ENTREVISTA
El reconocido cantante habla de su incursión en el cine, la paternidad y adelanta el nuevo rumbo que tomará su carrera musical en el verano
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Tiene una carrera conocida en la música, es uno de los referentes de la plena en Uruguay, pasó por Masterchef Celebrity y ahora también llegó al cine de la mano de Netflix. Marcos Da Costa interpreta a Bartolo, el sicario del villano de la película Togo, la primera producción uruguaya para Netflix, que escribió y dirigió Adrián Caetano. En esta entrevista con Sábado Show, Da Costa habla del proceso de filmar un éxito de la plataforma, de cómo es hoy su relación con Luana, de la paternidad y de su futuro en la música, desde este verano en el género urbano.
—¿Cómo fue la experiencia de participar en la película Togo?
—Fue brutal en todo sentido, ya sea por el nivel de producción, porque nunca había estado en una de esta magnitud. Me llamaron y dijeron que cuadraba mi perfil con un personaje, hice una serie de castings, como seis, y le pedí ayuda a mi padre, Orlando “Mono” Da Costa, que es actor. Él es el que se dedica a actuar en la familia y le digo: “Papá, tengo esta oportunidad, nunca hice algo así en mi vida, ayudame a preparar un papel”. Mi padre, que ahora está viviendo en Montevideo rural, se venía toda la semana, se estudió todo el libreto, interpretó él el personaje y yo lo miraba. Después me decía: “Vamos a pasar la letra”, y era ir de nuevo y de nuevo. Creo que gracias a mi viejo pasé los castings, porque cada vez me hacían hacer un papel diferente. Terminé haciendo de Bartolo, el sicario del villano.
—¿Y en algún momento hiciste el casting con el director, Adrián Caetano?
—Sí, el último fue un cara a cara con él. Nos conocíamos porque estamos en el ambiente, pero nunca en persona. Cuando llego me dice: “Guacho, qué bueno que estés acá, somos los dos del Cerro”, y conectamos por el barrio. Hice ese casting y a la semana me avisaron que había quedado y que estaban muy contentos. Así que por unos meses tuve que pausar la carrera para enfocarme, porque grabábamos más de 12 horas por día y si bien mi papel a veces no habla, está, entonces siempre estaba rodando. Cuando Togo tiene un encuentro con mi jefe que es el narco, yo estaba con él, o le manejaba, o estaba con un fierro atrás. En ese sentido me tocó rodar bastante y aprender, que ese fue el fin con el que fui. Después de que entré, me gustó el mundo de la actuación.
—¿Y al ser una película de Netflix, tuviste que firmar acuerdos de confidencialidad?
—Sí, claro, también te preparan para lo que se viene. Ellos ponen el ejemplo de La casa de papel. Te dicen que Netflix llega a 190 países y que los actores de esa serie española no sabían qué iba a pasar con la serie, que se iba a convertir en un éxito en el mundo. Eran conocidos en España, no en el mundo como ahora, entonces a partir de eso que les pasó con esa serie, Netflix te pone psicólogos y algunos actores que pasaron por esa experiencia. Entonces antes de grabar tenés una preparación, tanto psicológica como para tu papel. Me pusieron de coach a una actriz argentina que preparó el personaje conmigo. Quizás si hubiese sido otra producción me decían: “Preparate el personaje en tu casa y vení a grabar”. Yo tuve un mes de ensayos, cuatro veces por semana con la muchacha y había que hacer la escena una y otra y otra vez. Y hasta que no queda como ellos quieren, no lo hacés. Después tenía entrevistas por Zoom con psicólogos de varios países que explicaban que la película puede ser un éxito en el mundo y no sabés hasta dónde podés llegar. Querían que estuviera preparado para lo bueno o lo malo que pudiera pasar con la película. Y la verdad es que a Togo le está yendo bárbaro, está entre las películas más vistas del mundo, así que imaginate. Es un montonazo lo que logramos.
—¿Y a vos ese éxito te repercute en tu carrera musical?
—Sí, claro. Gracias a Dios siempre tuve buena repercusión en Uruguay, pero veo que no he sacado un tema que ha pegado y me explota el teléfono, entonces me doy cuenta que es por la película. El último hit que pegué tiene un año, porque llega cuando llega y no te podés desesperar, hay que trabajar para que el hit llegue, entonces la explosión que estoy teniendo en redes sociales viene por la película. Me llamaron de cuatro intendencias para tocar, eso quiere decir que Togo se está viendo en la tele y me quieren ver en vivo. Igualmente estoy feliz porque Netflix vino a mostrar nuestra tierra: es todo en Uruguay, algo que nunca una plataforma nos había permitido hacer. Tenemos actores que están trabajando para varios lados, como Nico Furtado, pero nunca nos había pasado que saliera el barrio Palermo, el candombe, la rambla en una plataforma.
—¿Cómo hizo Caetano para bajarte la intensidad?
—Soy así, intenso, ansioso, soy un nervio. Por eso me decían El Demonio, porque soy loquito.
—En este último tiempo has hecho televisión con Masterchef Celebrity, ahora cine, y además seguís con tu carrera en la música. Te has diversificado.
—Sí, gracias a Dios vamos sumando granitos de arena. Siempre estoy a fin de lo que te haga crecer. Todos sabemos que vivir de la música en Uruguay es muy difícil, así que todo lo que sume, ayuda. Ahora tengo un bebé, así que hay que estar y laburar.
—¿Cómo está la relación con Luana, tu ex y madre de tu hijo?
—Nos llevamos bárbaro. Tenemos la tenencia compartida, ella lo tiene tres días y medio y yo el mismo tiempo por semana, y todos los gastos son a medias. Nos llevamos mucho mejor, nos adoramos, somos excelentes padres cada uno por su lado. Estoy orgulloso de la relación que tengo con Luana. Estuvimos juntos cinco años, y los primeros cuatro fueron un amor incondicional, y ni ella ni yo lo vamos a dudar, pero el último año empezaron las rispideces, vino la pandemia y llegó un momento que no podíamos convivir ni estar más juntos. Nos separamos hace un año y medio, y ahora tenemos una relación tan increíble de complicidad, de sentir que somos un equipo para el niño, y estoy recontento que nos apoyemos mutuamente. El otro día me mando una foto mirando la película, la felicité cuando fue como jurado invitada a Got Talent, le fue bárbaro en Masterchef. Tiene 20 años y estoy feliz porque todo su éxito va a repercutir en mi hijo, así que estoy feliz. Y lo mismo ella con lo que me está pasando. Tengo que destacar que Lu es una gurisa muy abierta para su edad, somos parecidos en la intensidad y nos complementamos. Pagamos todo a medias y felices los tres. Hoy la veo como una compañera de crianza, ya no la veo como mujer como en su momento; es otra etapa de nuestras vidas y capaz que en 10 años volvemos, eso nunca se sabe. Ahora no sé si somos amigos, porque estuvimos muy enamorados, pero sí tengo una excelente relación de compañerismo, y eso me hace muy feliz.
—Con esa relación que tienen, ¿separarse fue la mejor decisión?
—Sí. Me siento mejor padre ahora que cuando estaba en familia, porque antes no prestaba atención a cosas o detalles. Capaz uno se descansa en su compañera y salía a laburar, el clásico pensamiento machista retrógrado, y ahora entiendo que los dos tenemos los mismos derechos y responsabilidades, y le brindo a mi hijo la atención y el cariño que se merece. Estoy más pendiente y atento. Siento que tengo una conexión con mi hijo que no tenía hace un año y medio, y eso me pone muy feliz. Obviamente que en el momento me puse mal por la separación, pero el tiempo puso todo en su lugar y me sentí aliviado y mejor con la relación con mi hijo.
—¿Qué te pasó en el Instagram que no tenés nada?
—Borré todo porque quise crear una estrategia para lanzar un producto nuevo que tengo pensado sacar. No voy a dejar la plena porque es lo que me dio todo, pero sí siento que puedo tener una versatilidad de adaptarme a otro género que me puede dar más salida de Uruguay. El tema es que la plena es como el candombe, es nuestro, y si bien gusta, es uruguayo, la consumimos nosotros y no sale del país. Lo intentó Karibe, Mayonesa y no va a salir Marquitos a decir: “Sale la plena al mundo”. Y tengo ganas de poder cruzar el charco como le pasó a Márama y Rombai, o a otras bandas de otros géneros que han trascendido un poco más, y entiendo que cantando plena me va a costar. Entonces me voy a tirar por el género urbano y voy a ir por ese lado. Desde niño me encanta el rap, pero cuando fui a una productora me dijeron: “Acá el negocio es la plena y si querés que esto sea tu manera de vivir, no podés cantar otra cosa que plena”. Así me encararon los productores cuando arranqué. Es lamentable, pero es verdad.
—Así que ahora estás explorando otros géneros.
—Sí, tengo pensado, si todo sale bien, lanzar en diciembre algo para el verano. Ya tengo tres canciones en la cabeza y una grabada, y vamos a probar. Al principio tengo ganas de generar una estrategia para Argentina, porque sé que acá tengo un público que cuando le presente la propuesta la puede aceptar o no, pero ya me conocen. Pero en Argentina no me conocen, salvo que un uruguayo le haya presentado un tema mío, pero la plena no llega a Argentina. Y lanzarme con otro género, allá, es como empezar de cero. Me voy a tunear un poco, estoy viendo qué voy a hacer para buscarle la vuelta. Me voy a arriesgar, porque si no lo hago ahora que todavía soy joven, ¿cuándo lo hago?