Redacción El País.
El comunicador Humberto De Vargas regresa a la pantalla con un proyecto propio cargado de información, análisis e ironía. En Último momento, que irá por la plataforma Firma y varios canales del Interior, Humberto De Vargas promete en dos ediciones diarias desmenuzar las noticias del día y contar la cocina de la información. Lo avalan sus más de 40 años de camino en los medios.

El ciclo estará al aire en los próximos días y el comunicador adelanta todos los detalles y revela su entusiasmo.

-Se viene Último momento, el programa con el que regresás a la TV. ¿De qué trata el proyecto? 

-En el nombre hay una carga de ironía. La mayor parte de las señales de informativos apelan a las famosas placas de impacto: “Urgente”, “último momento”. Y la verdad es que en esta penillanura de 3 millones y poco de habitantes pocas cosas se pueden considerar como “urgentes” o de “último momento”. Desde que trabajo con la agenda informativa, de Arriba gente (2010) para acá, tengo claro que nos manejamos con las mismas cinco noticias desde el lunes hasta el viernes inclusive. Las vamos estirando con la repercusión de la repercusión. Entonces, el nombre “Último momento” viene a parodiar un poco esa dinámica que yo conozco muy bien.

-Inclusive en campaña electoral, como estamos, ¿se producen cinco noticias a la semana?

-No más. Yo creo que en la actual campaña electoral lo único verdaderamente novedoso es la aparición de Andrés Ojeda como candidato, alguien que hasta hace poco tiempo no estaba en los pronósticos de nadie y a quien conocimos como abogado del sindicato policial. La otra noticia podría ser que finalmente Carolina Cosse aceptó ser compañera de fórmula de Yamandú Orsi…

-¿Y el desembarco de Blanca Rodríguez en la lista  del MPP?

-Sí, también. Sin duda fue una noticia. Aunque a mí no me sorprendió. Tanto su caso como el de María Inés Obaldía era conocida o evidente su simpatía o más que eso, su militancia porque en este tiempo han militado desde su ideología y en este caso quedó claro que la ideología tenía que ver con un partido político. Yo les conozco todo el recorrido porque a ambas las vi ingresar a Canal 10, traídas por la misma persona, el profesor Ángel María Luna. Me parece perfecto el camino que eligieron y les reconozco que han sido brillantes como comunicadoras y ahora en la política habrán encontrado el lugar desde donde pueden seguir aportando a la sociedad, No lo sé. Yo no lo haría. Yo he trabajado para todos los partidos pero en todos los casos, como conductor o locutor profesional, cobrando por el trabajo.

-Volviendo al programa, ¿Cómo será el formato? 

-Voy a estar con cinco pantallas siguiendo los informativos en vivo del mediodía y en el segundo capítulo diario, el central. Ahí mismo en vivo se va a ir desmenuzando las noticias del día y aportando el conocimiento que tengo de la cocina, el énfasis que le da cada medio. No es lo mismo el tratamiento de una noticia que puede hacer Telenoche que TV Ciudad o Canal 10. También habrá una editorial mía, una reflexión que puede ser al final sobre el tema del día. Me parece que en los medios falta contextualizar la noticia y Último momento tiene esas intenciones. Además, de convertirme en aquel mago que reveló los trucos.

-¿Será como un programa de archivo en vivo?

-Algo así. Por momentos nos vamos a central en un canal, por momentos en otros. Yo tengo que tener la capacidad de mirar las cinco señales a la vez. Además, vamos a tener un Ipad con los canales del Interior porque nos va a importar mucho lo que suceda fuera de Montevideo. También vamos a tener muy aceitada y muy directa la comunicación con la audiencia. En la edición de la noche, que va a ser más descontracturada, vamos a contar por momentos con Gaspar (Valverde) con un personaje que vendría a cumplir el rol de la “abuela” (Antonio Gasalla) con Susana Giménez, metiendo el dedo en la llaga con algunas preguntas.

-Si fueras a dar una editorial ahora, ¿qué dirías? 

-Por ejemplo, en los últimos días se viralizó la campaña del candidato Ojeda en un gimnasio. Más allá de si me parece mal o bien, es secundario. Lo interesante sería opinar por qué una cosa así se viraliza y es motivo de conversación. Yo me acuerdo que en los años ‘90 en Argentina aprendí una cosa. Estaba haciendo el programa Estudio 13 y fuera del aire hice un comentario irónico sobre las posibilidades políticas de Palito Ortega. Entonces me dijeron: “Acá, en Argentina el éxito se respeta”. Esa frase me quedó grabada porque más allá de lo que opinemos de Palito o de su música, el éxito se respeta. Porque de no hacerlo, indirectamente tratás de incultos e ignorantes a sus seguidores. Entonces, voy a empezar a respetar el éxito de quienes viralizaron ese spot de un candidato en un gimnasio. Lograron el objetivo de alcance y que mucha gente hablara del tema. Si eso se convierte en votos, está por verse.

Juan Manuel Ramos/Archivo El Pais

-Decías que trabajaste profesionalmente con todos los partidos, ¿darías el paso a la militancia?

-No, porque yo no puedo traicionar la confianza que la gente me dio. Trabajé con muchos políticos en la cocina de esos actos en los que se busca sacarle brillo al candidato, maximizar sus virtudes y ocultar sus defectos. Lo hice para el Partido Colorado, los blancos y el Frente Amplio. Después, lo que yo voto es una cosa entre el sobre, la lista y yo. Se define en el cuarto secreto y después sigo mi vida como comunicador profesional. Esa independencia me ha jugado en contra en varios casos.

-¿Por ejemplo?

-Yo soy y sigo siendo un actor respetado y muy considerado entre todas las compañías grupos de teatro. Participé de muchas compañías, algunas con un sesgo muy claro de izquierda. En ciertas instancias, cuando se hablaba en asambleas y se discutía si como grupo artístico íbamos a participar de determinada marcha, Humberto siempre se negaba. “Mi ideología es una cosa y mi trabajo como actor y mi arte es otra”, decía. No fue este un pensamiento que cayera muy simpático y cada vez me llamaron menos. Yo estoy satisfecho así, con mi trabajo independiente. Nunca trabajé para el Estado en nada: no fui locutor de un ente, ni presentador del día de la jurada de bandera, ni siquiera a nivel municipal. Es más, jamás el MEC dio plata para obras en las que estuve: ni este gobierno ni los anteriores. Así que puedo hablar con completa independencia.

-A nivel teatral tenés algún proyecto…

-Tengo un unipersonal que me va a empezar a manejar mi buen amigo Alfredo Leirós, que se titula “De Vargas… al confesionario”. A mi manera, con música, con humor, hago un repaso de mis escándalos biográficos, que la gente conoce, y vamos riéndonos juntos. Eso por un lado. Por el otro, tengo entre manos una comedia para hacer con Luis Alberto Carballo. Ya me dijo que sí: le voy a pasar el libro y seguro se va a divertir muchísimo.

-Y en lo televisivo, Último momento no sería el único proyecto…

-No. Estamos con la idea de retomar con la productora Firma un proyecto para los sábados, de tres horas en vivo, con un recordado título televisivo de los años 80 y 90. Hay una negociación que tiene que ver con Canal 5 que de repente se animaría a acoger ese proyecto y sería para mí el canal ideal por su penetración en el interior. Si se llega a dar, casi que sería un marco ideal de despedida para mí.

-¿Estás pensando en el retiro?

-No, seguiría en producción y en otros proyectos puntuales, pero en la conducción quizás sí. En caso de que se dé esto. El streaming es un mundo nuevo, que exige contenido todo el tiempo y me tiene muy entusiasmado.

-A nivel familiar se ha hablado mucho de tu vida luego de la separación, el enfrentamiento con tu ex y el deterioro en la relación con tus hijos menores. ¿Hay algún cambio en esa situación?

-No. Lamentablemente la situación es la misma. Digo lamentable porque me gustaría que hubiera al menos una tendencia a la normalización, pero bueno. Todavía ha pasado muy poco tiempo desde las resoluciones judiciales. Hubo algún título que no fue exacto: obviamente que yo extraño a mis hijos. Solo que vivo con eso y aspiro por supuesto a recuperar la relación.

-Judicialmente, tenés que pagar una pensión cóngrua a tu exesposa por varios años…

-Sí, me tocó eso. Es una pensión que se otorga en muy pocos casos y si uno lee en el código es una artículo completamente machista porque básicamente cosifica y minimiza a la mujer, reduciéndola a la incapacidad, entonces el hombre, como exmarido, le tiene que pasar un porcentaje de sus ingresos para mantener el nivel de vida. Yo leía y decía: cómo puede convivir esto con legislaciones más modernas como la ley de género. Pero bueno, así es la ley y la respeto profundamente.