Redacción El País
Es una de las cantantes más importantes del panorama pop del Uruguay y no para de cumplir sueños con la música. Luana Persíncula, la también coach de La Voz y ahora comunicadora en streaming, acaba de estrenar una nueva canción ("Ya te olvidé") y abre hoy el show de María Becerra en la Rambla (Redtickets).

Antes, entonces, cinco datos que quizás no conocías de una sensación de la música nacional.

Niña inquieta, dispersa y ruidosa, Luana no se caracterizó por ser una alumna ejemplar. Sus maestras le llamaban la atención porque se la pasaba silbando y cantando, y con eso afectaba la atención de sus compañeros. Pero no necesitó del mejor carnet escolar para terminar como abanderada de la bandera de Artigas: aunque había otros niños que la superaban ampliamente en notas, consiguió ese honor por voto popular. Fueron sus compañeros los que le dieron el segundo rol más importante en cuanto a la asignación de abanderados y escoltas, un mérito a su carácter sociable y su calidez. Esas características que trae desde niña fueron claves en su carrera.

La música tiene un rol central en la familia de Luana Persíncula, un núcleo que incluye a un abuelo que toca el acordeón y a un padre que toca la guitarra (y el año pasado la acompañó en alguna canción en su primer Teatro de Verano). La pasión musical, así como la fe religiosa, le fueron transmitidas desde pequeña, y esa combinación devino en su debut artístico: es que la primera vez que Luana cantó ante el público fue a los cuatro años, en una iglesia evangélica en Carmelo.

“Ahí nadie te va a criticar, nadie te va a decir nada malo”, pensó Oscar Persíncula, atendiendo el pedido de su hija que empezaba a perfilarse artista. Pero no todo salió como lo imaginaban. “Cantamos una canción de adoración, que es cuando la gente adora y libera mucho, entonces claro, la gente empezó a llorar. Y yo me asusté porque pensé que a la gente no le estaba gustando, entonces a la mitad de la canción me asusté y me puse a llorar”, contó Luana a Revista Domingo de El País. “¡Y era porque estaba funcionando!”.

En 2023, Luana Persíncula vivió muy de cerca el Mundial sub 20 que ganó Uruguay: viajó a ver partidos en Argentina, celebró eufóricamente el triunfo y terminó cantando el Himno en el Estadio Centenario, cuando esa generación concretó su regreso. Lo que pocos sabían es que el fútbol es más que una pasión que vive como hincha: cuando era chica, Luana practicaba en el club Plaza Colonia, donde jugaba como volante por derecha. Tiene talento y gol para este deporte, según ella misma ha dicho, y en una visita a La mañana en casa de Canal 10 demostró algunas de sus habilidades: hizo jueguitos y, parada sobre unas botas de tacos bastante altos, dominó la pelota por varios segundos.

Cuando tenía 16 años, a Luana le revocaron el permiso del menor que le permitía cantar en los escenarios, y su proyecto artístico que venía creciendo a ritmo vertiginoso quedó en pausa hasta que cumplió la mayoría de edad. Ese fue uno de sus momentos más duros; el otro lo vivió cuando se separó de Marcos da Costa, el padre de su hijo Tao, y tuvo que rearmarse. Lo que no es tan conocido es que, cuando le tocó enfrentarse a sus peores circunstancias, se repitió una frase de cabecera que la impulsa hacia adelante y comparte con su hermana: “Aunque esté todo oscuro todavía, siempre todo va a estar a plena luz”. “Es una frase que me salvó, me salvó de una depresión grande”, confesó en Charlemos de vos de Del Sol.

El 2 de diciembre de 2023, Luana coronó su año más importante con un show en el Teatro de Verano que se llamó Identidad, y no fue solamente un quiebre en su propio proyecto artístico, sino que marcó un precedente para la producción nacional. Es que, muy atravesada por las influencias pop y los espectáculos que montan sus artistas de cabecera, Luana planteó un show lleno de fantasía que no es algo habitual entre las propuestas locales, y cumplió el sueño de “volar”: cuando salió a escena, un arnés la elevó del piso hasta el techo y la dejó suspendida en el aire, donde la joven artista cantó y bailó mientras el público no paraba de gritarle; terminó aquel recital entre lágrimas. Semanas después, se aseguró otro hito al debutar en Argentina y, al mismo tiempo, convertirse en la primera artista de plena uruguaya en presentarse en vivo en el mítico festival Cosquín Rock de Córdoba. Fue una buena cosecha.

Foto: Mauricio Rodríguez