Redacción El País.
El cronista argentino Marco Palazzo de 22 años que vestía traje y corbata rompió con la escena prevista para la mañana del 24 de noviembre en la Escuela 149 del Cerro. El expresidente José Mujica atendía a la prensa luego de votar en el balotaje cuando este joven se inmiscuyó entre sus colegas para cuestionarlo por datos que había dado sobre el aumento de la pobreza en Argentina. Descolocado, el exmandatario lo acusó de “entreverar los tantos” y de equivocarse por ser “muy joven”.
-Tenés 22 años y trabajás para el medio El Dato Internacional donde exhibís una línea editorial libertaria a favor del gobierno de Javier Milei, ¿cómo surge esta identificación ideológica?
-Un punto de inflexión fue cuando se discutió el aborto. Tenía compañeras en el colegio que marchaban a favor del aborto y en una clase hubo un profesor de filosofía que preguntó si alguien era provida. Yo levanté la mano y todos me empezaron a putear. Ahí me empecé a interesar por la libertad de discusión porque vi que me censuraban por el mero hecho de tener una opinión distinta. Después con la pandemia Javier Milei tuvo un auge y yo me sentí muy identificado. Soy lo que se considera de ultraderecha. Me defino como un periodista con línea editorial liberal libertaria. Nuestra filosofía de vida es que cada uno haga lo que quiera sin tocar el bolsillo de los demás.
-¿Te interesa el periodismo o es la forma que encontraste para canalizar la identificación con el liberalismo de Milei?
-Empecé estudiando periodismo deportivo pero incluso en ese momento me interesaban los temas de corrupción en el fútbol, por ejemplo. Después me puse a leer libros de política y me interesé más. Ahora estoy por recibirme de licenciado en comunicación social.
-¿Cómo surgió la iniciativa de viajar a Uruguay para cubrir las elecciones?
-Trato de tener una mirada abarcativa de la política. Mi primera cobertura internacional fue en San Pablo cuando ganó Lula y esta vez le dije a mi jefe que quería cubrir las elecciones en Uruguay. Fui en octubre, cuando me llamaba la atención el fenómeno Andrés Ojeda porque tenía cosas parecidas a Milei desde lo comunicacional. En la segunda vuelta quise entrevistar a la gente del Frente Amplio para saber por qué defienden ideas comunistas como sacar presos de las cárceles, aumentar el IRPF o financiar recitales de Lali Espósito y centros LGBT en vez de hacer obras cloacales para que Montevideo no se siga inundando. Me crucé a una persona que vendía banderas de Palestina mientras el grupo terrorista Hamás tiene a ocho rehenes argentinos. Son ignorantes. Me gusta exponer esta gente que defiende una agenda violenta y que no resuelve nada.
-¿También tenías como objetivo llegar a José Mujica?
-Sí. Me había quedado con ganas de entrevistarlo en octubre, así que esta vez me calcé el traje y me tomé el colectivo para llegar bien temprano al Cerro. Estaban todos los medios. Tuve que empujar gente pero pude llegar a él. La última vez que votó Mujica dijo que había aumentado la pobreza por Milei. Eso es mentira: aumentó la pobreza por el sinceramiento del gasto público y la emisión monetaria que hizo el gobierno anterior. Entonces le dije que en un informe que había hecho la UCA (Universidad Católica Argentina) había bajado la pobreza.
-Él reaccionó diciéndote que estabas “entreverando los tantos” y que “sos muy joven”.
-Él venía con un discurso de que los jóvenes son el futuro y que hay que darles lugar, pero cuando le hice esta pregunta me discriminó por mi edad. Me dijo que yo no entendía porque soy muy pibe. Todos los periodistas que estaban ahí eran como muy adeptos a él y yo lo descoloqué, que es lo que tiene que hacer un periodista. Después le pregunté cómo esperaba que fuera la relación entre Orsi y el dictador Maduro, a quien él no condena. Él me dijo que es un totalitarismo pero no lo condenó. Después de hacerle esas preguntas me fui. Yo hice un gran esfuerzo para ir a entrevistarlo como para que él me minimice por mi edad. Me pareció una falta de respeto.
-No quedaste conforme.
-Expuse lo que es Mujica: un guerrillero parte de una izquierda violenta que está a favor de las dictaduras. Cuando fue presidente tuvo sus aciertos en la estabilidad económica y bajar la pobreza, pero es un patotero que además apoyó el plebiscito de la expropiación de las jubilaciones privadas que es lo mismo que hizo la doctora condenada Cristina Kirchner y que atenta contra la propiedad privada.
-¿Cómo viviste los festejos del Frente Amplio?
-Me reconocieron. Me querían tirar el celular y me cantaban “el que no salta vota a Milei”. Yo salgo de esas situaciones con elegancia y trato de registrar todo.
-¿Qué conclusión sacás de la definición entre Yamandú Orsi y Álvaro Delgado?
-La fórmula que tuvo el Partido Nacional era muy berreta. Elegir a Valeria Ripoll fue muy errado. ¡Encima te ganó Orsi! Fue un papelón. No es que te ganó Mujica, sino que ganó alguien como Orsi que dijo que Alberto Fernández es un “clase A” de la política y que un día dice que no se puede prometer que no van a subir los impuestos y después dice que no va a subir los impuestos. Ni en el Frente Amplio sabían qué proponían y ahora no saben lo que van a hacer.
-¿Qué concepto tenés del presidente en ejercicio, Luis Lacalle Pou?
-Tiene algunas semejanzas con Macri. No hizo cambios drásticos en lo económico como esperaba el pueblo uruguayo. Yo igualmente simpatizo con él y me gustó la forma de la que se plantó frente al Mercosur.
-¿Qué repercusiones tuviste del paso por Uruguay?
-De los periodistas argentinos que fuimos a cubrir, yo fui el que tuvo más repercusión. Mi diálogo con Mujica lo levantaron de varios medios y salió al otro día en el diario La Nación.
-¿Ya conocías Uruguay antes de esta experiencia?
-Fui muchas veces de chico a Colonia y una vez a Cabo Polonio con mi familia. Mi abuela es uruguaya, y aunque ella vive en Argentina también tengo parte de mi familia viviendo en Uruguay. Sin embargo nunca había ido a Montevideo. Me pareció una ciudad muy linda y me sorprendió lo tranquila que es.
-¿Cómo monetizás tu trabajo en redes?
-Ahora me paga El Dato Internacional que es un medio que nació en Ecuador. Recibo una remuneración mensual y los viajes los financian ellos. Hago coberturas y contenidos a modo de cápsulas informativas. Tuve un streaming y tengo pensado tener un canal de You Tube para tener un rédito económico en las plataformas más adelante.
-Te hiciste conocido en una conferencia del vocero del gobierno argentino Manuel Adorni cuando le preguntaste por la posición frente a la denuncia de Fabiola Yañez a Alberto Fernández, ¿cómo se dio esa posibilidad?
-Fue mi máximo esplendor de popularidad; ese día me subieron miles de seguidores en Twitter. Este gobierno abrió las puertas a las universidades y escuelas de periodismo para que vayan los viernes a las conferencias, entonces yo mandé un mail y me dieron el pase. Yo pregunté sobre las imágenes de violencia de Alberto Fernández contra su pareja Fabiola (Yañez) porque se habían difundido el día anterior. Ninguno de los que estaba ahí había preguntado por ese tema que era la noticia del día. Enseguida los periodistas empezaron a sacarme fotos y escracharme. Como soy joven, blanco y rubio me trataron de opresor. Ahí me empezaron a decir que era nazi, genocida, “qué hace este pibe acá”. Me empezaron a injuriar y calumniar. Me acusan de nazi por mi color de pelo y mi color de piel.
-¿Vos tenés alguna crítica hacia el gobierno de Milei?
-Yo le critico varias cosas a Milei, como que todavía no haya implementado el sistema de vouchers en la educación pública, que haya armado las listas del congreso con gente incompetente, que se haya juntado con la dictadura de China cuando había dicho que no iba a pactar con comunistas. Igualmente creo que el 95% de lo que hace este gobierno está bien. Es uno de los mejores gobiernos de la historia argentina. Lo que hizo Adenauer cuando reestructuró Alemania no es nada comparado con lo que está haciendo Milei. Bajó la pobreza, evitó una hiperinflación, bajó el dólar y el riesgo país.
-Muchos critican las formas que tiene Milei y en particular cómo se dirige hacia tus colegas periodistas que lo cuestionan.
-Marcelo Longobardi por ejemplo criticó a los tuiteros libertarios y dijo que los éxitos de Milei son secundarios al lado de toda la violencia discursiva. La casta periodística quiere que le vaya mal a Milei y lo único que le importa es lo discursivo, los modales y las formas. La casta periodística no banca la libertad de expresión y que la gente los critique. Decirle “mentiroso” a alguien que miente no es atacar la prensa.
-¿Pero así como los periodistas cuestionaban los gestos del kirchnerismo hacia la prensa no corresponde que también lo hagan con Milei?
-Alberto Fernández coartaba la libertad de circulación, expresión, traía vacunas sin comprobar atentando contra la vida, agrandaba el estado mientras hacía fiestas en Olivos y le pegaba a la mujer. Cristina Fernández se robó todo. En Argentina podían haber atentados terroristas como el que hubo contra la embajada de Israel y la Amia, pueden matar a un fiscal, puede haber un Cromañon y que no haya nadie condenado. Están todos impunes. Gobernaban para ellos mismos. Funcionaba como un gobierno dictatorial. En una democracia real, ¿cuánto pueden durar Cristina, Alberto Fernández o Lázaro Báez? Es ahí cuando te das cuenta que las formas no importan, importa el contenido. No importa si dicen “zurdo”, “puto” o “degenerado”. Además Milei no ataca a la prensa, ataca a los periodistas ensobrados que mienten.
-¿No se cae en una lógica en la cual quienes hablan bien del gobierno son periodistas serios y los que lo critican son operadores? Lo dijo de Lanata por ejemplo.
-Milei no dice eso. Lanata y tantos otros han dicho que Milei es nazi, que se acuesta con la hermana y que habla con los perros. ¿Qué rigurosidad tienen? El periodismo está deteriorado en Argentina. Lanata hizo campaña con Massa. Este gobierno les cortó toda la pauta del Estado y están molestos. Hay que diferenciar a los periodistas de los operadores políticos. Y Milei no censuró a nadie ni mandó preso a ningún periodista.
-¿Este discurso fuerte de Milei no promueve la grieta y la polarización en Argentina?
-Este no es un momento para tibios. Es tiempo para lo que tienen coraje y se la bancan. No hay que tener miedo a contar la verdad y mostrar lo que hacen los zurdos. Durante mucho tiempo los libertarios éramos censurados. Hoy estamos legitimados para decir lo que pensamos. Si alguien es corrupto hay que decir que es corrupto o si alguien es degenerado como los que practican exhibicionismo en las marchas LGBT también hay que decirlo.