NOTA DE TAPA
La comunicadora afronta un 2021 repleto de cambios a nivel laboral: luego de 12 años dejó Teledoce para sumarse al nuevo ciclo de Sonríe (Te estamos grabando) en Canal 10.
—¿Cómo te has sentido en estos primeros programas de Sonríe con su nueva etapa en Canal 10?
—En el canal me recibieron muy bien y me hacen sentir muy a gusto. Con muchos de los productores de Sonríe ya había trabajado porque en un principio Desayunos informales era producido por Zur. A Rafa (Cotelo) y a Iñaki (Abadie) los conocía de habernos cruzado en otros trabajos y la dinámica fue fácil. Hay mucha gente detrás de cámara que trabaja muy bien y que después de la pandemia le conoceré la sonrisa... hoy todo es de tapaboca.
—¿Cómo definirías la dinámica con Iñaki Abadie y Rafa Cotelo? ¿Qué se ha hablado de los roles de cada uno?
—La idea es que cada uno mantenga el perfil que ya tiene y que sea lo más natural posible. Iñaki tiene un humor más sano, más inocente. Rafa es más ácido, más pícaro. Yo mantengo la veta periodística y quizás mi parte más espontánea sale más de lo que salía en Desayunos.
—En noviembre pasado, resolviste cerrar tu etapa en Desayunos informales y en Canal 12. ¿Cuánto costó tomar nuevos desafíos, la decisión?
—Costó mucho. Fue muy pensado, charlado y sentido. En el 12 estuve 12 años y trabajé siempre con mucha libertad y comodidad. Dejé muchos amigos, grandes compañeros/as, mi pareja trabaja ahí hace 20 años (es camarógrafo). El programa que estaba haciendo era un desafío que disfrutaba mucho, pero puse muchas cosas en la balanza y me animé a enfrentar nuevos rumbos. Sentí que era el momento.
—¿Qué factores te hicieron aceptar la propuesta?
—Horarios, proyectos, desafíos, cada tanto me gusta mover la estantería y renovar. Venía de muchos años (más de 12) de dormir poco y estar en muchas cosas a la vez a diario. El 2020 fue un año muy desgastante. Me surgió esta oportunidad y me tomé el tiempo para procesarlo y ver qué cosas podía mejorar en mi vida profesional y personal.
—¿Cuánto ha cambiado tu vida cotidiana a raíz de este cambio laboral?
—Antes me levantaba 4:30, ahora a las 7. Un buen descanso es fundamental. Puedo disfrutar a mi hija en las mañanas. Antes me pedía el día para poder llevarla el primer día de clases. Esperaba a los fines de semana para estar las mañanas con ella. Ahora puedo verla despertar, desayunar, llevarla al colegio. Si se siente mal estar ahí y no tener que salir corriendo y estar pendiente del celular para ver cómo sigue en plena madrugada. Antes estaba con el celular en la mano las 24 horas por si surgía información de último momento, por si se caía un/una invitado/a o aparecía información nueva para el día siguiente. Desayunos era un formato que requería que estuviera informada de política, salud, deporte, economía, sociedad... Trataba de leer todo, de ver todo lo que ponían los invitados/as en sus redes (hoy pareciera que pasa todo por ahí) porque no podés quedar en off side en los temas que desarrollás o en las entrevistas. Ahora leo sin tanta velocidad, inmediatez, eso hace que pueda profundizar más en algunos temas y disfrutarlo con calma.
—A lo largo de tu carrera has trabajado en diferentes formatos, desde el magazine clásico, el informativo o la mañana periodística de Desayunos y ahora Sonríe con toques de humor. ¿En qué tipo de programa te sentís más cómoda?
—En programas con temas variados, donde lo periodístico tenga un lugar importante pero que se destaque no solo el qué sino el cómo, que tenga una cuota de entretenimiento y humor (en este momento es fundamental acompañar a la gente en estos sentidos). Que sea ágil, que nos deje pensando, que trate de aportar. Un programa que me gustaría ver.
—Cuando se produjo el cambio en Telemundo, te ofrecieron ser parte de la conducción del informativo central, ¿por qué optaste por no aceptar?
—Mi hija estaba arrancando primer año de escuela. El horario central a diario era imposible. Dejaba de verla. Ella llegaba de todo el día y yo ya no iba a estar y al llegar de trabajar, ella iba a estar durmiendo. La había cambiado el año anterior del maternal que había ido desde bebé y no quería volver a cambiarla para que fuera un turno que me sirviera a mí. Me tomé mi tiempo para ser mamá, entre otras cosas, porque necesitaba tener la tranquilidad de optar siempre por ella y la familia que formamos como prioridad aunque surgieran trabajos desafiantes. Nunca soñé con trabajar en TV y menos conducir un informativo en horario central. Disfruto de los trabajos por cómo se hacen, por el contenido y del equipo que lo hace, después vienen las formas y los nombres que se le den. No cierro la puerta a casi nada porque la vida me ha ido sorprendiendo.
—Con tu pase, en algún momento se rumoreó que serías la "sucesora" de Blanca Rodríguez, ¿Hay algún asidero en eso?
—Respondí varias veces esa pregunta. Blanca hace un gran trabajo y puso a la mujer en los informativos y en la TV en un lugar que no tenía. Creo que tiene mucho más para dar y ella resolverá hasta cuándo. Y después se verá cómo y quién ocupará ese lugar de gran responsabilidad, la vara está muy alta.
—Más allá de esa situación, ¿hay otros proyectos para ti en Canal 10?
—Sí, pero hoy el foco está en Sonríe que recién arrancó.
—Desde tu punto de vista, ¿cuál es el mayor desafío de los periodistas en tiempos de pandemia?
—Seleccionar, ordenar, jerarquizar; volver a las bases del periodismo. Brindar información confiable. En un contexto de saturación de información, es importante que la gente pueda confiar en el periodismo. Informar en una crisis sanitaria y todo lo que eso genera (enfermedades, muertes, soledad, violencia, encierro, depresión, pérdida de trabajo, pobreza, etc), necesita también de empatía, sensibilidad, responsabilidad. Es una oportunidad para repensarnos.
—Como madre, ¿cuánto ha cambiado la rutina la situación de emergencia sanitaria?
—El año pasado ya había sido un caos. Esperemos que este año se extienda por menos tiempo el caos. Los horarios de zoom escolares mezclado con horarios laborales y tener que apelar sí o sí a abuelos para cuidarla no es lo ideal en medio de una pandemia. Pero hay situaciones mucho más complicadas, no puedo quejarme. Ella entiende perfectamente y hablamos mucho. El año pasado con el “quedate en casa”, con el papá teníamos que salir a trabajar y el miedo a contagiarnos estaba y está. Conocemos casos cercanos que fueron o son positivos, casos graves y fallecimientos. Les tocó una época difícil sin poder abrazar a los abuelos y a otros familiares, sin ver a la bisabuela, sin invitar amigos, festejar cumpleaños, etc. La rutina cambió, pero cambiaron las charlas también, los espacios de esparcimiento, el tomar aire y disfrutarlo como el mejor regalo, agradecer que nos tenemos y lo que tenemos.
—¿Te vacunaste? ¿Cuál es tu posición sobre las posturas más escépticas respecto a la vacuna o aquellos que llaman "plandemia" a la pandemia?
—Me di la primera dosis y estoy deseando darme la segunda. Confío en la ciencia, en nuestros científicos y en nuestros médicos, en las experiencias en otros países y en los estudios hechos. Siempre confié en las vacunas que me dieron y en las que le dieron a mi hija, por qué no lo haría ahora. En una pandemia de estas dimensiones hay que pensar en el bien colectivo. Las teorías conspirativas contra las vacunas pasan por alto las muertes por Covid y la saturación del sistema de salud, entre otras cosas. En este contexto, hacer campaña para no vacunarse es un acto de irresponsabilidad.
—Justicia infinita vivió un proceso de cambios con la nueva etapa en Urbana. ¿Cómo definirías a Justicia 2021? ¿En qué es igual a la anterior etapa de Océano y en qué es diferente?
—“Seguimos jugando” surgió a raíz de la charla con la que abrió Gonzalo Cammarota el programa luego de volver al aire tras perder a su pareja, esa frase resume todo lo que es Justicia. Estemos donde estemos, hagamos lo que hagamos, Justicia no cambia la esencia. Océano fue una casa donde pasamos años geniales, quedaron amigos y compañeros por el camino que ojalá algún día el tiempo nos vuelva a juntar. Urbana está dentro del grupo Magnolio, una banda llena de amigos y ex compañeros. Nos sentimos como en casa.