Marcelo Irachet recordó cómo fue el día que desvincularon a Daniel Castro: "Había unos rostros tremendos"

El periodista debutó al frente del magazine "Buen Día" después de 32 años en "Telenoche".

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Marcelo Irachet.
"Me sentí más expuesto en el debut de 'Buen Día' que cuando tomé la conducción de 'Telenoche'", revela.
Foto: Francisco Flores

Con el apoyo del público y de sus compañeros del canal, Marcelo Irachet enfrenta a los 62 años uno de los desafíos más grandes de su carrera. El periodista que había dejado atrás Telenoche para disfrutar de su jubilación meditó por varias semanas hasta que finalmente aceptó la propuesta de asumir la conducción del magazine periodístico Buen Día (Canal 4). “Me preguntaba si valía la pena arriesgarme a hacer un formato diferente”, confiesa. En diálogo con El País, el emblemático cronista habla de su debut y también recuerda cómo fue el día en el que se puso al frente de Telenoche de un momento para otro tras la desvinculación de Daniel Castro.

-¿Cómo te sentiste en el debut al frente de Buen Día (Canal 4)?

-Estaba muy ansioso. No terminaba de tomar conciencia y durante la última noche no pude dormir. Al final creo que estuvo bastante bien. Las reacciones que me hicieron llegar han sido muy positivas. Tendré que amoldarme un poco más, como todo. Básicamente lo que estaban buscando era un tipo que cuente las noticias con cierta seriedad y un poco de cintura, y creo que esas condiciones las puedo tener.

-¿Qué era lo que te preocupaba más?

-Para mí es un desafío. Sentía que estaba poniendo en juego el cariño de la gente que coseché durante todos estos años con cierta seriedad. Me preguntaba si valía la pena enfrentar algo así a esta altura de mi vida. Es un formato diferente: el noticiero es mucho más rígido, hay que contar lo que pasó lisa y llanamente, pero acá además de informar también hay que entretener.

-También te tuviste que adaptar a un nuevo equipo.

-El equipo es fantástico. La producción trabaja a mil y me da prácticamente todo digerido. Están todo el día produciendo los programas de la semana. Mis compañeras al aire en este momento (Jimena Sabaris y Anahí Lange) son dos grandes comunicadoras, chicas fenomenales con una cabeza impresionante. El equipo se va a completar con Daro Kneubuhler y el doctor Daniel Nogueira.

-¿Cómo viste la salida de Martín Fablet del programa?

-Fablet es un gran traidor. Nunca me dijo que se iba a ir, y fue un gran golpe. Él fue la primera persona que me llamó para esbozarme la idea de sumarme a Buen Día: “Negro, ¿cómo andás?, ¿cómo la ves para venir con nosotros, que precisamos un conductor?”. Yo quedé perplejo con la propuesta de que se maneje mi nombre. Se lo agradecí, le pedí unas horas y le dije que no. Le expliqué que yo prefería nadar en aguas que conocía y no en nuevas. También le dije que no a las autoridades del canal cuando me lo ofrecieron, pero me terminaron convenciendo.

Anahí Lange, Marcelo Irachet y Jimena Sabaris en "Buen Día".
Anahí Lange, Marcelo Irachet y Jimena Sabaris en "Buen Día".
Foto: Francisco Flores

-¿Vos tenías decidido alejarte de la televisión una vez que finalizara tu ciclo en Telenoche?

-Sí. Yo soy jubilado de Antel, y dos jubilaciones pueden no ser la gran cosa pero no preciso más que eso. Yo estaba absolutamente convencido de que se había terminado mi participación en la televisión. Y me sentía muy bien, muy tranquilo con la decisión que había tomado. Estaba resuelto. En el noticiero me decían “no te vayas, tenés mucho para dar”, hasta me ofrecieron ir menos horas. Yo les respondía que hay un momento para todo. Entendía que había llegado a la cúspide y había cumplido un ciclo: “Ya está”.

-¿Cómo fue el ofrecimiento formal para sumarte a Buen Día?

-Me decían “sos el tipo ideal” para este programa. Yo les contestaba que no creía que fuera así: “Déjenme tranquilo, no me hagan quedar pegado. Yo estoy feliz. Tengo 62 años, tengo salud, a mis hijos bien. Está todo liso en mi vida”. Yo pensaba irme a matar hormigas, aprender a tocar la guitarra, ir a un taller de teatro o tener un perro, que era una asignatura pendiente. Hacía tiempo que venía pensado de esa forma.

-¿Cuándo aceptaste?

-En la última de las reuniones, que fue hace unos 20 días. Yo pensé que era para saludarme y cerrar el vínculo, pero me volvieron a poner sobre la mesa la propuesta de conducir Buen Día. La forma de la que me lo pidieron hizo que no pueda rechazar la propuesta. Me lo plantearon las principales autoridades del canal. Yo soy un agradecido, y esta también era una forma de agradecer. Yo no estaba muy convencido, no estaba con ganas de nuevos desafíos. Los desafíos ya los tuve, son para chiquilines de 30 o 40 años. También me advirtieron que dentro de un tiempo iba a ser duro estar sin actividad profesional. Yo me sentía bien, pero habían pasado solo tres meses. Al final aflojé y me convencieron.

-¿Fue más difícil tomar la conducción de Buen Día que ponerte al frente de Telenoche tras la salida de Daniel Castro?

-Sí, absolutamente. Uno pensaría “no cualquiera se expone dos horas al frente de un noticiero central”, pero eso vale para el que no lo hace. En mi caso yo lo vivo desde hace 32 y me encanta la adrenalina del noticiero. Yo me sentía como pez en el agua en la locura de Telenoche. Yo me paraba y salía con claridad, sabía lo que estaba haciendo. Esto es absolutamente nuevo. Hay quienes dicen “es más light”, pero eso no quiere decir que sea más fácil. Comunicar y entretener sin ser un tonto es un arte. Me sentí mucho más expuesto y tenso el primer día de Buen día que cuando me dijeron que tenía que hacer la conducción de Telenoche.

-Se vio muy emotiva tu despedida al aire en Telenoche, ¿cómo la viviste vos?

-Lo que más me emocionó fue ver a tantos compañeros detrás de cámara y la plaqueta que me dieron. Cuando andás por los corredores del canal y te abraza desde el productor hasta el sonidista uno se da cuenta de que tan mal no anduvo. El día que cerré Telenoche en enero me vinieron a saludar todos con un abrazo apretado, hasta los de seguridad. Eso lo valoro mucho. Además estaba Roberto Hernández conduciendo, que es un fenómeno y un gran profesional.

-En Telenoche te convertiste en uno de los principales referentes del móvil en vivo, ¿cómo te llevabas con la calle?

-Yo adoraba la calle, era como mi elemento. Trabajé durante toda la vida haciendo móviles y no me molestaba. Cuando cubrís determinado acontecimiento, ese es tu universo. En la redacción todo el mundo está corriendo, suenan los teléfonos, uno está con los títulos y pendiente de varias cosas a la vez. Mi objetivo, en cambio, era solamente concentrarme en lo que pasaba y contarlo bien. Había frío, calor, lluvia, algún zafado que gritaba, horas de espera, pero era algo que ya estaba incorporado en mí. Con la pandemia pasé al estudio y también me gustó. En la redacción siempre hay algo para hacer, y eso también está bueno. Me fui adecuando y al poco tiempo me fui sintiendo cómodo también adentro.

-¿Recordás cuál fue tu peor móvil?

-A mí nunca me gustó hacer cobertura de hechos policiales, porque siempre hay alguien que la está pasando mal. Me pasó de tener que ir a cubrir un accidente en el que una nenita había sido embestida por un auto. Fue muy jodido. Me cuesta transmitir esas cosas. Hay que ser muy delicado en eso, porque hay una mamá, un papá y un hermano que están en la vuelta. Me pongo en los pies de ellos y lo cuento, pero hasta ahí.

-¿Cómo recordás el día que desvincularon a Daniel Castro del noticiero y te dijeron que tendrías que hacerte cargo de la conducción durante unos meses?

-Fue un momento feo por la desvinculación de compañeros del noticiero. Entré al canal y había unos rostros tremendos. Yo preguntaba si se había muerto alguien. Cuando llegué a Telenoche me dijeron “Negro, vení que tenemos que hablar con vos”. Yo agarré los lentes por las dudas de que tuviera que firmar algo. Me dijeron “estamos en un cambio de estructura profunda y necesitamos que te hagas cargo de la conducción de Telenoche hasta fin de año”. No fue un ofrecimiento, fue un pedido.

-¿Cómo fue enfrentar ese desafío a nivel personal teniendo en cuenta que ibas a ocupar el lugar de Daniel Castro, quien había sido tu compañero durante muchos años hasta ese momento?

-Teníamos un vínculo que trascendía lo personal. Mi hijo mayor jugaba al fútbol en la playa con el hijo de Daniel. Comíamos asados juntos. ¿Cómo no me iba a doler? También me dolió la salida de otros compañeros con lo que teníamos un estrecho vínculo. Fue una sensación muy extraña. Te juro que además fue totalmente sorpresivo, nadie lo esperaba. Se venía pensando en un plan de reestructura bajo mucha reserva. Cuando me dijeron que me tenía que sentar ahí me descolocó. Pedí decir algo con respecto a Daniel, y me dijeron que sí.

-¿Con Daniel volviste a hablar?

-Nos mandamos mensajes y tenemos pendiente un asado. Él está en un proceso en el que está acomodando el cuerpo después de lo que le pasó y yo también. En cualquier momento cuando estemos claros los dos nos vamos a ver.

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