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NOTA DE TAPA

Humberto De Vargas regresa a la TV luego de haber tocado fondo: "Siento que vuelvo a empezar"

El comunicador cerró su incorporación a VTV, y se declara tratado y recuperado a nivel emocional. Continúa en conflicto legal con su ex y distanciado de dos de sus hijos. "Yo los espero", asegura.

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Humberto De Vargas.
Foto: Juan Manuel Ramos.

—Acabas de cerrar tu incorporación a VTV y en breve estarás al aire. ¿En qué formato?

—Estamos en etapa de preproducción de dos programas, ambos con una impronta periodística. Uno de ellos (VTV al día) será una especie de semanario de noticias, pensado para el fin de semana, donde desarrollaremos los hechos principales de la actualidad basados en lo producido por los noticieros de VTV, por En la mira (de Gabriel Pereyra) o Poder ciudadano (Miguel Nogueira) y el resto de los programas informativos del canal. Buscamos darle una impronta descontracturada, algo parecido a lo que yo hacía en Arriba gente. El otro programa será de entrega mensual (Mano a mano con De Vargas) con informes en profundidad apuntando básicamente a cuestiones más bien sociales, como la minoridad, la vejez, la adolescencia... Lo que más me atrapa de esta propuesta es el foco puesto en el interior de nuestro país, en el resto de los 18 departamentos que componen el Uruguay. Me hace acordar a lo que hacíamos con La revista estelar en la década de los '80 en Canal 10, cuando recorríamos todas semanas el país.

—Es una pantalla nueva para vos luego de 40 años en Canal 10. ¿Cómo te has sentido en estos primeros días?

—Muy bien. Hace unos días se hizo la presentación formal con una recorrida por todo el canal; conozco a gran parte de la gente por no decir a todos de haber venido como invitado a diferentes programas, a Día a Día, Rumbo a la cancha... Realmente no me sentí “el nuevo”. La bienvenida, además, ha sido muy cálida y muy respetuosa de parte de todos. VTV es el único canal que puede decir que tiene una pantalla 100% uruguaya. En mayor o menor medida, los demás compran enlatados o películas. Aquí todo lo que se ve es producción nacional, lo que me identifica mucho. La dinámica de producción que estamos teniendo estos días también me entusiasma porque he venido no solo como conductor, sino como “conductor - productor”. Me involucro en los detalles, en la gráfica, en la escenografía, en los temas... Eso hace que cuando salgamos al aire, uno esté más identificado con el producto.

—¿El estreno está previsto para marzo?

—Sí, pero el debut en la pantalla de VTV será antes. La gente del canal ha entendido que también puedo ser columnista de Día a día, el magazine que está conduciendo Rosario Rodríguez y equipo todas las tardes. Allí, los viernes voy a presentar un segmento con materiales de nostalgia, recuerdos varios como hacía en Vivila otra vez. Eso lo haremos por primera vez el 17 de febrero. Todos estos desafíos por delante me tienen muy motivado. Siento que es un renacer, un volver a empezar, como si tuviera 20 años y en realidad estoy en los 60.

—¿Eso involucra también lo anímico a nivel personal? Has contado de tu depresión en el pasado.

—Estoy muy bien. Se lo debo fundamentalmente a mis médicos que me trataron en los momentos más complejos: me medicaron y aconsejaron sobre la manera en la que se debía seguir porque en mi cuadro de depresión había dos caminos: la autodestrucción, de la que un poco probé o definitivamente retornar a ser la persona que era. Volver a sentirme útil, pensar que tengo cosas para dar y no entregarme. También están los afectos que me acompañaron en decisiones bravas como la mudanza de la casa de Carrasco, donde vivía con mi ahora exesposa y mis hijos, lo que significó un gran esfuerzo físico, psicológico y emocional. En los últimos días desarmé aquella casa, regalé mucha cosa y volví al apartamentito que era de mi madre: allí pasé gran parte de mi infancia y adolescencia. Casualmente queda muy cerca de las instalaciones de VTV, así que desde ese punto de vista también es un volver a empezar. Estoy volviendo a los orígenes y mi recuperación también tiene que ver con este llamado de VTV. Al decir de Mirtha Legrand, “como te ven, te tratan...” Seguramente, si mi situación emocional no fuera la que es, de estabilidad, no me hubieran dado la oportunidad de volver a la pantalla.

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Humberto de Vargas.
Foto: Juan Manuel Ramos.

—¿En algún momento dudaste de la continuidad de tu carrera televisiva?

—Sí. Después del despido de Canal 10, yo pensé que iba a ser muy difícil, cuando no imposible, que volviera a la televisión. Por una razón muy simple: debe haber muy pocas figuras hoy en TV tan identificadas con un mismo medio como era mi caso con Canal 10. Estuve 40 años y más de 30 fui la voz institucional. Entonces, me parecía difícil una convocatoria de otro canal. Por suerte me equivoqué y llegó esta propuesta de VTV en un momento ideal de mi vida y mi recuperación.

—Sobre la salida de Canal 10, que se dio en agosto pasado con el argumento de la espirometría positiva, has comentado que te pareció inesperada. Pero en el plano jurídico, ¿pensaste en algún tipo de reclamo?

—No, solamente sentí una deuda desde el punto de vista humano en cuanto la persona que estaban despidiendo había pasado toda su vida profesional, 40 años, dedicado al Canal. Nací en esos pasillos. Trabajé con tres generaciones de empleados y de directivos. No esperaba una gran despedida, ni pretendía que le pusieran mi nombre a un estudio pero al menos que se buscara una forma de salida diferente. Ni siquiera tuve la oportunidad de despedirme de mis compañeros... hacer un asado con todos. Más allá de los mensajes que me enviaron muchos en forma personal, no tuve esa posibilidad. Sobre un reclamo judicial, no lo pensé, no está en mis planes. Seguramente, si hablara con un abogado, en 40 años de trabajo encontraría varios motivos para formular una demanda laboral pero no me interesa en este momento.

—Entre los mensajes que recibiste, ¿se comunicó María Inés Obaldía? Más allá de que hubiera o no una amistad y que ella desempeña actualmente otra función, la gente los tiene muy asociados como dupla.

—No. No he tenido contacto con María Inés últimamente. Tengo una estupenda relación con ella, no sé si llamarla amistad y no atribuyo al desinterés o falta de afecto que no me haya llamado. Quizás pensó que no sumaba demasiado mandar un mensaje, además de que debe estar muy ocupada en su trabajo en la Intendencia. No lo siento como una falta de su parte.

—¿Cómo sigue a nivel judicial la separación con tu exesposa Rosy Alhadeff?

—El divorcio ya salió. Ahora quedan instancias en el juzgado de familia por la pensión congrua que ella me está reclamando.

—Al cambiar tu situación de ingresos, también cambian los montos...

—Sí, cambian. Yo paso religiosamente desde que se fueron de la casa (octubre de 2020) la pensión alimenticia por nuestra hija Sofía (menor de edad) y en la medida que papá mejore sus ingresos obviamente, como en cualquier familia, mejora el ingreso para mi hija. Eso es indiscutible. Lo único que queda dilucidar es si también habrá una pensión para mi exesposa, como ella reclama. Lo determinará una decisión judicial que si con mis abogadas consideramos injusta, apelaremos y lo mismo podrá hacer la otra parte.

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Humberto De Vargas.
Foto: Juan Manuel Ramos.

—¿Has tenido algún tipo de contacto con tus hijos Facundo y Sofía?

—No, la situación sigue siendo la misma. Ellos decidieron cortar el vínculo desde que se fueron de la casa (octubre de 2020) y yo los sigo esperando. El otro día estaba en medio de la mudanza y una amiga que me estaba ayudando veía que quería decirme algo. Le pregunté y me terminó mostrando un video que había encontrado de la muestra del instituto de formación musical al que acude mi hija Sofía. Hicieron una versión de Cabaret y en el video aparece mi hija bailando, cantando y actuando de una manera extraordinaria. Mi amiga no me lo quería mostrar por miedo a que me causara angustia. Y la verdad es que me generó orgullo, orgullo de que mi hija disfrutara así sobre el escenario. Por sus venas corre mi sangre. Tanto ella como su hermano Facundo salían conmigo en el espectáculo que hacíamos en la Vieja Farmacia Solís cuando éramos una familia. Ahora yo los espero. A la expareja hay que olvidarla, cosa que ya he hecho, y con los hijos el amor filial es inquebrantable. El día que ellos decidan, papá estará y volveremos a hablarnos y amarnos como si nada hubiera pasado.

—Da la sensación que la problemática familiar la tenés no sé si superada, pero asimilada. No te sobrepasa emocionalmente...

—Así es. Me di mucho contra la pared para llegar a este estado, donde puedo decir que tengo la lección aprendida. Yo era de los que decía: “Nunca voy a tomar una pastilla para dominar la angustia”. Si yo como actor subo al escenario y hago lo que quiero con las emociones: si hay que llorar, lloro. Si hay que estar eufórico, lo mismo. Pero en la vida real las cosas son diferentes: existen los ataques de pánico, la depresión, los impulsos de autodestrucción que no se pueden controlar como si fuera un personaje de una obra. Por suerte, los profesionales me agarraron a tiempo y con un tratamiento justo para estabilizarme. Hoy me siento como si hubiera renacido.

—¿Por dónde pasan hoy tus principales motivaciones? ¿Por lo laboral? ¿Por la recuperación de la familia?

—Te diría que las dos cosas. Mi hija mayor Josefina (fruto de su matrimonio con Laura Daners) es un puntal de mi vida y mucho más en este tiempo que me ha acompañado con su presencia. También, a pesar de la distancia, lo son Facundo y Sofía. Y por supuesto que esta oportunidad laboral que se me presenta significa un hermoso desafío. Yo quisiera que la próxima nota que hagamos en Sábado Show sea por el “éxito” de los programas que vamos a hacer en VTV, que sea una demostración de que uno sigue vigente y en lo personal, que las cosas estén un poco más tranquilas.

—¿Has podido volver a estar en pareja?

—No, no. Amistades muchas, muy queridas algunas. Pero no pienso en un vínculo de pareja en este momento.

—¿El consumo de alcohol en tu caso lo vinculás a la situación de angustia puntual o dirías que es un problema en tu vida?

—No, yo no soy alcohólico. Toda la vida he sido lo que se conoce como un tomador social. Y cuando me tocó vivir cierto tipo de penas de amor, como aconsejan tantos tangos, las empecé a ahogar en alcohol. Pero no es un problema en mi vida el alcoholismo. De hecho, bastó el tratamiento adecuado y que la situación emocional se estabilizara para que yo prácticamente haya dejado de tomar.

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Humberto De Vargas.
Foto: Juan Manuel Ramos.

—¿Volviste a manejar?

—No, hay que cumplir los plazos establecidos, en mi caso, de un año de suspensión de la libreta.

—¿Cómo tomaste la difusión de videos en la comisaría o el patrullero?

—Me dolió porque partieron de personas (los policías) que, se supone, están para cuidarlo. Pero bueno, entiendo que no pudieron evitar el cholulismo de saber que llevaban en su patrullero a Humberto de Vargas.

—¿No pensaste en este caso en un reclamo judicial?

—No. No me interesa terminar millonario.

—Navidad y Año Nuevo los pasaste en un residencial en Progreso (Canelones). Al compartir las fotos, se generó mucha repercusión. ¿Por qué elegiste ese lugar?

—La dueña, Mariela Olivera, es amiga mía. Conversando con ella, me dijo que a algunos de los ancianos, los pasaba a buscar la familia pero otros se quedaban ahí. Me contó que solía hacerles una comida especial y yo decidí sumarme a la celebración. Les cociné un menú especial, cantamos, contamos anécdotas. Pasamos divino. También estuvo mi hija Josefina con su novio. Fueron unas fiestas hermosas y para mí una experiencia tremendamente gratificante. No lo hice como una obra de caridad, ni me contrataron, lo hice porque estaba donde quería estar.

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