Por: Analía Filosi
"No quería estrellas, quería rodar en todas las lenguas originales y en cinemascope, no quería rodar en Marruecos sino en Líbano, y el guión lo escribía yo". Tales fueron las condiciones que interpuso el francés Olivier Assayas (París, 1955) para aceptar filmar la vida de Ilich Ramírez Sánchez, alias Carlos, alias El Chacal, uno de los terroristas más buscados del mundo durante dos décadas (`70 y `80). El realizador no estaba muy convencido de hacer este film y fue por eso que puso todas estas exigencias, esperando que los productores le dijeran que no… ¡pero le dijeron a todo que sí!
Fue así que, con 13 millones de euros como presupuesto y toda la libertad del mundo, Assayas se animó a llevar adelante lo que en principio sería una miniserie de TV de cinco horas y media y que luego tendría una versión cinematográfica de dos horas cuarenta. Lo que HBO estrena mañana, a las 22:15, es la versión íntegra de Carlos (dividida en tres domingos), la que fuera exhibida en el Festival de Cannes y que provocara una discusión sobre su carácter cinematográfico o televisivo que terminó por sacarla de concurso.
En esas cinco horas y media, se repasa la vida de quien entre 1974, cuando intentó asesinar a un hombre de negocios británico, y 1994, cuando fue arrestado en Jartum, vivió varias vidas bajo distintos seudónimos -Carlos es el más usado y conocido- siguiendo su camino a través de las complejidades de la política internacional de la época. Empezó luchando por sus ideales, como comienzan muchos, y terminó convertido en asesino a sueldo dispuesto a servir a quien le pagara lo que pedía, aunque siempre del lado de distintos gobiernos de Cercano Oriente. Llegó a formar su propia organización, instalada al otro lado del telón de acero y activa durante los últimos años de la Guerra Fría. Su acción más espectacular y recordada fue el secuestro de una sesión de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), en Viena, en 1975, en la que provocó tres muertes.
Integrante de la Organización para la Liberación de Palestina o ex-miembro del Partido Comunista, no hay duda de que en Carlos convivieron varios hombres o uno solo que se manifestó de varias maneras de acuerdo a la situación y a la época. Era necesario entonces encontrar un actor con suficiente carácter para interpretarlo, uno cuya fama no contaminara el personaje, por eso Assayas no quería una estrella para el papel. Fue así que desechó a Javier Bardem y a Gael García Bernal, además de que ya tenían sus contras de por sí. "Bardem es genial, pero no daba la edad, y Gael no era creíble en lo físico", explicó a El País de Madrid.
El elegido fue el venezolano -como Carlos- Edgar Ramírez (34 años), quien empezó estudiando Comunicación Social en la Universidad Católica Andrés Bellos, de Caracas, y terminó convertido en actor. Primero de cortos estudiantiles, luego de telenovelas venezolanas (se hizo famoso en Cosita Rica), hasta que llegó el cine y se abrieron puertas más grandes. Sobre todo porque fue uno de los protagonistas de Punto y raya, película que Venezuela eligió para que la representara en los Oscar. Fue lo que necesitaba para saltar a Hollywood y, en 2005, ser parte de Domino, de Tony Scott, y más adelante de los thrillers El ultimátum de Bourne (2007) y Puntos de vista (2008).
Venezolano, actor de carácter y con dominio del inglés, el alemán, el francés y el italiano, además del español claro está, era el candidato ideal para transformarse en Carlos. Y fue el elegido.
"Leí mucha historia contemporánea e información sobre el mito de Carlos, además de conversar con gente cercana a él. Mi formación como periodista me ayudó porque fue como hacer un trabajo de investigación", señaló el actor, quien reconoce tanto su formación periodística como su falta de estudios para devenir actor. Pero el talento natural a veces lo puede todo.
También Assayas debió empaparse de mucha información, cuidando siempre de no caer en la fascinación por el personaje. "Era una de las cuestiones que más me obsesionó mientras estaba preparando la película. Estamos ante un personaje violento y detestable, pero también apasionante. Y me dije: `¿De verdad tengo ganas de vivir durante dos años con este tipo o me acabará asfixiando?`. Y, por extraño que parezca, creo que fue el actor Edgar Ramírez quien me dio la solución. Digamos que yo dirigí Carlos desde fuera y Edgar Ramírez lo hizo desde dentro", confesó el director a El País de Madrid.
REPERCUSIONES. Más allá de la discusión que se planteó en Cannes sobre la naturaleza del producto y que enojó bastante a Assayas, Carlos ha cosechado éxito de crítica y galardones. Empezando porque a principios de este año se alzó con el Globo de Oro a Mejor Película/Miniserie de TV. "La noche anterior ganamos como Mejor Película en Lengua Extranjera en los premios de la Asociación de Críticos de Los Ángeles y fuimos junto con Red social una de las películas más premiadas de la noche. Y al día siguiente (los Globo de Oro) era un terreno totalmente distinto. Ya era un honor para nosotros ser la única serie no americana nominada en el país que lleva el liderazgo en series de televisión", recordó Ramírez, también candidato al Globo de Oro, que perdió a manos nada menos que de Al Pacino, que triunfó por You don`t know Jack. "Yo no competía contra ningún amateur, sino con Al Pacino. Ya eso era un premio en sí, porque estaba junto a uno de los actores más emblemáticos de nuestros tiempos, ha modelado mi visión de la actuación. Él es uno de los actores por los cuales yo quise convertirme en actor de cine", dijo el venezolano.
De todas formas, en otras premiaciones le fue mejor a él que a la miniserie. Fue lo que ocurrió en los premios César (el Oscar francés), cuando ganó como Actor Revelación; en el Monte Carlo TV Festival (Mejor Actor de Miniserie), o en los ACE (Premio Especial). Su próxima meta es el Emmy, el 18 de setiembre, en una categoría -Mejor Actor de Miniserie o Película de TV- en la que compite con Greg Kinnear y Barry Pepper (Los Kennedys), William Hurt (Too big to fail), Idris Elba (Luther) y Laurence Fishburne (Thurgood).
Por su parte, Assayas también ha cosechado su premio como Mejor Director de la Asociación de Críticos de Cine de Los Ángeles, compartido con David Fincher por Red social. El realizador ha dicho haberse basado en Shakespeare para llevar adelante la miniserie. "Mientras escribía el guión pensaba en Shakespeare, ¡salvando las distancias! Una dramaturgia donde se hace hablar a reyes y a ministros, y donde la acción transcurre lo mismo en Malta que en Londres o Escocia, y que encierra la cosmogonía de una época y algo relativo al concepto universal de poder. Bueno, es que nadie será nunca tan moderno como Shakespeare… Aún lo estamos estudiando, nunca se acaba".
Y la referencia se nota, Carlos es una historia que funciona por el magnetismo de su protagonista, un personaje que uno creería más cercano a la ficción que a la vida real. Uno de esos papeles shakesperianos típicos. Pero realmente existió (y existe) y si esta miniserie lo refleja tal cual es, muy pocos pueden aseverarlo o desmentirlo, dada la vida clandestina del protagonista. Por lo pronto la historia que desde mañana conoceremos contada en tres capítulos, sirve para que nos aproximemos al fenómeno, tomemos conocimiento de él y, más allá de que haya alguna cosa que no sea absolutamente fiel a la realidad, nos deleitemos con una producción que atrapa en cualquiera de sus versiones, cine o TV. Lo que después hagamos con ellas no depende de Assayas ni de Ramírez, ellos ya hicieron lo suyo.
¿Y AHORA ESCOBAR?
Edgar Ramírez se encuentra filmando la segunda parte de Duelo de Titanes, en la que encarna a Ares, el Dios de la Guerra. La película, dirigida por Jonathan Liebesman y protagonizada por Sam Worthington, se estrenaría en marzo del año próximo.
Pero también se habla de que el venezolano podría volver a encarnar otro personaje tan polémico como el de Ilich Ramírez Sánchez, nada menos que el del capo del narcotráfico Pablo Escobar, en un film dirigido por Antoine Fuqua. "El proyecto apenas está en desarrollo, pero si se concreta, tendría que prepararme muchísimo. No he visto el documental Pablo, Ángel o Demonio, de mi compatriota Jorge Granier Phelps, pero soy su amigo personal. Pablo Escobar es un personaje muy contradictorio, que le cambió la historia no sólo a Colombia, sino a toda la región. Sería un tour de force que trataría de llevar a cabo de la mejor manera. Un reto que implicaría mucha delicadeza y sensibilidad", señaló el actor.