NOTA DE TAPA
El gerente de "Subrayado" hace un balance de su primer año al frente del noticiero líder. Habla de la salida de Preve, la denuncia de Carmela Hontou y de los audios de la denuncia de violación.
-Esta semana el canal estrenó Subrayado Tarde, ¿cuál es el aporte que hace un noticiero de una hora de duración previo a una edición central de más de dos horas?
-El canal quería crear un noticiero nuevo como un espacio periodístico de acompañamiento para la gente que vuelve a la casa. La idea era que le permitiera al público tener un panorama distendido de lo que pasó y que cuente la noticia de una forma más descontracturada. Si los noticieros son largos, es porque la respuesta del público es que los noticieros son muy vistos. Además, es positivo que los canales uruguayos incorporen producción nacional. Y como periodista, me parece bueno que esa producción nacional sea de información. En el horario que ocupamos antes había una telenovela extranjera.
-¿Fuiste vos quien pensó en la figura de María Noel Marrone para ese nuevo rol?
-Cuando se produjo el pase de Marrone a Canal 10 habían versiones que indicaban que ella podía tener proyección dentro de Subrayado…
-Yo llegué al canal después que ella, y no sabía cuál era el criterio del canal en ese sentido. Lo que sabía era que me gustaba mucho lo que hacía en Desayunos Informales, y ahora lo que tenemos que hacer es afirmar este nuevo programa. Queremos que tenga mucha audiencia y que le deje buen rating a la edición central.
-También se vienen cambios en la escenografía de Subrayado…
-Es un proceso de cambios. Hay un cambio de estructura, de procedimientos y de aumentar los espacios. Vamos a hacer cambios grandes en la escenografía pensando en los nuevos tiempos del noticiero. Queremos respetar la raíz de Subrayado y Canal 10, y poner por encima de todo a los comunicadores. Va a haber tecnología, pero la esencia está en la confianza que transmite el comunicador que le habla al público.
-Yo ya había trabajado cuatro años con ella cuando también estaba Jorge Traverso. Es un activo fundamental en Subrayado porque no hay que explicarle a nadie quién es. Está en una categoría muy especial de personas que uno nombra y la gente enseguida piensa en su cara. Además, es una excelente periodista y una mujer muy culta a la que le interesan los temas sociales y políticos. Me gusta mucho poder hablar de igual a igual con ella sobre los contenidos del noticiero. No tengo que explicar por qué un día vamos a poner más ópera que policiales un día. Yo la aprecio mucho y tener trato diario con ella es un honor. Tenemos un vínculo que va más allá de lo profesional.
-¿Qué te plantearon cuando te convocaron para ofrecerte la gerencia de Subrayado?
-Me llamaron para pensar en un noticiero para el futuro, y mientras tanto ir adecuando el noticiero a una nueva realidad en la que la gente se informa de otra manera. Con el despido de Preve, hubo que rearmar la estructura y yo terminé asumiendo una gerencia que no sé si era la idea inicial. Cuando me lo plantearon dije que no iba a volver a hacer lo que había hecho antes, que era estar detrás de la operativa diaria. Pedí poner a un equipo que hiciera el noticiero todos los días. La persona que hiciera la coordinación de todo tenía que ser alguien de mi confianza personal y profesional, y lo elegí a Mauro Bettega.
-Estás por cumplir un año de gestión, ¿cuánto margen tuviste para realizar cambios siendo que cuando asumiste el noticiero ya tenía un liderazgo consolidado?
-Los cambios fueron muchísimos y en todas las secciones: el orden, los contenidos, los tapes, los titulares, la portada, la venta de lo que viene. Todo eso se fue haciendo gradualmente para que la gente no sintiera que había un “nuevo Subrayado”, sino uno que todos los días se va adecuando.
-¿Encontraste alguna resistencia para poder llevar adelante los cambios que querías?-No. Lo que encontré fueron dudas con respecto a algunas cosas que proponíamos. Yo era el más cuidadoso en no poner en riesgo el liderazgo. Estoy muy agradecido con el respaldo del canal, pero yo trabajo para conseguir ese respaldo. Yo lo gano contando lo que vamos a hacer y mostrando un plan con metas que se van cumpliendo. Eso es lo que da confianza.-¿Tuviste que limar alguna aspereza pendiente de tu gestión anterior?
-Yo solo tenía buenos recuerdos. Sé que hay algunos a los que les gusta lo que hago, otros a los que no, unos que comparten y otros que no. Puede haber diferencias periodísticas y personales, pero yo no venía a hablar del pasado sino del futuro. Igualmente tengo la puerta abierta para cualquiera que quiera hacerme algún planteo. Cuando yo llegué había un gran equipo, pero es cierto que había una situación delicada porque el canal había cesado al coordinador anterior. Estaba esa complejidad.
-Más allá de lo profesional, ¿qué tan difícil fue encajar en el equipo desde lo personal después de la polémica salida de Eduardo Preve?
-Yo sabía que llegaba a un lugar en el que había una situación de tensión. Yo creo que esas cosas se manejan con hechos. El tema es cómo uno lo lleva en el día a día y cómo se gana la confianza día a día.-¿Tuviste diálogo con Preve a modo de transición cuando tomaste las riendas de Subrayado junto a Bettega?
-Cuando yo entré, el canal ya había liquidado ese tema. Yo no entré en su lugar, y Mauro Bettega tampoco. Mauro entró como coordinador general, que es un rol nuevo que es mucho más que lo que hacía Eduardo. Yo hablé durante esos días con él, son situaciones feas. A él lo había traído yo y lo había puesto en ese cargo. Creía que era un periodista adecuado y creo que lo demostró. Ahora traje a Bettega que es un periodista de excepción, y además es joven. Eso es importante porque queremos hacer algo que nos trascienda.
-Con lo que conocés sobre la interna de los medios, ¿es verosímil que un secretario de presidencia baje al coordinador del noticiero de un canal privado, como se dijo que pasó en el caso de Preve?
-El secretario de presidencia (Álvaro Delgado) y ministros han llamado para venir a ser entrevistados y yo les dije que no. Llaman senadores, diputados de oposición, de oficialismo, todos piden notas o venir a piso. Y para negarse hay que tener argumentos. Por una razón periodística no quiero invitados en piso. El secretario de presidencia me dijo “he ido otras veces”, y yo le dije que ahora no. Y respetó eso, y no llamo a nadie para quejarse. No es fácil decirles que no, pero lo que más importa es su reacción y respuesta. Y lo que recojo es respeto.
-Querés decir entonces que no es verosímil que desde el gobierno se haya pedido el cese de Preve de Canal 10…
-A Delgado, como a muchos dirigentes influyentes de hoy, lo conozco desde cuando iniciaron su carrera política, y no son personas para hacer algo así, para hacer echar un periodista. Me cae mal el enchastre en sombras contra dirigentes que han demostrado ser personas de bien y con la mejor disposición al trato con la prensa. Es que si creyera que eso fue así, con ese criterio, ahora se quejarían de mí. Yo no sé lo que pasó antes de que yo llegué, pero nunca hubo presiones de ese tipo en ninguno de los medios en los que yo trabajé, en el 10, en el grupo del 12, durante ninguno de los gobiernos.
-Más allá de los contenidos, ¿con tu incorporación el canal no procuró también un cambio en la línea editorial del noticiero?
-No, el canal me conoce. Hay cosas que se negocian, como el sueldo, pero hay cosas que no. Yo no estoy dispuesto a hacer un noticiero que no sea estrictamente honesto con el público. No me gusta que arrime agua para ningún molino. Cuando el canal me llamó no hubo ni que aclararlo. En eso soy intransigente.
-Para cierto sector Subrayado era el noticiero más cercano al Frente Amplio, ¿no hubo un cambio en ese sentido?
-No vi encuestas sobre eso. ¿Qué gente decía eso?
-¿Vos no tenías esa sensación?
-No lo veía. Yo el noticiero que miraba era el de TV Ciudad, que me parecía bueno. Los demás no los veía por razones de horarios como para sacar esa conclusión.
-¿Cómo sos en tu rol de jefe? Tenés fama de ser muy exigente…
-Soy muy exigente conmigo mismo y con los que trabajan conmigo. Si vos trabajas como periodista, te tiene que gustar mucho esto. Si no, hay otras opciones para trabajar. Si veo que un periodista no es riguroso, no le pone pasión y no se siente en libertad, a mí no me va a gustar. Nunca fui un tipo sencillo, sino pasional en lo que hago y espero que del otro lado haya eso. Cuando no lo encuentro, no me gusta mucho... Pero trabajo con los que tengo que trabajar.
-Carmela Hontou te inició una demanda, ¿qué es específicamente lo que te atribuye?
-Cuando me llegó la citación, pensé que era una confusión. En el momento que ocurre lo de Carmela, La Nación me pedía que escribiera notas sobre porque varios medios internacionales lo estaban haciendo. Yo revisé esas notas y no encontré nada especial. Pensé que podía haber algún error, porque recuerdo que había algunos que sí se burlaban o la ridiculizaban. Creí que en la conciliación se iba a aclarar la situación, pero ella no fue. El juez sugirió ver la posibilidad de hacer alguna “comunicación conjunta”, que yo no sé qué sería, pero el abogado dijo que la cliente le había dado solo el mandato de exigir una reparación económica.
-¿De cuánto dinero?
-Pidió 95 mil dólares. Como no hubo conciliación, los abogados iniciaron una demanda.
-¿Cómo viste el tratamiento periodístico que tuvo el caso de la denuncia de violación en Cordón, que fue tan comentado este verano?
-Hay temas en los cuales prefiero ser doblemente cauteloso porque faltan elementos periodísticos. En estos últimos tiempos eso se está distorsionando, y sobre estos temas hay una tertulia pública en la que la gente opina sobre si fue o no fue violación. No me gusta subirme a la manada fácil de ver cómo viene la onda y sumarme a eso. Acá hubo un tratamiento periodístico malo generalizado cuando el hecho sucedió.
-¿También en Subrayado?
-Yo estaba en el exterior, pero me comuniqué para pedir que se mantuviera prudencia. Por ejemplo, no se puede decir que fue una “violación” ni hablar de una “presunta violación”, sino de una “denuncia de violación”. Uno puede elegir tratar o no el tema, pero en este caso después tuvo trascendencia política y hasta una manifestación popular.
-Se desató una polémica a propósito de este caso cuando Ignacio Álvarez puso audios íntimos de lo sucedido en esa situación al aire en La Pecera (Azul FM), programa que vos también integrás, ¿estuviste de acuerdo?
-Yo no estaba, pero entiendo que en el marco de ese caso se había generado la idea de que se había producido una violación grupal. Ya era como cosa juzgada. Lo que hizo Álvarez no fue publicar audios, sino hacer un informe periodístico en el que aportó elementos que no estaban en la discusión. Si estaba bien mostrarlos o no, es una cuestión sobre cómo hizo periodismo un periodista. A mí no me gusta opinar sobre cómo encaran el trabajo los demás.
-¿Vos los hubieras emitido?
-Yo en estos temas prefiero ser cauto, pero es bueno que otro tome la delantera. Yo escuché periodistas haciendo análisis muy interesantes de lo que hubieran hecho si le llegaran los audios. Sí, pero los audios no le llegaron a él sino al otro. ¿Qué importa lo que yo hubiera hecho, si a mí no me llegaron? No soy un comentarista de lo que hacen otros colegas. Me cae mal que los periodistas hagan eso.
-Blanca Rodríguez, por ejemplo, compartió el comunicado de APU condenando el hecho y fue muy crítica con ese informe.
-Bueno, allá ella. Hay distintas formas de hacer periodismo y de esa oferta la gente puede elegir.
-¿No aportó que hubiera un debate público sobre cómo se debe abordar un caso como ese desde lo periodístico?
-Lo interesante es que se manifiesten esas distintas formas de hacer periodismo. Pareciera que yo, que hago periodismo de determinada manera, quiero que todos lo hagan así. Eso es malo para el público. Me parece mal que haya habido periodistas que calificaron lo que hizo Álvarez como delito. No son jueces o fiscales, son periodistas. Se confunden los roles cuando los periodistas se quieren poner en lugar de fiscales o jueces. No está bueno que uno censure. Si alguien hace algo indecente, el público después lo va a castigar y esa persona va a perder credibilidad. Eso lo decide el público, no nosotros diciendo “yo lo hubiera hecho distinto”.