Leo Galante vuelve a los medios

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Leo Galante. Foto: Juan Manuel Ramos
Nota a Leonardo Galante, conductor del programa de radio Noche D10, en los estudios de Radio Nacional en Montevideo, ND 20220211, foto Juan Manuel Ramos - Archivo El Pais
Juan Manuel Ramos/Archivo El Pais

ENTREVISTA

Entre 1996 y 2006, fue referente de la cobertura desde exteriores de Telemundo. Luego de un impasse, regresó a la medios con Noche D10, por DirecTV.

Leo Galante. Foto: Juan Manuel Ramos
Leo Galante. Foto: Juan Manuel Ramos

-¿Qué es Noche D10, el programa que conducís con Fernando Vilar en el canal 1195 de DirecTV y además, por Radio Nacional (1130 AM)?

-La idea es la de un programa nocturno. Vamos a las 00:00 horas de lunes a viernes con un programa que tiene reflexión, entrevistas en un estilo más íntimo y al mismo tiempo introducimos una serie de personajes distintos. Uno de ellos es el transformista Mathy Escudero, “La Queen”. Ella trae noticias al piso e interviene en el tramo final de las entrevistas. Con actitud inclusiva, se trata de refrescar la pantalla. También en el equipo está Sabrina Floraz, una periodista con trayectoria pero que aporta su mirada desde lo gótico. Así que el programa combina humor, con periodismo, reflexión y sensibilidad en un tono muy descontracturado.

-¿Cómo se formó el equipo?

-Nos reunió la producción, en especial María Elisa Aerán. A Fernando Vilar lo conozco hace más de 30 años pero nunca habíamos trabajado juntos. Nos estamos entendiendo muy bien y tenemos buena química al aire. En el programa también tenemos columnistas, como el Dr. Carlos Pita o Luis “Bicho” Silveira.

-El programa implica tu regreso a la televisión diaria, ¿Cómo te has sentido?

-Muy bien. Es algo diferente. Yo tuve el rol por muchos años de periodista y cronista de Casa de Gobierno y en el Parlamento. Lo mío era básicamente la cobertura en exteriores aunque en Telemundo también me tocó la conducción, por momentos, del noticiero del mediodía y también del informativo de última hora.
"Noche d10". Foto:
"Noche d10". Foto: Juan Manuel Ramos

-¿Cómo fueron tus inicios?

-Empecé trabajando en radio como cronista parlamentario en Imparcial, luego pasé a la 30. Estuve en el Espectador y finalmente en Carve. Fernando Scelza me invitó a participar de un noticiero en Canal 5. después de dos años ahí me convocaron a Teledoce, donde trabajé hasta 2006.

-¿Cómo recordás aquellos años de coberturas?

-Eran intensos. Nunca un día era igual a otro. Aunque siguieras la cobertura de un mismo tema, no era igual. Había mucha complicidad con los colegas de los otros medios, con quienes organizábamos encuentros. Nos peleábamos con los famosos “perejiles” que un grupo bastante organizado de gente que se hacía pasar por periodistas para entrar a determinados ágapes y hacer cualquier cosa, principalmente comerse todo. Eso generó una película de la que todos participamos. Mi etapa como conductor también la destaco mucho.

-Entre 1996 a 2006 se vivieron hechos trascendentales para el país, como la crisis de 2002. ¿Había presión sobre el trabajo periodístico?

-Cuando la crisis de 2002, gobernaba Jorge Batlle y él tenía un estilo de dejar hacer a los periodistas. No había ningún tipo de presión. Eso fue muy bueno. Me acuerdo de los largos meses que pasábamos frente a la puerta del Ministerio de Economía, donde se tomaban medidas, algunas muy antipáticas, como corralitos bancarios y buscaban salidas a una crisis que fue muy dura, sembró hambre, miseria e hizo que mucha gente se quitara la vida. Fueron meses terribles. Desde nuestro punto de vista, fue una época rica en contenido pero amarga por el contexto. Fue una crisis que nunca el Uruguay había tenido y los partidos políticos tuvieron que construir una salida en conjunto, creo que fue la primera política de Estado importante que hubo en mucho tiempo.

-El siguiente gran cambio fue el triunfo del Frente Amplio en 2004 por primera vez en la historia.

-Sí. También participé activamente en la cobertura de aquella transición que por suerte se dio en términos muy democráticos.

-¿Por que decidiste dejar Telemundo en 2006?

-Porque recibí la invitación a sumarse al equipo de comunicación institucional de Presidencia. Me pareció un lindo desafío. No se trataba de “tirar centros” al gobierno, sino de comunicar en serio. Creamos prácticamente de cero la página web, le agregamos contenido y de acceso para todo el mundo. Fue una etapa de mucho aprendizaje. Ahí estuve hasta 2009 y cuando ya estaba pegando el regreso al periodismo me convocó el exministro Luis Rosadilla para que hiciera eso mismo en el Ministerio de Defensa. Ahí descubrí otro mundo y otro lenguaje, vinculado a lo militar. Aprendí mucho. Estuve cuatro años en Defensa y luego sí volví a a la faceta periodística.

-Con el diario del lunes, ¿fue una buena decisión haber hecho un alto en tu carrera periodística?

-Por un lado te deja la sensación de haber hecho un proceso interesante y de formar gente para el trabajo en el área institucional. Cuando llegué a Presidencia, por ejemplo, solo se publicaban declaraciones desgrabadas. Nosotros empezamos a hacer crónicas, agregamos fotos, videos, audios y todo lo hacíamos con rigor. Nunca dijimos “qué buenos que somos” o “qué bien que hace las cosas este gobierno”. A veces, eso nos generaba críticas internas con los políticos, a quienes yo les explicaba que nuestro trabajo no era levantarles centros, sino comunicar con rigor. Ahora, volviendo a la pregunta desde el punto de vista profesional, hubo 10 años de mi vida que, pudiéndolos desarrollar en la actividad que me encantaba, quedaron en ese paréntesis. Por eso este retorno tiene un sabor especial para mí.

-Además, al trabajar para un gobierno y para un Ministerio pueden hacer asociaciones con la política.

-Sí, te estigmatizan un poco. Pero yo tenía muchas discusiones con los actores políticos y mantuve siempre distancia.

-¿Mirás noticieros?

-Sí, todos los días. Me parecen demasiado largos y muy cansinos. Creo que hay un exceso de móviles que terminan diciendo y repitiendo lo mismo dos o tres veces. También me parece excesiva la cantidad de periodistas que visitan el estudio central. En mi época, estaba Néber Araújo, que era un hombre encantador, divertido, cálido y muy cercano. Recuerdo que era bravo salir con él en un móvil en vivo. Porque en pocos minutos te hacía tres o cuatro preguntas que iban al centro de la cosa y tenías que saberlas.

-¿Qué anécdotas recordás de aquel tiempo?

-Cuando Jorge Batlle pensaba que no lo estaban grabando y dijo aquello de que los argentinos eran “ladrones del primero al último”, esa noche me mandaron a la Casa de Gobierno a hacerle una nota. “¡Qué me va a decir!”, pensaba yo. Todo el mundo lo estaba matando. Como a las 11 de la noche bajó de la oficina y yo lo encaré: “Mire, me mandaron a hacer una nota con usted”. Enseguida respondió afirmativamente: “Sí, cómo no. Les voy hacer una acción legal a Bloomberg porque me engañaron y esto fue una trapisonda”. Abrimos el noticiero de tercera edición con esa noticia y al otro día tapizamos los diarios.

-¿Conservás amigos de aquella época?

-Algunos lamentablemente ya no están. Otros se han jubilado. Con Aldo Silva tengo una gran relación, aunque no nos vemos mucho. Con los periodistas de otros medios también cultivamos una buena relación y hasta hoy la mantenemos en muchos casos. Con muchos de ellos nos veíamos más que nuestra familia en las coberturas.

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