—¿En qué momento de tu vida decidiste que te dedicarías al arte?

—No tengo una edad exacta. Desde muy chiquita, tuve inclinaciones. Era de las que no tenía problema en la escuela en pasar al frente o subir a los escenarios en los actos escolares. A veces a los niños les da vergüenza o no les divierte tanto, pero en mi caso tenía la mejor predisposición porque me encantaba. Al mismo tiempo, mis padres me mandaban a clases de ballet, comedia musical y teatro.

—Tus primeras apariciones fueron como modelo…

—Sí, en realidad de niña hice algún bolo pero el punto de quiebre pudo haber sido a los 15 o 16 años. Me llamó el diseñador Claudio Cosano, un gran diseñador de alta costura que había hecho mis vestidos de 15, y me convocó para participar de un desfile muy importante. Así empecé a hacer trabajos como modelo, pero la realidad es que en ese momento yo no estaba preparada, era muy chica, por lo que duró poco. Sentía que no era lo mío, tenía que terminar el colegio y después, en todo caso, ver qué pasa. El trabajo como modelo lo retomé 10 años más tarde.

—Has participado de obras como actriz y recientemente te animaste a la música, con el lanzamiento de varios temas. ¿Cómo fue ese proceso?

—En mi familia la música es muy importante. Si bien mis padres hicieron su carrera como actores, los dos tienen mucha sensibilidad musical. En su momento, mi papá sacó sus CDs y tuvo una banda que sonaba muy bien. Y mi mamá es una tremenda cantante. En mi caso, tenía mis canciones y por mucho tiempo me daba cierta inseguridad mostrarlas, así que fui encajonando. En 2019 tomé la decisión de sacarlo a luz: grabé unos covers y se los presenté a unos productores musicales muy conocidos acá y les gustó. De a poco empezamos a trabajar canciones propias que hemos ido lanzando desde 2020. Ahora estamos produciendo un primer álbum como cantante solista.

—¿Qué devoluciones has tenido hasta el momento?

—Primero lo viví como un logro personal por haberme atrevido a romper con un montón de obstáculos que yo misma me ponía. Eso me tiene muy orgullosa. Y luego, las devoluciones son hermosas: he recibido comentarios muy lindos del trabajo que hemos hecho.

—¿Qué es lo que te inspira para componer esas canciones?

—Literalmente me inspira la vida y todos sus colores. Hace unos días comentaba con los productores que me cuesta mucho crear una canción con poco contenido. Claro que uno quiere sacar un tema comercial, que la gente te escuche y sea algo masivo, pero mi condición es que haya contenido. Ahora estamos enfocados en distintas emociones y experiencias vividas que cualquier persona, en especial de mi generación, puede sentirse identificada.

—¿Qué han dicho tus padres de este proceso? ¿Son de darte consejos? ¿De qué manera te acompañan?

—Ellos me acompañan siempre, sin estar encima. La contención familiar es fundamental para mí: si no fuese por eso, no habría podido sacar ni media canción. Mis padres juegan un rol muy importante.

—Con los dos trabajaste en teatro, ¿cómo es trabajar con ellos?

—En Las novias de Travolta, la obra que mi viejo dirigió en Buenos Aires, trabajé como asistente de producción y de dirección hasta que en cierto momento mi padre me propuso tener un pequeño papel. Con mi mamá tuve una experiencia similar. Para mí eso fue una gran escuela, de la que estoy muy agradecida.

—Naciste en Buenos Aires pero ¿en qué te considerás uruguaya, como heredera de la tradición paterna?

—Con el mate no pude. Lo probé en varios momentos de mi vida pero no lo pasé. No lo puedo entender en la dinámica del sabor. Así que por ese lado mi familia uruguaya se ha sentido traicionada. Pero en otros aspectos vinculados a la personalidad me siento muy uruguaya: yo valoro mucho la simpleza de la gente del Uruguay y creo que tengo mucho de eso.

—Aunque se radicó muy joven en Buenos Aires, tu papá es oriundo de Juan Lacaze. ¿Con qué frecuencia viajan?

—El 50% de mi familia está en Uruguay, algunos en Colonia y otros en Montevideo. Mis abuelos fallecieron y eso hace que se haya dispersado un poco la familia, pero siempre que podemos vamos y estamos en contacto. El año pasado estaba haciendo gira teatral y nos tocó Uruguay así que en esos tres o cuatro días en donde me reencontré con toda mi familia. Salía a comer con ellos y aproveché 100% el tiempo libre en la familia.

—Eras niña cuando se produjo el boom de las telenovelas de tu padre como galán. ¿Cómo viviste aquella etapa?

—Con naturalidad. Cuando nací mis padres ya eran famosos y fueron a presentarme con el cochecito al programa de Susana Giménez. Así que desde siempre tomé como normal salir con papá o mamá y que los conocieran y saludaran. Hubo etapas más complicadas, en especial por el reconocimiento a mi padre. No solo lo saludaban sino que se le tiraban encima y era imposible transitar con él. Así que mi respuesta es con naturalidad, sin sorpresas, pero por momentos eso me generaba cierta impotencia. Porque si quería ir al cine con mi viejo, él prácticamente se tenía que disfrazar.

—¿Viste aquellas telenovelas?

—Sí, algunas sí. Me genera mucho orgullo la carrera de mis dos padres. Me cuesta tomar un poco la dimensión de lo que sucedía con las telenovelas y la popularidad enormemente masiva que tenían. Pero me encanta: hoy está muy de moda mirar cosas vintage y pasar VHS a digital así que me gustaba mirar el archivo.

—Desde tus redes sociales compartís material de tus producciones como modelo, en algunos casos jugadas desde el punto de vista de la exposición del cuerpo. ¿Cómo te llevás con eso?

—Lo veo como parte del trabajo. Por suerte hoy no sucede lo que hace 10 años, cuando nadie que saliera de la estructura 90-60-90 podía ser modelo. Eso nos hace mucho más libres. En mi caso, me gusta mucho comer pero también sé que mi cuerpo precisa moverse e intento buscar un balance.