Jimmy Castilhos rompe el silencio sobre el divorcio con Perciavalle: "Llevaba una vida que no quería"

El actor y conductor describe un proceso de deterioro y una discusión fuerte que marcó el final del matrimonio, a cuatro meses de haber dado el sí. “Me di cuenta de que desconocía a mi pareja", asegura.

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Jimmy Castilhos
Jimmy Castilhos, en Monarca Atelier Bar.
Estefania Leal/Archivo El Pais

Redacción El País.
El actor, conductor y productor Jimmy Castilhos (50 años) rompe el silencio luego de la separación y los trámites de divorcio que ya están en curso de su marido Carlos Perciavalle. Una denuncia que le formularon a la pareja derivó en una discusión fuerte pero también fue la implosión de un deterioro de fondo en el relacionamiento de la pareja.

“Me di cuenta de que desconocía a mi pareja; no me defendía ni valoraba lo que hacía por él”, asegura para dar cuenta del proceso de que llegó a un punto de no retorno a cuatro meses de haber pasado por el altar. “No fue un error casarme pero llevaba una vida que no quería”, dice sobre una cantidad de responsabilidades y "peleas" que asumió tras el casamiento.

Hoy están en curso los trámites de divorcio (y esto también es motivo de disputa) pero más allá del dolor, Castilhos levanta cabeza, brinda testimonio y ya tiene en puerta el proyecto proyecto de la reconstrucción de su carrera: será la cara visible de un streaming desde Monarca Atelier Bar en Pocitos.

—La denuncia que presentó Tadeo en Buenos Aires desencadenó una crisis matrimonial entre ustedes. ¿Cómo se dieron los hechos?

—Antes hay que aclarar que la denuncia por abuso o acoso de la que habla este chico nunca fue ratificada y ya se pasaron los tiempos legales. O sea que es algo que ni siquiera será investigado. Nosotros nunca fuimos citados ni lo seremos. Así que fue algo solo para hacer daño o con el propósito de notoriedad de parte de este chico. No lo sé. En Argentina estamos patrocinados por Fernando Burlando y vamos a denunciar a Tadeo para que pague por las injurias. Además, en Uruguay está planteada una denuncia por estafa en su contra porque Tadeo se presentó en Punta del Este como intermediario para vender participaciones comerciales en nuestro casamiento y estafó a varias personas. Más allá de eso y para responder la pregunta, la denuncia mediática en Argentina afectó el humor, el ánimo, los proyectos que había en Argentina y se pusieron en pausa.

—Eso propició desavenencias…

—Sí. Quizás una pareja más afianzada, de más tiempo, puede refugiarse en sus seguridades mutuas y tolerarlo. Pero para nosotros, como matrimonio de poco tiempo, fue muy nocivo estar en esa espiral de comentarios negativos y violentos. Empezamos a enfrentarnos entre nosotros, nos reprochamos por qué no lo habíamos denunciado antes a Tadeo, cuando nos estafó, o teníamos diferencias sobre cómo defendernos. Quizás a la gente le cuesta entender pero estar en la mira de la gente, de los comentarios genera que uno se vuelva permeable a toda esa negatividad. Hubo gente que llegó a decirme: “Si todo esto es cierto, yo te apoyo igual”. No, no es cierto. No crean lo que ven en la televisión sin ningún pensamiento crítico. Encima, estaba todo el clima de enfrentamiento con el vecino: que nos cortó la luz, el agua, puso troncos. Hoy me doy cuenta de que en este caso cometí el error de pelear una pelea que no era mía porque yo no estuve cuando Carlos vendió la nuda propiedad ni sé lo que acordaron. Además, me hacía cargo de las tareas de la casa. La gente piensa que teníamos cinco mucamas y no, señores, la mucama se llamaba Jimmy Castilhos. Hacía los mandados todos los días, cocinaba, servía la comida, lavaba los platos, prendía la estufa…

Jimmy Castilhos
Jimmy Castilhos Monarca Atelier Bar, desde donde hará un ciclo de streaming.
Estefania Leal/Archivo El Pais

—¿Cuál fue el momento más crítico?

—El viernes 14 de julio de junio en que venimos a Montevideo para que fuera subastada la “Fuente de los atletas”, que fue rematada ese mismo día en 20.000 dólares por Zorrilla subastas. Vinimos todo el viaje sin hablar. Yo me fui dando cuenta de que desconocía a mi pareja. Que en este contexto de máxima presión, él no valoraba todo lo que estaba haciendo. Habló con Fernando Burlando y le dijo: “Lo importante es que se limpie mi nombre”. ¿Y el mío?, le dije yo. “En 15 días la gente se olvida”, me respondió. Le hablé de hacer un reel para defendernos y prefirió hacerlo después. Estando en Montevideo tomé la decisión de quedarme con mi madre. Lo llevé a Carlos a la casa de una amiga y cuando le dije que me quedaba, no le gustó. Tuvimos una discusión, como son las discusiones, en tono alto y a partir de ahí se inició el proceso de separación.

—¿Te arrepentiste de haberte casado?

—En realidad no fue un error casarme porque lo hice convencido de que era bueno para los dos y que unía la vida de dos personas que se adoraban, pero no imaginaba todo lo que vendría después como carga negativa. Yo ahora me despierto tranquilo en la casa de mi madre y me doy cuenta que en realidad estaba llevando una vida que yo no quería, llena de obligaciones y compromiso para una persona que en realidad no me parecía que fuera conteste con eso que había asumido. Era su chofer, lo llevaba a todos lados. Me encargaba hasta de que Carlos tomara la medicación. Y si estornudaba, había gente del entorno que me miraba como diciendo: “¿No será que lo estás cuidando mal?”. Inclusive renuncié a mi carrera porque desde hace dos años, todo lo que hago es “con Carlos”. Dentro de ese contexto, sentí que en medio de la locura de la denuncia, mi pareja no me defendió y ni siquiera entendió la calidad de la persona que tenía al lado. Y por una discusión o una puteada que yo pude haber largado el último día porque estaba muy enojado, fui juzgado de 24 años de conocimiento y de trabajo y de amor hacia él y de dos años que estábamos juntos y durante los que yo, desde que me levantaba hasta que me acostaba, estaba al servicio de él.

—¿Cuánto influyó el entorno?

—Mucho. He notado que las hermanas de Carlos, quienes nunca me habían demostrado mucha predicción, opinaban que yo no me merecía estar con Carlos, que yo era inferior o que desde que yo había aparecido la vida de Carlos estaba todo mal. Me convertí en el monstruo número uno, además del “come billetera” de una riqueza que no existe cuando todo el mundo sabe que desde hace 25 años me dedico a trabajar en teatro y en televisión. Cuando se produce toda esa negatividad, lo que hay que hacer es abrir la puerta y salir corriendo lo más rápido posible. En eso estoy: tengo que ocuparme de trabajar porque en dos años no me ocupé más que de la carrera de Carlos Perciavalle y ahora lo único importante soy yo y mi futuro.

—¿Cuál es la situación al día de hoy a nivel jurídico?

—Yo decidí que no iba a continuar. Ya no toleraba estar siendo observado por un crimen que no cometí y no me refiero a lo que dice Tadeo sino para todo lo “horrible”, que pude haberle hecho sentir al señor Carlos Perciavalle en dos años en los que lo único que hice fue darle mi amor y mi trabajo desinteresado. Cuando tomé la decisión, se la comuniqué. Le dije que iba a pedir el divorcio y quedaron en comunicación nuestros abogados. El acuerdo era que nos íbamos a divorciar de común acuerdo, con instancias para acordar todos los aspectos, incluidos los económicos y demás, como hace todo el mundo que se separa. Sin embargo, al otro día de ese acuerdo entre los abogados, él presenta unilateralmente la solicitud de divorcio por la causal de riñas y disputas. Una estrategia más para dejarme a mí como “el monstruo”.

—¿Mantienen algún tipo de diálogo?

—No. Solo a través de abogados. Yo fui a la casa de Laguna a buscar algunas cosas, pero no lo vi. Yo no voy a perder mi buen humor por esto. He llorado mucho porque fui carne de un proceso muy doloroso que tiene que ver con la homofobia pero también con el desprecio que se le tiene a la gente mayor a nivel de la sociedad. Desde el primer momento fui señalado como el “caza fortunas” de una riqueza que no existe, porque Carlos no tiene dinero. Tiene que trabajar como todos para salir adelante. Y cuando se enteraban de esto, la pregunta era: ¿Y por qué te casaste con él? No podían entender que yo dijera porque lo quiero, porque me divierto, porque quiero compartir la vida.

—En cierto momento se dijo que la crisis podía ser temporal...

—Es definitivo. Yo no quiero más compartir la vida con él y evidentemente él tampoco conmigo. Le deseo lo mejor. Voy a extrañar los momentos de risa que teníamos porque nunca me reí tanto que con Carlos. También esas cosas de equipo que hacíamos preparando los espectáculos, la parte creativa, la creación de los sketches, todo eso era divertidísimo. Creo que ha sido un regalo de la vida haberme casado con él y me siento también agradecido de haber tenido la fortaleza de haber tomado la decisión de que esto se terminara. Espero que las personas que están ahora con Carlos lo cuiden como él se merece. Porque cuando yo llegué a la casa de él hace dos años no estaba nada bien.

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Jimmy Castilhos y Carlos Perciavalle.
Foto: Ricardo Figueredo.

—¿Hubo diferencias en cuanto a lo económico?, ¿cómo se manejaban?

—A mí no se me puede reprochar nada, más que haber dejado dos años de comisiones de funciones que nunca me cobré ni me metí para mi bolsillo. El dinero iba todo para la misma la misma casa y la misma cuenta, que siempre fue la de Carlos. Por supuesto tenían una tarjeta para ir a hacer las compras, como en cualquier familia. Ahí había y hay mucho dinero generado por mí y mi trabaj

—¿Qué proyectos tienes de ahora en más?

—Tengo que rehacer mi carrera y mi vida. En lo artístico, voy a estrenar un streaming desde Monarca Atelier y Bar, que es un lugar muy copado, con tragos y gastronomía muy divertida. Se va a llamar “Monarca (solamente)” y aquí voy a recibir invitados para disfrutar de las propuestas divinas de este lugar. También voy a contar todo lo que viví y ya estoy pensando en un unipersonal que se podría titular “Casado, bendecido y divorciado”. Podrá convertirse en un libro de memorias porque ahora estoy rompiendo el silencio pero no estoy contando cada detalle y hay muchos detalles de los que la gente se va a sorprender. Yo soy actor, comunicador, periodista y esto lo que sé hacer, es lo que me hace feliz.

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