Jorge Mederos, periodista con amplia trayectoria en prensa (trabajó en Mundo Color y El País), radio (Panamericana, Espectador, Sarandí, etc.) y TV (canales 4 y 5), volvió a Uruguay luego de varias décadas en Estados Unidos, donde trabajó como corresponsal de las agencias AP y EFE, donde todavía se desempeña como reportero para informes especiales. Recuerda sus tiempos en Telebuendía, el primero noticiero matinal que inauguró en Canal 4 y proyecta volver a un proyecto radial en el país.
-¿Cómo fueron tus comienzos en los medios?
-Era una adolescente. Estaba en mi casa en Tacuarembó y escuché un aviso en la radio: “Canal 7 (local) necesita mensajero. Presentarse con bicicleta”. Allá salí. Como fui el primero, me tomaron. Empecé a vincularme más, sobre todo a manejar los equipos, en especial la mesa de audio. Un día se enfermó el informativista y me dijeron: “¿Te animás?” La verdad que me temblaba todo, pero lo hice. En el año 1970 llegué a Montevideo, pero vine como técnico: trabajaba en el estudio Sondor y en algunos programas musicales de Canal 12. Mi primer trabajo como periodista fue en Radio Panamericana, después estuve en El Espectador y así siguió mi camino.
-En los años '80 te fuiste a Estados Unidos como corresponsal, ¿cómo se procesó esa decisión?
-Yo trabajaba en prensa en Mundo Color y también en la agencia AP (Associated Press). En Uruguay había quebrado la tablita y surgió la posibilidad de seguir trabajando para la agencia pero desde Estados Unidos. Allá nos fuimos. Estuve cinco años en Nueva York y después me mandaron a Brasil: fui corresponsal en Brasilia por siete años hasta que en 1990 volví a Uruguay. En ese momento, Radio Sarandí necesitaba renovar su programación porque se había producido la salida de Néber Araújo, que se llevó a Jorge Traverso y a otros integrantes. Me ofrecieron hacerme cargo de En vivo y en directo, que era un programa histórico de la radio, y así que fue volví. Al poco tiempo ingresé a Canal 4, donde conducía el informativo de última hora.
-¿Cómo definirías periodísticamente aquellas experiencias?
-Éramos serios y rigurosos. No tuteábamos al presidente ni a los ministros, ni a nadie. Luego vi que vino esa onda de hablar de “che y vos” con los invitados. Si traíamos a un entrevistado, era para escuchar lo que tenía para decir y conocer a fondo su posición. Podíamos rebatir alguna afirmación con argumentos, con otra información, para generar claridad sobre algún asunto. Pero no llevábamos a la gente para acosarla, para no dejarla hablar o pelearnos al aire.
-¿Nunca vivió alguna situación así?
-Me pasó una vez que Alberto Volonté, entonces candidato fuerte del Partido Nacional, se molestó con una pregunta que le hicimos. Pero fue todo muy respetuoso y fue una excepción.
-En aquel tiempo también te convocaron para el primer informativo matinal de Canal 4. Fuiste el que inauguró esa tendencia en la TV.
-Sí. Yo estaba en la noche y me hicieron el ofrecimiento de hacerme cargo de la mañana. Eso implicó dejar la radio y nos embarcamos en esa tarea de fundar el noticiero matinal. Me traje gente de Sarandí y armé un lindo equipo en el que estaba Daniel Castro como movilero y Jaime Clara como productor. Castro era muy bueno en los móviles y solía traer muy buena información. Hicimos un informativo que buscaba ser independiente de la agenda diaria que siguen todos los canales. La experiencia duró, como pasa muchas veces en los canales, hasta que cambió la gerencia. Al nuevo gerente le pareció muy caro y quedé afuera, más allá de que al noticiero lo siguieron haciendo.
-Luego vino la experiencia de Canal 5…
-Sí, en el año 2000 asumió la dirección del canal Juan Carlos Doyenart y me convocó como jefe de informativos. A él se le ocurrió la idea fallida de cambiar la cara del canal: lo llamó TVeo e instrumentó una seria de cambios. Pero no había recursos. En nuestro caso armamos un noticiero nuevo con cero plata. Fue un éxito editorial pero un desastre económico. Cobrábamos cada cinco o seis meses, cuando había plata, lo que implicaba un estrés terrible para todo el mundo, para el personal y para mí que tenía que estar todos los días recibiendo quejas y tratando de mediar. Profesionalmente fuimos muy libres y cubrimos, por ejemplo, la crisis aquella terrible del 2002 con absoluta independencia. Me acuerdo de aquella noche en la que Uruguay quebraba y no abrían los bancos hasta que llegó finalmente la plata de Estados Unidos y en Canal 5 me hicieron paro. Yo tenía la palabra del presidente y no podíamos salir al aire con el informativo. Finalmente, con ayuda de un muchacho del equipo técnico pudimos salir al aire en una edición de emergencia y dimos la noticia. Pero después tuve una pelotera bárbara. Yo cometí un error, por falta de experiencia, de lavar los trapos sucios delante de todos, pero yo estaba muy ofendido porque algunos de los que estaban allí eran mis manos derechas. Sentí que la gente de mi confianza hacía paro y me ofendí. Creo que a partir de ese momento tomé conciencia de que me tenía que ir de nuevo. Yo tenía 50 años y necesitaba otra seguridad y tranquilidad en materia laboral.
-¿Cómo se inició esta segunda etapa en Estados Unidos?
-Viajé con mi familia a la ciudad de Chicago. Había conocido a un uruguayo, Luis Rossi, que era dueño del semanario La Raza, una de las publicaciones hispanas más importantes en ese momento. Me vinculé a esa publicación y también tuve chances de trabajar en Univisión, como redactor de informativos. Más tarde ya vino la vinculación con la agencia EFE, donde sigo prestando servicios pero ya no como cronista, sino dedicado a informes especiales que en rigor puedo realizar desde cualquier lado.
-¿Por qué volviste a Uruguay?
-Yo pensé que no iba a volver. Últimamente estaba viviendo en Miami, muy conforme, en verano todo el año. Pero bueno, mi hija se casó con un argentino y se vino a vivir a Buenos Aires. Tuvieron un bebé. Y la verdad es que como familia queremos estar cerca de ellos. Así que decidimos volver. Llegamos hace algunos meses y nos estamos instalando.
-¿Volverías a la actividad periodística en el país?
-Sí, lo haría con gusto. Hay incluso algún proyecto en materia radial. No quisiera volver al sacrificio de levantarme a las cinco de la mañana para leer los diarios. Sería un colaborador más acotado. Tendría más libertades también, por la altura en la que estoy de mi carrera. Toda mi vida tuve cuidado con lo que opinaba, que no se me pudiera asociar a un partido político. Hoy opinaría de forma más desembozada.