Redacción El País
Debutó en televisión con apenas cuatro años: protagonizó una publicidad de postres junto a su hermano Marcelo, y nunca más paró. Pablo Rago estuvo en distintos éxitos desde que era un niño: A los 9 años integró el staff de Los Manfredi, se hizo amigo de Ricky Martin en Por siempre amigos, con 15 años; luego vino el furor de Clave de sol, y se consagró con Amigos son los amigos, la ficción que protagonizó junto a Carlos Calvo que medía 40 puntos.

Confesó que nunca buscó la fama y que solo le gustaba actuar, aunque en un momento tuvo una crisis vocacional, ya que su sueño era ser futbolista. Es el único argentino con dos Oscar en su haber: por La Historia Oficial cuando era un niño de 11 años, y por El secreto de sus ojos en 2010.

Por estos días, una película que protagoniza junto a Natalia Oreiro, está captando la atención del público de Netflix. Se trata de la comedia Campamento con mamá, e implica su reencuentro con la talentosa uruguaya después de 22 años, cuando hicieron Kachorra. Por este motivo, te contamos cinco curiosidades que quizás desconocías del actor argentino.

Se conocieron mientras rodaban Por siempre amigos, en 1986, y si bien muy poca gente vio esa ficción, Rago atesora recuerdos memorables de su compañero de elenco. Aquel Ricky Martin de 15 años era un Menudo sin fama internacional, e invitó a su amigo argentino a pasar una Navidad en Puerto Rico. “Fue la primera vez que salí del país. Me volví loco. Pasé el cumpleaños de Ricky (24 de diciembre) y la Navidad en su casa, con su familia. Menudo hacía todos los 6 de enero un show en la ciudad; los acompañé y enloquecí con todo lo que viví esa noche”, contó a La Nación.

Eran épocas sin redes sociales, solo existían las cartas y la relación se cortó. Sin embargo, Rago reveló en una nota con Socios del Espectáculo un hermoso gesto que tuvo Ricky con su mamá, una de las tantas veces que cantó en Buenos Aires: “Mi vieja lo fue a ver al hotel con mi hermano chico y dijo, ‘soy la mamá de Pablo Rago, quiero ver a Ricky’. Le avisaron y los hizo pasar”.

Pablo Rago nunca buscó ser famoso y actuaba por vocación. Carlos Calvo, en cambio, disfrutaba más de la popularidad que de actuar. “Él decía que sostuvo su carrera 10 años sin trabajar, solo con tapas de Gente, presentando novias”, contó en varias notas sobre su compañero en Amigos son los amigos, la tira de los noventa que medía 40 puntos de rating.

“Caminar con él era estar a la sombra. Tenía un reflector, no existías al lado de él. Entraba y nadie te miraba”, se sinceró en Perros de la calle. En esa nota reveló entre risas que Calvo nunca soportó que Rago no fuera su fan y que prefiriera el estilo de Ricardo Darín, su eterno rival: “El día que cumplí 18 vino a la casa de mis viejos a comer con toda la familia y quiso conocer mi cuarto. En mi pieza, yo tenía una foto de Susana Romero y otra de Darín autografiada. Se murió creyendo que se lo hice a propósito, que puse la foto para que la viera”.

Estuvo en dos proyectos que ganaron el Oscar a Mejor Película Extranjera: La historia oficial en 1986, cuando era un niño de 11 años, y El secreto de sus ojos en 2010. Rago, que soñaba con jugar al fútbol y terminó actuando de casualidad porque lo llevaron a un casting para una publicidad con 4 años y todo se dio, estaba mirando Iron Man 2 mientras transcurría la ceremonia del Oscar en 2010; contó que le aburre la entrega de premios y reveló a La Nación que nunca tuvo en sus manos la estatuilla.

“Cuando lo trajeron, que fueron a la Casa Rosada, no fui porque me dio vergüenza. Tengo que arreglar con Juan (Campanella) para ir a verlo. Al menos levantarlo y agradecerle a Hollywood”.

En paralelo al idilio que vivió por ser el protagonista de la exitosa Amigos son los amigos, a Pablo Rago lo aturdían los conflictos familiares. Según contó en LPA (América TV), la relación con su padre fue siempre difícil y estuvo marcada por una competencia constante: “Él disfrutaba de lo que me pasaba, pero a la vez no”.

A pesar de los intentos que el actor hizo por acercarse, su padre nunca mostró interés en mantener el vínculo y dejaron de tener relación: “No sé si fue conmigo o era una imposibilidad de querer de él”. Contó además que durante el velorio de su padre se quedó a solas con el cajón para despedirse y supo que no le había quedado nada más por decirle.

Tomó la drástica decisión de contraer matrimonio con Sandra Pettovello apenas cumplió la mayoría de edad, con el único propósito de escapar del pésimo vínculo que tenía con su familia, en especial con su padre. Fue la única vez que se casó: la relación duró un año y monedas, y aunque nunca más volvieron a hablar, se la recuerdan a menudo porque es ministra de Capital Humano del gobierno de Javier Milei.

“Que mi exmujer hoy sea política y se haya convertido en una de las personas más importantes del país, me supera. Mi entorno me gastó por todos lados: me mandaban notas, fotos. Más que tomarlo con humor no puedo hacer”, dijo a La Nación sobre ese vínculo roto hace más de 30 años.