un lado.
—Sí, me parece que lo que hoy se le critica al carnaval es flechar la cancha. Está bueno encontrar humor en todos lados y soy de los que cree que en Carnaval “todo es criticable”, no solamente para un lado. Me parece que lo que hoy se le critica al Carnaval es flechar la cancha; y si hay algo criticable para lo que ese grupo está criticando, bueno, no lo dice. Eso es lo que le está faltando. He escrito para carnaval, fui libretista siete años de Decalegrón, y le pegábamos a todo lo que se le podía pegar, con altura, obviamente; pero le pegamos a todos. Incluso había sketchs que eran totalmente políticos con personajes de todos los partidos, y se hacía humor de esa manera.

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar