NOTA DE TAPA
A más de 20 años de iniciada su carrera en los medios, a Martín, de 36 años, no le molesta que lo identifiquen o hasta critiquen su semejanza en la voz y estilo de relato con “El Mariscal”. “Trato de hacer el trabajo con el máximo amor y no busco imitar a nadie”, asegura.
-¿Desde cuándo sentís la vocación por los medios y el relato de fútbol?
-Siempre lo tuve claro. Fue tener el Nintendo y cuando recibía a amigos para jugar, descubrí que relatar era mi vocación. Si no era con el videojuego, jugaba a hacer un programa de radio como si fuera Musicalísimo o el Top 20. Hacíamos que llamábamos para pedir canciones y la idea era no hacer huecos y que la voz del pedido se pegara con la canción. Lo hacíamos con una radiograbadora.
-En 1998, cuando tenías 15 años, ingresaste a Radio Universal. ¿Cómo fue ese primer día?
-Le dije a mi padre que quería empezar a trabajar con él. “Bueno, empezá ya mismo”, me dijo. Era el 2 de mayo de 1998. Fui a la cabina de Carlos Muñoz y le pregunté cómo había comenzado su hijo, Diego. Me dijo que en los inicios estuvo dos años como planillero, es decir llevaba la estadística de las tarjetas amarillas o rojas, las faltas, córners o cambios. Y al final de cada tiempo, daba los números. Me acuerdo que el primer partido en el que trabajé fue un Nacional - Bella Vista. Y mi primera intervención en el entretiempo fue: “En Nacional terminó amonestado Mario Barilko”. Lo dije tartamudeando porque estaba nervioso. Ese fue el primer paso de los que venimos dando hasta ahora.
-¿Cuáles son tus sensaciones hoy que prácticamente están en una relación de paridad en los relatos con tu padre?
-Es verdad. Cada vez me tocan más partidos. Lo que siento es un gran orgullo de que la radio, de que mi viejo y el equipo de deportes me estén dando la oportunidad. Segundo, lo esperaba. Y lo más importante es que tengo el privilegio de desarrollar esta vocación al lado de mi mentor. El otro día fue la fiesta de la radio y estaba con todo el equipo, algunos que ya no están y otros que siguen. Y pensaba: “No puedo creer que me formé al lado de estos fenómenos de la profesión”. Estoy muy feliz de lo que vengo haciendo.
-Más cerca o más lejos, en algún momento vas a tomar el rol de relator principal de la emisora, ¿cómo te tiene ese desafío?
-No va a ser fácil suplantar al viejo. De aquí a 2, 5 10 o 20 años va a suceder y no será fácil porque no es fácil cantar después de Gardel. El viejo es el uno.
-Tienen estilos muy parecidos. Incluso hay oyentes que los confunden al aire. ¿No te has planteado una diferenciación?
-Las semejanzas son obvias. Primero, genéticamente estamos cortados con la misma tijera en cuanto a la voz. Y no de ahora. Cuando yo vivía con él, sonaba el teléfono y al atender la gente me confundía permanentemente. Y segundo, su estilo ha sido el que escuché toda la vida, un estilo que además tomó de (Carlos) Solé. No solo él lo tiene, también (Eduardo) Mazzei o (Javier Máximo) Goñi. Como hay otros colegas con el estilo más emparentado a Víctor Hugo o con lineamientos propias, lo nuestro va por ahí. Pero más allá de eso, lo que hago, lo hago con mi impronta. No busco imitar a nadie. Trato de hacer mi trabajo con el máximo amor y lo mejor posible. Si el resultado es que la gente me identifica con mi viejo, no me parece mal. Al contrario. Además, eso pasa en radio. En televisión cada uno tiene un estilo muy diferente. Lo mío es mucho más informativo y él está más abocado a la opinión.
-Sos padre de León desde hace un año y 10 meses, ¿cómo llevás la paternidad?
-León es lo mejor que me pasó en la vida. Es mi amigo. Tengo por suerte la felicidad de estar con él en muchos momentos, a pesar de que como periodista deportivo trabajo de lunes a lunes. Pero me organizo al máximo para, por ejemplo, estar con él en el desayuno y luego llevarlo al jardín. Los fines de semana vamos juntos a la feria en la mañana. Es muy amigo mío. Muy parecido en cuanto a la personalidad: es rebelde, pero mimoso al mismo tiempo. León es un fuera de serie.
-Con tu esposa, Cecilia Mendlowicz, ¿van por el hermano o hermana?
-Sí, y no creo que sea dentro de mucho que empecemos a buscar. Con mi hermana Yanina me llevo seis años y si bien somos buenos amigos, hay una diferencia de edad que en la infancia y adolescencia se nota. Me gustaría que mis hijos tuvieran menos diferencia para que compartan más cosas.
-Estás en pareja hace seis años y llevas casado, tres. ¿En eso también te diferenciás de tu padre, que ha tenido una vida un poco más bohemia?
-Alberto se separó de tu madre cuando eras muy chico...
-Sí, dos años tenía. Pero por suerte, el lazo de amor en la familia nunca se rompió. En la actualidad, muchas veces hacemos reuniones familiares y viene mi abuela, mi madre, mi padre y su esposa, mi hermano, mi cuñado... vamos todos. Si las cosas no funcionaron como pareja, no tienen por qué no funcionar como seres humanos. Yo valoro mucho eso y me siento orgulloso de la familia de la que soy parte. La familia es mi máximo patrimonio.
-Hace un tiempo Sport 890 te vino a buscar para que seas el relator y rechazaste la oferta para quedarte en Universal. ¿Qué te causó el ofrecimiento?
-Me encantó. Me sentí muy halagado que una radio tan importante se fije en el desempeño de uno. Pero personalmente se me pasaba por la cabeza que no sé cuanto tiempo de trabajo quisiera seguir mi viejo y ese tiempo lo quiero pasar al lado de él. Porque como lo cuido yo, o como él me cuida a mí, va a ser difícil que suceda en otro lugar y con otra persona. Radio Universal es mi casa. Ahí me formé. Sé cómo se trabaja, soy un tipo feliz trabajando ahí. Me costaba verme en otro lado. Y tomé la decisión correcta de quedarme.
-¿Ahora con el tiempo sostenés lo mismo?
-Sí, pienso que ha sido una decisión cada vez más correcta. Jamás me arrepentí. Tengo la camiseta más puesta que nadie en Universal. Es como las empresas de antes. Cuando uno escuchaba que la gente se jubilaba de su lugar de trabajo después de 20, 30 o 40 años en el mismo lugar. Así se forma un sentido de pertenencia que hoy parece muy difícil de lograr. Los Kesman somos fieles. No sé si eso es bueno o malo, pero es así. Siempre nos quedamos en el mismo lugar. Yo veo que hay colegas que han pasado por muchos medios. Y en un punto está bueno para formar experiencia y ver cómo se trabaja en otros lugares, pero no tengo esa inquietud. Con lo que conozco de Universal me alcanza y me sobra.
-La crisis política en el fútbol ha generado una grieta también a nivel de los comunicadores, con los pro y los anti Tenfield en veredas opuestas. ¿Cómo vivís eso?
-Yo soy protrabajo. A veces la gente apunta mal y piensa que quien muestra la cara en una canal de televisión es el que toma decisiones... sea en pro de la AUF o de Tenfield. Nosotros somos comunicadores. Los temas políticos a mí no me aportan nada porque yo no soy político, ni tengo intereses en que una o la otra parte tengan la razón. Tengo además, la inmensa tranquilidad de trabajar en una emisora como Radio Universal donde la independencia es un valor fundamental. Por muchos años trabajó en la radio Enrique Yanuzzi, cuya posición en este tema siempre fue muy enfrentada a Tenfield. Nunca nadie le dijo lo que tenía que decir o lo reprimió por algo que dijo. En Universal somos todos independientes al 100%.
-En Telemundo estás desde 2004, ¿cómo analizás el acceso cada vez más restringido a hacer notas a los jugadores?
-Es una realidad. Hoy estamos acostumbrados a ver hablar a los dirigentes más que a los futbolistas. En mis comienzos, no había intermediarios entre el futbolista y el periodista. Hoy en día tenés que hacer todo un protocolo para hacer una nota a través de la secretaria de prensa, que pone sus filtros. Yo respeto. Si esto trae más trabajo, bienvenido sea. Lo que se pierde es la emoción para el hincha de tener contacto más frecuente con la voz de los protagonistas.