Oscar González Oro: "La vacuna rusa no me la doy ni con un arma en la cabeza; voy a esperar que Uruguay compre la suya"

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Oscar González Oro

ENTREVISTA

El famoso conductor argentino se alegra de haber "recuperado la libertad" al radicarse en Manantiales. Asegura sobre Lacalle Pou. "Me gustaría hablar de forma privada con él".

—Hace medio año que te radicaste en Uruguay, ¿cómo han sido estos meses?

—Hasta el 24 de diciembre trabajé en la radio. Hasta ese momento no la pasaba mal porque el programa me ocupaba muchas horas. Ahora que estoy todo el día para mí, leo mucho, escribo mucho y miro películas. Trato de salir lo menos posible. A los argentinos nos quedó la costumbre de estar encerrados. Yo tengo muchos amigos argentinos que están acá y todo el mundo supone que nos juntamos, pero no es así. Nos escribimos, pero no nos vemos. A los argentinos nos cuesta volvernos a juntar. Yo estuve cinco meses encerrado en mi casa y me acostumbré a estar solo. No es bueno. Yo me niego a creer que esto sea por mucho tiempo más.

—¿Por qué decidiste dejar de hacer el programa en la radio uruguaya Aspen, que habías comenzado poco después de llegar a Punta del Este?

—Yo hacía tres horas diarias a la tarde para Argentina y tres a la noche para Uruguay. Era mucho. Yo no hago programas livianos, me cansaba de musicalizar, preparar. Terminaba a las nueve de la noche y muy cansado. Hablé con Eduardo Lamaison (dueño de la emisora) y le dije "hasta acá llegué". Me tengo que cuidar, así que decidí terminar el ciclo. Estoy muy agradecido a Aspen, y este año si es posible volveré. A Radio Rivadavia (Argentina) vuelvo pero voy a hacer un programa distinto en el horario de la vuelta a la casa. No quiero hablar de la pandemia ni de política. Voy a entrevistar escritores, artistas, argentinos destacados en el mundo. Quiero meterme más con "la vida misma", que es el nombre del programa. Empiezo el 1 de febrero.

Oscar González Oro
Oscar González Oro en el estudio de Aspen Punta 103.5. Foto: Ricardo Figueredo.

—¿Llegaste a atemorizarte o perseguirte demasiado por la pandemia?

—No. Yo tengo la filosofía de que nadie muere en la víspera. Si tengo que morir, me da lo mismo que sea de coronavirus o de cáncer. Lo que no quiero es una muerte indigna, pasarla mal y sufrir. Quiero acostarme un día y no despertarme más. Lo que sí me preocupa es lo que gira en torno a la pandemia: el desconcierto, la incertidumbre, la angustia, amigos que se murieron. Esas cosas me asustan, pero no las que son en relación a mí mismo.

—¿Conociste más de Uruguay en estos meses?

—Antes solo conocía Colonia, Montevideo y Punta del Este. Ahora los fines de semana me voy siempre y he conocido lugares nuevos. He ido a Rocha, Minas, Pueblo Edén, que me encantó. Me llama la atención el cariño de la gente. En Sierra de Carapé me perdí y le pedí ayuda a un tipo en un rancho, que se asomó, avisó "está el negro oro" y me guió. Era en medio de la nada. Me pidió una foto y me agradeció por venir. Los uruguayos agradecen que uno haya elegido su país para vivir. Esto no quiere decir que no vaya a volver a Argentina.

—¿Te has encontrado con tu amiga Susana Giménez durante los meses que coincidieron en Uruguay?

—No nos hemos visto, hemos hablado e intercambiado algunos mensajes. Ella está muy metida para adentro y la respeto en ese sentido. También hablé con Nicolás Repetto y Jorge Lanata, que están acá.

—Decías que te acostumbraste a estar solo, ¿sufrís la soledad?

—Muchas veces, en especial los fines de semana. La soledad jode. No me pasa nada físico con no salir, pero a veces me siento muy solo. Extraño mucho a mis amigos de Buenos Aires.

—¿Sentís la falta de una compañía de pareja?

—Ojalá tuviese pareja. En estas épocas de pandemia no es fácil relacionarse. Además hay miedos. Yo soy una figura conocida y nunca sabés por qué se te acercan. A veces se acercan al Negro Oro famoso y no al Negro Oro que está en la casa en ojotas.

—¿Te critican mucho por dejar la Argentina en medio de la pandemia?

—Al principio sí, pero hoy me felicitan. Al principio se enojaban: "te fuiste de la Argentina, dejaste la patria". Y la patria soy yo. Mi patria soy yo, es donde yo esté. Al que le gusta bien, y sino también. Ahora me dicen "qué bien que hiciste, qué buena medida tomaste, qué bien que estás". A mí no me importa el qué dirán.

—Jorge Rial fue uno de los más críticos y definió la llegada de argentinos a Uruguay como el "exilio dorado".

—No le pedí permiso a Rial para venir, me olvidé (risas).

—¿Qué extrañás de Buenos Aires?

—Extraño mi casa en San Isidro y a mis amigos. Si Lacalle Pou hubiese permitido salir y entrar libremente a Uruguay, hubiera ido unos días a Buenos Aires o hubieran venido mis hijos desde Europa. Pero no se puede.

—¿Qué opinás de las medidas que tomó Lacalle Pou para combatir el avance del virus, en particular el cierre total de fronteras que le impidió a miles de argentinos pasar sus vacaciones en Uruguay?

—Me gustaría hablar con Lacalle Pou de forma privada para saber qué lo llevó a tomar determinadas decisiones. El cierre total de fronteras me hace ruido. Maldonado ha subido poco la cantidad de casos, y no entiendo por qué los argentinos no podrían entrar acá con dos hisopados y haciendo cuarentena. Hay miles de argentinos que tienen casas que cuestan millones de dólares, que aportan impuestos durante todo el año y no pueden venir. Me parece demasiado. Es cierto que hay argentinos que no han cumplido las normas, pero muchos hemos respetado el aislamiento. Pagan justos por pecadores. Deberían dejar pasar en función de la cantidad de hisopados que puedan hacer en la frontera.

—Tenías un buen vínculo con Alberto Fernández, y contaste que se molestó con tu viaje a Uruguay. ¿Han vuelto a hablar?

—Sí, hablé hace unas semanas con él como amigo y no como presidente. Nos deseamos Feliz Navidad y nos hicimos alguna broma. Le dije que estaba gordo y que tenía que cambiar el sastre. Me respondió "la culpa no es del sastre, la culpa es mía". Hay que entender que el presidente argentino, como Lacalle Pou, debe tener una angustia enorme por las medidas que tiene que tomar. Y a él se le da por los dulces. Me dice "me voy a tener que controlar, Negrito". Y es verdad, está muy gordo. No hablamos nada de política.

—¿Te considerás su amigo?

—Sí, soy amigo. Él se enojó cuando me vine a Uruguay, y yo le dije que tenía derecho a elegir dónde vivía y dónde moría. Si tengo que morir en Uruguay, moriré en Uruguay. Le dije que él era el presidente de 44 millones de Argentinos y que se estaba preocupando por mí. Me respondió que yo era un referente. Si lo soy, lo lamento. Yo critico lo que está mal del gobierno y elogio lo que está bien. Soy lo más objetivo posible, no soy oficialista ni opositor. Hay medidas que no me gustan.

—¿Cómo analizás el manejo actual de Argentina frente a la pandemia?

—Seguimos sin tomar las medidas necesarias para entender que un joven puede contagiar a un tipo de mi edad y lo mata. Hay medidas que están bien, pero si no se pueden aplicar, son inútiles. Y no hay nadie que haga cumplir lo que el presidente resuelve. El Estado no está pudiendo controlar lo que dispone. Saca una norma y no la hace cumplir.Lo que termina pasando es que legislan en abstracto y la realidad es otra. En Uruguay eso no pasa. Uno va a un restaurante, y a la hora que el gobierno dijo que tenían que cerrar te traen la cuenta para que te vayas.

—¿Qué pensás de la polémica en torno a la aplicación de la vacuna rusa Sputnik V en Argentina?

—Dicen que se cortó la cadena de frío, y si es cierto es terrible porque esa vacuna no sirve. Además aparentemente ha tenido contraindicaciones en gente mayor a 60 años. La vacuna rusa no me la doy ni con una pistola en la cabeza. No. Prefiero esperar y pagar cuando el presidente Lacalle Pou decida qué vacuna se aplica en Uruguay y con quién firma. Prefiero darme la vacuna que den en Uruguay, que seguramente sea la Pfizer, la de Oxford o alguna seria, y no una rusa que no cumplió la tercera etapa. Hay muchas dudas con respecto a la vacuna rusa y yo no me la quiero dar.

—¿Cuál es la perspectiva política de Argentina para un año de elecciones parlamentarias?

—Va a ganar cualquiera menos el oficialismo. Puede ser el Pro, los socialistas. No sé, pero la oposición va a ganar bancas y el oficialismo no va a tener mayorías. En Argentina hay mucho odio y van a votar en contra del gobierno. No es en contra de Alberto (Fernández) sino en contra de Cristina (Fernández).

—¿Está gobernando la vicepresidente Cristina Fernández por encima de la figura del presidente, como dicen algunos analistas?

—Yo pensé que eso no iba a pasar pero una vez más me equivoqué. Hay un gobierno en la Casa Rosada y otro en el Congreso, y ese está en manos de Cristina. Hay un doble comando, y si los dos manejamos el mismo auto a la vez vamos a chocar. Argentina inevitablemente va a chocar. Solo se puede salvar si Alberto decide que es el presidente elegido por millones de personas que apostaron a él, y no a Cristina.

—Jorge Lanata vaticinó que el oficialismo pondrá a Máximo Kirchner como candidato a presidente en 2023 en vez de apostar a la reelección de Alberto Fernández, ¿coincidís?

—Ahí sí que me quedo a vivir en Uruguay (risas).

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