ENTREVISTA
La comediante despide su unipersonal "Antes muerta que sencilla", y también festeja su cumpleaños el 3 de abril en el Teatro de Verano
Es la última función de Antes muerta que sencilla y no encontró mejor lugar que el Teatro de Verano para la despedida de su nuevo unipersonal. "Es una locura", dice Lucía Rodríguez. "Cuando me lo propusieron les dije: ‘ustedes están todos locos’, pero me dijeron que la única fecha disponible que había en el Ramón Collazo era el 3 de abril, y como es mi cumpleaños dije: es una casualidad linda".
Lo que promete Rodríguez es un show y una fiesta, la de su cumpleaños. Por eso habrá invitados, las chicas de La culpa es de Colón, “Rusito” González, una banda de mujeres para hacer música en vivo y un final con Damian Lescano en el pedregullo. “La excusa es festejar mi cumpleaños y la última función de Antes muerta que sencilla”, dice.
—¿La excusa es festejar el cumpleaños o hacer la última función?, porque se mezcla todo.
—Sí, está todo mezclado pero frente a la locura que me parecía hacer un escenario tan importante y cuando me dijeron que el 3 de abril era la única fecha disponible, quise creer en las casualidades de la vida.
—Las entradas tienen precios populares, ¿cómo lo decidieron?
—Sé lo complicado que es para la gente comprar una entrada. Pero en los tiempos que corren el entretenimiento si bien es absolutamente necesario divertirte, distenderte, salir y no pensar en la realidad, a la hora de pagar una entrada es difícil en los presupuestos. Los productores me odian un poco porque dije: “por favor, pongan las entradas lo más barato que se pueda”. Sé que es un lugar muy grande y que hay gastos, pero necesito que la gente lo sienta lo menos posible en el bolsillo para ir. Por eso pusimos las entradas a 395 para la platea alta y 555 pesos para la platea baja, así la gente puede acceder a las entradas. Me juraron que es lo más barato que se puede poner, y les creo. Es más barato que el Carnaval.
—La última vez que subiste al Teatro de Verano fue con parodistas Los Muchachos.
—Claro, mi última en el Teatro fue en el marco del Carnaval. Sabemos que es un espectáculo que mueve un montón de público y es un escenario hermoso que para nosotros los carnavaleros es EL escenario. Por lo que significa, el poder ir con mi show, todavía no lo puedo creer.
—En los últimos años hay muchos artistas del Carnaval que llegaron a la televisión. ¿A qué te parece que se debe esa presencia?
—La televisión es un medio divino y para los artistas del Carnaval, la única exposición parecida que tenemos es con el Concurso Oficial. Por eso, que se abrieran puertas para gente nueva como nosotros en la televisión fue hermoso. Creo que un poco va con eso de renovar, también el público pide ver caras nuevas y por suerte se abrieron esos espacios. Esperemos que se sigan abriendo las puertas y puedan llegar más. Obviamente que una cuando está adentro se da cuenta lo difícil que es hacer televisión. Los costos para poder producir cosas nacionales cuesta mucho. Y que en este momento puedan haber producciones nacionales y humor, nosotras con las chicas de La Culpa todos los días celebramos la posibilidad de tener un espacio para que haya seis mujeres, porque en estas semanas se sumó Denise Casaux al grupo. Ser mujeres haciendo humor en televisión, para nosotras es una pequeña revolución. No existía ese espacio, que suceda sea bien recibido, que la gente lo mire y funcione, está buenísimo. Además está la esperanza que se puedan abrir más oportunidades para gente muy talentosa que todavía no está en televisión.
—Vos llegaste a la televisión y te convertiste en un vendaval. En dos años pasaste por Día perfecto, La culpa es de Colón y a conducir Trato hecho: Edición familias.
—Sí, es hermoso e impensado totalmente. Yo empecé haciendo una suplencia en las mañanas y cuando me llamó la productora no entendía nada, porque me hablaba de conducir. Pensé que se había confundido y quería llamar a otra persona, porque es algo absolutamente nuevo para mí y todos los días agradezco que se les haya ocurrido que podía formar parte de, primero la mañana y después Trato hecho que es una locura y es una hermosura ver cómo la gente acompaña el programa. Es eso que uno siempre ve desde afuera y decís: ¿no tendré esa suerte? Lo que me pasó fue ese golpe de suerte que necesitás tener en esta carrera. Yo tuve suerte, estaba en el momento justo y me sucedió.
—Y te convertiste en una de las revelaciones del año.
—Siempre digo que por suerte tengo gente alrededor que cree en mí mucho más de lo que yo creo en mí. Y a la gente de Canal 12 se les ocurrió que podía conducir Trato hecho que también era algo impensado para mí. Todavía lo miro, me veo y no puedo creer. Creo que se quieren estar matando porque yo me saco los zapatos, paso por delante de las cámaras, todavía estoy aprendiendo a trabajar en televisión, pero ellos me dieron absoluta libertad. Fue un espaldarazo divino que creyeran que podía hacerlo.
—¿No tenías confianza en vos?
—Me cuesta un poco porque soy tímida y me cuesta verme en algunos lugares. Trato hecho era un programa que ya existía y me acuerdo que lo primero que le dije a la gente de Canal 12 fue: “están todos locos, voy a chocar” y ellos me dijeron: “tranquila, nosotros te vamos a acompañar para que eso no suceda”. En la primera grabación estaba muy emocionada porque es lo que uno sueña toda la vida, poder vivir y trabajar de una vocación que es bastante difícil en este país. Tenía dudas, esperaba no hacer ninguna macana porque estamos regalando plata, autos y necesitaba que todo sucediera bien. Y a veces no me tengo tanta fe, soy medio torpe, pero por suerte sale precioso.
—¿Cómo es trabajar con Germán Medina, de quien te separaste en 2020?
—Bien. Nosotros vamos a seguir vinculados toda la vida porque tenemos un hijo, pero somos compañeros de trabajo y de rubro, y es un compañero más del cual aprender. Ahí no fue difícil. Obviamente que en los comienzos sí fue difícil el intentar separar, porque ya no éramos un dúo e intentar establecer mi carrera yo sola, por ahí me costó un poco. Tengo que ir para adelante y me tengo que mantener en esta carrera yo sola, afrontando eso y en su momento fue el desafío de hacer Carnaval yo sola, estar en Los Muchachos e intentar hacer reír por mis propios medios. Fue un desafío personal e individual que la gente no tiene porqué enterarse, pero me costó sangre, sudor y lágrimas por esa cosa que uno tiene de pensar: qué va a pasar ahora. Tenía que probar si me seguían o si para la gente teníamos que estar los dos juntos. Por suerte la gente lo recibió divino y cada uno pudo hacer su camino. Ahora nos encontramos en este proyecto que de alguna manera Canal 12 también vio la posibilidad de mostrar que un programa de familia se podía hacer con una familia atípica que no es tanto porque hay muchos uruguayos en esas condiciones, separados y con un hijo y de alguna manera tienen que continuar siendo una familia por el hijo. En ese sentido está bárbaro.
—Pero las novedades no terminan ahí, porque el año pasado te reencontraste con el amor. ¿Cómo conociste a Diego Iraola?
—Sí. La vida te sorprende y aparecen nuevos caminos, y hay que seguir creyendo. Yo siempre creo y apuesto por el amor, e intentarlo las veces que sea necesario. Tenemos una vida muy cortita. Pero cuando ya pasaste por un montón de cosas y te enfrentás a un virus que nos tuvo en nuestras casas por dos años entendés que la vida es tan frágil que, ¿por qué no intentar y vivir a pesar de lo que puedan llegar a pensar los demás o el miedo a volver a fracasar? Hay que intentarlo.
—¿Quién dio el primer paso?
—Nos conocimos en Carnaval, nos hicimos amigos y se fue dando. Creo que un poco fuimos los dos, porque fuimos amigos y después nos enamoramos. No tengo claro quién fue el primero, nos sorprendió la vida y para bien. Es acompañarse en los momentos de la vida y encontrarse. Además, la soledad es un sentimiento feo y hay mucha gente que cree que ya no va a suceder, o cuando hay un fracaso amoroso sentís que nunca más vas a poder volver a estar en pareja otra vez, y que la vida te sorprenda, y dejarte sorprender, también está buenísimo.
—¿Creés que hoy tu nombre tiene un peso o te sentís como cuando empezabas?
—Estoy aprendiendo y creo que de eso se trata. Sí siento la diferencia en la calle, el cariño de la gente es hermoso. Pero siento como que nos conocemos pero no de la televisión, sino del barrio. Entonces no siento que llegué a ningún lado, una hace las cosas y hay algunas personas que ya te conocen, pero nunca es fácil que la gente quiera verte a un espectáculo. Esta profesión es una carrera todo el tiempo. Tenés que estar vigente, haciendo cosas nuevas y siento que soy una privilegiada porque es una carrera difícil. Siempre está el fantasma que del arte no podés vivir y hay un montón de artistas que tienen que hacer otras cosas porque solo de esto no se vive. Por eso soy una privilegiada, por el momento actual que tengo con trabajo, pero con la seguridad que tengo que seguir trabajando todos los días para conquistar a la gente y que tengan ganas de venir a ver el espectáculo.