ENTREVISTA

Yanina Gasañol preparó muy bien la sorpresa para su hija Mayumi, de 6 años y fanática de Tini Stoessel. La periodista corresponsal en Flores de Subrayado llevó engañada a la niña a Montevideo el viernes 7. Una vez en el hotel, le entregó una camiseta estampada con la foto de Tini y le contó que tenía las entradas para el show de la cantante argentina. Madre e hija se fundieron en un abrazo y entre risas de felicidad.

Mientras todo esto pasaba en la capital, en su casa de Trinidad un cortocircuito (según la principal hipótesis) generó el incendio de su casa. Las llamas devoraron rápidamente la vivienda, a pesar de los intentos de vecinos y bomberos por sofocar el fuego. 

Cuando Yanina Gasañol y Mayumi estaban entrando al Estadio Centenario, la periodista recibió una llamada de una vecina. “Se está quemando tu casa”, oyó que le dijeron. “Estaba a dos horas y media de mi casa. En ese momento miré a Mayumi y vi sus ojitos brillando de felicidad. ¿Qué hago?, pensé. Decidí continuar con su sueño. Una vez que nos instalamos en el estadio me largué a llorar mientras ella disfrutaba del show”, revela la corresponsal.

En cierto momento, la niña se dio cuenta del llanto de su madre, pero Yanina le contó la media verdad de que su emoción respondía a la felicidad de la niña por estar en el concierto. 

Finalizado el show, la comunicadora ya estaba al tanto de que las pérdidas en la vivienda eran totales y una especialmente dolorosa: el loro Polo no sobrevivió a las llamas. El resto de las mascotas (tres perros y dos gatos) fueron rescatados por los vecinos.

De regreso en el hotel montevideano, Yanina reunió fuerzas para contarle lo sucedido a Mayumi. “¿Y mis juguetes? ¿Y mi ropa?”, preguntó la niña. “De a poco mamá te va a comprar todo de nuevo”, fue la respuesta de la madre. En ese momento, Mayumi abrió su mochila y sacó el portarretrato con la foto de su abuelo fallecido. Sin saber que perdería todo lo demás, la niña había traído su pertenencia más atesorada.

Esa fue la primera señal que Yanina de que lo había sucedido era, visto en perspectiva, lo que tenía que pasar.

Oriunda de Trinidad, Flores, Yanina Gasañol sufrió de bullying y de maltrato de su madre y su padrastro cuando niña. A los 12 años reunió fuerzas y denunció policial y judicialmente a su madre por violencia doméstica (sí, ella misma la denunció). Después de un sonado proceso, la Justicia resolvió dar la tenencia de la niña a sus abuelos.

“Toda esa situación de acoso y de violencia sucedió en esa casa que se quemó. El fuego empezó en el cuarto donde yo me encerraba a llorar de niña y donde tuve un intento de suicidio”, revela la periodista. “En este tiempo recibí muchas señales para irme de ahí y yo, por comodidad, no las escuchaba. Ahora estoy obligada a irme. Por más que la casa pueda recuperarse, aunque sea parcialmente, nosotros no vamos a vivir más ahí. Ese lugar no es para mí”, asegura.

En la adolescencia, Yanina Gasañol compensó sus carencias afectivas con comida. Llegó a pesar 125 kilos que para la vida adulta logró bajar. Hoy pesa la mitad.

Desde niña le gusta la comunicación. A los 14 hizo sus primeros trabajos en medios. Además de corresponsal de Subrayado desde hace siete años, Gasañol forma parte de Modo país (Canal 5) y de la emisora local FM Sur. También trabaja en un restaurante y como asistente personal para niños con discapacidad.

“Como madre sola y en el Interior, tengo que hacer de todo”, dijo. Mayumi es la única hija biológica de la periodista pero también adoptó a Caty, que es hija del padre de Mayumi. Cuando se fue, las abandonó a las dos.

Además de la casa, Gasañol perdió ahorros que tenía en efectivo en la vivienda. “Por eso digo que perdí el presente y el futuro”, asegura.

Conocida la noticia del incendio, los mensajes de respaldo de sus compañeros de Subrayado y también de los colegas de Trinidad no se hicieron esperar. Se abrió la cuenta Abitab 128402 para recibir donaciones.

Yanina Gasañol ya tenía el plan de construir una nueva casa en un terreno que había adquirido. Ahora tendrá que apurar el proyecto, pero esta vez desde cero. Mientras se queda en una habitación de hotel que le facilitó uno de sus patrones, la periodista se declara agradecida por las muestras de solidaridad de sus compañeros y del pueblo de Trinidad.

Ahora que pasaron algunos días, la periodista le encuentra sentido. Si hubieran estado en la casa, quizás ella o su hija podrían haber sido víctimas del fuego. Si el incendio hubiera comenzado mientras viajaba en ruta, habría dado vuelta, con nervios y apuro, malos compañeros de ruta.

“Tini nos salvó”, asegura la comunicadora. Y añade: “El tiempo de Dios y de los ángeles son perfectos. Las cosas ocurrieron en el momento justo y de la forma que debían ocurrir”.