ENTREVISTA
La comunicadora fue cesada de Vespertinas, el ciclo de Canal 4 que continúa con tres conductoras: Adriana Da Silva, Sofía Rodríguez y Valeria Tanco. El canal argumentó razones de presupuesto para el cambio y Svarcas cerró así su ciclo en el magazine. “Soy cero depre”, dice tras la salida.
-Luego de casi un año, el canal resolvió discontinuar tu presencia en Vespertinas (Canal 4), ¿te sorprendió la decisión?
-Sí, me sorprendió mucho. En todos los meses previos, no había percibido ningún indicio de que fuera a suceder algo así. Al programa le va bárbaro: lidera la franja y las devoluciones que teníamos eran muy buenas. Lo que me dijeron era que se necesitaba hacer un recorte presupuestal y que no era un buen momento para el canal en el sentido económico por lo que Vespertinas pasaba a un formato de tres conductoras. Dentro de lo malo que implica quedar sin trabajo, me voy agradecida porque fue una etapa de gran aprendizaje.
-¿Qué te deja Vespertinas?
-Hacer televisión es un trabajo muy difícil para el que no hay formación específica. Constantemente estás aprendiendo; salir en vivo todos los días implica un desafío grande, por más que ya lo había hecho en Ponete cómodo y en la radio, estar con la cara al aire todos los días no es sencillo. Este programa en particular era de suma exigencia por estar siempre detrás de la noticia del día y con un equipo muy sólido a nivel periodístico. Eso lo agradezco porque me hizo aprender un montón y con el plus de dar opinión; algo que acepté y que tiene sus riesgos. Me lancé y creo que salió bien. Por más que parece desafortunado lo que pasó, en especial por la parte económica porque tengo dos hijos chicos y es complicado conseguir trabajo en un año electoral y demás, estoy bien de ánimo y me quedé con una sensación relinda de pasar por ahí.
-¿Por que no hubo despedida al aire?
-Se dio así. El equipo se despidió de mí; yo lo miré y me gustó lo que dijeron. Cuando me comunicaron la noticia, era para no volver al día siguiente. Entiendo que la despedida está buena para los televidentes, pero no sé si uno está preparado al otro día para despedirse al aire sin mezclar los sentimientos. Porque la verdad que lo que siento es más genuino ahora, que pasó una semana, que al principio, cuando estás dolido. El dolor no representaría todo lo que siento de haber pasado por Vespertinas.
-¿Cómo evalúas las repercusiones de la salida?
-Recibí una devolución impresionante de los televidentes, de artistas conocidos que miraban el programa y me escribieron. También a nivel de los compañeros y de la producción, que no tuvo nada que ver con la decisión. Me sorprendió además que una gran mayoría de quienes se comunicaron conmigo especulaban con que la desvinculación tuviera algo que ver con mi línea política. Yo no lo siento, ni lo creo. Estoy segura de que el argumento que me dieron (de presupuesto) es el verdadero. Pero la devolución que tuve me hizo ver las dimensiones de lo que uno hace y hasta dónde uno define un perfil y lo comunica. La gente sabe por donde va mi pensamiento y mi ideología y eso llegó a un público masivo. También me quedo contenta con ese resultado: pude traspasar la pantalla con mis valores.
-También tiene sus riesgos para el comunicador exponer tan claramente sus pensamientos...
-Es verdad. El otro día discutíamos eso mismo en Vespertinas. Lo veo desde el punto de vista artístico: yo me siento actriz. Todo demás vino después y no reniego de los medios; son mi trabajo desde hace más de 10 años. Pero en el fondo, me veo a mí misma como actriz más que nada. Y pienso que al artista no sé cuánto bien le hace pararse abiertamente sobre distintas posturas porque se pierde un poco la fantasía del espectador respecto a la persona que está sobre el escenario. Está bueno que quien va a verte, proyecte en vos lo que quiera. Siempre me cuestiono si está bueno mostrar tanto.
-¿Y mostraste tanto?
-Parece que sí. Es la devolución que me queda luego de ver los mensajes de los últimos días.
-¿Eso te ha generado algún tipo de problema?
-Cero. Siempre dije lo que quise y de hecho, me parece que era valorado desde la producción para que se generaran contrapuntos. Pensamos distinto en muchos temas con las otras conductoras. Nunca viví ninguna censura.
-¿Has tenido algún tipo de militancia política en tu vida?
-La militancia más grande que he tenido ha sido por la lactancia materna. Hace poco el Instituto me llamó para decirme que era una especie de materna porque siempre los apoyo. También los temas del universo femenino me convocan, pero no he tenido una militancia real. Me expedido mucho sobre estas temáticas.
-¿Hay una ideología de género como aseguran algunos detractores del movimiento feminista?
-Lo que hay es una lucha de las mujeres para tener igualdad de oportunidades. Si las mujeres hemos salido a pelear determinados derechos, es porque lo estamos necesitando. No hay más motivos que ese. De hecho, fue un gran logro del movimiento feminista que haya fórmulas presidenciales con mujeres, por más que Talvi haya elegido a un candidato a vice hombre. El tema estuvo en el tapete y eso está bueno. Las mujeres movemos al mundo. Mirá todo lo que hacemos...
-Vespertinas, con la conducción de cuatro mujeres en su momento, también es sintomático de otra realidad de género. De hecho, fue polémica cuando en un gráfico emplearon el “Todes” del lenguaje inclusivo. ¿Fue espontáneo o fue una decisión?
-Todo el mundo estaba ofendidísimo, me acuerdo y por tan poco. Surgió de forma espontánea, pero no representaba a todo el equipo. A mí me dio gracia; no me ofendió pero no todas se sentían representadas.
-¿Usás lenguaje inclusivo?
-Lo uso un poco en broma. Creo que está bien que exista. No hablo en inclusivo, pero me parece alucinante que se haya puesto esa discusión. Todo lo que traiga a reflexionar sobre la desigualdad, me parece bienvenido. Está buena la discusión. El otro día contaba que mi hijo grande, de cuatro años, aprendió una nueva letra de Arroz con leche en el jardín de infantes. Ya no se busca una “señorita que se sepa coser y bordar”, sino “una compañera para soñar”. Eso representa mucho más lo que él vive a diario con sus amigas, en relación a la letra anterior. Tampoco es que quiero erradicar la versión anterior, pero creo que la mujer está mucho mejor representada en la actual y eso es positivo. No hay por qué dejar las cosas como están, aunque sean simbólicas, simplemente por que así fueron concebidas. Cambiemos si es para bien.
-¿Qué planes tenés?
-Empecé a ensayar una obra que se titula La pérdida. Ganó el premio el fortalecimiento de las artes de la Intendencia que tiene el objetivo de llevar el teatro por los barrios. Ya lo hice y fue una experiencia brutal actuar para personas que nunca habían ido a un teatro. En este caso, La pérdida es obra de Cecilia Sánchez, inspirada en su experiencia con la maternidad: ella perdió su bebé al mes de nacer. Escribió esta obra que es una comedia: imaginate con lo difícil es hacer humor sobre este tema. No hace catarsis ni nada de eso, sino que plantea cómo la sociedad silencia este tema, desde los protocolos del sistema de salud. Y pone sobre el tapete que el principal problema de las madres que atraviesan una situación así, además de la pérdida en sí, es que no pueden hablarlo con nadie porque aquí no se puede hablar de eso. Nadie está dispuesto a tener una conversación sobre la pérdida de un hijo. Por eso, a las madres les resulta difícil duelar la pérdida. Está increíble el texto y me parece genial para llevarlo a los barrios. Estrenamos en noviembre, primero en La Gringa y luego haremos esa gira.
-Y en medios, ¿hay algún proyecto?
-Ojalá surja. La salida de Vespertinas es muy reciente. Cada vez que salgo un medio pienso: “¿será el último?” Y la verdad es que la única vez que estuve seis meses sin trabajo fue cuando salí de Ponete cómodo. Ahora espero volver pronto. Los medios están complicados, en año electoral, además. Es una situación compleja, pero yo soy cero depre. Siempre positiva.