Ignacio González: "Lo que me mueve es ser un enamorado de la vida"

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Ignacio González.

NOTA DE TAPA

El comunicador y emprendedor cerró la segunda temporada de El legado, el programa testimonial con nivel de cine que iba por las pantallas de El País y de Canal 10.

-¿Qué balance te queda de la segunda temporada de El Legado?

-Fue jugarnos más por lo que creíamos, y subir la apuesta en todo sentido. Luego de la primera temporada en el Palacio Legislativo, esta segunda temporada tuvo al Teatro Solís como escenario de nuestro viaje con el invitado. A partir de ahí la temporada cambió, y rediseñados todo el formato, en una mezcla entre televisión, cine y teatro. Con Alfonso Guerrero, Marcos Hecht y Florencia Velázquez compañeros de esta aventura, por mencionar solo a algunos de las más de 50 personas que hacemos El Legado, ideamos este nuevo recorrido. Creo que esta temporada fue aún más intimista que la primera, viajamos más a lo profundo del ser humano, los invitados ya llegaban predispuestos a abrirse como un libro porque conocían el formato y habían visto el programa. El segmento del espejo representó un viaje espectacular: mirarse a los ojos a uno mismo siempre es una experiencia fuerte. El viaje continuaba en el palco oficial del Solís que ya de por sí es imponente, y en medio de la charla se abría el telón y sorprendíamos al invitado con una escena que sabíamos que lo había marcado en algún momento de su vida, fue muy fuerte lo que pasó: en lo que refiere a lágrimas y emoción creo que no se escapó uno, lloraron en cámara y fuera de cámara. Más de una vez me tuve que morder para no lagrimear con ellos. Todos los momentos fueron especiales.

-¿Cómo fue el proceso de salir al aire en Canal 10 y en El País al mismo tiempo?

-El contenido hoy vive a través de distintas plataformas, porque las distintas audiencias ven el programa de distinta manera, entendiendo esta realidad es que esta segunda temporada se emitió a través de Canal 10, El País y YouTube. Canal 10 es líder y el canal de mayor audiencia en Uruguay, El País es el diario más emblemático de nuestro país, y YouTube es la plataforma de video de mayor alcance mundial. Todos los medios suman y se complementan, salir en streaming a través de la página de El País fue híper valorado por la gente que lo veía desde el exterior, y por toda la gente que lo veía el fin de semana On Demand.

-¿Cómo fue el proceso de selección de las historias a contar?

-Partimos de una Wish List, como dicen los americanos: los nombres que nos gustarían, yo tenía los míos y todos en el equipo fuimos sugiriendo. Siempre intentamos armar una temporada equilibrada, entre artistas, políticos, deportistas. Esta segunda temporada nos llovieron nombres desde las redes sociales, llamados telefónicos y de varias personalidades que nos hicieron saber que les gustaría estar o llamaron ellos mismos. Eso nos llena de satisfacción de que hicimos algo bien, de que logramos un formato donde los invitados se sienten cómodos y lo viven como algo especial.

Ignacio González.
Ignacio González.

-¿Con qué historias te sorprendiste más?

-En general todas las vivo con mucha pasión, me meto mucho en el viaje con ellos, todos tienen historias fuertes. Este año hubieron “Legados” tremendos: el de Alberto Kesman en particular, me emocionó y se me pusieron los ojos vidriosos más de una vez. Al final me dijo: “Nacho, ¿qué va a decir la gente? Me pasé llorando desde que arrancamos hasta que terminamos”. Mi respuesta fue: “Alberto, la gente te quiere justamente por eso, porque sos auténtico, porque te mostrás tal cual sos”. Él personifica un montón de valores del Uruguay que me parecen maravillosos y que quizás se han ido perdiendo, el valor del barrio, de la amistad, de la caballerosidad bien entendida, de tomarse un whisky como una momento para compartir. Cuando dijo que en su velorio quería que hubiera whisky 12 años me pareció hermoso, una picardía tremenda. Sanguinetti me dio una cátedra de ejercicio del poder y funcionamiento del estado, y un panorama mundial de grandes líderes de la vieja escuela. Carolina Cosse mostró un lado más personal y más humano que creo nos sorprendió a todos. Lucas Sugo con el suicidio del padre representó uno de los momentos más fuertes de la temporada, y él fue tremendamente generoso al contar todo lo que le había pasado cuando saltó a la fama, nos mostró por dentro como se vive esta tentación, de la fama y el aplauso. Ruben Rada nos llevó a un mundo lleno de música, y nos mostró el lado B del cantante que a veces se aburre de entretener. Cristina Morán nos conmovió a todos con su amor a la vida, su dulzura y su agilidad mental a los 91 años.

-¿Qué anécdota te queda del backstage?

-En medio de la grabación nos quedamos encerrados en un ascensor del teatro por casi 20 minutos con Cristina (Morán), Carmen (su hija), una chica muy joven del equipo y yo. Todos afuera tenían pánico por Cristina, y estaban desesperados por liberarnos: el ascensor no era demasiado grande y era razonable suponer que se podía descompensar. La que se puso más nerviosa fue la chica más joven, y Cristina se puso a contar anécdotas para entretenerla y hacerla pasar un buen rato para que se olvidara de la situación. Finalmente llegaron los mecánicos a abrir la puerta y todos se sorprendieron al ver a Cristina salir olímpica como si nada hubiera pasado con una sonrisa de oreja a oreja.

-Esta vez, la locación fue el Teatro Solís, ¿por qué lo eligieron?

-Parte del ADN de El Legado es mostrar el patrimonio histórico del Uruguay. Queríamos sorprender con lo nuestro, volver a descubrir, y quizás abrirle la puerta a muchos uruguayos que no tuvieron nunca la posibilidad de entrar al Solís, que es de todos. Un teatro nos brindaba al mismo tiempo un universo de posibilidades para jugar con la historia y con el formato, donde el plano de lo real se fusiona con la fantasía.

-¿Cómo imaginás el futuro del formato?

-Dicen que imaginar no cuesta nada, después uno piensa en todo lo que hay que hacer en medio para concretar esa visión e intenta no perder la fuerza, el romanticismo y esa llama inicial que nos empuja. Ha sido un gran esfuerzo producir El Legado a todo nivel: económico, intelectual, físico, y si bien ha sido tremendamente reconfortante y valió cada segundo, no sabemos si haremos o no una tercera temporada. Si la hay, sería la última. Tenemos varios lugares de locaciones pensadas, una mejor que la otra, por otra parte la lista de personalidades se nos va a acortando, pero yo en lo personal tengo dos que aún no pude concretar. Serían un desafío y un placer personal contar con esas dos personas y ellos lo saben porque lo he hablado. Creo que tienen ganas de hacerlo, y quizás el año que viene se dé. Más adelante la idea es llevar el formato fuera de fronteras: Latinoamérica y España tienen grandes historias que nos encantaría poder contar, y hoy el contenido es más universal, uno consume con naturalidad una serie española o sueca, una película francesa o americana o sigue un streamer mexicano. Sería lindo poder exportar algo desde Uruguay y hacer nuestro pequeño aporte.

-Estamos en la recta final de cara al America Business Forum 2021, ¿Qué desafíos implicó la organización del festival en este año tan especial?

-Aparte de los desafíos habituales económicos, de logística y organización, este año se sumó la incertidumbre de la pandemia, que te obliga a planificar y avanzar con los ojos vendados. Tuvimos la suerte de poder hacer America Business Forum 2020 en febrero de ese año, un segundo antes de que explotara la pandemia. En este tiempo pensamos más de una vez en hacer un formato virtual, pero el foro tiene un fuerte componente emocional y el formato en vivo no se compara con nada. Llegó un momento en el que tuvimos claras dos cosas. La primera es que queríamos volver a encontrarnos cara a cara, que fuera el gran punto de regreso para todos, el momento de volver a pensar en el futuro, en el día después, de recuperar la esperanza. El segundo es que queríamos hacerlo de forma segura, por eso empezamos a trabajar hace meses en los protocolos con el Ministerio de Salud Pública que nos ayudó y orientó desde el primer momento, y con el Dr. Jorge Facal que es un gran amigo, y pensamos un foro exclusivamente para vacunados con las dos dosis más quince días.

-¿Generó críticas esa condición?

-Me ha tocado algún reclamo de amigos no vacunados, pero les explico que la decisión no es para proteger a los vacunados, es justamente para proteger a los no vacunados. Vivimos en un país libre, donde cada uno ejerce su libertad en todo sentido, y vive en consecuencia. Lo bueno es que el foro es abierto y democrático, por eso quienes no puedan ir o no puedan viajar a Uruguay este año podrán verlo por televisión o por internet. Este año la nueva edición se llama COMEBACK, y habla de que quizás ya nada volverá a ser igual, y como de este proceso de enorme angustia y desesperación que nos hizo vulnerables a todos por igual, volvemos mejores, volvemos más fuertes, y quizás miramos con nuevos ojos.

-Al otro día será el America Rockstar pensando en los jóvenes. ¿Cómo surgió esa idea?

-En el equipo somos jóvenes: yo cumplí 30 hace una semana y la mayor parte de nosotros tiene entre 20 y 40. Vivimos muy de cerca las sensaciones que tenemos hoy los jóvenes: ya no disociamos el mundo del trabajo, con el del placer. Buscamos un trabajo que nos dé libertad, un sentido de pertenencia y de que estamos haciendo algo importante, con propósito, con sentido. Vemos la vida como una sola y se rompió aquel paradigma de que ibas a una oficina a trabajar de 9 a 6, y de que la vida personal empezaba después de las 6 o era terreno reservado para los fines de semana. Nosotros tenemos una oficina, en la que nos encanta encontrarnos y muchas veces trabajamos mucho más que de 9 a 6, pero trabajamos con libertad, desde donde queremos y para mi el trabajo no es un trabajo, es una forma de vida. Salimos juntos, comemos juntos, compartimos parte de nuestra vida personal, festejamos juntos, nos apoyamos entre todos cuando alguno tiene algún tema personal y también tenemos nuestras peleas como en cualquier familia. Desde ese lugar nace la idea de America Rockstars, si pensáramos un evento para nosotros cómo sería… el festival de nuestros sueños. Tendría personalidades que nos inspiran, que nos ayudan a ver el camino que se nos viene a través de sus experiencias de vida, que nos aconsejan y nos guían, pero en un formato muy distendido y relajado. Tendría lugares para comer, para encontrarnos, y para tomarnos una cerveza al aire libre. Tendría artistas en vivo y shows, de esos que nos hacen vibrar y sentirnos vivos, música, luces, fuegos artificiales para meternos en un mundo de fantasía que nos haga olvidarnos por un rato del mundo real. Esa es la visión detrás de America Rockstars.

-Sos muy activo e inquieto en diversas plataformas y medios. ¿Cuál dirías que es la fuente de tu motivación?

-Lo que me mueve es que soy enamorado de la vida y le quiero sacar el máximo jugo posible. Vivo con intensidad en lo profesional, y en lo personal, me gusta disfrutar cada minuto con amigos, cada asado, cada charla, cada copa de vino la valoro mucho. Jamás dejar de hacer un viaje, no perderme una reunión familiar, o una escapada con mi novia al Polonio a donde me gusta ir cada tanto y dejar el celular en el auto antes de entrar al Cabo. Me motiva lo que hacemos, las historias, me gusta emocionarme, en El Legado a pesar de ser conductor y productor, para mi es como tener primera fila y ser un espectador privilegiado, les agradezco que me dejen acompañarlos en esos viajes que son tan personales.

-¿Qué planes tenés para el año entrante?

-Nuestro futuro en 2022 tiene que ver con retomar todos los proyectos que teníamos en el exterior antes de la pandemia, seguramente sea un año de viajar más pero siempre sin perder el pié en Uruguay. En nuestro país me gustaría hacer El Legado 3, producir finalmente el libro de El Legado que era una idea que tuve desde el principio y hasta hacer un encuentro de todos los protagonistas que pasaron por el formato. Tenemos también algunas ideas vinculadas a los jóvenes y lo social. Pero la realidad es que antes del COVID me preocupaba mucho el plan, lo que se viene, lo próximo, ahora pienso más en el ahora, en disfrutar los procesos, y hasta pienso que a veces no tener plan es un buen plan.

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