Leticia Fernández: Sus proyectos tras el final de "Vespertinas"

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Leticia Fernández. Foto: Leo Mainé

ENTREVISTA

La modelo y comunicadora afronta un año movido. Cerrado el ciclo de Vespertinas (Canal 4), Leticia Fernández se centra en la dirección de EMA models, su escuela de modelos y actitud, como la define.

Leticia Fernández. Foto: Leo Mainé
Leticia Fernández. Foto: Leo Mainé

-¿Cuál es tu balance de lo que va del año?

-Ha sido un año difícil pero nunca imposible. Nos tuvimos que adaptar. En cuanto la escuela de modelos, donde trabajo desde 2014, este fue el más complicado por la pandemia. Nos afectó el sacudón económico y también tuvimos que rediseñar los cursos para hacerlos con aforo y también con instancias por videollamadas. Sumé más talleres para hacerlos con menos personas.

-¿Te sorprendió el final de Vespertinas?

-Cuando estaba más fija, llegó el final del ciclo. Es normal en televisión. A veces la gente no lo entiende pero en TV las cosas son así. Si bien nos sorprendió porque uno viene con la adrenalina del día a día, nos cayó la ficha cuando terminó el último. Se extraña.

-¿Cuánto estuviste?

-Estuve dos años. En Canal 4 estuve cinco años. Porque había empezado con un segmento de música y espectáculos. Después pasé al espacio “Mascoteros” de Buen día Uruguay.

Leticia Fernández. Foto: Leo Mainé
Leticia Fernández. Foto: Leo Mainé

-¿Cómo te llevás con la inestabilidad?

-Me encanta cambiar y aprender diferentes cosas. También soy muy adaptativa. Me adapto rápidamente a los trabajos. No se me genera el bajón del “¿ahora qué hago?”. Al contrario, enseguida me pongo a pensar en cosas nuevas o reflotar proyectos pendientes. Cuando terminó Vespertinas, por ejemplo, lancé un nuevo taller de modelaje fotográfico. Pensé que iba a ser un grupo de 8 y terminé haciendo dos grupos de 10.

-¿Como modelo seguís trabajando?

-Si, alguna cosa hago. Lo mío sigue siendo la publicidad pero hoy en día estoy enfocada en redes y cómo autogestionar mi trabajo como modelo en base a las redes. Las redes han cambiado. En la escuela también enseñamos eso. Hoy no solo dependés de una agencia, sino que sos tu propia empresa y podés autogestionarse. Las redes generaron eso. Se creó un nicho muy interesante.

-¿Tenés todas las redes?

-Tengo Instagram. Tengo Twitter pero soy más de leer que de opinar. Tik - Tok no tengo.

-¿Qué perfil de aspirantes a modelo llegan a la escuela?

-Cuando empiezan la carrera no saben muy bien qué es y la idea del curso es que tengan un panorama de la profesión, lo que implica ser modelo y les damos herramientas para desenvolverse en el medio y cómo ser profesional en ese ámbito. También les enseñamos del trabajo con la exposición en redes. También hay chicas que no hacen el curso porque quieran ser modelos, sino porque les interesa potenciar su autoestima o quieren hacer algo diferente o quieren aprender a caminar en tacos o automaquillarse.

-¿Edades?

-La edad mínima del curso es 13 años en las chicas y 15 en los varones. Y después hemos tenido alumnas de hasta 38 años. No hay límite.

-EMA significa escuela de modelos y actitud. ¿Por qué ese nombre?

-La actitud es todo en la vida y en la escuela apuntamos a eso, más allá de las características de la profesión.

-¿Qué pensás de los certámenes de belleza? Ahora son menos y con un concepto diferente.

-Cuando era más chica participé de muchos concursos. Quizás los cánones de bellezas han ido cambiando. Soy de las que creen que cada una tiene que hacer lo que la haga feliz. Si querés ser miss, sé la mejor miss. Y si tenés que preparar de determinada forma para lograrlo, hacelo. Salvo que estés yendo en contra de condiciones de tu naturaleza. En ese caso, deberías reformular tus objetivos, pero soy partícipe de que cada uno haga lo que siente que es lo mejor. La buena noticia es que hoy hay mucha diversidad de trabajos para todo el mundo que quiera participar. Antes, estaba muy encasillado en el canon de belleza.

-Hubo una época en que el problema que a veces se asociaba a las aspirantes a modelo era la alimentación. ¿Sigue siendo?

-Hoy yo no lo veo. Nos ha tocado chicas que en su momento tuvieron algún problema alimenticio y compartir esas experiencias le hizo bien al grupo. Pero creo que los tiempos están cambiando y en la escuela apuntamos a eso. Cada uno es único. Ya quedó por el camino aquel estereotipo de la modelo ultra flaca y ultra alta. Las marcas están apostando a mujeres reales.

-¿Tuviste algún problema con eso en algún momento de tu vida?

-Yo siempre fui muy flaca y sufrí bullying por eso. No había talles de jean para mí. Los pantalones me quedaban cortos. Me ponían apodos relacionados con mi delgadez. No la pasé nada bien. Si hay algún compañero leyendo, quiero que lo sepa. Lo sufrí. Al contrario de lo que le pasaba a muchos, yo quería engordar. Recuerdo que comía una flauta de pan de mañana y otra de tarde pero no engordaba. Le ponía de todo pero nada. Se ve que está en la genética. También sufrí por los talles. A veces que se piensa que no hay talles grandes, pero tampoco hay talles chicos.

-¿Entrenás?

-Diría que sí, pero no tengo constancia. Hay momentos del año en que tengo más flexibilidad y lo hago y me encanta. Me hace muy bien.

-En una época te dedicabas a la danza, ¿extrañás?

-No sé. He cambiado un montón. Y mi vida es así, un cambio permanente. Cuando era más chica y contaba todo lo que había hecho, “¿qué edad tenés?”, me preguntaban. Siempre lo que digo es nunca necesité una exposición muy mediática para trabajar. Mucho va en la confianza que tienen en mí para trabajar.

-¿Qué proyectos se vienen?

-Quiero concretar proyectos vinculados a la escuela que tenía desde antes de la pandemia. No lo he concretado porque hay que dar pasos seguros y concretos. Creo que al año que viene puede ser el momento oportuno. No puedo adelantar mucho pero se vendrá un gran paso en la escuela. En cuanto a lo televisivo, estoy a la expectativa. Pero seguir creciendo en la escuela es mi principal objetivo.

-Fueron socias con Paula Silva, ¿se terminó la sociedad?

-Sí. No seguimos juntas por objetivos diferentes de cada una, pero tenemos buen vínculo. Nos seguimos hablando y viendo. Si ella necesita algo, yo estoy. Y lo mismo viceversa.

-¿Situación sentimental?

-Estuve muchos años en pareja y luego de un año y poco de soltería, volví a estar en pareja. Estoy feliz, en paz y tranquila. La primera vez a mis 38 años que siento que estoy en paz en una relación, donde siento que todo fluye de una forma que amo y lo amo.

-¿Fue en pandemia?

-Sí, se concretó todo en pandemia. Con la pandemia empezamos a convivir. Muy feliz.

-¿Es del medio?

-Era mi cámara en Vespertinas y lo conocí así, trabajando. Se llama Guillermo y se dedica al rubro audiovisual. Nunca había tenido una pareja que había conocido en el trabajo. Es la primera vez y nos va muy bien. Nuestras energías son parecidas. Tenemos formas de ser iguales y también diferentes como complementarnos y soportarnos. Nuestra vida no tiene rutinas: tenemos momentos de mucho trabajo y etapas de poca demanda laboral. A veces, eso es complicado.

-¿Cómo llevan el tema “celos”?

-Yo soy cero celosa y él también. Ya aprendí que eso en mi vida nunca más. Creo que la confianza es todo. Me parece que el respeto va por uno. Soy del plan de confiar y ni se me ocurriría andar revisando o hurgando hasta el mínimo detalle para atar cabos imaginarios. No me enrosco con eso. Y en este momento quiero estar con alguien en la misma sintonía que yo en ese sentido.

-¿Te pasó en vínculos anteriores de tener malas experiencias en ese sentido?

-Sí. Creo que son inseguridades del otro que se proyectan en la relación. Hay cosas que no quiero vivir nunca más, pero bueno, sirvieron para aprender y disfrutar cuando realmente llega alguien que respeta y valora la persona que sos y tiene confianza. Eso ante todo.

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