Jimmy Castilhos: "Hay que terminar con la sociedad del 'mejor no decir'"

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Jimmy Castilhos. Foto: Francisco Flores

ENTREVISTA

El actor y comunicador está de estreno. En lax.uy conduce Modo pillo, un programa de espectáculos junto a Jimena Siri y equipo. También tiene un ciclo en Cardinal TV.

Jimmy Castilhos. Foto: Francisco Flores
"Los conductores gays somos minoría en los medios, y hay como un cupo, una cuota", asegura. Foto: Francisco Flores

-¿Qué es lo mejor y lo peor de la cuarentena?

-Por momentos, la cuarentena me desespera. Pero en otros logro instancias de conexión conmigo mismo que pocos veces había conseguido. Me considero un hombre bueno pero he vivido mucho para el afuera, para la pilcha y para el cómo salgo, cómo me ven, no reniego de nada de eso, pero en estos días valoro mucho los momentos de mirar hacia dentro.

-¿Y qué ves en esa introspección?

-De todo. Cuando estamos desafiados por esta pandemia que viene a recordarnos lo cercano que puede estar la tragedia de la muerte, las cosas se replantean. Me pregunto si he sido feliz, si me dediqué a lo que era correcto... He hecho un repaso general donde a veces salgo favorecido, pero en ocasiones, no tanto. De todos modos, cuando paso raya, para mí lo más lindo que he vivido es la gente aplaudiendo en un escenario y agradeciendo que los hice reír. Mi carrera me ha llenado de felicidad.

-Comenzaste un nuevo proyecto radial en lax.uy...

-Es verdad. Volvió la X por streaming. Fue una radio de vanguardia y vuelve en ese formato digital de vanguardia. Formar parte de ello me genera un gran desafío. Hago un programa en al tarde llamado Modo pillo, donde abordamos temas de espectáculos, tendencias, moda. Comparto la conducción con Jimena Siri y un gran equipo: está el Dr. Alberto Elbaum, Martha Aguiar, Stephanie Delay, Mariana Back, Paola Dalto... un grupo de gente muy copada. Estamos felices. A la vez, en Cardinal TV estoy haciendo un programa muy lindo que se llama Music makers. Buscamos a músicos emergentes de todo el país y contamos sus historias. Empecé a ensayar una obra de teatro por zoom pero no se puede... Para los ensayos se necesita el contacto. No hay caso.

-En el verano fuiste uno de los conductores más prolíficos al estar al frente de eventos, galas y desfiles...

-Sí, conduje todo lo que pasó por una pasarela en Punta del Este. Trabajo también en relaciones públicas en el boliche Brikell y en Tequila de La Barra, con mis colegas argentinos.

-¿Cómo es Tequila? Se dice que los uruguayos no entran...

-Bueno, eso es un mito que no merecemos ni los uruguayos ni los dueños de Tequila que todos los veranos están al frente de ese monumento que dura solo 12 o 13 días. Este año, por ejemplo, el 13 fue la última fiesta.

-En plena temporada te tocó vivir un episodio de desengaño con quien era tu pareja hasta ese entonces y que resultó tener una "doble vida".

-Es verdad. Yo conocí una persona a través de Instagram. Por mi trabajo suelo tener mucho intercambio en redes sociales y en cierto momento se empezó a comunicar este chico conmigo. Charla va, charla viene, me invitó a comer. Me pareció una persona simpática y si bien el principio dije que no, porque la verdad es que pila de gente se te tira por las redes, luego acepté y empezamos a salir. Al principio la relación fue absolutamente maravillosa. Hacía tiempo que no experimentaba el amor y estaba con una ilusión muy grande. Pero a medida que avanzaban los meses, me iba percatando de algunas inconsistencias en los relatos que hacía de sí mismo. Fueron creciendo mis dudas y empecé a preguntar, a atar cabos hasta que descubrí que no era la persona que decía ser y que tenía, en paralelo, una relación con una mujer, con quien tenía un hijo. Ni siquiera se llamaba como me había dicho que se llamaba.

-¿Cómo te enteraste?

-Por ejemplo, siempre que estábamos comiendo en algún lado, él se levantaba para pagar a la caja, para que no viera su cédula de identidad. Ese tipo de cosas me hacían dudar hasta que una persona, que conocía su verdadera identidad, me lo dijo. Y me mandó una foto que iba a ser la confirmación de la doble vida de esta persona. Estaba con su mujer y su hijo en esa imagen. Yo la recibí y a los cinco minutos tuve que salir a un escenario a conducir un desfile, a decir "Buenas noches, qué noche maravillosa, llena de estrellas, pero más estrellas van a ver pasar por esta pasarela". Decía eso y por dentro me quería cortar las venas. La resolución final fue que él me terminó confesando su doble vida y lloramos.

-En redes sociales compartiste el desenlace de la historia. ¿Por qué?

-Porque yo iba con él a todos lados. Se lo presenté a muchas personas y me parecía que era lo apropiado decir qué había pasado y por qué esa persona no estaba más en mi vida. Me sentí con el derecho de hacerlo. ¿Por qué no? Recibí apoyo de mucha gente, en especial de mujeres, que se sintieron identificadas porque en algún momento fueron "estafadas" por hombres, afectiva y económicamente. En mi caso, esta persona no tenía, hasta donde yo sé, un interés de abuso económico porque siempre pagaba y nunca me pidió plata.

-Pero también recibiste críticas...

-Hubo personas, a las que considero amigas que me dijeron: "Pero Jimmy, al exponer este caso estás poniendo en riesgo una familia". Como que la mujer podría enterarse, más allá de que nunca di y ni estoy ahora datos para identificarlo. No me interesa destruir a nadie. Pero ese concepto me pegó mal. ¿Por qué lo importante de todo esto es salvar al tipo y a su familia? ¿Y qué pasa conmigo? ¿A mí quién me salva? A mí que me engañaron, que me arrancaron el alma, porque fue lo que sentí en su momento por más que parezca cursi, ¿no pasa nada? ¿El mío es un daño secundario? ¿Es un daño inferior a una supuesta "destrucción de una familia"? Me di cuenta de que en esta sociedad prevalece el concepto de que los gays, en especial los varones, que seguimos siendo vistos como una especie de amenaza a la pareja heterosexual y la estructura de la familia tradicional.

-¿Lo ves como un trasfondo de discriminación?

-Totalmente. Uruguay es un país avanzadísimo y se lo debemos a Ovejas negras y otros colectivos y a una lucha de muchos años. Sin embargo, persisten aspectos discriminatorios. Si prendés la radio o la TV, te das cuenta de que los comunicadores homosexuales somos minoría absoluta. Además, hay como una perfil determinado. Como que la gente acepta al gay que forma parte de un estereotipo, con cierto tipo de voz afeminada y cierto amaneramiento. Si el gay tiene la voz gruesa y el físico más masculino, es más complicado porque al público le resulta difícil encasillarte. Se confunde.

-¿Sentís que tu condición de gay ha perjudicado tu carrera?

-Yo no me quejo en realidad. Esta sociedad me han dado trabajo y me lo sigue dando. Pero creo que de no haber sido gay, hubiera tenido más oportunidades, con la misma calidad profesional y artística. Capaz que alguien le molesta esto que digo, pero lo hago con amor. Y como un llamado a pensar y reflexionar sobre qué lugar le damos a cada uno.

-En algún momento has dicho que durante tu infancia y adolescencia sufriste de bullying, ¿nunca te cruzaste con alguien que te haya practicado bullying?

-Sí. En mis comienzos como actor yo estaba haciendo una suplencia de una obra que fue un exitazo que se titulaba Todo lo que usted quería saber sobre sexo y no se atrevía a preguntar, dirigida por Denevi y Tulipano. A la salida del teatro, se me acercó una pareja y él me dijo: "Hola, Jimmy, ¿cómo estás? Soy fulano". Cuando me dio su nombre, enseguida lo reconocí. Era el más bravucón y al que más le tenía. Me insultaba, me arrancaba la mochila, me tiraba al piso, me decía cualquier disparate para la carcajada de los demás. Pero ese día me esperó a la salida del teatro para pedirme disculpas.

-¿Lo perdonaste?

-No. Le dije: "No soy Dios para perdonarte. Lo que espero es que si algún día vos tenés un hijo como yo, que no se encuentre con un hombre como vos porque la va a pasar muy mal". En ese momento no estaba listo para perdonarlo. Hoy lo perdonaría. No lo vi más, pero si está leyendo esta nota, le mando un beso grande. Supongo que él tampoco sabía muy bien lo que hacía.

-¿Fuiste víctima de algún otro tipo de abuso?

-Mirá, yo creo que tenemos que ir rompiendo con esa sociedad que valora el "no decir", el silencio de algunas cosas por temor al qué dirán o a incomodar con tu historia. Cuando yo tenía 11 años, sufrí un episodio de abuso sexual, que me marcó mucho, que me costó mucho hablarlo... Pasaron más de 30 años y me sigo poniendo nervioso cuando lo hablo. Pero si lo hablo no es para victimizarme, ni por morbo. Sino porque está bueno que estas cosas se digan.

-¿Fue alguien del entorno?

-Sí, como casi siempre ocurre, el agresor estaba en el círculo cercano. Fue un vecino en mi caso y fue una sola vez. No me interesa dar los detalles, pero sí decir algunas cosas. La primera es que no soy gay por haber sido abusado sexualmente, como algunas personas me han dicho. La segunda es que cuidemos a nuestros niños, que cuando un niño te dice "me pasó tal cosa con el tío, con el primo, con el padrastro", escuchalo porque los niños no mienten en esto. Y además, con la mano en el alma, dejame decirte que si te pasó, no fue tu culpa, no te lo merecías y no tenés que tener vergüenza. Si lo hablás, sobre todo con profesionales, lo podés elaborar y algún día se va transformar en un mal recuerdo como una persona que tiene un accidente y se quebró una pierna o una costilla. Nada que no te duela, pero podés seguir adelante. No es el fin del mundo.

-Otra de las batallas que diste fue contra la adicción...

-Soy una persona que tuve, como a mucha gente, un pasaje por las drogas. Todo empieza como un juego divertido. La droga sirve para tapar lo que te duele, lo que no querés decir. Por algo adicción quiere decir "lo no dicho". La juventud y "las juntas" , como te dicen tus padres, te facilitan el consumo de alguna sustancia que te hace reír o te hace creer Superman. Y cuando querés acordar, estás atrapado. La droga es tal cual te la muestran en las películas. Yo perdí mucho por la droga.

-¿En qué sentido?

-Profesionalmente, en algún momento me golpeó porque te inhabilita un poco para trabajar. Pero sobre todo perdí mucho de mi alma... Por eso, yo creo que en este momento en que tengo 43 años estoy empezando a vivir una nueva etapa de mi vida. Y me emociona saber que hay un camino que ya no voy a recorrer. Si me arrepiento, obviamente que sí. Tuve la suerte de conocer gente que me ayudó. Mi familia jamás me abandonó, sobre todo mi madre y mi hermana que son los grandes pilares de mi vida. En este momento que me desarrollo más como comunicador que como actor me siento más transparente que antes y no me pesa decir estas cosas. También está bueno decir que se puede. Hay lugares donde te ayudan, como Narcóticos Anónimos o cientos de otros lugares. Podés tener miles de recaídas pero lo importante es determinar que ese no es el camino que querés para vos.

-¿Qué vas a hacer cuando termine la cuarentena?

-Trabajar es lo que más quiero. Pararme de nuevo en un escenario y volver a hacer reír. Quiero tener un programa de tele que lo tengo diagramado y presentado. Quiero que la radio me salga bien, quiero poder pagar mis deudas. Y quiero volver a enamorarme. Ya está, más que eso no puedo pedir.

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