Comenta la periodista Paula Scorza que el final del 2024 fue un trago amargo que quedará como un recuerdo triste. La semana pasada, Scorza regreso a la radio (conduce 12PM en Azul FM junto a Emilio Izaguirre), y comenta que lo que más la alegró, fue el recibimiento del equipo de trabajo. De su presente, sus trabajos, la entrevista que sueña realizar y el streaming, charló Paula Scorza con Sábado Show.
—Volviste a la radio.
—Sí, volví. Trabajé en El Espectador hasta el final y ahora, con la salida de Magui Correa, me llamaron, y fue una alegría total. Volver a la radio es divino. Estoy contenta, el equipo es divino y me recibieron espectacular.
—Estás en el Canal 12, en Desayunos Informales y Telemundo, en Azul FM y también hacés streaming. ¿Falta algo?
—Sí, tengo una columna de Búsqueda (risas). Por suerte, porque el trabajo en este medio no siempre abunda. Igual, lo más lindo es que me gustan mucho todos mis trabajos. Eso no es fácil, y no es tan común pero por suerte, está pasando. Que dure.
—Tenés buenos compañeros en todos lados, menos en el streaming.
—(Risas) En ese sentido, siempre tuve mucha suerte. Desde las redacciones de Últimas Noticias en adelante, he trabajado en buenos equipos, y obviamente en el streaming, con mi esposo (Alejandro “Bicho” Amaral).
—Esta semana se pelearon un poco con Graciela Bianchi en Desayunos informales.
—Bueno, a veces pasa.
—Suelen ser incisivos con todos, pero el entrevistado vuelve, señal de que no la pasan mal.
—Sí, hemos tenido discusiones duras con entrevistados y siempre han vuelto porque en realidad, no lo agredimos ni él nos agrede. Simplemente son intercambios, porque no tenemos por qué estar de acuerdo con todo, podemos plantear una pregunta que incomode al entrevistado, o nos dan una respuesta que no nos conforma y tenemos que seguir preguntando. Pero siempre desde el respeto, porque esa es una línea que no hay que cruzar nunca.
—¿Cómo se lleva el rol de co-conductora de Desayunos con el noticiero?
—Lo que pasa es que son formatos diferentes, y el rol también es diferente. En Desayunos nuestro trabajo, sobre todo es hacer las entrevistas. A veces son tranquilas. Y a veces tienen momentos en los que hay un poco más de discusión. Pero los televidentes de Desayunos lo saben, terminamos las entrevistas y siempre está todo bien con el entrevistado, porque sabe que ese es nuestro trabajo. En el informativo, lo que haces es informar sobre determinadas noticias, pero no opinás y no tenés entrevista en vivo, salvo situaciones puntuales. Entonces es totalmente diferente, aunque los dos tienen sus desafíos.
—¿Y acá en la radio?
—El formato acá de la radio también es distinto, porque es una mezcla entre la información y la entrevista, pero más relajado. La radio te permite también un amplio espectro de cosas que podés usar.

—Tanto en radio como en televisión lo que no se puede hacer es tener un segundo en silencio, y hay que rellenar el espacio.
—Sí, cuando se cae un invitado a último momento es un problema. Porque vos ya tenías previsto el espacio, pero bueno…
—Se surfea.
—Sí, se surfea, porque temas de los que hablar, hay un montón. Trabajamos con la información, así que tenemos un poco fresco las cosas que pasan, así que sí, se surfea.
—Volviendo a Desayunos, se nota que, por más que pueda haber momentos más tensos, se divierten.
—Sí, creo que traspasa eso, que nosotros disfrutamos mucho haciendo ese programa. Y cuando disfrutas de hacer tu trabajo se nota, sea el trabajo que sea. Nosotros tenemos la suerte de poder hacer algo que nos gusta, que es de las mejores cosas que te puede pasar en la vida, que te guste tu trabajo y poder vivir de eso. Es un privilegio total.
—Comentaste que Magui Correa fue quien te había recomendado. ¿Se conocían?
—Es una divina. Nos conocíamos de la radio, yo trabajaba en El Espectador, ella en Azul que también está acá, así que nos cruzábamos, pero no éramos amigas. Tenemos una relación de compañeras de trabajo, porque nunca trabajamos juntas. La tengo muy bien considerada periodísticamente, creo que es flor de periodista, muy buena, que sale muy bien, y le gusta su trabajo. Ella me decía lo mismo. Y cuando me llamaron para venir a Azul, me dijeron que la recomendación había sido de ella, y que el equipo había estado de acuerdo. Y eso, para mí, es lo más importante. Me encanta trabajar con buenos compañeros, que todos estemos en el mismo lado, tratarnos bien, eso es fundamental.
—Te cambio de tema porque en la radio tenés colegas de todos los canales. Es raro verlos compartir micrófono cuando pueden estar a la misma hora en distintas pantallas.
—Acá somos todos amigos. Aparte se da en los canales que una persona pasa de uno a otro, y ahora incluso entre los canales se permite que se invite a gente de otro canal, por suerte. Pasa igual con los periodistas que trabajan en la calle, no importa si trabajás en el 4, 10, o el 12, la radio o el diario, se genera una convivencia. Y acá se da mucho, hay personas de todos los medios.
—Además de cinco trabajos, hay una familia. ¿Cómo se maneja todo?
—Lo que pasa es que no es que trabajo 20 horas por día. Los trabajos son de pocas horas, por eso puedo trabajar más. Y también necesito trabajar, tengo una familia. Pero como son trabajos de pocas horas, no me implican estar fuera de casa todo el día. Además, mis hijos son adolescentes y me gusta estar bastante en esta etapa especial. Los horarios me permiten estar bastante presente en mi casa. Los domingos me voy un rato, y cuando escribo la columna necesito mi tiempo, pero en casa. Parece mucho, pero en realidad no es tanto. Y con mi esposo tenemos bastante organizada la dinámica, y ellos ya son grandes, entonces el tema del cuidado es más fácil, y ellos ya tienen sus propias responsabilidades.
—El pasado fin de año fue un tanto agridulce para los dos en materia laboral. ¿Cómo lo vivieron?
—Fue feo el final del año. Lo pasamos mal, sufrimos juntos. Cerró El Espectador y terminó Santo y Seña. Y si bien se sabía cuándo iba a cerrar la radio, fue el mismo día que anunciaron lo de Santo y seña. Estuvimos tristes, porque perder un trabajo es muy triste y tenés mucha incertidumbre hacia el futuro. Pero nos apoyamos mucho y confiamos en que la cosa podía mejorar, y en esa estamos. Pero fue un fin de año difícil.
—Te cambio de tema porque el año pasado también fue tiempo de comienzos, y con tu esposo empezaron a hacer un programa de streaming. ¿De quién fue la idea?
—De Alejandro. Hacía tiempo que teníamos ganas de hacer algo juntos, pero nunca podíamos porque cuando trabajábamos en diarios, estábamos en dos distintos, y lo mismo en la televisión, en dos canales diferentes. Entonces nunca podíamos coincidir, salvo un tiempo muy cortito en Últimas noticias, en 2006, en la prehistoria. Y siempre decíamos que bueno estaría hacer algo juntos, y cuando apareció el streaming, empezamos a pensar en las posibilidades. Se le ocurrió a él y dijimos, vamos a probar. Y la verdad es que nos encanta hacerlo, lo disfrutamos mucho. Hacemos las entrevistas que nos interesan, que nos gustan, y lo vamos a hacer el tiempo que podamos.
—¿Y a quién te gustaría entrevistar, hablando de esas figuras que no suelen hablar?
—Siempre me interesa traer a los presidentes. A Lacalle Pou no lo pudimos traer, pero me hubiera gustado poder entrevistarlo. Y ahora que empieza un gobierno nuevo, haré lo posible por entrevistar a Orsi. Veremos si se me da, porque entrevistar al presidente es importante. Es la persona que dirige el destino de todos, y generalmente es el más difícil de entrevistar. Porque una cosa es ir a una conferencia o a una rueda de prensa, te digo un mano a mano. Pero es muy difícil, los presidentes dan pocas entrevistas. Veremos qué nos deparan estos cinco años, espero tener esa posibilidad.
—¿Ya tenés pensada una preguntaría para hacerle si te confirman que viene mañana?
—No, pero no duermo hasta tener bien claro lo que le voy a preguntar, porque son oportunidades que no se dan.
—¿Solo a políticos te gustaría entrevistar?
—No, saliendo de lo que es estrictamente mi trabajo, me gustaría entrevistar a Paul McCartney Ese sería el sueño cumplido. Creo que lo abrazaría más de lo que le preguntaría. Me alcanza con tenerlo cerca un rato y cantar algo juntos.