La historia de amor liberal de Fernando Marguery y la psicóloga Sandra Devoto, hija de los fundadores del súper

El periodista ex Esta boca es mía y la profesional e historiadora del arte disfrutan de su relación que va para un año. Acaban de regresar de un maravilloso viaje a Francia y cuenta los secretos de su romance.

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Fernando Marguery y Sandra Devoto.

Redacción El País.
Fernando Marguery y Sandra Devoto se conocen desde la adolescencia. Por amigos en común han compartido eventos y hasta celebraciones familiares a lo largo de toda la vida. Ocurre que el cuñado de ella es, además, íntimo amigo de él. Pero nunca esa familiaridad se había transformado en otra cosa más allá de eso: una relación cordial de conocimiento mutuo pero ejercida hasta con cierta lejanía. De todos modos, al periodista de Radio Rural y ex Esta boca es mía ella siempre le pareció una mujer atractiva, aunque la psicóloga y especialista en arte suponía que aquel amigo famoso de su cuñado era un hombre “estructurado y conservador”. “Pensaba que era muy distinto a mí”, asegura.

El agua pasó bajo el puente. Pasó mucha agua. Cada uno tuvo su historia, su matrimonio, sus hijos, novios. El año pasado los dos estaban solteros. Coincidieron en una celebración de la nostalgia (24 de agosto de 2022, entonces es la fecha). Si bien Devoto estuvo de paso por la fiesta en cuestión, alcanzó para el flechazo.

Al otro día, Declaratoria de la Independencia, Fernando Marguery se despachó con un potente mensaje en texto, romántico, pero con humor y también con determinación sentimental. Entre otras cosas le escribió: “No me quiero morir sin salir contigo”.

“Por el mensaje valía la pena darle una oportunidad de salir”, comenta Devoto consultada sobre aquella sorpresiva invitación. “Me divirtió el mensaje y también me llegó”, añade mientras que Marguery bromea a su lado: “Si en algo me defiendo es en la labia”.

Ese fue el comienzo de una historia de amor que lleva más de un año. Hoy, el periodista y la psicóloga ya prácticamente conviven y acaban de regresar de un viaje de 20 días por Francia. Es un amor maduro, sin apuros, centrado en compartir la vida, las experiencias y la buena compañía de los amigos, en especial los de ella que son muchos más, según reconoce él mismo.

Sobre aquel inicio, hay otro dato jugoso: él se enteraría después que ella tenía una carta de salvataje para la primera salida. Resolvieron acudir a un restaurante discreto, escondido en una callecita de Pocitos. Sandra Devoto tenía apalabrada a una amiga para que, a una señal de mensaje de WhatsApp, ella se apareciera en lugar en caso de que se aburriera o desistiera de darle una chance amorosa a Marguery.

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Sin embargo, no mandó ningún mensaje. “Hablamos cinco horas de la vida y pasamos muy pero muy bien, de novela”, recuerda Marguery.

Después las cosas se fueron acoplando. La primera prueba de fuego las tuvieron que sortear a los pocos días. Ella tenía previsto realizar un viaje junto a un amigo (un hombre). Él ni chistó.

“Hay que ser consecuente. Soy liberal en lo económico, en lo político pero también en las relaciones humanas… esto último me costó un poco más y lo sigo trabajando”, comenta Marguery, quien hoy también se declara amigo de aquel amigo que viajó con Sandra Devoto.

Para ese entonces, ella comenzó a dejar de lado sus impresiones respecto al conservadurismo de Marguery. “Me di cuenta de que no era tan estructurado”, comenta ella.

Sandra Devoto es hija de los fundadores de la cadena de supermercados. Como psicóloga, se especializó en recursos humanos y trabajó en esa repartición en la empresa familiar. Incluso siguió siendo parte de la compañía una vez que había sido vendida a un grupo de inversores argentinos. Hizo también trabajo clínico como psicóloga y más recientemente, se dedica a su pasión: investigar artistas y corrientes artísticas. Estudió historia del arte con Emma Sanguinetti y estuvo a cargo de la investigación del libro sobre la obra de Jorge Damiani. En su casa, los tesoros más preciados son sus cuadros.

La carrera de Marguery ha sido más pública. Va para 40 años en Radio Rural y su exposición creció en los últimos años, tras su incoporación a Esta boca es mía, programa del que acaba de desvincularse. Después del viaje a Francia con Devoto de finales de agosto, no volvió más.

“En la decisión que tomó, yo no tuve nada que ver”, asegura Devoto. “Un día vino y me dijo que lo quería dejar”, añade.

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Sandra Devoto no solía mirar mucha televisión pero el amor logra cosas misteriosas. Comenzó a seguir el programa Esta boca es mía y tras cada emisión, solían comentarlo. “Calmate”, le escribió muchas veces cuando veía que Marguery levantaba temperatura frente a alguno de sus compañeros o invitados del ciclo de Teledoce.

Aunque habitualmente informada, con la costumbre familiar de leer los diarios en papel cada día, Sandra Devoto no es una apasionada de la política.

De todos modos, muchas veces seguían las conversaciones con el panelista una vez que terminaba el programa y llegaba a su casa “todavía enganchado” con la temática o el conflicto que había tenido ante cámaras.

Devoto se declara liberal también en materia política, pero fiel a su profesión, es más proclive a escuchar y conciliar que a confrontar. “Cuando se enoja”, dice en referencia a Marguery, “solo hay que esperar que se le pase”, completa la frase.

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Les gusta leer, salir, compartir con amigos y bailar. Aunque Marguery no se reconoce como un virtuoso para la danza, le pone pies y onda. “Nos gusta mucho compartir salidas con amigos”, acota Devoto.

Para él, que básicamente se dedicó a trabajar, la vida social en la que se embarcó con su pareja ha sido un descubrimiento. “Para mí se abrió un mundo nuevo”, comenta.

Ahora que dejó su responsabilidad televisiva en Esta boca es mía, aunque continúa con Radio Rural y CRTV, Marguery tiene más tiempo para disfrutar aún más de esta historia. Lo último es un acuerdo para entregarse, los dos, al placer de la lectura y los comentarios cruzados sobre los libros que lee cada uno.

Marguery y Devoto no descartan alguna iniciativa en conjunto, en la comunicación, y vinculada a tareas sociales en la que los dos, en silencio, están abocados.

El panelista no descarta igualmente sumar alguna otra responsabilidad televisiva, si lo convocan y si le convence el proyecto. Todavía no puede hacer un balance del aprovechamiento del tiempo ganado con su salida de Esta boca… en cuanto luego del viaje a Francia se vino la Expo Prado, en la que trabajó de sol a sol.

“Ahora sí se verán los días lindos, aunque ya siento que me saqué mucha presión de encima”, asegura. La compañía mutua está asegurada.

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