Redacción El País.
La niñera (The Nanny, 1993-1999) es una comedia de situación estadounidense que se ganó un lugar especial en el corazón del público gracias a su estilo vibrante, humor ingenioso y personajes memorables. Creada y protagonizada por Fran Drescher, esta serie es un ejemplo clásico de cómo una premisa sencilla puede transformarse en una producción emblemática cuando se combina con carisma y un guion sólido.
En Uruguay, la serie se vio por Canal 10 y sus temporadas fueron repuestas en varias ocasiones, siempre con suceso de audencia.
La trama sigue a Fran Fine, una extravagante y carismática mujer de Queens, quien, tras perder su trabajo y su novio, termina accidentalmente convirtiéndose en la niñera de los tres hijos del viudo y serio productor de teatro Maxwell Sheffield (interpretado por Charles Shaughnessy).
Fran, con su fuerte acento neoyorquino, sus llamativos atuendos y su actitud despreocupada, rápidamente se convierte en una influencia inusual pero positiva en la estricta y elegante mansión de los Sheffield.
Uno de los grandes aciertos de la serie es su elenco. Fran Drescher brilla como el alma de la serie, equilibrando perfectamente la comedia física, el encanto y una chispa única. Charles Shaughnessy aporta sofisticación y humor seco como Maxwell. Lauren Lane, como la celosa C.C. Babcock, y Daniel Davis, como el sarcástico mayordomo Niles, protagonizan un enfrentamiento constante que genera algunos de los momentos más hilarantes de la serie. Los niños, aunque cumplen un rol más secundario, también tienen su desarrollo y aportan ternura al relato.
El humor de La niñera es ágil y está lleno de referencias culturales, muchas de las cuales, aunque específicas de la década de los 90, siguen siendo comprensibles y divertidas. Además, la serie aborda temas como las diferencias de clase, el amor no correspondido y las dinámicas familiares, todo desde una perspectiva ligera pero reflexiva.
En cuanto a su estética, La niñera apela a un vestuario de Fran, diseñado por Brenda Cooper, es casi un personaje más, con prendas extravagantes que reflejan su personalidad única y su capacidad de destacarse en cualquier entorno.
Aunque la serie mantiene un tono consistentemente humorístico, también tiene momentos de sensibilidad, especialmente cuando explora las relaciones entre los personajes principales.
La química entre Fran y Maxwell es palpable desde el principio y su evolución romántica se desarrolla con un equilibrio perfecto entre tensión y comicidad.
La niñera consiguió un lugar merecido en el panteón de las sitcoms clásicas de TV.