ENTREVISTA
La comediante habla sobre su carrera, el Carnaval, el humor y sus 10 años de carrera que iba a celebrar en la Sala Zitarrosa y debió cancelar por el coronavirus
Es la primera standapera en tener una fecha en la Sala Zitarrosa. La convocaron el año pasado y “cuando me llega la propuesta fue muy gratificante porque es una sala que te posiciona en un lugar profesional, y además como un desafío para el propio género. Más allá de ser un género que está de moda, ahora está asentándose y llegar a una sala como la Zitarrosa me parece un gran logro y un mimo a los 10 años que cumplo haciendo comedia. Entonces el combo salio redondito”, dice Laura Falero que debió suspender la función por el Coronavirus.
Más allá de la fallida presentación en la Sala Zitarrosa para cerrar el ciclo Ellaz, Falero cuenta que espera que luego de su invitación para presentarse, “marque para que otro tipo de espectáculos empiecen a suceder en la sala que tiene una cultura más musical. Me encanta que ellos también estén abiertos a otras propuestas”.
—Esta bueno que el humor tenga cabida en la Zitarrosa, es un debe te tenía la sala.
—Claro. Había muchas ganas porque hace dos años que estábamos con ganas de hacer algo y de qué manera lo podíamos implementar, hasta que surgió esta propuesta de presentar Normal que ya estaba pronto y tenía sus antecedentes y estaba bueno que cerrara este ciclo Ellaz. Entonces contentísima por abrir este camino y ojalá sea el inicio de más espectáculos de humor o integrales en esta sala tan linda y parte de nuestra cultura.
—Qué importante es que le den espacio a las mujeres en el humor, donde hay muy pocas.
—Sí, somos muy poquitas las que nos animamos a profesionalizarnos, porque es un ambiente extremadamente masculino. Es muy difícil romper la barrera que sentís en un momento que te decis: tengo que empezar a posicionarme, y no es un trabajo individual de los comediantes, sino porque la receptividad del público a veces no es la que esperamos, porque el público está entrenado para reírse de una manera, reírse de determinadas cosas y a mi entender, en esa línea es la que estoy investigando, como que el patriarcado articuló nuestras formas de divertirnos. El público está entrenado a reírse de determinadas cosas en determinados momentos y ya seas hombre o mujer, hay un código que tiene que ver con el sentido del humor que hoy se está deconstryendo por todos los cambios sociales que estamos viviendo, entonces hace que mujeres y disidencia estemos tratando de hacer un trabajo riguroso para que nuestra voz se escuche. Y además, el público empieza a entender que quizás las formas de reírse y divertirnos que teníamos antes están cambiando, o solamente te estaban contando una parte de la realidad y había otra que no.
—¿Las mujeres consumen humor?
—Hay varios estudios que dicen que la mayoría del público que consume este tipo de espectáculos es femenino y el boca a boca, viene más de las mujeres que de los hombres. Las mujeres consumimos mucho humor pero en realidad el humor que consumimos no nos representa. Ahí hay una contradicción y yo estoy en esa linea de investigación. Hay una contradicción porque nos han entrenado para reirnos de esto y muchas veces sin cuestionarnos de qué nos estamos riendo. Creo que ahora hemos empezado, no hace muchos años a cuestionarnos de qué nos reímos, porqué nos reímos y cómo nos reímos, entonces muy de a poquito tanto las mujeres como disidencia estamos empezando a animarnos. Y el público se está empezando a entrenar y a darse cuenta de que existen estas otras formas y maneras de reírnos. Otros puntos de vista que no quiere decir que es mejor o peor que otro comediante varon, son puntos de vista que nunca habían sido tomados en cuenta y ahora sí. Va muy lento, sobre todo en Uruguay que hay una tradición muy arraigada del humor desde lo masculino. El Carnaval tiene su humor, nunca consumí Carnaval pero tiene que ver con que nunca me sentí representada por el lenguaje y admiro mucho el trabajo que hacen, pero el lenguaje a mí me excluía. Nunca me sentí que quería ser parte, y ahora estoy en ese proceso para ver cómo puedo ser parte. Hay un movimiento de mujeres murguistas que está haciendo encuentros, un movimiento masivo y yo me estoy viendo de qué manera puedo acercarme, y ahí me motiva más pensar que quizás me empiece a gustar el Carnaval porque me puedo sentir identificada con ese lenguaje si realmente se hace un cambio desde adentro. En eso ando.
—En pocos días pasaron dos hechos importantes y bien distintos. Primero el cambio de gobierno y la asunción de la primera Vicepresidente mujer elegida por el pueblo y hace pocos días, la multitudinaria marcha del 8M. ¿Cómo viviste estos dos momentos?
—Para algunas que estamos hace tiempo en este camino y para otras que vinieron antes que yo, más. Hablábamos de lo emocionante que está siendo empezar a ver que las mujeres estamos en un proceso de sentirnos seguras de nosotras mismas como para ocupar esos espacios y también en una red de contención de las propias mujeres y también algunos, no quiero separar en cuestiones binarias, que también integran esa red de contención. Tenemos una vicepresidenta mujer pero nos estamos olvidando de visibilizarlo aún más, no sé, lo sigo pensando. Todavía lo estoy masticando, pero lo que sí fue muy emocionante fue ver las actividades del ocho de marzo y de los movimientos de mujeres. Si bien se ha logrado, hay una sensación de que se siguen infantilizando los discursos de las mujeres, y en la marcha se vieron mujeres organizadas. Fue impresionante ver la potencia con que las mujeres marcharon con empatía, una alegría y emoción que tienen las marchas del 8M, indescriptibles. A veces no puedo transmitir la emoción que me genera, estamos todas bajo una energía muy potente que solo la sentimos nosotras., porque es así. De una unión y un dolor, es una emoción acompañada por un dolor y una opresión que lleva siglos poruna lucha que lleva siglos, entonces realmente vernos tan organizadas y autoconvocadas, para algunas de nosotras que en algunas épocas eramos menos, o que nos tomaban de locas, falsas, feministas, truchas, que queríamos llamar la atención y todos los estereotipos que nos ponen a las feministas, es maravilloso. Y no podemos seguir esperando a que nos escuchen en espacios o habitando espacios en los que no nos quieren, por eso es necesaria la paridad, por eso es necesario que se entienda el concepto de equidad. Por supuesto que queremos igualdad, pero no tenemos todas las mismas posibilidades. Es en esa discusión que nuevamente me agarra en un show hablando de lo mismo. Es un poco cansador por un lado, pero bueno.
—Pero no deja de ser tu lucha y tu discurso, que has estado desarrollando desde hace 10 años.
—Si, fui así toda la vida. De hecho de eso me puse a pensar los otros días, Normal, fue un show que escribí en 2017 e hice en 2018 y en 2020 seguimos hablando de lo mismo. Sin dudas tenemos que seguir hablando de lo mismo porque sí. A mí, toda mi búsqueda desde la comedia ha sido para encontrar cierta profundidad, sí divertir pero dentro de la diversión y el chiste, el cuerpo integra todas sus emociones y se mueven un montón de cosas cuando nos reímos y habitamos el sentido del humor en nuestras vidas. Y cuando vamos a ver un espectáculo de humor, no solo estamos riendonos, sino que inconscientemente suceden un montón de cosas dentro nuestro. Es una herramienta deconstructora que activa el pensamiento crítico, entonces mi manera de hacer humor fue para que eso suceda, como una herramienta de comunicación. Y siempre ha sido una búsqueda de pensar el mundo de forma graciosa. Pero en mi caso, siento que es una herramienta que ejerzo con facilidad y quiero usarla para que pensemos.
—¿Le ponés fichas al nuevo gobierno?
—Todavía estoy como una expectante más. Lo que quiero es que todo funcione bien, que el país pueda seguir bajo ciertas reglas democráticas de convivencia, porque lo que más me preocupa es la convivencia, que podamos seguir conviviendo de una manera pacífica bajo las reglas más empáticas. Sigo analizando, aunque todavía no se puede hacer una lectura, sería muy apresurado porque estamos en la transición. Creo que hay que cuidar la convivencia y las formas en las que convivimos, las maneras en las que hemos aprendido a convivir, no perderla, y además levanto la bandera en la idea de que el miedo o la violencia no es manera de generar nada nuevo. Entonces más allá de esto que no es político partidario, hay maneras y el miedo y el pánico no son las formas de hacerlo. En estos momentos donde el mundo en sí está viviendo una crisis total de ideologías, climática y sanitaria, estamos en un momento muy complejo, y el pánico parece que nos gusta mucho, incluso a los medios de comunicación.