La historia detrás de "Alf", la serie de los 80 sobre un extraterrestre que marcó a toda una generación

Redacción El País
ALF es una de esas series clásicas de los años 80 que dejó huella en la cultura pop. Creada por Paul Fusco y Tom Patchett, la serie combina comedia familiar con ciencia ficción, girando en torno a un extraterrestre sarcástico y peludo llamado ALF (Alien Life Form), que se estrella en la casa de la familia Tanner.

Desde el primer episodio, ALF se roba el show con su humor irónico, su obsesión por los gatos (específicamente por comerlos) y su tendencia a meterse en problemas. Su relación con los Tanner, en especial con el padre de la familia, Willie, da pie a situaciones cómicas y entrañables. La serie mezcla chistes rápidos con momentos emotivos, logrando un equilibrio que la convirtió en un éxito.

Se emitió por NBC en Estados Unidos. En Uruguay, Canal 4 adquirió los derechos y programó sus capítulos habitualmente para las tardes de su pantalla.

Uno de los puntos fuertes de ALF es su personaje titular, interpretado a través de una marioneta y con la voz de Paul Fusco. A pesar de sus efectos especiales sencillos, la personalidad de ALF es tan fuerte que logra sentirse real.

Sin embargo, ALF no estuvo exenta de problemas. Detrás de cámaras, la producción era complicada debido a las exigencias técnicas del personaje principal. La serie tuvo un final abrupto en 1990, dejando la historia inconclusa, lo que decepcionó a los fanáticos.

A pesar de eso, ALF sigue siendo recordada con cariño y ha mantenido su estatus de culto. Su humor y carisma la han convertido en una de las comedias más queridas de su época, y su legado sigue vivo en referencias culturales hasta el día de hoy.

Cuando la serie debutó en 1986 en NBC, rápidamente se convirtió en un éxito. Se produjeron juguetes, cómics, videojuegos y hasta una serie animada que exploraba su vida antes de llegar a la Tierra. Incluso hoy en día, sigue apareciendo en comerciales, cameos y parodias, demostrando que su legado sigue vigente.

La familia Tanner es el corazón de la serie y sirve como el contraste perfecto para ALF. Willie, el padre, es un hombre serio y racional que constantemente trata de mantener el caos bajo control. Kate, la madre, es más paciente, pero también tiene sus límites con el comportamiento del extraterrestre. Los hijos, Lynn y Brian, tienen una relación más cercana con ALF, viéndolo como un amigo o una figura fraternal.

A lo largo de los episodios, ALF crea un lazo con cada uno de ellos, lo que le da a la serie momentos emotivos que complementan el humor. Aunque siempre está metido en problemas (como quemar la cocina o tratar de construir una nave con partes de la casa), la familia aprende a quererlo y protegerlo, incluso cuando deben ocultarlo de los vecinos y del gobierno.