"La Tora" de "Gran Hermano" y su vida después del reality show: "Siempre hice lo que quise"

Lucila Villar estuvo en Montevideo y en esta entrevista con Sábado Show habla de su presente y sus proyectos, y confiesa cuál fue el mejor canje que hizo.

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Lucila Villar.
Lucila Villar.
Foto: Estefanía Leal.

Por Nicolás Lauber
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Vino por pocos días, pero con una agenda cargada. Dio entrevistas en televisión, radio y también streaming. Es que Lucila “La Tora” Villar fue uno de los grandes personajes de Gran Hermano, y nadie quiso perder la oportunidad de hablar con ella. La mujer decidida, la que siempre iba de frente sin importar las consecuencias, la que se enojó, se enamoró, se rió mucho y hasta hizo complot en Gran Hermano llega a la redacción de Sábado Show para hablar de este presente que vive luego del programa que condujo Santiago del Moro, en Argentina se emitió por Telefé y en Uruguay por Canal 10. “La Tora” como se la conoce es simpática y tiene una sonrisa que le llega a los ojos. Sobre su presente, los canjes que ha hecho y su visita a Uruguay es esta charla con Sábado Show.

—¿Cómo fue bajar la intensidad del programa y volver a tener rutinas como en una vida “normal”?
—La segunda que salí vez no me costó. La primera vez sí. Estuve muy abrumada, como abombada porque no conocía nada y de repente tenía mucha gente famosa hablándome, o muchos periodistas. Gente que me conocía y yo pensaba: “me conoce y yo soy su fan”. Era una locura. Ya la segunda vez entendí de qué trataba la televisión, de qué trataba el show y Gran Hermano, qué había que tratar, y qué no. Entendí cómo jugarlo desde adentro y desde afuera de la casa. Lo tomé así y me dije: “no me voy a enroscar por ninguna noticia post Gran Hermano por ninguna mentira”. Yo sé lo que soy y lo tengo muy claro. Mis amigos y afectos, Nacho, sabemos lo que somos, así que eso queda ahí. No me afectan las fake news. Aprendí a aceptar que es un show de la televisión.

Lucila Villar.
Lucila Villar.
Foto: Estefanía Leal.

—¿Ya te amoldaste a esta nueva realidad post “Gran Hermano”?
—Todavía no le agarré el ritmo al gimnasio. Tengo que agarrar de nuevo el hábito porque te juro que realmente me hace bien, me sana, pero todavía no lo pude retomar. Gracias a Dios tengo trabajo, estoy con mi mejor amiga que vamos haciendo las cosas al mismo tiempo para crecer juntas. Antes de entrar, como dos meses antes empecé con ella y le dije: “amiga, pensá que en un momento vas a tener que renunciar a tu laburo”. Yo todavía no sabía si iba a entrar pero le pasé las claves de mi banco, cambiamos el celular, le dejé todo y le dije: “esto es para que crezcamos las dos”. Lo mismo hice con todas mis amistades: mi crecimiento es el de ellas. Así fue.

—¿Cuál es el emprendimiento?
—Ella se encarga de mis redes sociales. Si bien lo manejo yo, el contenido lo organizamos juntas. Después tengo futuros proyectos en Telefé, mi propio canal de Twitch, estoy feliz porque me encanta interactuar con la gente. Entonces estoy muy contenta.

Lucila Villar.
Lucila Villar.
Foto: Estefanía Leal.

—Algo de eso se vio en la “Versión 2.0” como decías en Gran Hermano. ¿Costó encontrar a esa Lucila con mayor soltura?
—No. Sí me abrí a conocer más a mis compañeros porque todos entramos sin saber cómo iba a ser este Gran Hermano. Muchos fuimos a jugar al antiguo Gran Hermano que era más bruto, salvaje, y esta vez me dije: me voy a relajar, voy a disfrutar. Quería entrar para ver a mis compañeros pero también para disfrutar esta experiencia. Por ejemplo, las primeras fiestas de los viernes yo no las disfrutaba porque teníamos una lata de alcohol y la música estaba baja. Después del repechaje me dije: “loco, tengo que disfrutar esto”, porque lo están viendo los 44 millones de argentinos y soy una boluda si no disfruto esto. Desde esa situación pensé lo mismo con mis compañeros: “tengo que abrirme, y conocerlos porque nadie es así, todos tenemos una historia de vida atrás y por algo nos eligieron”.

—¿Te extraña que la gente te reconozca en la calle?
—Siento que siempre entendí ese lado, y trato de devolver el cariño porque yo no hubiese crecido si no hubiese sido por ellos. Hay otros participantes a los que no los están llamando de muchos lados, o quizás no tienen la misma repercusión, entonces digo: si hoy me conocen, es por ellos. Por eso trato de dar todo el cariño que recibo. Realmente es mucho el amor, es una locura.

—Tenés más de un millón de seguidores, calculo que habrás hecho varios canjes. ¿Cuál fue el que más gustó hacer?
—Hay uno que me gustó mucho que fue el de Peabody que es una marca de electrodomésticos que consumo. Me encanta todo lo que es cocina y electrodomésticos. En eso soy re señora. Hicimos un canje y me dieron una pava eléctrica, un termo que se conecta en cualquier parte, una tostadora, una cafetera y una licuadora. Yo estaba en Disney, era la señora feliz. (risas) Ahí me convertí en una señora adulta, pero fue uno de los mejores canjes.

—El programa, además de visibilidad, te dejó amigos. Hace poco fuiste a ver a Julieta en Fuerza bruta.
—Sí, y vamos a ir a la verdulería de Thiago. No pudimos ir el mismo día que el resto porque teníamos una reunión, pero ya vamos a ir, le dijimos a Thiago que vamos a ir. La realidad es que me llevo bien con todos, los quiero mucho. Con algunos podés tener más o menos relación. Somos 20 las personas que pudimos decir: “loco, lo vivimos”, entonces no le guardo resentimiento o enojo a nadie. Por algo los tenía que conocer. Solo nosotros sabemos lo que fue vivirlo, nadie nos va a venir a contar nada. Hay una frase que siempre me la dijeron en la televisión cuando salí la primera vez: “el que se enoja, pierde”. Me quedó grabada y tenían razón cuando vi a otros compañeros afuera, me pasó con Juan que lo quiero mucho, pero se enojó y perdió. Bardeó de más, se calentó y hoy está como está.

—Decías de proyectos en Telefé, ¿alguno que se pueda adelantar?
—Se vienen cositas. Me ofrecieron de otros lugares, otros proyectos, pero mi prioridad es con Telefe porque hoy me conocen por ellos y por Kuarzo que es la productora de Gran Hermano. Entonces mis proyectos son ahí, en casa.

Lucila Villar.
Lucila Villar.
Foto: Estefanía Leal.

—Hace unas semanas viniste por primera vez a Uruguay con Nacho. ¿Por dónde estuvieron?
—Estuvimos en Montevideo con el padre y la tía de Nacho, y me llevaron a conocer lugares lindos. Después fuimos con Nacho a Punta del Este y me llevó a recorrer el puente de la Barra, los dedos, Casapueblo, me estuvo haciendo todo el tour. Esta segunda vez vine a hacer más trabajo, conocer Uruguay y su prensa, los noticieros.

—En ese entonces estuviste hablando bastante de Gran Hermano, de lo que tuviste que haber hecho, de lo que no...
—Sí. Igual yo me río, total, voy a seguir como toda mi vida, siempre hice lo que quise. Así que no me saca el sueño.

—¿Sentís que tuvo un costo el ser así de auténtica?
—Desde que me planteé entrar a Gran Hermano dije de ser como soy. Desde mis creencias hasta mis enojos, eso se vio. Mismo mis formas de responder. Porque sea famoso, o más grande, o por lo que sea, me pueden faltar el respeto o decir cosas que a mí no me gustan. Entonces me prometí eso: nadie te la va a bajar, nadie te va a bardear y cuando tengas que defender algo, como siempre lo hiciste. Fue eso.

—Se te vio defendiendo tus ideas con uñas y dientes.
—Sí, porque soy eso.

—¿Cómo era la vida de Lucila en setiembre del año pasado?
—Antes de entrar a la casa estaba trabajando con mi doctora. Había renunciado a mi trabajo de cinco años, entré a trabajar con ella, vendía operaciones, y a la vez tenía un emprendimiento de mates, traía yerbas y mates de Uruguay, por eso siempre saludé a Uruguay y decía que su yerba es la mejor porque la amo. Eso y mucho entrenamiento. Mis cinco viandas de comida que las seguía a rajatabla, no salía a bailar. Entrenamiento, estudiar PNL, y el trabajo. Empezaba a las cinco y media de la mañana, y hasta la medianoche no me dormía.

—¿Había alguna meta para el entrenamiento?
—Tenía ganas de competir en ese momento, en fisicoculturismo. Por eso me decían Tora. Me lo empezó a decir mi profesor del gimnasio porque siempre era más peso, más peso, y con mi carácter, como que iba todo de la mano.

—Julieta está con Fuerza bruta y va a hacer una obra con José María Muscari. ¿No te han tentado de participar en alguna obra, o no has querido aceptar?
—La realidad es que no me ofrecieron. Juli venía con carrera y es una crac. Gracias a Dios lo pudo demostrar el día del baile cuando estuvimos todos los hermanitos y demostró que en tres días nos sacó a bailar a mí, Romi y Alfa que éramos terribles. Lo dimos todo, pusimos mucho amor, pero cómo ella se calzó la camiseta, enseñó y demostró lo que aprendió durante muchos años de estudio, hasta yo la contrato. Capaz que el día de mañana me capacito también, y ¿por qué no?. Primero me tengo que capacitar como hizo Julieta. No le cierro la puerta a nada, pero en baile me muero de hambre. Que a mí no me llamen.

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