El muro que rodea la casa del Pae Donato en el Cerro llama la atención. Desde afuera se pueden ver cabezas de maniquíes, figuras religiosas y varios carteles de vigilancia. Apenas el equipo de Sábado Show baja del auto, el Pae Donato abre la puerta para recibirnos y hacernos pasar. Su “oficina” es minúscula y está atiborrada de imágenes, figuras, ídolos, inciensos, velas y ofrendas. Allí es donde el Pae recibe a sus clientes, realiza los trabajos, tira las cartas, los buzios y ahora habla con Sábado Show. En esta entrevista, el Pae Donato habla de su carrera, sus participaciones en Las voces del fútbol, habla de los trabajos que ha realizado, desde las madres del baby futbol que piden que sus hijos sean los nuevos Messi, a las amantes de algunos políticos. Y cuenta detalles del trabajo que hace para Peñarol.
—¿La gente del barrio sigue evitando pasar por la puerta de tu casa?
—Sí, pero es algo que está en todos lados. Yo tengo cámaras por todos lados y me gustan los mormones que andan de a dos, y los testigos de Jeovah, cuando se acercan miran para otro lado. Mi hijo tiene compañeros de trabajo que evitan pasar por el frente y van por otra calle. Es la sugestión. Uno con eso no puede, pero me pasa en todos los órdenes de la vida. No es ningún secreto que estoy en varios medios de comunicación, y jamás me invitan a las fiestas de fin de año, tampoco a los cumpleaños o reuniones. Lo entiendo. Tengo nueve hermanas y hace dos o tres años me invitaron para el primer cumpleaños de una de mis sobrinas, y tengo como 30 sobrinos. Inclusive pasa que algunos hasta evitan hablar conmigo.
—¿Por qué llegar a tanto para no cruzarse contigo?
—Por miedo a que les diga algo que no quieran saber. Hace 31 años que vivo acá y no me hablo con los vecinos, pero las pocas veces que tuve que hablar, se armó. No podés ponerte a hablar con los vecinos porque ellos creen que, por ahí, si los insultás o algo por el estilo, los estás maldiciendo, ponele. Me puedo poner a discutir con cualquiera, pero que no sepa quién soy, sino empiezan a decirme que les está yendo mal por mi culpa, o porque les di para atrás. Ese es el tema. Creen que cuando uno opina en algo, puede ser en el fútbol, en la vida cotidiana, hace algo. A la feria voy con los brazos cruzados porque si levanto una mano, a ese le va bien y el que vende lo mismo de enfrente me va a putear porque dice que le di para adelante al otro. Es algo a lo que uno se va acostumbrando con los años.
—¿Tu trabajo es tan así como para que levantes una mano y le vaya bien a alguien?
—No, pero la gente lo cree. Igual les digo que vengan a preguntarme. Por eso la gente de Santo y Seña no va a hacer un informe sobre mí, porque les digo: “vení y preguntámelo”. Decime lo que querés saber que yo respondo de frente. Esto lo digo porque en todos los ámbitos, el fútbol, el carnaval donde también me muevo, pasa eso.
—¿Te seguís dedicando a la magia negra?
—Sí, es a lo que me dedico. Acá viene la gente de matar para arriba. Acá viene gente pesada para cosas pesadas, y son las que me gustan.
—¿A qué viene la gente?
—Acá viene gente mediocre a querer ser buena. ¿Hay posibilidad de cambiar?, sí, pero tenés que arrancarle la cabeza al que está arriba tuyo. Esa es la realidad de esto.
—Temas mediáticos has tenido varios.
—Sí, pero el último bolonqui que tuve que tuvo una repercusión bárbara, fue porque la persona me mandó en cana. Yo le digo algo en confianza y esta persona mandó un tweet diciendo que yo trabajaba para Peñarol. Yo no lo dije. Lo dije en confianza, y cuando se supo no había otra que admitirlo. Pero hace tiempo que vengo trabajando para los equipos del fútbol uruguayo. Y el que te contrata no quiere, primero decir que me contrató porque le van a decir que es un enfermo, pero todos vienen a lugares de estos. La otra vez dije en Las voces del fútbol que me han llamado madres del baby futbol.
—¿Y qué les contestaste?
—Les dije: si de mil llega uno, ¿por qué tiene que ser tu hijo? Me ha llamado gente porque quieren ser cantantes de rap. Le dije: “Pibe, en todos los órdenes de la vida tenés que tener talento para hacer algo. Es una realidad, porque sin talento no llegás a ningún lado. Podés ser bueno, malo o regular, ahora podés pasar de malo a regular con algunas ayuditas, ahora el que es bueno es bueno”.
—Cuando estás trabajando, ¿qué no te gusta que te pregunten?
—Odio que me pregunten “si tal persona me ama”. Les digo: vino al lugar equivocado porque si esa persona la amara y la quisiera, no estaría acá. Lo que hace esta línea de religión es protegerte a vos y a tu entorno. No conozco a nadie que haya pasado por acá que le haya ido mal. Lo que pasa es que le va a ir bien hasta donde le de el techo. Conozco gente que me ha dicho: “quiero estar al frente de un noticiero”. ¿Sabés qué le dije? “No te da la cabeza, pero intentalo, jugátela”. Ahora, hay gente que no tiene y cree que con “magia” lo va a lograr, y no es así. Hay gente que nació en 1 y va a morir en un 2, hay gente que nace en 1 y muere en un 9, pero es porque ya tenía el talento natural para llegar a eso.
—¿Con tus trabajos, influís en Peñarol?
—Puedo influir en algo, pero yo no soy el que juego, ni lo dirijo.
—¿Cómo funciona el trabajo?
—Es todo sugestión. Puedo darle para adelante, pero el hincha va a creer que todo depende de mí. Si fuera por eso, que me contrate Peñarol, Nacional y hago un ritual. Los mayas, cuando algo no salía como se esperaba al primero que arrancaban el corazón era al brujo. En esa época ser brujo era lo peor que había, pero la realidad sería esa.
—¿Te cayeron mucho porque Peñarol no ganó el clásico?
—No ganó pero empató, y fue algo insólito. Es parte, no perdió. Con lo que son los jugadores, fue sacar un triunfo. Eso me ha perjudicado un poco, porque la gente que viene acá llega porque me vio en portales o en algún aviso; pero ahora hay gente que viene a pedir pelotudeces, cosas insólitas.
—¿Entonces este año gana Peñarol?
—Y, sí. Te diría que tiene todo para ganar, hasta el Pae lo está apoyando, pero la verdad es que son una murga. El fútbol tiene eso. Soy hincha pero no fanático de Peñarol, y de hecho he trabajado más para Nacional que para Peñarol. Peñarol es la primera vez que me contrata porque se le venía la noche. Pero esto es año a año, el próximo puede ser de Nacional.
—¿Te han prometido mucha plata para que un trabajo salga bien?
—Han venido contratistas de fútbol que me dicen: mirá que si sale este pase tenés 10 lucas. Lo primero que les digo es: pará, primero pagame el trabajo. Se me fue, hace unos días, un dirigente de fútbol muy importante que ni la consulta me pagó.
—¿Y te han venido a ver políticos?
—Sí. El político político en sí, no. Viene mucha mujer para engancharse con el político. Vienen las amantes de los políticos. Me ha pasado que me llaman y me dicen: “soy fulana, la que vino a pedir por el diputado tal”; “soy mengana, la que vino a pedir por el senador cual”. Acá nadie me vine a pedir por un vendedor ambulante, nadie me viene a pedir por un taximetrista, son todos gerentes, todos empresarios. Nadie me viene a pedir por alguien que no tiene trabajo, sea hombre o mujer. Además pasa que normalmente estos personajes de la política jamás dejan la mujer porque tienen que repartir la mitad del campo, la mitad de los autos, las casas. Prefieren bancarse a la vieja loca de la mujer, histérica y cornuda por supuesto, y a la amante. Y la amante no es la empleada doméstica, es la hija de fulanito de tal que también tiene tantos campos. Y ha pasado que la amante es la mujer de otro compañero de bancada, algo insólito, pero son cosas reales. Mi fortuna es saber todo eso.