NOTA DE TAPA
En conjunto con Canal 10, el periodista deportivo resolvió quedarse en Montevideo donde conducirá las transmisiones y programas sobre el mundial. Se declara en el mejor momento de su vida.
-Después de varios mundiales con diferentes roles en la cobertura, esta vez te toca quedarte en Montevideo...
-Así es. Conjuntamente con el canal tomamos la decisión de quedarme y ser el conductor de las transmisiones y de los programas que haremos con “los 11 del 10”. Para mí es un orgullo porque hay muy buenos profesionales en el equipo y más allá de que tenía la opción de viajar, sentí que el canal me precisaba acá. Lo pensé durante un mes y finalmente me dije: “¿Julio, realmente tenés ganas de ir a Qatar a vivir un nuevo mundial?” A esta altura de mi vida, no me puedo permitir correr únicamente detrás de la zanahoria, tengo que ver más allá y la verdad que me siento muy feliz con lo que voy a hacer.
-Seguramente tengas más pantalla.
-Sí. Voy a ser el conductor de las previas y después de los programas que haremos con debates y análisis de la jornada. He vivido muchos mundiales desde adentro, con roles diferentes. He ido a relatar, como me pasó en Rusia o en Brasil y también fui a la guerra con un escarbadiente en 2010, cuando llegué sin acreditación, casi por la ventana. Ya viví todo eso, entonces no parecía indispensable ir ahora a Qatar. Me terminó de definir, además, una charla como de dos horas que tuve con Mica Sonsol, la hija de Alberto. Tenemos un vínculo muy lindo y entre muchas cosas que hablamos, me dijo algo en particular, que me lo reservo, pero que me cambió la decisión.
-Ha sido un año de muchos cambios. Las voces del fútbol tiene ahora una versión televisiva en Canal 5. ¿Cómo surgió esa posibilidad?
-Ese es un lindo desafío que estamos encarando con el equipo, un programa deportivo dos veces por semana (martes y jueves) en las noches de Canal 5. Lo hacemos desde la productora Trimax y también va por el canal de You Tube Julio Ríos TV; es una plataforma cada vez más importante. Tenemos 6 millones de vistas y casi 25.000 suscriptores. Está muy bueno el proyecto; es un programa entre semana cuando los canales concentran sus propuestas deportivas para sábado o domingo.
-¿Canal 5 te contrató para este programa?
-No. A través de una productora nosotros arrendamos el espacio. El canal no paga un peso; todo lo contrario. El titular de lo que ha sido mi vida es: “Llegué sin sponsor”. He logrado reinventarme en muchas oportunidades y salí adelante, cosa que yo le agradezco a Dios, pero lo hice sin padrinos y muchas veces, con todos los votos en contra. Este año, sin ir más, el 6 de enero yo no tenía trabajo, más allá de mi programa de radio Las voces del fútbol. Después se abrieron las puertas de Canal 10, donde estamos con Polémica en el bar y La peluquería de Don Mateo y ahora se abre esta posibilidad con la cobertura del Mundial.
-Luego de la polémica desencadenada por el caso de Wilmar Valdéz y los audios, se te cerraron varias puertas. ¿En qué etapa te definís ahora?
-Yo creo que esta es la mejor etapa de mi vida, porque estoy disfrutando maduramente de las cosas. Estoy sereno. Me encuentro en la calle con gente que me devuelve un afecto increíble. Toda la vida fui de dividir aguas: genero amores y odios. Prefiero eso a la indiferencia. Me parece que el odio está más cerca del amor que la ignorancia. Siempre le digo a mis compañeros que si una mujer se enoja contigo y da una portazo, probablemente vuelva. Preocupate cuando te diga: “Fuiste una persona sensacional, pero necesito un tiempo”. Ahí no vuelve más.
-¿Qué pronóstico harías para Uruguay?
-Lo veo complicado porque Uruguay. Llega con un buen arquero y una buena mitad de la cancha, pero con muchos problemas defensivos y dudas en ofensiva. Hoy, la situación de Diego Godín genera interrogantes. Josema Giménez viene de muchísimas lesiones y a eso se suma la lesión de Ronald Araújo, que se está recuperando y sería milagroso que llegue. En la delantera tenemos a Suárez, pero no es el mismo de Rusia o incluso de Brasil. Más allá de situaciones esporádicas, vimos que le ha costado hacer la diferencia en el medio local. Darwin Núñez viene levantando pero con irregularidad y Cavani no pasa por su mejor momento. El grupo será muy difícil porque vamos a enfrentar al mejor Portugal de los últimos tiempos y está Ghana, que es un equipo africano fuerte y que nos las tiene jurada. De pasar, además, nos podríamos enfrentar a Brasil. Para mí, hay tres candidatos muy claros en el Campeonato del Mundo: Brasil, Francia y Argentina. Nosotros vamos a tratar de hacer el mejor mundial que podamos. Me ha gustado la actitud de Diego Alonso, que desde que llegó generó un sacudón anímico. Creo que la selección venía como mentalmente cansada después de 15 años con el mismo entrenador.
-¿Crees que los jugadores terminaron de inclinar la balanza para que Alonso sea el técnico? Porque no era el primer candidato.
-Creo que sí. De hecho, el candidato era Diego Aguirre, respaldado además por Diego Lugano. Sin embargo, algunos jugadores referentes de este plantel influyeron en la decisión del Ejecutivo. No tengo dudas. Yo era de los que pensaba que Tabárez debía seguir pero reconozco que Alonso, que es de la escuela de Julio Ribas, le dio un aire fresco al equipo y lo levantó mentalmente. También digo que a Tabárez lo mató el cambio de fixture en las Eliminatorias que nos hizo jugar dos veces con Argentina, después con Brasil y luego a la altura de La Paz. Pero eso nunca lo van a reconocer los dirigentes porque fue un cambio dispuesto por FIFA y Conmebol y aquí en la AUF nunca van a levantar la mano en contra de esas corporaciones. Si pagan generosos sueldos a los dirigentes uruguayos. ¿Te parece que un dirigente del fútbol uruguayo, como (Ignacio) Alonso gane 60.000 dólares por mes y encima sin pagar impuestos? ¿Te parece que va a defender los intereses de Uruguay frente a Conmebol o FIFA, que son los que le pagan ese salario? Gana más que el presidente de la república. Lo que está haciendo el fútbol es blanquear lo que antes pagaba por debajo de la mesa y así compran las voluntades de todas las asociaciones.
-En un principio, tus opiniones eran favorables al movimiento de los jugadores y los actuales dirigentes de la AUF, que prometían un cambio. Ahora se te nota más crítico…
-Es verdad. Yo apoyé este cambio en determinado momento porque creí que íbamos a tener un fútbol más equitativo, más justo y con mejor infraestructura… pensé que íbamos a respetar los reglamentos pero luego me di cuenta de que no. Estamos ante un nuevo grupo de poder y el fútbol uruguayo se ha conmebolizado. Sobre los jugadores soy crítico de que se hayan involucrado tanto políticamente. Me parece perfecto que tengan un representante en el Ejecutivo, pero otra cosa es querer cogobernar. Yo no veo que hoy los jugadores del ámbito local estén mejor o más protegidos que antes.
-En el último tiempo se han multiplicado noticias vinculadas a situaciones de la vida privada de los jugadores, como fiestas en los planteles de Peñarol o Nacional o el embarazo de una chica, al parecer de un futbolista de Nacional. ¿Eso pasó siempre o las nuevas generaciones son menos cuidadosas?
-Pasó siempre. Ahora los casos tienen mayor magnitud porque el nivel de exposición de los jugadores es cada vez mayor. Está el fenómeno de las redes sociales. Lo que me parece curioso es que cuando llegan a Europa se termina todo este tema de las fiestas. Firman un contrato que tiene cláusulas de profesionalismo muy firmes y que respetan a rajatabla. Acá son más flexibles.
-A poco de tu incorporación en Polémica en el bar, tuviste un altercado fuerte con Sergio Puglia. Incluso él se paró y tuvo que frenarlo Jorge Piñeyrúa luego de que lo llamaras “la Mirtha Legrand uruguaya”. ¿Han hablado luego para aclarar el episodio?
-Hablamos ese día y quedó cerrado el tema.
-Él declaró que le había molestado que te hayas referido a él en femenino…
-Él también me trató en femenino. Me dijo “Bajá Juanita”. La diferencia es que a mí no me afectó más allá de que pude sentirme ofendido. Yo creo que él tiene su trayectoria y se la respeto, como yo tengo la mía. En la actualidad tenemos un buen vínculo. No somos amigos, no lo éramos antes de ese día y probablemente no lo seamos en el futuro. Cada uno tiene su personalidad, compartimos el programa y nos merecemos respeto mutuo para nosotros y para los televidentes.