ENTREVISTA
“Estamos en una guerra mundial y no somos capaces de unirnos. Esto sacó lo peor de nosotros”, lamenta el periodista tras sufrir el coronavirus en carne propia.
-¿Cuál fue tu primera reacción al conocer el resultado positivo?
-Al principio lo mantuve oculto. Comuniqué a la gente con la que había estado para que tomara las medidas que se toman en estos casos y busqué serenarme. Por respeto al fallecimiento de mucha gente, no me pareció postear determinadas cosas. Cuando se dio la internación, el caso se hizo público porque una persona me vio con la máscara de oxígeno y lo puso en Twitter.
-En un testimonio que diste a Algo contigo (Canal 4) dabas cuenta de los dolores y lo complejo de la enfermedad. ¿Cómo definirías el proceso?
-Este es un virus traicionero. Los primeros cinco días los pasé casi sin síntomas. Si fuera un tiempo sin COVID, al quinto día hubiera salido a hacer vida normal. Pero en esos días de aparente buena salud, el virus te va tomando los pulmones y no te das cuenta. A partir del día 7 te ataca y es como caer de un edificio sin paracaídas. Me empezó a absorber. Tuve falta de aire, pero lo más complicado es que empezás a perder fuerzas y el dolor en las articulaciones es insoportable. Hay un forzudo que convive contigo en la cama y te chupa. No te deja salir de la cama. Las noches son interminables y el deterioro físico es total. Cuando me internaron, demoré una hora y cuarto para bañarme, entre los dolores y la falta de oxígeno.
-¿Cuál dirías que fue la clave para mantenerte positivo?
-Si tenés alguna otra patología, el virus la potencia y se descontrola todo tu cuerpo. En mi caso, me agarró en buen momento. Estoy bien físicamente y bien de peso: salgo a trotar 10 kilómetros por día y hago una rutina de pesas. Igual, me desparramó. Pero no llegó a mayores, seguramente, por lo mental. Yo soy el campeón mundial de los defectos, pero unas de las pocas virtudes que tengo es que soy fuerte de mente, algo que me parece fundamental para esta enfermedad. Porque cuando llegás al sanatorio, no sabés si a los dos días vas a CTI o te vas a recuperar. Yo trataba de mantener la mente en positivo. Nunca pensé que me iba a morir.
-En 2007 y debido a una pancreatitis estuviste varios días en CTI. También el año pasado por peritonitis. ¿Qué diferenció a esta internación?
-No me tocó esta vez estar entubado 15 días en un CTI como sí me ocurrió cuando tuve la pancreatits. Seguramente aquello fue más grave pero esto te afecta la cabeza. Una vez que te confirman el positivo, los temores sobre el “ahora qué” son constantes. Esta es una guerra mundial contra un virus complicado, que los científicos todavía no conocen completamente. Mucha gente y amigos han perdido la vida en esta batalla.
-También la internación tiene sus características difíciles, como el aislamiento, no recibir visitas...
-Sí, cuando uno entra por COVID queda aislado. Yo creo mucho en Dios y le pedí a Dios que me ayudara. Me preocupaba mucho lo que pasaba con mi compañero Alberto Pérez, que también contrajo el virus y la pasó mal. Le mandaba mensajes de aliento y de apoyo. Aprendí ejercicios de respiración. Recibí centenares de mensajes que hasta ahora sigo contestando. Si bien no podía ver a nadie, sentí el cariño de la gente. También hay que destacar la calidez del personal de la salud quienes están hace más de un año en un frente de batalla terrible y tienen actitudes encomiables. El gesto de la cocinera y de la nutricionista que me enviaron una carta lo valoro mucho. Esas cosas no tienen precio.
-¿Precibís alguna secuela?
-No, ni me permito sentirla. Ya estoy de alta y estoy bárbaro. Me saqué el chip del COVID y volví a la vida. Muchas veces, desde la cabeza estas enfermedades se agrandan o se achican. No voy a salir a hacer 10 kilómetros a la rambla. Pero ya empecé por las pesas y a hacer vida normal. Ya está. Ahora para adelante. Dios me dio una nueva oportunidad y quiero vivirla con decoro. La muerte no me da temor, me da mucho temor el cómo. Y el cómo del COVID es horrible.
-Como periodista has seguido mucho el curso de la pandemia en Uruguay y en el mundo.
-El año pasado, en virtud de los números de Uruguay, parecía que el país atravesaría por la pandemia sin grandes perjuicios. Sin embargo, este año la situación es otra. ¿A qué crees que se debe?
-Todos los países más tarde o más temprano tienen sus debacles con el virus. No íbamos a ser la excepción. Lamentablemente, he visto que los intereses políticos y económicos están por encima de los seres humanos. Repito: el COVID, que nos pudo haber unido, no has desunido y ha tensado el enfrentamiento a límites insostenibles en post de un aprovechamiento político de la situación.
-En el programa hacés referencia a la bolsa de valores y la información bursátil. ¿Estás invirtiendo?
-Conozco del tema. La bolsa te da mucho conocimiento general y trato de informarme de todo lo que está pasando. En estos momentos se está dando algo insólito. En un mundo que está en crisis, la bolsa está en los máximos históricos. No podés estar en guerra y en crisis y tener esos valores. Es un contrasentido muy grande pero la explicación es sencilla: en el caos, los que tienen mucho dinero van a tener mucho más dinero y los que tienen poco, van a tener mucho menos. El caos favorece a las grandes corporaciones. Amazon es una de las muestras más claras o Tesla... Si ya eran multimillonarios, Jeff Bezos y Elon Musk se han hecho megamultimillonarios; acumulan una obscenidad de dinero. Mientras los pobres van cada vez peor. Mirá lo que sucede en la India: hay 400.000 casos nuevos por día. ¿Cómo se frena eso? Con nada; es un tren descarrilado a 200 kilómetros por hora.
-Una de las cosas que mencionaste en el programa es que a pesar del auge de las vacunas, las acciones de Pfizer no han subido mayormente.
-Eso es llamativo. Pero sucede que Pfizer es el laboratorio más grande a nivel mundial. Vendió el remedio más reconocido a nivel mundial para bajar el colesterol y también inventó el viagra. Pero tuvo derrapes muy importantes por coimas a doctores, por ejemplo, y debe pagar multas. Sobre las vacunas, es cierto que todas las vacunas anteriores a esta tardaron en promedio 12 años en desarrollarse. Ahora llevaron ese tiempo a un año. Está bien: entiendo el adelanto tecnológico y el esfuerzo de todos los cerebros en esto pero parece mucho.
-¿Dudaste de vacunarte en algún momento?
-Sí, en algún momento dudé porque obviamente algún margen de experimentación hay. Pero al mismo tiempo pienso que es mejor tener dos dosis de Sinovac, que no tener nada. Esa puede ser la diferencia entre entrar a un CTI o no.
-En 2021 hubo cambio de radio para Las voces del fútbol. Regresó a la CX30, Radio Nacional.
-Volvimos a la radio donde empezamos con Las voces del fútbol. Tengo proyectos importantes y también una chance firme de irme al exterior pero estoy haciendo todo lo posible por quedarme. Hay proyectos a nivel local. Dentro de lo malo que me tocó vivir, hubo personas que levantaron el teléfono y que me dijeron: "Julio, una vez que te cures, quiero tener una charla contigo". Eso yo lo valoro y lo destaco, mucho más en una situación como esta. Vengo de un ciclo positivo muy largo y luego, por diferentes factores, entré en un ciclo negativo y lo tuve que bancar. Ahora siento que en este momento la rueda está volviendo a girar. Discrepo con aquello de que el tren pasa una sola vez. Pasa muchas veces. La situación general es embromada pero considero que 2021 es un buen año para subirse a otro tren.
-¿Entre los proyectos está el regreso a la televisión?
-Sí, hay un proyecto muy fuerte de televisión. Por el momento no puedo adelantar mucho más. Ojalá muy pronto pueda dar la noticia.