Pillo Larrea volvió a tener participación en los micrófonos de su programa Tirando paredes, y espera para febrero regresar a pleno para la temporada 15 del ciclo deportivo que va por plataformas. A poco más de un mes de haber sufrido un ACV, la recuperación ha avanzado en tiempo récord, aunque le queda camino por recorrer, en especial en el lenguaje o vocabulario.
-El viernes pasado volviste a tener participación en tu programa Tirando paredes, a casi un mes del ACV. ¿Cómo te sentiste?
-Muy bien. Fue un desafío que me planteé como meta, estar antes de fin de año. De todos modos, me falta. El ACV me vino el 23 de octubre. Cuando salí de la (Asociación) Española el 31 de octubre, no caminaba si no era con andador, y no podía hablar. No emitía un solo sonido. Después empecé de a poquito a susurrar y encontré una forma que es la de bajar varios tonos. Con un tono un poco más apagado, me equivoco menos. De todos modos sigo trabajando con la fonoaudióloga para recuperar el tono y el timbre que tenía antes.
-¿Cómo son los trabajos?
-En la mañana sobre todo. Ahí sí pongo el empeño en hablar más normalmente, pero me cansa. Además, me escucho raro. Yo hablo con alguien y siento mi voz dentro de mi cabeza como si fuera un robotito. Los ejercicios con ciertas palabras o imágenes me ayudan a reconectar con el vocabulario y la modulación que yo tenía. Hay que cosas que las estoy aprendiendo de nuevo: por ejemplo, algo que normalmente todos hacemos (o en mi caso hacía) automáticamente que es tragar saliva, ahora tengo que pensarlo porque si no, se me llena la boca de saliva y también me dificulta. La zona afectada por el ACV fue la izquierda, donde está el control del habla y el lenguaje y la movilidad del lado derecho del cuerpo.
-¿En ese aspecto físico la recuperación ha sido más rápida?
-Sí, con fisioterapia y muchos ejercicios. Estoy caminando todos los días 7 kilómetros, he vuelto a manejar y jugué algún partido de paleta. Los médicos me han dicho que es asombrosa la recuperación.
-¿Qué recordás de ese 23 de octubre?
-Estaba en mi casa en Solymar. Ya había terminado mi jornada laboral. Serían las 3 de la tarde. Estaba solo y me puse a limpiar la piscina. Cuando salí noté que me sentí mal, pero no podía identificar mucho lo que pasaba. Entré a la casa, agarré el celular que estaba en la mesada de la cocina y me senté en el sillón del living. De pronto, dentro de ese malestar, veo que mi brazo derecho se mueve como si no fuera mío. Mi reflejo fue agarrarlo con la mano izquierda y lo apreté contra mí. La segunda sensación fue que me quise levantar del sillón y no pude. El cuerpo no respondía. Agarré el celular con la mano izquierda; yo soy zurdo, pero en ese momento tampoco la controlaba bien. No podía digitar con los dedos un mensaje. Apreté para enviar un audio y no me salió la voz. Lo único que hice fue sacarme la foto, se la mandé a mi mujer (Daniela) que estaba en el trabajo. Ella, con gran intuición me puso: “¿Te sentís mal?”. Yo le puse un dedo pulgar hacia arriba y contestó: “Salgo para ahí”. En el camino llamó a la emergencia móvil. Por suerte la puerta estaba abierta y un vecino también había venido. Cuando llegó la ambulancia, la médica me hacía preguntas y yo solo podía asentir o negar con la cabeza. “Estás haciendo un ACV”, me dijo. Yo recepcionaba todo, pero no podía hablar.
-¿Qué siguió después?
-Me derivaron a la Española. Hay una medicación específica que se debe suministrar a los pacientes de ACV dentro de las tres horas del episodio y ayuda a reducir las secuelas. Por suerte me la dieron en ese tiempo. Pero si el ACV me hubiera dado media hora antes, yo estaba metido en la piscina vacía, sin teléfono. No hubiera podido salir. Y si mi mujer no se hubiera dado cuenta con la foto de lo que pasaba o no lo hubiera visto en ese momento, no sé qué podía pasar. Daniela me salvó la vida.
-Tenés 57 años y llevás una vida saludable, ¿tuviste alguna señal de lo que iba a pasar?
-No, ninguna. Yo entrenaba a nivel amateur, pero siempre tuve actividad física. No fumo, no tomo. Si bien no soy estricto con la dieta, como bien. Los médicos me han comentado que están viendo cada vez más casos de ACV vinculados al estrés. Yo no me percibía como un tipo estresado, pero es cierto que, como todos en este medio, andaba todo el día en la máquina. También me descubrieron cierta hipertensión, de la que antes no tenía conocimiento, pero tampoco era algo muy alarmante.
-¿Cómo sigue la rehabilitación?
-Seguiré con los ejercicios, enfocado, para en febrero estar volviendo para la décimoquinta temporada de Tirando paredes. Mi principal preocupación era y sigue siendo recuperar plenamente el habla y la voz, porque es mi fuente de trabajo. Vengo evolucionando bien y eso me mantiene esperanzado. Hubo una zona de mi cerebro que no recibió oxígeno por determinado tiempo. Ahí se va a formar una cicatriz y luego, poco a poco, las células va a empezar a reconectar y van a reemplazar las células muertas. Es un proceso no apto para ansiosos y yo estoy en él. El ACV es como un tsunami que te atraviesa y es imposible que salgas siendo el mismo. Yo me esfuerzo por mejorar y voy a tomarme la vida de otra manera, sin dudas.
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