ENTREVISTA
La comediante e integrante del programa "La culpa es de Colón" habla de "Sin filtros", su segundo unipersonal que se estrena en Teatro Movie
Es graciosa y tiene una risa que contagia. Leti Cohen, una de las integrantes de la edición femenina del programa de La Tele, La culpa es de Colón, estrena el 23 de abril en el Teatro Movie su segundo unipersonal: Sin filtro. Acerca de la creación de este unipersonal, el trabajar con Federico Longo, y las situaciones ante las que se pone un filtro, charló (y se rio) Cohen con Sábado Show.
—¿Cómo surge este segundo unipersonal, Sin filtro?
—Es increíble que sea el segundo. Amé Zafada y me costó pila decir: voy a hacer otro, pero ya está, había que hacer otro. Sin filtro me salió por todas las cosas que uno no puede decir trabajando en televisión, porque no sabes quién está mirando. Aunque La culpa es de Colón se emite tarde, puede haber niños, y yo estaba acostumbrada porque trabajaba en bares y esas cosas donde podía decir cualquier cosa. Entonces es lo que me costó a mí tratar de ser para todo público, aunque el programa no lo es, tenía que recatarme un poco.
—Pensé que tenía más que ver con los filtros de Instagram.
—También. Es que vi que todo tenía un filtro, también las redes sociales. Va a ser un show donde hablo sin filtro pero entendiendo que también está bueno tener un filtro en la vida, porque no podés ir diciéndole a la gente por el mundo todo lo que pensás. Primero porque a nadie le importa, y además porque podés lastimar a las personas. Cuando falleció Enrique Pinti leí que no tenía redes sociales porque decía que si alguien le ponía “gordo de mierda” se deprimía todo un día; y estamos hablando de Pinti. Eso también me fue disparando a otros temas como la gente que en las redes sociales no tiene filtro y cree que se puede decir cualquier cosa sin pensar que del otro lado hay una persona a la que le puede estar afectando.
—¿Un ejemplo de eso?
—Cuando tenés una amiga que está llorando y no le querés decir: “era un banana”; y le preguntás si quiere agua; el filtro que te tapa todo. Cómo decirle a la gente las cosas que querés sin herirlas, esa es la gracia: ¿qué dirías si no tuvieras filtro por un día? Explota el mundo a los cinco minutos.
—¿Te parece para tanto?
—Mirá, yo tengo un problema con el saludo. Entro a un lugar y digo: “buen día”, y donde no me saluden, por dentro mío pasa una guerra, pero me paso el filtro y vuelvo a decir: buen día. Si no tuviera filtro le digo: ¿por qué no me saludás?, aunque ya parece de otra época, hoy la gente no saluda.
—Y con el tapabocas no se escucha bien.
—O te sonríen y no te das cuenta.
—Hablando de tapabocas, ¿cómo va a ser hacer el show viendo la cara de la gente?
—Me acuerdo que había un show donde veía una mesa de cinco mujeres, todas con tapabocas, y estuve preocupada toda la noche. Las veía porque el tapabocas era blanco, y no sabía si la estaban pasando bien o no, y cuando estaba terminando el show les pregunté. Obvio que no les iba a preguntar antes porque si me decían que estaban pasando mal me moría. Les dije: ¿están pasando bien? y me dijeron que sí. Igual ya pagaron la entrada, así que no importa, pero ahora lo voy a disfrutar, voy a verlos a la cara y saber si les gusta o no. Aparte, uno al trabajar en televisión no tenés la repercusión en el momento, y como nosotras nos divertimos, no pasa nada. Pero ahora no sabés los nervios que me dan, encima es con aforo completo, porque el año pasado lo hacíamos con aforo reducido. Otra vez vamos a tener olor a personas, porque sigue habiendo desinfectante y alcohol, pero la gente está más libre.
—¿Cómo te afectó eso de tener que estar sin tapabocas y sin distanciamiento?
—Todavía no me siento tan libre y voy a todos lados de tapabocas. Yo hago lo que al otro haga sentir cómodo, si entro a un lugar y están todos de tapabocas, me lo pongo; sino no me lo pongo pero me da esa cosita de si estará bien o no. Otra cosa que me pasó es que tengo compañeras de trabajo que entraron en la pandemia, y ahora los veo sin tapabocas y nunca me los imaginé así. Son otras personas. Me pasó en la oficina donde tengo compañeros nuevos de seguridad y hablaba con todos, pero nunca los había visto sin tapabocas, y la semana pasada llegué y me quedé mirándolos. Habrán dicho: volvió la loca, pero es que no me los imaginaba así.
—En este unipersonal trabajás con Federico Longo, ¿cómo es tener un director para el show?
—Es mi amigo y siempre me ayudó, aunque lo llamara a último momento. Cuando fue el show en la sala grande, una semana antes le pedí que fuera porque no sabía cómo hacerlo, y él sabe porque es actor y director, y me dijo que hiciera tal cosa en tal momento. Por eso, este año por suerte tenemos mucho trabajo y sabía que lo necesitaba desde el principio, y por suerte me dijo que sí. La obra tiene algunas cosas que me dan un poco de miedo, pero lo voy a hacer, va a salir bien y sino lo vamos a ir mejorando. Trabajé con Fede hace mil años, cuando hicimos Minas con Lucía Rodríguez y ahí lo conocí y nos hicimos amigos. Nos divertimos mucho porque pensaba que los directores eran recontra estrictos, todos, y él es muy amoroso para decirte todo. Y como me conoce sabe a qué me animo y a qué no, además tiene una manera de hacerte hacer las cosas que no te las está imponiendo, te convence que así va a quedar bien.
—¿Qué harías si pudieras estar sin filtros?
—No manejo, pero iría gritándole a la gente: ¡poné el señalero!, eso lo re haría. Me molesta estar esperando para cruzar la esquina, esperar que un auto cruce y cuando llega, dobla, esas cosas me exasperan. No sé qué haría si no tuviera filtros.
—Pero vos ya de por sí no tenés filtro.
—Sí, trato de decir las cosas, sin lastimar a nadie, pero soy medio bestia. No tengo muchos filtros, es verdad. Acá mi novio dice que estaría presa si no tuviera filtros. No sé si para tanto, amor. Mirá, capaz que es porque estoy vieja, pero antes, cuando te decían una ordinariez disfrazada de piropo yo contestaba cualquier cosa. Ahora, lo que me está pasando es que me dice: “Leti, te amo”. No me dicen más piropos. Eso coincide con que estoy más vieja y que la gente me saca de algún lado y no se da cuenta de dónde, entonces me miran como dudando. Si no tuviera filtros les diría: ¿qué te pasa conmigo?, ¿te caigo mal?, porque no tolero que me miren dudando. Por suerte la gente es divina en persona, el que está escondido atrás de una cuenta trucha de Instagram es remalo, pero la gente en persona es divina. Me gustaría darles un abrazo aunque ahora no sé si chocarles el puño o darles un beso, en eso soy medio maricona y capaz que con un abrazo me pongo a llorar.
—Eso es porque salís en televisión. Ahí en el canal, ¿sos cholula o te controlás?
—Imaginate, estoy trabajando con gente que yo veía en la tele. Sería recholula si no tuviera filtros. Imaginate que conocí a Eunice Castro y casi me muero, con ella no tuve filtros y le dije: “Te amo, sos divina”. Pero con el resto me hago la seria, paso por el informativo como diciendo: “sí, yo trabajo acá como ustedes”; pero en realidad no puedo creer que esté pasando por Telemundo. Otra cosa que haría si no tuviera filtro sería decir chistes todo el tiempo.
—¿Es cierto que la gente te sigue diciendo “Leti te amo”?
—A veces sí, pero me lo dicen y se empiezan a reír. Eso pasó porque yo los obligué a decírmelo. En el show, antes los hacía gritar al inicio, capaz que ahora lo hago de vuelta. Salgo y si no me gritan “Leti te amo”, me voy y entro de vuelta.
—Como cuando te obligaban a darle beso a una tía.
—Eso mismo. Lo que no sé qué me pasa es con los niños, me vienen a abrazar. Ha de ser por el pelo gris, como Xuxa vieja. Creo que tendría que tener un programa para niños aunque no sé si los niños miran la tele.
—No sé si los filtros te aguantan para un programa infantil.
—(Risas) Tal cual, ¿te imaginás? “Bueno, correme al nene un poquito”. “Vos ya jugaste, ahora le toca a otro”, “salí de acá”. No, pobrecitos. Mientras sean hijos de otros está todo bien.