Katja Thomsen: el despertar de la modelo luego de "la noche más oscura" que vivió tras su divorcio

A cinco años de la separación de su exmarido y padre de sus cuatro hijos, la comunicadora se anima a dar testimonio y prepara un libro sobre cómo logró superar los momentos más difíciles de su vida.

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Katja Thomsen. La Juanita 12.2024
Katja Thomsen.
Foto: Chino Pazos.

Redacción El País.
La modelo y comunicadora Katja Thomsen de 42 años prepara un libro y se anima a hablar de lo que llama “la noche oscura del alma”: el dolor que le generó el divorcio y la fractura familiar tras separarse de su exmarido y padre de sus cuatro hijos.

Con las heridas sanadas, Thomsen recuerda su camino espiritual y añade que la clave fue “salir del rol de víctima”. “Hice cuanto curso, coaching, terapia, meditación y lo que puedas imaginar hasta que un buen día recordé quién yo era. Desperté”, asegura.

-Finales y comienzos de año son momento para balance, ¿cuáles son las primeras impresiones que te vienen a la hora de hacer un repaso o una evaluación de tu 2024?

-Estoy empezando a sentir que llegué a un momento de la vida en el que se comienzan a ver los frutos de las “inversiones” que una ha hecho a lo largo del camino. Primerísimamente, en cuanto a mis hijos, que hoy son seres autónomos, proactivos, inteligentes, creativos, empáticos. Este es mi primordial logro en la vida.En mi negocio también, ya se saborea la estabilidad, producto de una década de ensayo y error y mucho trabajo constante sin jamás bajar los brazos. Tengo un equipo de ventas de archi lujo con el que nos divertimos mucho. Sería mi deseo de fin de año que todas las personas llegaran a mi edad sintiendo esta realización personal y profesional.

Katja Thomsen. La Juanita 12.2024
Katja Thomsen.
Foto: Chino Pazos.

-¿Cómo y dónde te gusta disfrutar del verano? ¿Tiene algo de especial esta estación para vos?

-Soy una persona que valora su paz muchísimo. En verano me escondo todo lo más que puedo hasta que “amaina” un poco la temporada pico. Valoro el silencio, los árboles verdes bien frondosos y el cielo azul celeste calmo de Montevideo mientras “todo el mundo” se conglomera en colas interminables y horas en el tráfico del Este. Eso sí, una vez que pasa la locura no me sacás de José Ignacio. Tiene de especial que disfruto mucho porque amo el contacto con el sol, con lo verde todo el año y cuando el clima acompaña es un sueño nuestro querido país. Es el momento del año en que más siento que deberíamos pellizcarnos por la belleza natural de Uruguay y entender lo mucho que hay que trabajar para preservar eso.

-Tuviste una carrera de élite como modelo durante varios años. ¿Qué te dejó a vos como enseñanza de vida?

-Así es. Soy una gran privilegiada de la vida. Aprendí que la belleza te abre varias puertas, pero que es tu actitud y culto de trabajo lo que determina que esas puertas no se te cierren en la cara. Aprendí que, en cualquier orden de la vida, tiene mucho más valor que un cliente te contrate por segunda vez. La primera la conseguís mucho más fácil. Y esto aplica así seas Katja Thomsen, Claudia Schiffer o Juan Pérez.

-En un posteo reciente, hablabas de que atravesaste a los 37 por el momento más oscuro de tu vida con el divorcio de tu exmarido, con quien te ennoviaste a los 15 años y tuvieron cuatro hijos. ¿Qué fue lo más duro de la situación?

-Salirme del rol de la víctima y entender mi valor propio. Ver que cualquier situación desfavorable tiene que ver con estar alejada de una misma, con la ausencia de límites que le ponemos al otro y con la pobre capacidad propia de gestionar sentimientos negativos como el miedo, la frustración o la ira. Empezás a trabajar en vos misma y mágicamente todo se acomoda nuevamente, solo que ahora pasás a tener una vida mucho más completa, consciente y feliz. De todo pozo se sale. Con cuánta rapidez lo hagas depende de cuándo decidas prender la linterna en el pozo. El primer paso es ese, encender la luz y ver donde pones el pie para dar el primer paso. Esto lo trato en el libro que estoy escribiendo en este momento.

-¿Se viene libro, entonces?

-Sí; porque creo que nadie debería sufrir lo que yo sufrí

-Llevaban mucho tiempo juntos y desde afuera quizás podía percibirse como “la familia perfecta”. ¿Qué crees que falló?

-La familia perfecta aún la tengo, eso no cambia. Cambia la dinámica pero mejoran las capacidades de interacción grupal; los niños se vuelven resilientes, agradecidos y maduros. No dan nada por sentado y eso les proporciona tremenda ventaja comparativa en la vida respecto de gente que, como yo misma, creció en un hogar único, convencional, sin tener que usar la inteligencia emocional para adaptarse por ejemplo a tener dos casas y dos sistemas de valores diametralmente antagónicos en varios aspectos. ¿Qué falló? Que a los 15 años de edad no tenes las herramientas que tenés más adelante a la hora de elegir una persona para construir una familia y después puede ser que vean que son incompatibles. Pero no cambiaria nada porque gracias a esa unión hay cuatro seres humanos espectaculares en el planeta y además esta ruptura me convirtió en la versión de mí que siempre anhelé ser, tal vez a nivel subconsciente. Agradezco por lo lindo y más por el dolor porque eso me dio lecciones de vida y crecimiento personal.

-¿Cuáles fueron tus primeros refugios (en lo interior o exterior) para ir saliendo de la situación?

-La respuesta cliché sería mi familia en el sentido amplio del término y mis amigos, pero es también la respuesta real. Cuando fallan tus propios motores y ves que se te acercan dos Jumbos, uno de cada lado para sostener tus alas hasta llegar al aeropuerto, te das cuenta de lo que hay que agradecer tener padres vivos, sanos, jóvenes, presentes y fuertes en tu vida. Ellos no solo me dieron apoyo emocional sino económico, logístico y siempre fomentaron que yo pudiera volver a estar bien para valerme -como siempre- por mi misma a nivel profesional. Mis hijos realmente fueron lo que me motivó a encontrar fuerzas donde no las había y mis amigos me hicieron reír como nunca en la vida para recordarme por qué vale la pena luchar. Eso, sumado a la terapia con el psicólogo Sergio Garfinkel que es sin dudas un gran profesional, me dieron más que el refugio inicial el soporte que necesitaba. Después obviamente el trabajo fue propio; pero son estas las personas que estuvieron ahí y siempre les estaré agradecida.

-¿Cuál fue el click para salir de la postura de “víctima”?

-Hice cuanto curso, coaching, terapia, meditación y lo que puedas imaginar hasta que un buen día recordé quién yo era. Desperté. Eso también lo cuento al detalle en el libro. Pero básicamente el consejo es no te estanques creyendo que a nadie más le pasa lo mismo que te esta pasando a vos; anda a YouTube que es gratis que ahí vas a ver cómo la gente se la rebusca con creatividad y podés aprender muchísimo. Hay que reconocer lo positivo de las herramientas que tenemos hoy. Pedile a Chat Gpt que te haga una agenda semanal para llegar a ser la persona que quieras según tu lista de anhelos. Pero nuevamente, el secreto esta en conocerte y para eso tenes que atravesar el dolor y la soledad. En tu propio silencio vas a encontrar muchas respuestas.

-¿Hoy, a varios años, dirías que es una herida que sanó?

-100%. Y agradezco haberlo vivido.

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Katja Thomsen.
Foto: Ignacio Fonseca.

-Iniciaste un camino espiritual también. ¿Cómo ha sido ese recorrido y por dónde ha pasado?

-Así es. Ha sido tremendamente útil cuando menos. Creo que necesitamos la espiritualidad para tener una mejor experiencia en esta vida terrenal, en la tercera dimensión. En mi caso el proceso surgió al perder un embarazo, cuando mi hijo mayor que tenía 6 años me pregunta “Mamá, ¿y quién va a cuidar ahora del bebé en el cielo” ¿Existía un cielo? ¿El alma de ese bebé estaba allí? ¿Habría de reencarnar? ¿Qué determina la vida y la muerte? Allí empezó mi “investigación” y conocí a maestros de todo tipo y clase. Aprendí sobre Cabalá, regresiones a vidas pasadas, psicoanálisis, tantra, religión y otras cosas: la lista crece cada año y ahora estoy intentando ayudar con lo que he aprendido. Lo que te puedo decir es que es muy cierto aquello de que cuando el discípulo está listo aparece el maestro. Hay que abrir el corazón y sobre todo la mente y aprender.

-Uno de tus sueños es trabajar en TV, más allá de las experiencias puntuales. ¿Te ves en algún proyecto cercano por redes o plataformas? ¿Qué te gustaría hacer?

-Ha sido, en efecto, pero hoy ya no es mi sueño principal porque entendí que puedo llegar a muchas más personas listas para recibir mi mensaje o hasta mi guía a través de otros canales más alineados tal vez con quienes realmente están interesados en escuchar lo que tengo para ofrecer. La televisión está en decadencia y por suerte tenemos en este país grandes talentos que cada día hacen que eso no se note. Son colegas muy queridos y respetados y los admiro muchísimo así como felicito a los canales nacionales por seguir apostando a la comunicación con -a veces- los más mínimos recursos económicos.

-¿Cuáles son tus proyectos 2025?

-2025 traerá lo que haya de traer. Yo tengo fe ciega en que todo lo que llega a nosotros tiene un momento y un propósito y si bien somos creadores de nuestra propia realidad, también existen fuerzas externas que preparan sorpresas y sincronicidades a lo largo del camino. Pasé de ser una planificadora compulsiva a ser una fisiócrata total. “Dejad hacer, dejad pasar, que el mundo camina solo”

-¿Te gustaría volver a estar en pareja? Crees que la mala experiencia por la que atravesaste, ¿no te predispone a un nuevo proyecto amoroso?

-Me encanta la idea. Creo que antes no estaba lista a exponerme al dolor y aunque por un lado quería una pareja, también sentía miedo de volver a perder este mundo fantástico que he construido en el que vivo en paz con mis hijos. Eso es, sin dudas, una creencia limitante que aprendí a identificar. No tiene por qué ser así, todo está en qué clase de persona dejemos que se nos acerque. Si es alguien que va a sumar bendiciones a mi existencia, ya me va a encontrar. Hasta hace muy poco no estaba lista. Agradezco cada cosa negativa que pase estando en pareja, aunque parezca mentira o brutal o falso para quienes me acompañaron y fueron testigos de mi vida cuando el dolor azotaba. Pero es cierto. Este 2024 me enseñó a entender por qué pasó todo lo que pasó y tengo la absoluta certeza de que lo que yo estoy buscando, también me está buscando a mí. La ley de la Correspondencia cita “como es arriba, es abajo; como es adentro, es afuera”.

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