—¿Cómo nació tu amor por el candombe?
—Soy del barrio Palermo. Me crié entre tambores: desde niña me mezclaba entre las comparsas. Desfilé por primera vez a los 14 años y a partir de allí integré muchas comparsas y con la mayoría concursamos en el Teatro de Verano. La que estuve más tiempo fue C1080. Allí aprendí casi todo lo que sé de candombe.
—Has desfilado como bailarina y como vedette, ¿en qué rol te sentís más cómoda?
—En los dos. El rubro vedette es más competitivo y eso me gusta menos. Se da menos el compañerismo aunque yo siempre trato de aportar desde la empatía.
—¿En qué se nota la competencia?
—Hay rivalidad. O aparecer una cámara durante el desfile y se desnucan por salir en televisión. En mi caso, yo bailo para la gente. Muchas veces me dicen: “No te vi en la transmisión”. Y bueno, es que no busco la cámara. Para mí, el candombe es una fiesta que hay que disfrutar con la gente que está allí aplaudiendo y disfrutando contigo. En mi caso, cada desfile se pasa rapidísimo, por más que sean 16 cuadras. El año pasado se me rompieron y si bien tenía de repuesto, porque soy previsora, las dejé con otra persona que no la pude ubicar en la vorágine del desfile. Desfilé con las sandalias encintadas y lo disfruté a morir: veo las Llamadas como una oportunidad de goce con los demás hombres y mujeres. No hay competencia para mí.
—¿Este año vas a desfilar?
—Esta vez no porque me toca una responsabilidad como comunicadora. Voy a estar siguiendo el desfile y comentándolo para una radio. Lo estaré viviendo desde otro lugar. Me encanta mi rol como comunicadora. Me formé en periodismo y conducción. Trabajé en la CX42 en las transmisiones de Carnaval y también fui notera en Canal 2 de San Carlos. En Miami, donde he vivido esporádicamente, trabajé en Radio Miami Color. Además y volviendo al desfile, me tocó enseñar candombe en Miami a una hija de uruguayos cuyo sueño es venir a desfilar. Lo va a cumplir y yo tuve el honor de formarla.
—Hace un tiempo hubo una polémica porque Andy Vila desfiló en Llamadas sin saber bailar. ¿Cuál es tu opinión?
—Entiendo que quería darse el gusto, pero era obvio que iba a ser criticada. A mi juicio y lo dije en su momento en la radio, se tenía que haber preparado. Todos tenemos a alguien cercano vinculado al candombe. No hay excusas. Ella podría haberse instruido. Hace poco pasó algo parecido con la Miss Universo Uruguay, Carla … y mi reacción fue de molestia.
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—¿Bailó candombe?
—Sí o lo intentó. En el concurso en Estados Unidos presentó un traje típico que tenía que ver con el candombe. Luego mostraron un video en las redes oficiales donde ella quiso hacer una especie de danza que no se parecía en nada al candombe. Escribí con enojo porque siempre predico que el candombe se respeta: si lo vas a llevar a otro país como forma de representar a tu cultura me parece perfecto pero hay que llevarlo a un nivel altísimo. En este caso, la chica es hermosa, su traje también pero hubiera preferido que no bailara si no sabía o que hiciera un paso tradicional de miss. Mi posteo generó mucha repercusión porque me escribieron hasta de la organización del concurso.
—Has participado de varios certámenes de belleza y el año pasado fuiste seleccionada en Colombia como “reina internacional del oro”.
—Sí, tengo esa corona.
—¿Cómo surgió tu inquietud por los concursos?
—Soy madrina de la Fundación Paulina Luisi, del Hospital Pereira Rosell, donde acompañamos a pacientes mujeres oncológicas. Daiana, una compañera está muy vinculada al modelaje y fue ella la que me llevó a los primeros concursos. Otro amigo, Iván Alejandro, también organiza desfiles y siempre lo acompaño.
—En Colombia representaste a Uruguay...
—Sí, había sido seleccionada antes de la pandemia. El concurso se pospuso muchas veces y yo estaba en Miami. Dudé mucho de presentarme o no pero finalmente viajé. Ahí me di cuenta del poco apoyo que tienen las misses de Uruguay en relación a otros países. Las demás chicas llegaron con 20 asistentes, con maquillador, peluquero, productor… En mi caso hice todo sola. Todo es a pulmón.
—A tu juicio, ¿qué fue lo que decidió al jurado a darte la corona?
—En la pregunta final todas flaquearon en mi categoría. Preguntaron qué opinaba sobre la pena de muerte. Teníamos 30 segundos y di mi parecer desde el corazón. Más allá de que la persona recibió esa condena por un crimen seguramente abominable, también existe el derecho a la vida y a la segunda oportunidad. Creo que eso sorprendió para bien más allá de otras aptitudes que habrán analizado. No esperaba traer ninguna corona sino que fui solamente a participar y a compartir con mis compañeras.
—Tu familia vive en Miami desde 2001 y en varios tramos de tu vida residiste allá también.
—Sí. El año pasado hasta diciembre estaba en Miami, pero siempre extrañando también Uruguay. Soy de aquí y de allá.
—¿Qué te trajo de vuelta al país?
—Esta vez el amor.
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—Hace unos días se conoció tu noviazgo con el músico Gerardo Nieto, ¿cómo surgió esa historia?
—Nos conocemos hace mucho tiempo. Siempre me gustó su música y teníamos un contacto por redes sociales pero como seguidora de su trabajo, digamos. El año pasado él se separó de una persona que tenía militancia política y yo también venía de una separación. Empezamos a hablar más, a chatear y contarnos cada vez más cosas. En setiembre él hizo una gira por Estados Unidos. Yo fui a verlo a Nueva York y allí surgió el amor. Ahora quedamos en que venía a Uruguay a pasar las fiestas y acá sigo.
—¿Cuáles son los planes?
—Vamos día a día. Estamos en una etapa preciosa, conociéndonos y pasándola muy bien. Vamos paso a paso. Convivimos por estos días en Uruguay y por el momento todo marcha viento en popa.
—¿Sos de acompañarlo en sus presentaciones musicales?
—Sí, me gusta. La pasamos bien. Él también me ha acompañado. Estuvimos en las llamadas de San Baltasar, el 6 de enero y se quedó con las ganas de aprender a bailar candombe. Quizás le enseñe.
—Viene de una relación con la exdiputada Manuela Mutti y ha tenido militancia política. ¿Hablan de política?
—Sí, podemos hacer comentarios ante determinadas noticias pero yo no soy militante política.
—La diferencia de edad, de unos 14 años, ¿se nota?
—No, muchas veces no nos queda claro quién es el mayor. No se nota para nada. Congeniamos los intereses y las energías muy bien.
—¿No te genera celos su trabajo en la noche, en las fiestas?
—No, para nada. Estoy muy segura de nuestra relación. Cuando lo acompaño, soy incluso de sacar yo las fotos con sus fans. No me genera ningún ruido.