Cuando la gente se entera que Julio Frade y Juan Carlos Scelza son cuñados, lo primero que le preguntan al legendario músico y actor refiere a las inclinaciones futbolísticas del periodista deportivo. “¿Es de Nacional o de Peñarol?”
“Lo que respondo siempre es que cuando uno es comentarista deportivo profesional, ya no es hincha de nadie. La mayoría no me cree”, asegura el maestro.
Su esposa, María Cristina Scelza, no tiene compromisos periodísticos por lo que no tienen empacho en asegurar que toda la vida fue de Nacional. “Lo de Nacional siempre me atrajo más. Me parece más vistoso y de buen gusto”, asegura ella.
El comienzo de esta historia de amor y de vínculo político entre los Frade y los Scelza se remonta a los años 70. Si bien el artista ex Telecataplum y Decalegron conocía de antes a la familia porque el padre del comentarista de Tenfield fue un reconocido animador, productor y representante de artistas, no fue hasta aquellos años que entabló su noviazgo primero y casamiento luego con María Cristina.
Los dos venían de matrimonios anteriores y tenían hijos: uno por el lado de ella y dos niñas del artista. “Pero se criaron todos juntos como hermanos”, asegura ella. Probablemente, los Frade - Scelza fueron también pioneros en materia de familias completamente ensambladas en el país. El pianista se refiere a “nuestro hijo varón” cuando habla del hijo de ella y lo mismo ocurre si María Cristina menciona a “nuestras hijas”.
Por esa familiaridad “entre los tuyos y los míos” nunca se plantearon en su momento la posibilidad de tener hijos juntos. También hubo transiciones en paz y buen diálogo con las parejas anteriores. De hecho, el primer marido de Cristina Scelza también era músico y se conocían del ambiente con Frade. “Cómo será la casualidad que nos casamos los dos, en nuestro primer matrimonio, en la misma Iglesia”, comenta Frade.
En la actualidad, Julio Frade y María Cristina Scelza llevan 47 años juntos, viajes por 35 países, experiencias en teatros, canales de televisión aquí y en la región y también fueron socios en emprendimientos gastronómicos. Aunque ahora está retirada, María Cristina Scelza es chef y estuvo al frente, en diferentes momentos, de cuatro restaurantes en Montevideo y también en Punta del Este.
El deporte también es parte de sus vidas cuándo en los eventos familiares aparece su famoso cuñado. “Juan Carlos es anfitrión de divertidas reuniones”, dice sobre su hermano. “Fue el mimado de papá y ahora es mimado por sus hijas”, añade en referencia Guillermina (20 años) y Francesca (17), las hijas del periodista deportivo.
En rigor, María Cristina y Juan Carlos son hermanos solo de parte de padre, aquel empresario de artistas que fue por ejemplo uno de los fundadores de la legendaria comparsa Morenada. María Cristina, la mayor, es hija del primer matrimonio de Juan Carlos Scelza (padre). En segunda nupcias con Emma González, tuvo al que luego sería el principal comentarista de fútbol televisivo del país. Juan Carlos Scelza tiene otra hermana, de parte de madre, de nombre Emma Garmendia, quien es esposa del exfutbolista Mario Oddine, ex Defensor y varios clubes del exterior.
“Con María Cristina y con Julio tenemos una relación muy cercana pero todo se dio más recientemente. No nos criamos juntos con ella y fue más tarde en la adultez que generamos la relación y nos descubrimos muy compinches“, asegura el periodista deportivo. Aunque mejor no hablar de edades, ella es por lo menos 10 años mayor que él.
Los Scelza son de barrio Sur: el periodista deportivo se crió en una casa en la calle Soriano entre Río Negro y Julio Herrera y Obes. Su madre, médica, fue una de las precursoras del laboratorio Castro-Gherardi.
El comentarista ha sido un gran admirador de la carrera de su cuñado, con quien llegó a ser compañero en Canal 10. Mientras Frade era figura del elenco de Decalegrón, el comentarista integraba la sección deportiva de Subrayado y era parte de Deporte total. “Nos cruzábamos en los pasillos cuando él iba a grabar y te diría que ni siquiera los compañeros del Canal sabían de nuestro parentesco. Teníamos una gran relación pero ninguno de los dos es de exponer mucho esas cosas”, dice el comentarista.
Su cuñado reafirma: “Te digo más: mucha gente se va a enterar por esta nota que somos cuñados con Juan Carlos”.
Hoy también son compañeros en Radio Oriental. En esa emisora Frade conduce un clásico programa en los mediodías y Scelza integra el equipo de deportes Hora 25.
Éxito y fortuna.
La carrera de Julio Frade, hoy de 80 años, estuvo marcada por las oportunidades y por el éxito. A los 4 años y medio, su madre lo envío a clases de piano. Incorporó el instrumento y la música a su forma de vida.
Tocó con los mejores y en los mejores lugares. Le tocó dirigir a Astor Piazzola, por ejemplo, con una orquesta de 70 músicos. Y en los comienzos de una televisión muy musical, Frade fue también un pionero en el medio y desarrolló rápidamente vetas actorales. Fue parte de la generación de comediantes uruguayos qué revolucionó, desde Telecataplúm en adelante, el humor televisivo del Río de la Plata.
Todo eso repercutió, también, en bienestar económico para la familia Frade - Scelza. En los años 90, Julio frade, María Cristina Scelza y los tres hijos vivían como reyes en una mansión en Carrasco, en la calle San Marino.
Piscina, barbacoa para 200 personas, múltiples habitaciones, amplio jardín... Juan Carlos Scelza recuerda muy bien la casa de haber participado en distintos eventos y celebraciones familiares.
Julio Frade rememora que en aquellos años trabajaba en Argentina como director musical del canal ATC, además de integrar Decalegrón (en Uruguay) y Comicolor (el programa que inauguró la TV color en Argentina), además de ciclos en Chile. Eso sin contar los conciertos y fiestas que hacía con su orquesta musical (la más popular del país en ese tiempo) y los dividendos de las empresas gastronómicas que tenían en sociedad con su esposa.
“Yo ganaba fortunas. Tenía ingresos de 30.000 dólares o más por mes“, recuerda. “En aquellos años se ganaba más trabajando en Argentina, Chile y Uruguay que en Estados Unidos. Hoy, eso ya no sucede”, añade.
Pero aquellas mieles del éxito fueron cambiando. Cuando la artista avisoró que se venía una crisis en la región, decidió vender la mansión que le costaba, solo en mantenimiento, unos 4.000 dólares mensuales.
En el año 2000 vendieron aquella suntuosa propiedad (en 540.000 dólares) y se mudaron a una casa más ajustada a su presupuesto. El año siguiente estalló la crisis en Argentina y luego en Uruguay. Entre otras víctimas, el programa de Decalegrón dejó de emitirse luego de 23 años en pantalla en el año 2001.
“Hace unos años estaba por el barrio (Carrasco) y pasé por la casa. Estaba el mismo jardinero. Estuvimos conversando y me comentó que la propiedad estaba en venta en 1,6 millones de dólares”, dice Frade.
En la actualidad, con hijos grandes que ya le dieron tres nietos, el matrimonio Frade - Scelza vive en un cómodo apartamento de Montevideo, barrio Cordón. El protagonista del living es por supuesto un gran piano.
Aquí surge una nueva coincidencia entre los cuñados. Además de periodista, Juan Carlos Scelza toca el piano desde la infancia. Tiene gran oído y se desenvuelve muy bien entre las teclas blancas y negras. “Por supuesto que no me puedo ni comparar con el maestro de mi cuñado”, declara.
Scelza recuerda que fue también su madre quién lo incitó a tomar clases en la infancia. Era tan bueno que con 5 años hizo una actuación en el Ateneo de Montevideo. Hay registro de ello, aunque él no tiene muchos recuerdos. Siguió estudiando y mejorando pero lo suyo nunca fue la lectura de partituras, lo que limitó finalmente una carrera musical. “A mí me gusta tocar de oído”, dice.
En los años 80, cambió el instrumento por el micrófono luego de una primera experiencia como relator junto a sus compañeros de liceo.
María Cristina Scelza lleva con naturalidad su vinculación de doble parentesco con el mundo de los medios de comunicación y las artes. Aunque ella no toca el piano, siempre estuvo vinculada a los artistas. Además de la actividad de su padre manager, su madre era diseñadora de alta costura y por su estudio pasaban actrices y representantes de la alta sociedad. Siempre estuvo cerca del glamour.
Viajar es de las actividades preferidas del matrimonio Frade - Scelza. Juntos han visitado 35 países, muchas veces ella lo acompaña en las actividades internacionales de su marido. Guardan anécdotas en Hawaii, en París o en las islas holandesas del Caribe y muchos otros destinos.
Hoy viajan menos pero disfrutan de la compañía. Frade acaba de editar su libro biográfico con la autoría de Ángel Atienza. Como hombre de fe, lo tituló ”Gracias, señor”. “Soy un agradecido a las oportunidades que se me presentaron en la vida. Dios me dio a manos llenas desde que era un niño claro, yo me di cuenta hasta pasado los 30 años más. Pero he vivido una vida privilegiada”, asegura.