Ignacio Álvarez: "A muchos periodistas los está llevando la corriente feminista radical"

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Ignacio Álvarez. Foto: Marcelo Bonjour
Ignacio Álvarez.
Foto: Archivo El País

NOTA DE TAPA

Por primera vez, el periodista responde punto por punto sobre la demanda y el allanamiento que enfrentó luego de difundir los audios de la presunta violación grupal sobre la que habló el país entero.

—Volvés mañana a la televisión con una nueva temporada de Santo y Seña (Canal 4), ¿notás mayor expectativa este año luego de difundir en radio los audios de la presunta violación grupal que conmovió al país y de que haya habido una orden de allanamiento en tu contra?

—El domingo siguiente al allanamiento había muchos que estaban expectantes por lo que iba a decir en Santo y Seña, por lo que tuve que tuitear que el programa todavía no estaba saliendo al aire. Me están llegando muchos casos de hombres que dicen ser víctimas de falsas denuncias de mujeres, y vamos a hacer un informe al respecto más adelante.

—¿Cuál pensaste que iba a ser la reacción de la opinión pública cuando pusiste al aire en tu programa La Pecera (Azul FM) los audios de la presunta violación de la que tanto se habló que podían sembrar dudas sobre el testimonio de la denunciante?

—Cuando recibí los videos quedé impactado como le pasó a la mayoría de la gente porque relativizan la versión que todos habíamos comprado. De la deleznable y reprochable violación grupal pasamos a que quizás no fue tal cosa. Y no solo por los audios sino por el informe forense que establece que no hubo daño genital, contrario a las versiones periodísticas que decían que se había constatado una violación por pericias médicas. También desmentimos que los jóvenes se hayan negado a hacerse un ADN. De todas formas yo dije que podía haber habido una violación, pero son elementos que hacen el caso más complejo.

—Esta semana sumaste el crudo testimonio del padre de uno de los acusados, ¿en qué sentido sentís que aportó?

—-Escuchar la otra campana. Además, el testimonio no solo fue fortísimo sino muy detallado y coherente en relación a los audios que pasé en el programa. Él cuenta que fue ella quien se les insinuó en el boliche una semana antes. Después ella acordó irse con el menor de 17 años. Al terminar de tener relaciones con él le dijo “traeme a otro que me coja bien”, y cuando llegó el otro ella se le rió en la cara por el tamaño de su pene al punto que él no pudo penetrarla. Fue entonces que ella dijo “tráiganme a otro así hacemos un trío”. Este testimonio es coherente con los audios, en los que ella dice “habíamos quedado en un trío”. Esto último es grave porque en la Justicia ella declaró que había aceptado tener relaciones con uno y que los otros se habían metido en la habitación y la habían violado. A todo esto se le suma la pericia forense que establece que no hubo daño ni genital ni anal.

—¿Te han llegado más elementos en estos últimos días respecto a la investigación?

—Sí, dos personas de su entorno se comunicaron conmigo para confesarme que la supuesta víctima dijo “esto se me fue de las manos”, y que ninguna le creía nada porque ella siempre había tenido una vida muy licenciosa a nivel sexual. Lo más fuerte es que la supuesta víctima, que dice estar medicada, con tratamiento siquiátrico y ataques de pánico que no le permiten salir de su casa por lo alterada que está después de haber sido víctima de la violación grupal, sale todas las noches de joda. Ella misma sube historias a Instagram en boliches permanentemente. ¿Esa es la reacción lógica de la víctima de una violación grupal? Todo esto no quiere decir que no haya podido ser violada, pero cuando uno empieza a unir una cosa con otra, todo va en la misma dirección.

—Con lo que se sabe hasta ahora, ¿creés que se produjo una violación o que el testimonio de la denunciante es falso?

—No sé, pero tengo muchas dudas. También conté que cuando se estaban despidiendo ellos le dijeron “te grabamos, vas a ser viral”. Entonces entiendo que aunque no haya habido violación, cuando a la mujer le dijeron eso se pudo haber descompensado. Yo puedo hablar con conocimiento de causa porque estuve expuesto frente a todos y sé lo que significa. Me parece entendible que en ese estado de shock ella haya dicho “les voy a hacer una denuncia a estos flacos para que no viralicen lo que grabaron”. No está bien, pero es entendible. Cualquier persona a la que amenacen con viralizarla en una orgía entraría en pánico.

—¿Entonces para vos lo más verosímil es que la denuncia sea falsa?

—Sí.

Ignacio Álvarez. Foto: Marcelo Bonjour
"Hay una batalla cultural que hay que dar y yo estoy dispuesto a darla", declara sobre su enfrentamiento al feminismo radical. Foto: Marcelo Bonjour

—¿Te sorprendió la repercusión que generó tu informe?

—Nunca me imaginé que el informe iba a generar lo que generó en mi contra: una investigación penal ordenada por la Fiscalía de Corte, legisladores del Frente Amplio denunciando para meterme preso y una orden de allanamiento a una radio y a la casa de un periodista para incautarle su celular y conocer la fuente que le pasó los videos de la supuesta violación. Nunca se me pasó eso por la cabeza. Todos los días me iba sorprendiendo más.

—¿Y en cuanto a lo que generó en la gente?

—Para mí la bomba era que las cosas no eran tal cual se habían dicho. Puede haber habido una violación, pero hay un cúmulo de indicios que apuntan para el lado opuesto al que estamos mirando. Nunca imaginé que la repercusión iba a ser “Ignacio Álvarez expuso la intimidad de...”. ¿Eh? ¿What the fuck?

—¿No sentís que expusiste a la presunta víctima?

—Yo procuré ser lo más cuidadoso posible. No subí los videos a las redes del programa para preservar la identidad de la supuesta víctima ni dije su nombre y chequeé que efectivamente fueran los videos de esa noche, porque hay algunos videos que circulan y no son. Yo hice un trabajo profesional, responsable y riguroso.

—Pero si efectivamente la chica sufrió una violación, uno supondría que no es lo mejor para ella que los audios de ese momento estén circulando por todos lados…

—Yo reconozco que hay una colisión de intereses y derechos que se ven afectados como pasa tantas veces en el terreno periodístico. Lo que afirma la doctrina, la Suprema Corte de Justicia y la Sociedad Interamericana de Prensa es que lo que hay que privilegiar es el derecho de la ciudadanía a estar informada acerca de un hecho de interés público. El valor superior es aportar información clave que ayude a llegar a la verdad. No hay que olvidarse: hay tres pibes que están en cana acusados de abuso sexual agravado y quizás sean inocentes. Ellos también pueden ser víctimas de una injusticia terrible. Ya pasó otras veces.

OPINIONES DIVIDIDAS

Álvarez y la nueva grieta que abrió en el público

Si la figura de Ignacio Álvarez ya generaba amores y odios, con la polémica de los audios esto se acentuó. Durante el transcurso de la entrevista en una cafetería de Pocitos, un taxista frena el auto para gritarle por la ventanilla: "¡La gurisa era una monja!", ironizando sobre la inocencia de la presunta víctima de violación. También se le acerca un joven para agradecerle por "defender los derechos de los hombres". "Es una falta de respeto lo que te hicieron", le insiste, a lo que el periodista contesta con un "vamo' arriba". También hay de las malas: durante la sesión de fotos en la sede de Fiscalía en Ciudad Vieja, una mujer a lo lejos le grita: "¡Ridículo!".

—Después de cierta unanimidad de críticas en contra al comienzo, ¿evaluaste que podrías haber presentado el informe de otra forma?

—Me lo puse a pensar y llegué a la misma conclusión a la que llegué entonces. No es que agarré los audios y los divulgué de una. Hice todo un trabajo. Los chequeé, consulté peritos, procuré hablar con la supuesta víctima aunque nunca respondió, cuidé su identidad. No cambiaría nada de lo que hice.

—Hay quienes dicen que podrías haber informado sobre el contenido de los audios sin necesidad de ponerlos al aire.

—Eso me parece muy ingenuo y poco periodístico. Cuando ella dice “ay, no, pará“, si uno lo lee entiende que dijo que no, pero si escucha el tono a las risas, se da cuenta de que es fundamental para contextualizar. El audio era un registro fiel de lo que estaba pasando y no estaba interpretado por mí. Yo le digo a la gente “esto pasó ahí, interpretalo vos”.


—¿Las autoridades de Azul FM o del Grupo Magnolio sabían que ibas a emitir ese contenido?

—No.

—¿Por qué dieron de baja los audios de la web después de que los pusieras al aire?

—El estudio de abogados de la radio aconsejó levantar esos programas. A mí la radio me puso a disposición su estudio, pero a mí paralelamente me  patrocina Andrés Ojeda. 

—¿Por qué tus compañeros de programa no estuvieron al aire con vos al momento de presentar ese informe?

—Yo salí solo al aire para preservarlos. Sabía que era un tema delicado y quería asumir la responsabilidad solo. Eso no quiere decir que ellos no lo compartieran.

—¿Padeciste los comentarios en tu contra o por el contrario disfrutás de ese protagonismo que te dan las críticas sobre tu trabajo?

—Tendría que ser masoquista para disfrutarlo. Me sorprendió desagradablemente. Después uno lo empieza a analizar y dice “es lógico”, sobre todo por quiénes son los que hacen esas críticas. En algunos casos plantean puntos de vista opinables, pero al mismo tiempo algunos demuestran no tener claro cómo es el trabajo periodístico.

—¿Cómo interpretás esa primera reacción en tu contra que parecía generalizada el día que difundiste de los audios?

—En el fondo de todo esto, o en “el frente”, hay un discurso feminista que por un lado es muy loable y yo apoyo. Yo me considero feminista porque creo en la igualdad entre el hombre y la mujer. Sin embargo, entiendo que en varias ocasiones se ha pasado de rosca. El péndulo estaba en una punta y ahora se fue a la otra. Hay como una corriente de opinión que grita muy fuerte, que no es mayoritaria en la opinión pública, pero presiona, condena, agrede y es muy violenta. Es obvio que las mujeres son unas de las principales víctimas de la sociedad, junto a otros. Pero una cosa es eso, y otra decir que la mujer siempre tiene la razón, que no se la pueda cuestionar, y que el que lo hace se convierta en un misógino. ¿De qué estamos hablando?, ¿cuántos hombres sufren por no poder ver a sus hijos porque la mujer inventó que él abusaba de ellos o que le pegó? Eso pasa. La mayoría de las denuncias seguramente sean ciertas, pero la mujer es un ser humano y hay que aceptar que, como todos, puede decir la verdad o mentir, y puede actuar con grandeza o con pequeñez. No podemos entrar en esto de que no se puede osar cuestionar. O como tuiteó la diputada Melgar, que simplemente por el informe periodístico que hice tuiteó que yo había hecho apología de la violación. Así estamos, con ella representando a parte de la población. ¿Cómo se puede deducir que yo estoy diciendo que está bien violar gente? Eso demuestra que hay cabezas muy enfermas y que hay una batalla cultural que hay que dar. Y yo estoy dispuesto a darla y la estoy dando. 

—¿Hay periodistas que se dejan llevar por esta corriente?

—Sí, la corriente también se está llevando puestos a muchos periodistas en cómo abordar determinados temas o en cómo pararse o informar sobre determinadas situaciones. Mirá: La persona que me escribió para decirme que tenía esta información, me contó que le había escrito a una conocida periodista de nuestro medio y nunca le contestó. Me mandó la captura del chat en la que le clavó el visto dos veces. Eso para mí es gravísimo y condenable. Alguien te dice que tiene información de interés general y vos estás mirando para el costado. ¿Cuál es tu interés superior?, ¿conocer la verdad o si hay una verdad que puede ir en contra de una causa a la que adherís, mejor taparse los ojos?

—Hubo muchos periodistas que criticaron la publicación de esos audios, otros que dijeron que su contenido no era relevante, e incluso un periodista de la talla de Aldo Silva dijo que a él también le habían llegado pero había elegido no emitirlos, ¿atribuís estas posturas a “adherir a una causa”?

—Eso es lo contrario a lo que debe hacer un periodista. Un periodista no puede apropiarse de una información y guardársela si sabe que es cierta y que puede cambiar el curso de un tema de notorio interés general y en el que hay tres jóvenes en cana, quizás injustamente. El periodista tiene que trabajar para la gente. No me importa lo que me digan o lo que opinen los colegas. Yo trabajo para la gente con mi conciencia y mi profesionalismo.

—¿Considerás que hay una especie de autocensura, entonces, para no contradecir la corriente feminista?

—Hay una corriente feminazi, que es cuando el feminismo se transforma en odio al hombre y en que no se puede cuestionar a una mujer solo por ser mujer. Eso es antidemocrático y antiperiodístico. A muchos se los está llevando esa corriente sin darse cuenta. No se detienen a pensar cómo son las cosas o cómo debe actuar un periodista. Se autocensuran o tienen el reflejo de ser políticamente correctos para no arriesgarse a ir en contra de esa corriente. No necesariamente por miedo a las represalias sino porque compraron ese discurso inconscientemente y no llegaron a cuestionarse si tiene validez.

EL OTRO DEBATE

La postura del periodista sobre la LUC

Álvarez es categórico al anticipar su voto del 27 de marzo, cuando la ciudadanía resuelva en el referéndum si deroga o no 135 artículos de la Ley de Urgente Consideración: “Voto NO como la mayoría de los uruguayos según las encuestas. Hay muchas cosas positivas (en la LUC)”.

—La publicación de los audios derivó en una denuncia en tu contra firmada por varios legisladores del Frente Amplio, ¿sentís que te quieren ver preso?

—A las pruebas me remito. Más de 60 firmaron para que se me investigara. Después muchos se bajaron del carro y la denuncia la terminaron firmando unos pocos. Hace unos días se comunicó una persona conmigo para decirme que lo había llamado un exlegislador del Frente Amplio para preguntarle si tenía alguna data para tirarle sobre mí porque yo estaba “de vivito”. Hace dos días también llamó un hombre que trabajaba en la policía a la radio y me dijo: “Te van a partir el culo, hablo de lo que tengo documentado”.

—¿Te preocupa?

—No, que me revisen. Tengo la conciencia tranquila. 

—Si uno lee la Ley de Violencia de Género citada en la demanda pareciera que la incumpliste, porque condena la difusión de contenido íntimo sin autorización.

—El tema es que no se puede hacer una interpretación literal del artículo de una ley. Siempre se debe entender en el contexto de un marco normativo donde tenés la ley, pero también la Constitución y Convenciones Internacionales. En este contexto, se entiende por sentido común que es delito que alguien viralice el video de su exnovia para humillarla públicamente, y a eso se refiere el artículo en cuestión que nada tiene que ver con lo que hice yo, donde lejos de querer humillar a alguien buscaba echar luz sobre un tema de interés público y además nadie se enteró quién es. 

—La demanda devino en un allanamiento con el objetivo de incautarte el celular, y con este episodio hubo una especie de viraje en la opinión pública: pasaste de ser condenado por emitir los audios a ser respaldado por ser víctima de un operativo policial, ¿te sirvió en ese sentido?

—Es una forma diabólica de plantearlo. Con el diario del lunes, bárbaro. Pero hay que estar con el diario del viernes, cuando yo estaba en casa y me llegó un mensaje de Azul FM diciendo que estaba la policía con una orden de allanamiento, y que iban a ir a mi casa. Tuve que llamar a mi hijo para que no se pusiera nervioso. Te lo regalo. ¿Orden de allanamiento?, ¿la policía llamándome para que yo entregue mi celular? Parecía una película.

—¿Evaluaste la posibilidad de entregar el celular?

—Ellos llegaron tarde a la radio quizás por ineptitud y después yo me negué a entregarlo. Hay decenas de personas que depositaron su confianza en mí: ciudadanos pidiendo que no los deschave porque pueden perder su laburo o hasta su vida, porque hay denuncias contra narcos. También tengo denuncias contra políticos y hasta contra magistrados, incluso algunos de los que están involucrados en este caso. Es un pecado que un periodista entregue el celular porque vulnera el secreto de la fuente. Pero lo más imperdonable es que una fiscal y una jueza den esa orden de allanamiento para que la policía me incaute el celular y todos los dispositivos míos y del programa. Después recularon con la conmoción nacional e internacional.

—¿Pero te sirvió para que la opinión pública se alineara a tu favor?

—Yo veo en la calle el apoyo de mucha gente. Creo que al principio gritaron los gritones, que por gritar más fuerte no son más. El tema del allanamiento generó la indignación de una mayoría silenciosa que vio que era un exceso y me dijo “estamos contigo”. Y en el fondo no es estar “conmigo”, porque cuando se defiende al periodismo se defiende a la gente y su derecho a estar informada. Imaginate si yo hubiera entregado el celular; de ahí en adelante, ¿cómo vamos a trabajar los periodistas sabiendo que con la orden de un juez el celular te lo puede sacar la policía? ¿Quién se va a animar a confiar en un periodista sabiendo que mañana un juez baja una orden y los datos que esa persona confió los va a tener andá a saber quién más?

—¿Qué creés que hubo detrás de esa orden de allanamiento?

—Primero, burrez. ¿Cómo no saber que es un escándalo librar una orden de allanamiento contra un periodista por hacer su trabajo?, ¿cómo no saber que hay principios sagrados y tratados internacionales que resguardan estas cosas? Y por otro lado, hubo ideología. En muchos casos pasa que les gana el fanatismo y se pierden de vista principios sagrados.

—Te mostraste muy crítico con la postura que tomó el fiscal de corte Juan Gómez, que negó el allanamiento, habló de un “error estratégico” y no aplicó ninguna sanción.

—Lo de Juan Gómez fue un papelón, una vergüenza. Hasta ahora yo tenía buena relación con él, pero no da la talla del cargo que ostenta.

Ignacio Álvarez. Foto: Francisco Flores
Ignacio Álvarez en los nuevos estudios de Azul FM ubicados en el Grupo Magnolio. Foto: Francisco Flores
NUEVA CASA

Nacho se mudó al complejo Magnolio

El lunes pasado Azul FM mudó sus estudios a la sede del Grupo Magnolio. Desde entonces, Álvarez convive con varios de sus competidores, como Joel Rosenberg. “Yo estoy feliz de estar trabajando ahí. La mala onda es cosa de los demás, yo no pienso envenenarme”, anticipa.

—Para cerrar, trascendió en las últimas semanas que te pusiste de novio, ¿cómo conociste a Melissa?

—La conocí por las redes hace mucho tiempo. Salimos alguna vez el verano pasado y después nos vimos esporádicamente. En aquel momento ella también venía de una separación y tampoco le interesaba meterse en una relación. La conocí como a muchas otras mujeres divinas. Después pasó el tiempo y nos volvimos a ver. Y en los últimos meses se dio algo único. Empezamos a hablar durante horas todos los días por teléfono, porque ella vive en Punta del Este, y fuimos construyendo un vínculo. Fue un proceso que se dio naturalmente. Yo me saturé de estar para la joda, me cansé de vínculos que no me llenaban, y al mismo tiempo la relación con ella se fue haciendo cada vez más profunda y más sólida.

—¿Cómo la definirías?

—Es una persona divina, una madraza, súper responsable, excelente amiga y compañera, laburadora, muy exigente consigo misma. Tiene una sonrisa dibujada. Y es una persona sana de espíritu.

—¿Qué identificaste en ella que te convenció para iniciar una relación más seria?

—Hay horas de conocimiento mutuo, de aceptar la realidad del otro entendiendo que hay que anteponer lo que el otro quiere por encima de lo que quiere uno. Desde la atracción física hasta la sintonía, porque estamos en momentos similares de la vida y hablamos el mismo idioma. Ella escuchaba el programa desde siempre y se sentía identificada con mi forma de ser y de actuar. Me hace sentir querido y respaldado.

—¿Vos te considerás un hombre romántico?

—A ella le encanta que yo le cante y le toque la guitarra. Dicen que el amor es ciego, y yo agregaría que también es sordo (risas). En Punta del Diablo caminamos por la orilla con el parlante colgando de la mochila.

Ignacio Álvarez
"Me saturé de estar para la joda y me cansé de vínculos que no me llenaban", expresa tras presentar a Melissa, su nueva novia. Foto: Instagram @NachoAlvarez71

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