La historia de amor de Silvia Kliche & Jeff Granger: de una cita arreglada a las claves de 23 años juntos

Kliche y Granger cuentan cómo se conocieron y hablan de los prejuicios enfrentados por ser una pareja interracial, del humor y sus pasajes por "Masterchef".

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Jeff Granger y Silvia Kliche.
Jeff Granger y Silvia Kliche.
Foto: Estefania Leal

En tiempos donde las parejas se separan a la primera pelea, Silvia Kliche y Jeff Granger cuentan las claves para permanecer 23 años juntos.

Se conocieron gracias a una cita organizada por una amiga un 29 de setiembre de 1999, y al año siguiente ya celebraban su boda, una fiesta que los 800 invitados todavía recuerdan.

En ese entonces, los dos estaban en un gran momento profesional. Kliche era la informativista y periodista de Telemundo, y Granger venía de ser dos veces campeón sudamericano con la selección uruguaya de básquet. Claro que, a pesar de ser personalidades conocidas, también tuvieron que superar prejuicios al ser una pareja interracial. En esta entrevista con Sábado Show, Granger y Kliche recuerdan su casamiento y cuentan el secreto para mantenerse juntos y, sobre todo, divertirse después de tantos años juntos.

Los comienzos del amor

Silvia Kliche era la informativista y periodista en la edición central de Telemundo y Jeff Granger era el jugador de básquet que llegó de Estados Unidos y acababa de ganar dos sudamericanos con la selección uruguaya. Los dos estaban en un gran momento, con carreras muy conocidas por todos.

Se conocían porque eran figuras públicas, pero nunca se habían visto en persona. Eso cambió una noche, cuando una amiga de ambos les organizó un encuentro.

Jeff Granger y Silvia Kliche.
Jeff Granger y Silvia Kliche.
Foto: Estefania Leal

La cita fue un 29 de setiembre de 1999. Se vieron cara a cara por primera vez y dicen que esa noche hablaron por horas. Coincidencia o no, el 29 de setiembre de 2000, un año después, se casaron.

Granger: Tenemos una amiga en común que sabía que los dos estábamos solteros. La primera fecha que nos marcó no podía ir porque tenía un partido. Pensé que se había acabado mi oportunidad, pero al día siguiente la llamé y salimos a un bar en Carrasco.

Kliche: Yo le decía: "los dos juntos somos un semáforo en rojo, así que mejor vamos a un lugar donde podamos estar tranquilos y que no esté pasando todo el mundo para mirarnos".

Jeff: Igual ocurrió que entramos, estaba todo el mundo hablando y cuando nos sentamos, se callaron todos. Se hizo el silencio.

Kliche: Ahí nos pusimos a charlar por primera vez. Estuvimos horas y horas. Era como que nos conocíamos de toda la vida. Llegó un momento en el que empezaron a levantar las sillas porque querían cerrar y nosotros seguíamos hablando. A partir de ese momento nos vimos siempre, y decidimos casarnos un año después.

Jeff Granger y Silvia Kliche.
Jeff Granger y Silvia Kliche.
Foto: Estefania Leal

—¿Quién dio el primer paso para una segunda cita?

Granger: Como buen caballero, fui yo.

Kliche: Sí, también me mandó flores al canal.

Granger: La cita terminó como a las cuatro de la mañana y la llamé después para ver si había llegado bien.

Kliche: Sí, porque Jeff es muy caballero. Normalmente los hombres en Uruguay no son tan caballerosos como él. En estos 23 años, si salimos juntos él siempre abre la puerta, está atento a los detalles. Esos gestos que ya no se usan pero que a las mujeres, al menos a mí, me gustan mucho. Siempre está ahí dando una mano, eso es fantástico.

—Al casamiento fueron 800 personas, ¡no faltó nadie!

Granger: Faltaron 43 personas.

Kliche: ¿Cómo te acordás de eso?

Granger: Recuerdo que en un momento estaban todos en la pista, bailando y disfrutando. Fue una fiesta.

Kliche: En realidad faltó mucha gente porque tuvimos que acotar cuando llegamos a los 800 invitados, pero nos faltaron 1.000 personas más. Quedamos mal con mucha gente, pero pasa que cuando invitás, va acompañada, así que son 400 invitados con compañía. No es tanta gente, imaginate la gente que conoce por el básquet y yo, 23 años en el noticiero, hacé los cálculos. Eso me dio pena porque a mucha gente nos hubiera gustado invitar, pero no pudimos. En este tiempo veo los casamientos de tanta gente, y es muy difícil, pero la nuestra fue una fiesta inolvidable.

Granger: Todavía hay gente que habla del casamiento.

Kliche: Pedimos que el catering comenzara antes de que llegáramos, porque siempre demorás con las fotos; y también dijimos que no fueran niños. Pareció antipática la medida, pero todo el mundo nos agradeció después. También me había hecho forrar un calzado y estaba cómoda, así pude bailar hasta que me cansé. Todo fue así, lo organicé de tal manera que lo pudiéramos disfrutar.

Jeff Granger y Silvia Kliche.
Jeff Granger y Silvia Kliche.
Foto: Estefania Leal

—Y por lo visto, se siguen divirtiendo entre ustedes.

Granger: Sí, en las buenas y las malas somos normales como cualquier otra pareja. Tenemos cosas negativas y positivas, pero es más importante el esfuerzo para seguir.

Kliche: Podemos fracasar en cualquier momento, no lo sabemos, pero hasta ahora nos ha funcionado porque nos casamos siendo grandes, y uno tiene otra paciencia, otra visión de la vida. Somos compañeros por encima de cualquier otra cosa, y eso es interesante.

Granger: Muchas veces fuimos a restaurantes y sentimos que decían: “Ahí vienen Granger y Kliche”. Uno podría preguntarles, ¿qué mirás?, pero nunca fue en nuestro caso, porque nos matamos de la risa. Ya sabíamos que iba a pasar eso.

Kliche: Creo que fuimos los primeros famosos o conocidos con un matrimonio interracial.

—Imagino que hace 23 años, la sociedad no era lo que es hoy, que está un poco más abierta.

Granger: No tanto, pero no es como en aquel momento.

Kliche: Por eso yo le dije a Jeff: “si nosotros queremos seguir juntos, nos tenemos que casar”. Porque si llegamos a convivir sin casarnos, a mí me crucifican. Porque es así. No me crucificaron porque él era famoso, y entre los dos más o menos lo sobrellevamos. No pasó así con todo el mundo, pero sí en general. Como nos casamos, no hubo mucha oposición, pero los primeros tiempos, cuando empezamos a salir, nos divertimos mucho con la reacción de la gente. Hoy hay mucha gente que nos quiere como pareja, nos apoyan y respetan. Hay de todo, pero 23 años atrás en Uruguay, era complicado. Ahora las cosas van cambiando.

Jeff Granger y Silvia Kliche.
Jeff Granger y Silvia Kliche.
Foto: Estefania Leal

—Ahora necesito que me cuenten alguna de esas historias.

Kliche: Un día fuimos a Morini donde se hacía una cena del periodismo. Me acuerdo que estaba tocando Julio Frade en un escenario con su orquesta. Se abren las puertas y estaban todos los del medio ya sentados cenando, y aparecemos nosotros dos. Frade dejó de tocar y todo el mundo miró hacia la puerta, y quedamos con todos mirándonos. Eso fue algo muy divertido. Nosotros nos reímos mucho.

—Igualmente hubo que superar algunos prejuicios de la gente, como decían antes.

Kliche: No era común, y nos largamos al agua. Nosotros no vivimos para los demás, hacemos nuestra vida.

Granger: Algunos se molestan, porque uno se puede cansar. No es algo gracioso, pero vemos que somos mucho más maduros que esa gente que te mira y comenta.

Kliche: Él era extranjero, famoso y lo vieron de otra manera. Para mí siempre fue igual porque así me educaron. Ese es el tema con la gente que es racista que dice: “si es negro” o “todavía que es negro”, ese tipo de expresiones espantosas. Y yo no lo veo negro. Nos vemos como pareja, no vemos colores. Y cuando no ves colores no sos racista. Y si ves colores, en el fondo sos racista porque estás identificando a la gente por el color de su piel. Y eso es una estupidez, todos los seres humanos somos lo mismo con distintas formas.

Granger: Es injusto. Nadie debería de ser así, pero el mundo es así.

Kliche: Somos una pareja normal, hacemos la nuestra.

—¿Cómo se hace para mantener un matrimonio por 23 años?

Kliche: Creo que al casarnos ya grandes tenemos otra visión, otra paciencia. Por ejemplo, yo viajo mucho por el mundo con mis temas de investigación mística y con mis grupos. Él también viaja mucho porque tiene su familia en el exterior, y no siempre puedo ir con él. Y no pasa nada, en eso somos muy compañeros. Estamos juntos pero cada uno haciendo lo suyo y respetamos eso, nos acompañamos. Eso, creo, es la clave. No limitamos nuestro trabajo, o nuestros gustos, y en eso somos muy respetuosos el uno del otro. Cuando escribí el libro Pachacuti, pasaba varias noches despierta escribiendo, pero nunca hubo un problema, ni tampoco por los viajes.

Granger: Sabemos que la vida es corta y hay que vivirla.

—Ahora, Silvia, estás en Masterchef Celebrity; calculo que aceptaste después de la experiencia de Jeff en el reality.

Granger: Es que yo practicaba en casa, pero después llegaba al programa y tenía que cocinar otra cosa.

Kliche: ¿Te acordás cuando probamos de hacer los tallarines? Conseguimos la máquina para hacerlos, y nos quedaron bien cuando estaban crudos, pero cuando los metimos en el agua no se podían comer. No te puedo decir lo que nos hemos reído. Jeff era bueno, te lo juro, aunque estuvo solo tres programas. No sabés lo que ensayaba en casa, muy dedicado. Una pena que cuando fue a hacer los muffins se le ocurrió ponerles banana, y no crecieron. Pero yo me quedé de cara con las cosas que cocinaba. En casa no cocina nada.

Granger: Había gente que sabía cocinar muy bien, y había otros que estaban como yo, queriendo pasarla bien y si seguimos está todo bien y si no, mala suerte. Pero para prepararme, llegó un momento que me levantaba pensando en cocinar, y cuando llegás a tu casa, porque las grabaciones duran todo el día, seguís pensando en grabar y en cocinar.

—Si bien en Masterchef se buscan perfiles distintos, ¿por qué aceptaste sumarte en esta temporada?

Kliche: Porque, como dije en el primer programa, no creo que se me empañen 23 años de noticiero por si se me quema la comida. Yo voy a divertirme y a vivir una experiencia distinta a lo que he hecho.

Granger: Igual, es mucho el esfuerzo que hay que hacer.

Kliche: Sí, es muy diferente cocinar en tu casa que hacerlo ahí. Y Masterchef me ha ayudado a revalorizar la profesión de chef. Yo lo consideraba un oficio, y es una profesión porque lo que tiene que saber esa gente, es algo imponente. Realmente es una profesión admirable.

—Más allá del programa, ¿cómo es su día a día?

Kliche: Jeff trabaja todos los días. Está todo el día afuera.

Granger: Trabajo todos los días, desde la mañana a la noche en un colegio como profesor de Educación Física, y también sigo vinculado con el básquet. Así que trabajo con unos 300 niños por día. Es mi pasión, me encanta, y no es solo hacer ejercicios o el básquet, también es hablar un poco de la vida.

Kliche: Mi día es ocupado. Estoy escribiendo un segundo libro y programando los viajes. Acabo de venir de unos viajes de investigación y en junio salgo de vuelta. Por otro lado soy embajadora de una tribu del Amazonas, los Bora, y desde hace años vengo ayudándolos y cooperando con ellos. Más las tareas diarias y la investigación. Paso mucho trabajando en internet. Ah, y además cocino.

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